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lunes, 30 de junio de 2014

834. AÍNSA** (I), Huesca: 26 de junio de 2009

1. AÍNSA, Huesca. Acceso al castillo.

2. AÍNSA, Huesca. Interior del castillo.

3. AÍNSA, Huesca. Vista de la plaza mayor hacia el castillo.

4. AÍNSA, Huesca. Otra vista de la plaza mayor.

5. AÍNSA, Huesca. Lado menor de la plaza mayor con la torre de la igl. de Sta. Mª al fondo.

6. AÍNSA, Huesca. Calle mayor de la localidad.

7. AÍNSA, Huesca. Ventanas ajimezadas de una casona de la localidad.

8. AÍNSA, Huesca. Igl. de Sta. Mª.

9. AÍNSA, Huesca. Ábside de la igl. de Sta. Mª.

10. AÍNSA, Huesca. Interior de la igl. de Sta. Mª.

11. AÍNSA, Huesca. Cripta de la igl. de Sta. Mª.

AÍNSA** (I), provincia de Huesca: 26 de junio de 2009.
   La lejana Edad Media bien documentada, la hermosa leyenda de la Cruz de Sobrarbe y el abrazo concreto y contundente de dos bravos ríos pirenaicos -el Cinca, que baja de Pineta, y el Ara, que se viene dejando caer desde las altas graderías del valle de Ordesa, se funden en una sola impresión, en el tiempo y en el espacio, cuando el viajero contempla por primera vez la Plaza Mayor de esta imponente villa medieval altoaragonesa.
   Venga de donde venga, el viajero llegará necesariamente a la villa a través del Barrio Bajo, levantado en la confluencia de los ríos Cinca y Ara y lugar de asentamiento hoy de la práctica totalidad de los comercios y los servicios de la localidad. Es la zona de expansión del casco antiguo y, como tal, carece por completo de interés más allá de lo puramente comercial u hostelero.
   La auténtica sorpresa al viajero se la reserva el historiado enclave en la parte alta del lugar, al que se accede por una calle asfaltada oportunamente señalizada. Bordeando la falda sur de su primitivo castillo -erigido en el siglo XI y de cuya factura románica tan sólo restan escasos tramos, ya que, en su inmensa mayoría, fue reedificado a finales del siglo XVI, con algunos añadidos posteriores-, el viajero se topa, casi de repente, con su impresionante Plaza Mayor*. Se trata de una gran plaza-mercado, jalonada en sus dos lados mayores de soportales medievales, quizás excesivamente urbanizada en el momento de su restauración y consiguiente declaración como conjunto histórico-artístico, pero, en todo caso, de imponente aspecto.
   De la zona oriental de la plaza parten las dos calles principales de la villa, Mayor y Pequeña, en las que se hallan algunas hermosas casonas tardomedievales, varias de ellas con interesantes portales y ventanas ajimezadas. Es en esta zona oriental donde se levanta la románica iglesia parroquial de Santa María*. Erigida en la segunda mitad del siglo XII (su consagración data de 1181), fue notablemente restaurada a finales de la década de los sesenta del siglo XX, con algunas modificaciones de dudosa ortodoxia aunque de impecable acabado. El templo es de una sola nave, con ábside semicircular y cripta inferior reedificada en el momento de la restauración de todo el edificio.
   Del antaño rico patrimonio mueble del recinto -totalmente expoliado en el transcurso de la última guerra civil-, sólo resta una talla sedente de la Virgen del siglo XIII, procedente de una vecina localidad. Los otros dos elementos de interés del conjunto son el claustro, adosado a la iglesia en el siglo XIII y profundamente reformado en el siglo XIV y en la restauración de la anterior centuria, y, sobre todo, la esbelta torre campanario-mirador de cuatro cuerpos, que a su vez cumple función de pórtico del recinto. Es de todo punto aconsejable el ascenso por esta atalaya, ya que la panorámica que se puede contemplar desde la parte superior, tanto de la urbe como del paisaje que la rodea, con la imponente Peña Montañesa a oriente, compensa con creces el pequeño sofoco de la ascención.
   A escasa distancia de la villa, en dirección noroeste, se levanta el curioso templete conocido como la Cruz Cubierta, erigido en el siglo XVII en conmemoración de la aparición de la insignia cristiana a los sobrarbeses y luego varias veces restaurado.

domingo, 29 de junio de 2014

833. JACA* (I), Huesca: 25 de junio de 2009.

1. JACA, Huesca. Portada del Ayto.

2. JACA, Huesca. Torre-campanario de la catedral.

3. JACA, Huesca. Pórtico sur de la catedral.

4. JACA, Huesca. Uno de los capiteles del pórtico de la catedral.

5. JACA, Huesca. Ventanal decorado con el típico ajedrezado jaqués, de la catedral.

6. JACA, Huesca. Ábside de la Epístola de la catedral.

7. JACA, Huesca. Bóvedas del interior de la catedral.

8. JACA, Huesca. Cúpula del crucero de la catedral.

9. JACA, Huesca. Una de las capillas de la catedral.

10. JACA, Huesca. Torre del Reloj.

11. JACA, Huesca. La ciudadela.

12. JACA, Huesca. Acceso a la ciudadela.

13. JACA, Huesca. Grupo de ciervos en el foso de la ciudadela.

JACA* (I), provincia de Huesca. 25 de junio de 2009.
   La ciudad es hoy una síntesis casi perfecta entre un apretado e intenso pasado, que ha dejado en sus notables monumentos su mejor certificado, y un presente comercial y turístico de apreciable vitalidad. Su historia, su clima y, sobre todo, su estratégica situación al pie del Pirineo, en el Camino de Santiago y junto a la frontera hispano-francesa, le conceden un carácter de ciudad híbrida de seguro atractivo para el viajero.
   La ciudad se articula y vertebra en torno a la Calle Mayor, que divide el casco antiguo en dos parroquias, la de la Catedral, al norte, y la de Santiago, al sur. En la arteria principal, eminentemente comercial, se levanta en su punto medio el bello edificio del Ayuntamiento, de sobria portada plateresca (1551), y en su término oriental, el convento de las Benitas, que custodia en su cripta el interesante sarcófago de la reina doña Sancha. Desde la Calle Mayor, siguiendo por la del Obispo, el viajero llega a la bonita plaza porticada del Mercado, en cuyo frente se levanta, desde los primeros años del siglo XI, la catedral*.
   El acceso al templo -que es Monumento Nacional desde 1931- debe acometerse, sin embargo, desde la vecina plaza de San Pedro, a la que se abre la llamada Lonja Mayor, el gran atrio de entrada al pórtico abovedado y al tímpano, rematados por un interesantísimo crismón de carácter trinitario.
   En su interior, la seo jacetana es de planta basilical de tres naves, cubiertas con bóvedas de crucería estrellada las laterales y de crucería tardogótica la central. Destaca, por su bella factura y su atrevimiento arquitectónico, la bóveda de arcos cruzados del cimborrio octogonal, pionera en su estilo a lo largo del Camino de Santiago por la incorporación de las trompas.
   En la cabecera llama la atención la pureza y sencillez del estilo románico del ábside derecho, el de la Epístola (capilla del Pilar) en fuerte contraste con el central e izquierdo, el del Evangelio (capilla de San Jerónimo), muy adulterados a lo largo del tiempo.
   El ábside mayor quedó muy enmascarado por el traslado del coro y el órgano tras el altar mayor y la decoración de la cúpula, obra de Manuel Bayeu, a finales del siglo XVIII. Bajo el ara del altar, tres urnas en plata repujada (siglo XVIII) guardan las reliquias de Santa Orosia, patrona de la ciudad -arqueta central- y de los santos Voto, Félix e Indalecio.
   De cabecera a pies, comenzando por la derecha, las capillas del Pilar, San Miguel, San Sebastián, La Anunciación, Santa Ana, La Trinidad, Santa Orosia, San Jerónimo y San Pascual Bailón jalonan el perímetro del templo, al que se abre, en el muro meridional, la puerta de acceso a la Lonja Pequeña o del Mercado, ornada con bellísimos capiteles del claustro. A este último -profundamente reformado en el siglo XVIII- se accede por la puerta abierta en el muro izquierdo y es de obligada visita ya que custodia un rico Museo Parroquial, del que forma parte, como conjunto único en su género, un Museo de Pintura Románica, con inestimables piezas y conjuntos murales de los siglos XII y XIII.
   Muy cerca del acceso principal a la catedral se halla, a poniente, rodeada por una zona verde denominada Los Glacis, la imponente ciudadela, construida por los Austrias en el momento de las guerras de religión francesas (se concluyó en 1590). De estructura pentagonal y aislada por un profundo foso, la fortaleza es hoy sede de la comandancia militar de la plaza.
   Completan el catálogo monumental la iglesia de Santiago, con algunas partes de su primitiva fábrica románica; la reconstruida ermita de Sarsa, reedificada en el llamado paseo de Invierno, la torre medieval del Reloj, -sede hoy de la Conferencia de Trabajo de los Pirineos-, la manierista iglesia del Carmen, y el esbelto puente de San Miguel, de estilo gótico y levantado sobre el río Aragón, a poniente de la ciudad.

sábado, 28 de junio de 2014

832. MONASTERIO DE SAN JUAN DE LA PEÑA** (I), Huesca: 25 de junio de 2009.

1. MONASTERIO DE SAN JUAN DE LA PEÑA, Huesca. Vista del conjunto del Mon. Antiguo.

2. MONASTERIO DE SAN JUAN DE LA PEÑA, Huesca. Igl. baja del mon. antiguo.

3. MONASTERIO DE SAN JUAN DE LA PEÑA, Huesca. Pinturas murales del mon. antiguo.

4. MONASTERIO DE SAN JUAN DE LA PEÑA, Huesca. Igl. alta del mon. antiguo.

5. MONASTERIO DE SAN JUAN DE LA PEÑA, Huesca. Panteón real del mon. antiguo.

6. MONASTERIO DE SAN JUAN DE LA PEÑA, Huesca. Otra vista de la igl. alta del mon. antiguo.

7. MONASTERIO DE SAN JUAN DE LA PEÑA, Huesca. Vista general del claustro del mon. antiguo.

8. MONASTERIO DE SAN JUAN DE LA PEÑA, Huesca. Otra visión del claustro del mon. antiguo.

9. MONASTERIO DE SAN JUAN DE LA PEÑA, Huesca. Uno de los capiteles del claustro del mon. antiguo.

10. MONASTERIO DE SAN JUAN DE LA PEÑA, Huesca. Otro capitel más del claustro del mon. antiguo.

11. MONASTERIO DE SAN JUAN DE LA PEÑA, Huesca. Otro capitel del claustro del mon. antiguo.

12. MONASTERIO DE SAN JUAN DE LA PEÑA, Huesca. Otra visión del conjunto monacal.

13. MONASTERIO DE SAN JUAN DE LA PEÑA, Huesca. Fachada de la igl. del mon. alto.

14. MONASTERIO DE SAN JUAN DE LA PEÑA, Huesca. Portada principal de la igl. del mon. alto.

MONASTERIO DE SAN JUAN DE LA PEÑA** (I), provincia de Huesca: 25 de junio de 2009.
   El viajero que llegue a este lugar se hallara, de repente, en el epicentro mismo de la cuna del Reino de Aragón. En el mismo lugar, a muy corta distancia, coexisten dos monasterios homónimos aunque no coetáneos ni parejos en su interés histórico-monumental: el Monasterio Alto (de finales del siglo XVII), situado en la campa o pradera de San Indalecio, y el Monasterio Bajo o Antiguo (de comienzos del siglo XI), oculto en el interior de una gran oquedad o cueva que la naturaleza excavó en los duros conglomerados que coronan la sierra de San Juan.
   El conjunto monacal está situado en la parte somera y septentrional de la sierra de La Peña, tramo de las llamadas Sierras Exteriores, frontera entre el valle del Aragón y el Prepirineo o Somontano. De notable altitud -con cumbres circundantes próximas a los 2.000 m-, el paraje, abierto a los vientos húmedos del Cantábrico a través de la denominada Canal de Berdún, es aún un espacio de considerable interés ecológico tanto por su fauna como por su flora. Hayas, abetos, abedules, fresnos, avellanos y muérdagos conviven con especies vegetales propias del clima mediterráneo, como pino común, jaras, tomillos y otras plantas xerófitas.
   Desaparecido el oso no hace mucho tiempo, el jabalí, gato montés, el zorro y las aves rapaces figuran entre las especies más abundantes del entorno.
   Existen dos formas diferentes para llegar en vehículo de motor a San Juan de la Peña. La tradicional o antigua, consistente en seguir la carretera A-1205 que enlaza Jaca con el pantano de La Peña por el puerto de Oroel hasta la localidad de Bernués y allí tomar la ruta local que desemboca en el Monasterio Alto. O, preferentemente, hacer uso de la antigua pista forestal -hoy asfaltada- que comunica Santa Cruz de la Serós (a donde se lleva a través de la carretera N-240 de Jaca a Puente la Reina, con desvío a 9 km de Jaca) y el Monasterio Viejo y, posteriormente, con el Nuevo.
   De no encontrarse de viaje por la A-1205, la ruta aconsejable es, sin duda, la segunda, ya que se trata de un recorrido más breve, en mejor estado de firme y, sobre todo, porque permite la visita a un lugar de obligada parada como es Santa Cruz de la Serós. El mayor inconveniente de esta ruta reside, por contra, en su mayor tráfico, cuestión notablemente molesta en temporada alta -época de frecuente movimiento de autobuses-.
   El Monasterio Antiguo* es una de las mayores joyas del románico español. Comenzó a configurarse en torno a un eremitorio fundado por el ermitaño Juan de Atarés que, al correr de los años, se convertiría en un pequeño monasterio dotado de una pequeña iglesia mozárabe. Se trata de la llamada también Iglesia Baja, consagrada en el año 920. Se halla situada en en la parte inferior del recinto, consta de dos naves separadas por pequeños arcos, a las que se accede por sendos arcos de herradura, y rematadas en ábsides rectangulares. En el año 1071, el monarca aragonés Sancho Ramírez donó el monasterio a los reformistas cluniacenses, quienes lo agrandaron ampliando la primitiva iglesia mozárabe y construyendo a su lado el dormitorio, y construyendo una segunda planta. En ella se edificó la llamada Iglesia Alta (consagrada en 1094), de una sola nave, cubierta en parte por la roca y en parte por una bóveda de cañón. Junto a la iglesia se halla el panteón de nobles, con dos filas de nichos de indudable belleza y sencillez (la parte del fondo de este recinto se remodeló a finales del siglo XVIII para construir el llamado panteón real, de escaso valor artístico respecto de su entorno). La parte más llamativa, visitada, fotografiada y sin duda más peculiar es, sin embargo, el magnífico claustro* (mediados del siglo XII, aunque concluido en el XIII) con bellísimos capiteles labrados por el Maestro de San Juan de la Peña, obras cumbres, sin duda, de la talla románica española. Todo el recinto -que debía contar con algunos cerramientos de madera, excepto el claustro- sufrió un gran incendio en 1675, causa principal del traslado de los monjes benedictinos al monasterio nuevo.
   El Monasterio Alto o nuevo está situado en mitad de la campa o pradera de San Indalecio y comenzó a construirse en octubre de 1693, para concluirse hacia 1705. Actualmente, el conjunto monástico, a excepción de la iglesia se halla prácticamente arruinado. El templo es de tres naves, con triple portada barroca e imaginería de la misma época. Fue declarado monumento histórico-artístico en 1923. A su lado, la portería fue acondicionada como hospedería y hoy constituye el único servicio modesto de restauración de atención al visitante.
   Una vez en la pradera de San Indalecio, el visitante debe acercarse, siguiendo una pequeña pista que parte en dirección norte, al llamado balcón de Pilatos*, pequeño mirador sobre un cortado rocoso desde el que se divisa una amplia panorámica del Pirineo, para cuya identificación existe una mesa semicircular que marca la dirección de los picos más elevados de la cordillera.
   Es preciso advertir, finalmente, que el lugar no cuenta ni con servicios de restauración ni con alojamiento ni cámpings, aunque se hallan próximos lugares que sí cuentan con ellos como Santa Cruz de la Serós, Santa Cilia (con un buen cámping), Puente la Reina y, lógica y muy especialmente, Jaca.

viernes, 27 de junio de 2014

831. SANTA CRUZ DE LA SERÓS* (I), Huesca: 25 de junio de 2009.

1. SANTA CRUZ DE LA SERÓS, Huesca. Vista de la población desde la ctra. que conduce al vecino Mon. de San Juan de la Peña.

2. SANTA CRUZ DE LA SERÓS, Huesca. Ermita de San Caprasio.

3. SANTA CRUZ DE LA SERÓS, Huesca. Ábside de la ermita de San Caprasio.

4. SANTA CRUZ DE LA SERÓS, Huesca. Interior de la ermita de San Caprasio.

5. SANTA CRUZ DE LA SERÓS, Huesca. Igl. de Sta. Mª.

6. SANTA CRUZ DE LA SERÓS, Huesca. Otra perspectiva de la igl. de Sta. Mª.

7. SANTA CRUZ DE LA SERÓS, Huesca. Ábside y torre de la igl. de Sta. Mª.

8. SANTA CRUZ DE LA SERÓS, Huesca. Portada de la igl. de Sta. Mª.

9. SANTA CRUZ DE LA SERÓS, Huesca. Canecillos de la igl. de Sta. Mª.

10. SANTA CRUZ DE LA SERÓS, Huesca. Interior de la igl. de Sta. Mª.

SANTA CRUZ DE LA SERÓS* (I), provincia de Huesca: 25 de junio de 2009.
   Este lugar altoaragonés, situado en las faldas de la sierra de San Juan y no lejos del magnífico monasterio de San Juan de la Peña, comparte con éste paisaje y buena parte de su historia, aunque en este caso por su ligazón a la rama femenina de la también orden benedictina. Precisamente de esta circunstancia arranca su actual topónimo, derivación sincopada de su antigua denominación: Santa Cruz de las Sorores, es decir, de las Hermanas.
   El lugar se halla a unos 16 km de Jaca, tomando un desvío que, a unos 10 km de la ciudad pirenaica, parte de la carretera a Pamplona por Puente la Reina, en la actual ruta de acceso al monasterio de San Juan de la Peña. Nada más entrar a los arrabales de la población destaca, a mano derecha, la silueta de la bellísima y recoleta ermita de San Caprasio*. Antigua iglesia parroquial erigida hacia 1060, la ermita es de una sola nave, de tres tramos y constituye un singular ejemplar del románico lombardo.
   Dentro de la población, en lugar perfectamente visible desde el acceso, se halla la iglesia de Santa María*, templo que fue del monasterio y del que es hoy la única parte conservada. Coetánea de la catedral de Jaca, fue mandada construir por la infanta doña Sancha hacia 1090 y concluida en la primera década del siglo XII. Destaca, vista desde el exterior, la rotunda robustez de su torre-campanario, con ventanas ajimezadas y el magnífico pórtico con arquivoltas de su actual única entrada. En su interior, el templo es de una sola nave y bóveda de medio cañón, con capillas añadidas posteriormente para darle un aspecto de planta de cruz latina.

jueves, 26 de junio de 2014

830. SIRESA (I), Huesca: 25 de junio de 2009.

1. SIRESA, Huesca. Monasterio de San Pedro.

2. SIRESA, Huesca. Otra perspectiva del mon. de San Pedro.

3. SIRESA, Huesca. Ábside del mon. de San Pedro.

4. SIRESA, Huesca. Fachada principal del mon. de San Pedro.

5. SIRESA, Huesca. Portada del mon. de San Pedro.

6. SIRESA, Huesca. Vista de la nave de la igl. del mon. desde la capilla mayor.

7. SIRESA, Huesca. Vista de la cabecera de la igl. del monasterio.

8. SIRESA, Huesca. Crucificado del mon.

9. SIRESA, Huesca. Imagen de la Virgen con el Niño en la igl. del mon.

10. SIRESA, Huesca. Imagen sedente de San Pedro, titular del mon.

SIRESA (I), provincia de Huesca: 25 de junio de 2009.
   Población de la Jacetania, en el valle de Hecho y según algunos historiadores, cuna del rey aragonés Alfonso I el Batallador, educado en su famoso monasterio.
   El monasterio románico de San Pedro*, una auténtica joya del estilo del Camino de Santiago cuyo soslayo por parte del viaje merece, con toda probabilidad, pena de excomunión. El templo formaba parte de un antiguo monasterio carolingio construido hacia el año 833. Es una construcción románica (ss. XI-XII) de inusual envergadura, y la parte más antigua es la entrada. Posee una sola nave cubierta con bóveda de cañón, un crucero y un ábside semicircular abovedado sobre una cripta. El exterior se caracteriza por la existencia de unos enormes contrafuertes intercalados por ventanales con derrame interior. Frente a la iglesia se extienden un pequeño prado y parte del núcleo de Siresa, con calles empedradas y grandes casonas.