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viernes, 31 de julio de 2015

1230. BOÍ* (I), Lérida: 15 de agosto de 2011.

1. BOÍ, Lérida. Puerta de la muralla.

2. BOÍ, Lérida. Torre y cabecera de la igl. de Sant Joan de Boí.

3. BOÍ, Lérida. Pinturas del acceso a la igl. de Sant Joan de Boí.

4. BOÍ, Lérida. Interior de la igl. de Sant Joan de Boí.

5. BOÍ, Lérida. Otra perspectiva del interior de la igl. de Sant Joan de Boí.

6. BOÍ, Lérida. Detalle del interior de la igl. de Sant Joan de Boí.

7. BOÍ, Lérida. Otra imagen más de las pinturas románicas de la igl. de Sant Joan de Boí.

BOÍ* (I), provincia de Lérida: 15 de agosto de 2011.
   Junto a Taüll, se sitúa en un pequeño valle colateral a la Vall de Boí, surcado por las aguas impetuosas del río Sant Martí.
   Tuvo Boí un importante castillo, del que nos queda documentación pero no restos, y se defendió con una muralla, de la que aún queda algún lienzo, una torre, y una puerta por la que todavía hoy se accede al núcleo antiguo de la población desde la aglomeración hostelera que existe al pie de la carretera.
   Un poco arrinconada por los edificios modernos, que la superan en altura y volumen, se encuentra la iglesia de Sant Joan de Boí, construcción románica de los siglos XI y XII. El campanario fue al parecer destruído y su reconstrucción fue tardía, lo que explica la diferencia entre las ventanas de los niveles inferiores y superior. El resto, salvo algunas modificaciones en el barroco, corresponde a la primera etapa constructiva, junto a las iglesias de Taüll.
   La planta consta de tres naves separadas por arcos y un ábside central rectangular y dos absidiolos. La riqueza mayor de esta iglesia son las pinturas románicas que se encontraron en ella y que recubrían su interior por completo, pinturas que se pueden contemplar en el Museo de Arte de Cataluña.

jueves, 30 de julio de 2015

1229. TAÜLL* (I), Lérida: 15 de agosto de 2011.

1. TAÚLL, Lérida. Cabecera con el triple ábside, y torre de la igl. de Sta. Mª.

2. TAÜLL, Lérida. Torre campanario de la igl. de Sta. Mª.

3. TAÜLL, Lérida. Nave central de la igl. de Sta. Mª.

4. TAÜLL, Lérida. Virgen con el Niño y Adoración de los Reyes en el ábside central de la igl. de Sta. Mª.

5. TAÜLL, Lérida. Arranque de la torre en el interior de la igl. de Sta. Mª.

6. TAÜLL, Lérida. Igl. de Sant Climent.

6. TAÜLL, Lérida. Otra perspectiva de la igl. de Sant Climent.

7. TAÜLL, Lérida. Triple ábside de la igl. de Sant Climent.

8. TAÜLL, Lérida. Nave central de la igl. de Sant Climent.

9. TAÜLL, Lérida. Una de las columnas del interior de la igl. de Sant Climent.

10. TAÜLL, Lérida. Pantócrator del ábside central de la igl. de Sant Climent.

11. TAÜLL, Lérida. Grupo de apóstoles en el ábside central de la igl. de San Climent.

12. TAÜLL, Lérida. Otra vista del interior de la igl. de Sant Climent.

TAÜLL* (I), provincia de Lérida: 15 de agosto de 2011.
   Entidad poblacional perteneciente al municipio de La Vall de Boí, profundo valle pirenaico, bien defendido por picos de gran altura y dueño de sí mismo como pequeño condado independiente, floreció el arte románico a principios del segundo milenio con un esplendor que aún hoy, es capaz de sobrecoger y emocionar al visitante.
   No sólo dos iglesias tuvo Taüll (1482 m), sino tres. La tercera no llegó a acabarse pues un fuerte desplazamiento de tierras anegó las obras y obligó a su abandono. El mismo desastre afectó a Sant Climent, donde los trabajo sí se reanudaron, siendo visibles claramente las dos etapas de construcción.
   En el extremo superior de la localidad, junto a su núcleo más antiguo, está la iglesia de Santa María (siglo XII), templo dedicado al culto. De la planta lo más destacable es el campanario, que no está adosado al muro, como es habitual, sino que sale del cuerpo mismo de la iglesia. Consta de tres naves y tres ábsides y la pintura de paredes y columnas es también lo más destacado.
   Las pinturas originales fueron extraídas de todos estos templos aplicando un lienzo impregnado en cola soluble que arranca el revoque y con él la superficie decorada. En su lugar lo que se contemplan son copias. Las pinturas murales más relevantes de Santa María son el ábside y la cara interior del pórtico, donde lucía unas espléndidas imágenes del Juicio Final. Tres son los rasgos estructurales que organizan la pintura románica: las "franjas" donde se cuenta la historia sagrada como en viñetas, las "formas circulares" que simbolizan la perfección, y la "simetría".
   En el ábside de Santa María se contempla, en la franja superior, la Virgen con el Niño, figuras insertas en un círculo, en la Adoración de los Reyes, Melchor queda a la izquierda, en gesto de adelantarse, y Gaspar y Baltasar a la derecha, más reunidos, para guardar las leyes de la simetría. En la franja inferior está el Colegio Apostólico y la obra concluye con varios elementos decorativos.
   En el extremo inferior de Taüll se encuentra situada la joya indiscutible del arte románico de la zona, la iglesia de Sant Climent**, consagrada el 10 de diciembre de 1123. Es la única iglesia del valle que se puede visitar con un amplio horario, previo pago de una mínima entrada.
   En la parte exterior destaca su espléndido campanario, junto al muro sur, de planta cuadrada y seis pisos de altura, todos ellos con ventanas geminadas a los cuatro vientos, salvo el primero, que tiene una, y el tercero, que es triple. Desde el interior de la iglesia se puede acceder hasta el último nivel del campanario.
   Su decoración tiene los típicos elementos del gusto lombardo, pues seguramente fue construida por maestros de esa región italiana, como son las bandas y los arquitos ciegos sobrepuestos a la piedra sillar, y los frisos en forma de dientes de sierra que separan los niveles. Este campanario está perfectamente alineado, a lo largo del valle, con los de Sant Joan de Boí y Santa Eulàlia de Erill-la-Vall.
   En la parte exterior se distinguen los dos niveles de construcción, debidos a que un desplazamiento de tierras alterara los trabajos. El sillar del nivel superior es de mejor factura que el sillarejo del inferior.
   Pasando al interior, se observa que la cubierta de la nave es de madera y pizarra a dos aguas, es decir, que sus primitivos constructores no dominaban suficientemente la técnica como para dotarla de una bóveda de piedra. Esta circunstancia ha motivado a lo largo de los siglos el corrimiento de los muros, visible en los dos templos de Taüll.
   La planta consta de tres naves y tres ábsides. Las columnas que separan las naves están decoradas con uno o dos collares en forma de dientes de sierra, unas tienen basa y otras no. Lo que más llama la atención son, claro, las pinturas. Quedan trazos del decorado original en las columnas más próximas al ábside y sobre el absidiolo de la izquierda (la figura de un animal fantástico). El resto son copias.
   El ábside está presidido por la figura del Pantócrator en actitud de bendecir, está inserto en una circunferencia y tanto el pelo como la barba (símbolo medieval del poder) están exquisitamente trabajados. Le rodean los cuatro Evangelistas con sus respectivos atributos animales (ángulo superior izquierdo; San Mateo; debajo: San Marcos con el león; ángulo superior derechos: San Juan  con el águila; debajo: San Lucas con el toro). En la franja inferior están los Apóstoles con María. Cabe añadir que este templo está orientado hacia el este, hacia levante, en dirección a la Tierra Santa, como todos los de la comarca, de modo que a la salida del sol sus rayos iluminan el ábside.

miércoles, 29 de julio de 2015

1228. LÉRIDA - LLEIDA* (II), capital: 14 de agosto de 2011.

22. LÉRIDA, capital. Plaça de Sant Joan.

23. LÉRIDA, capital. Un rincón de la plaça de la Paeria.

24. LÉRIDA, capital. Fachada del Ayto. o Palau de la Paeria.

25. LÉRIDA, capital. Seu Nova.

26. LÉRIDA, capital. Igl. de Sant Llorenç.

27. LÉRIDA, capital. Portada de la igl. de Sant Llorenç.

LÉRIDA - LLEIDA* (II), capital de la provincia: 14 de agosto de 2011.
Un paseo por la ciudad histórica
   El recorrido por la Lérida antigua puede partir desde su centro, la plaça de Sant Joan, que posee un peculiar emplazamiento. La ciudad creció durante siglos apiñada entre la colina de la Seu y el río, dibujando un plano estrecho y largo. La imagen de la zona mudó  completamente durante los años setenta con el derribo completo del barrio más céntrico de la ciudad vieja, el popular Canyeret. En su lugar se han construido edificios modernos. También la urbanización actual de la plaça de Sant Joan es reciente: una gran extensión abierta flanqueada por un mobiliario urbano de líneas modernas y estilizadas.
   Antaño la plaza estuvo porticada, y una parte de esos porches se han mantenido en el arranque del Carrer Major, espina dorsal, con los distintos nombres que adopta, de la Lérida antigua. Lo primero que el paseante se encuentra al circular por ella es, en una placita a la izquierda, el Ayuntamiento o Palau de la Paeria. Se trata de un notable ejemplo del románico civil catalán. Fue construido en el siglo XIII y desde 1383 alberga la paeria o gobierno municipal. La fachada principal fue totalmente reformada con criterios neomedievalistas, en 1927.
   Un poco más adelante aparece en el mismo costado la plaça de Sant Francesc, que comunica esta arteria de intramuros con una zona de amplias avenidas (de Blondel y de Madrid), trazadas sobre los terrenos ganados al Segre durante los años cincuenta. Unos metros después confluye, por la derecha del Carrer Major, el carrer de Cavallers, eje del barrio que asciende por la ladera occidental hacia la Seu Vella. En esta calle se encuentra el Museu d'art Jaume Morera, dedicado al arte moderno, que ocupa un antiguo convento de estilo barroco.
   De nuevo en la calle mayor se alcanza enseguida la plaça de la Catedral, donde se miran frente a frente la Seu Nova y la fábrica gótica del antiguo hospital de Santa María, del siglo XV, un gran caserón de planta cuadrada organizado en torno a un magnífico patio central. Cuenta este patio con una galería superior, la de la planta noble, de arcos apuntados y una curiosa escalera gótica cuyo tramo largo asciende por el interior de la crujía. Sobre la puerta principal, dovelada, hay una imagen de la Virgen bajo un dosel gótico.
   Enfrente se construyó siglos más tarde, cuando cesa el culto en la Seu Vella tras su conversión en cuartel, una nueva catedral.
   Las obras de la Seu Nova se iniciaron en 1761 y el templo fue consagrado veinte años más tarde. Es un edificio neoclásico de tres naves cuyos dos laterales continúan por un amplio deambulatorio en torno al presbiterio. Los pilares estriados lucen capiteles corintios. Una parte importante de su riqueza escultórica fue destruida en 1936.
   Junto a los muros de Seu Nova nace el carrer de l'Almodí Vell, que sigue en dirección a la iglesia de Sant Llorenç, que pertenece como la Seu Vella, a la escuela románica ilerdense del siglo XIII.
   Su planta presenta una nave central románica, cerrada por un ábside semicircular y cubierta en periodo de transición con bóveda apuntada, y dos naves laterales góticas con sus respectivos ábsides poligonales. En la fachada exterior destaca la puerta de entrada y la torre octogonal del campanario. En su interior se conservan varios retablos de piedra y sepulcros góticos, así como algunas tallas de los siglos XIV y XV.

Enlace a la Entrada anterior de Lérida - Lleida*:

martes, 28 de julio de 2015

1227. LÉRIDA - LLEIDA* (I), capital: 14 de agosto de 2011.

1. LÉRIDA, capital. Puerta de las murallas.

2. LÉRIDA, capital. Castell del Rei.

3. LÉRIDA, capital. La Seu Vella.

4. LÉRIDA, capital. Nave central de la Seu Vella.

5. LÉRIDA, capital. Nave del crucero de la Seu Vella.

6. LÉRIDA, capital. Cimborrio de la Seu Vella.

7. LÉRIDA, capital. Uno de los ábsides de la cabecera de la Seu Vella.

8. LÉRIDA, capital. Capiteles del interior de la Seu Vella.

9. LÉRIDA, capital. Decoración pictórica de una de las capillas de la Seu Vella.

10. LÉRIDA, capital. Crucificado en la Seu Vella.

11. LÉRIDA, capital. Claustro de la Seu Vella.

12. LÉRIDA, capital. Esquina de las pandas del claustro de la Seu Vella.

13. LÉRIDA, capital. Detalle de una de los ventanales del claustro de la Seu Vella.

14. LÉRIDA, capital. Vista de la ciudad desde el mirador del claustro de la Seu Vella.

15. LÉRIDA, capital. Detalle de un friso decorativo del claustro de la Seu Vella.

16. LÉRIDA, capital. Portada plateresca en el clausto de la Seu Vella.

17. LÉRIDA, capital. Puerta de l'Anunciata y cabecera de la Seu Vella.

18. LÉRIDA, capital. Detalle de la puerta de l'Anunciata, de la Seu Vella.

19. LÉRIDA, capital. Puerta dels Fillols de la Seu Vella.

20. LÉRIDA, capital. Detalle de la puerta dels Fillols de la Seu Vella.

21. LÉRIDA, capital. Torre campanario de la Seu Vella.

LÉRIDA - LLEIDA* (I), capital de la provincia: 14 de agosto de 2011.
   Los viajeros de todas las épocas han ensalzado los dos accidentes geográficos emblemáticos de la ciudad: una solitaria colina, coronada por la catedral, en la ribera del río Segre.
   Sea de mañana o por la noche, el viajero que se acerca a Lérida sabe, desde que atisba la ciudad en la lejanía, que el interés primordial de su visita se centra en su catedral. El trazado urbano rodea como un fiel anillo esta colina que la vieja iglesia corona con rotundidad. Al sur y por poniente se apiña la ciudad histórica, con algunos monumentos de interés; al norte se extienden los barrios modernos.
La vieja catedral como símbolo
   El topónimo más antiguo de la ciudad, el nombre ibérico de Iltirda, ya significaba, al parecer, "villa fortificada", y aunque se sucedieran las civilizaciones por el lugar, ese carácter de plaza fuerte se mantuvo inalterable en el curso de los siglos hasta época reciente. Fue castro prehistórico, campamento romano, alcazaba árabe, fortificación medieval y desde el siglo XVIII hasta 1947, incluyendo la catedral, fue cuarte militar. De todas esas épocas se conservan vestigios de los fuertes muros que la defendieron y que en la actualidad, principalmente la muralla y sus cuatro baluartes del XVIII, rodean el recinto monumental presidido por la Seu Vella.
   Sobre una peña al norte de la catedral, denominada Roca Sobirana, se alzó la zuda árabe, después Castell del Rei. Del alcázar sarraceno, levantado en el siglo IX, apenas quedan restos, y de la fortaleza medieval se conserva únicamente el ala sur, pues la explosión de un polvorín en 1812 arruinó la mayor parte del edificio.
   De todo este conjunto histórico sobresale la figura poderosa y rotunda de la Seu Vella**, símbolo perenne de la ciudad. El templo, que debía sustituir una primitiva iglesia románica, empezó a levantarse el año 1203 bajo la dirección de Pere de Coma, primer maestro de obra y autor de los planos. La fábrica es de concepción románica, de hecho tal vez constituya el broche final a la ingente y rica tradición de este estilo en Cataluña, pero el remate de los trabajos luce el sello ojival de una nueva época. La planta, plenamente románica, consta de tres naves, una nave crucero transversal y una cabecera con cinco ábsides. El espacio más interesante del interior es sin duda el creado por el cimborrio. Cuatro espléndidos arcos torales sostienen una estructura de trompas cónicas que permiten el paso a una cúpula de planta octogonal. Una serie de vanos abiertos a doble muro, en una suerte de linterna, permite la entrada triunfal de la luz sobre el crucero.
   Es la Seu Vella un templo muy luminoso. Junto al cimborrio, la luz acude por sus tres rosetones, uno en la fachada principal y otros dos en los brazos del crucero, y por los hermosos ventanales románicos sobre los muros y el ábside. La cubierta de las naves culmina en una bóveda apuntada, signo del gusto gótico que se imponía a finales del siglo XIII.
   Especial atención merece la decoración escultórica de los capiteles, algunos de notable factura e interés artístico. Una parte muestra relieves historiados con leyendas clásicas y míticas, pasajes del Antiguo Testamento o del Evangelio; otra serie ofrece un rico tallado de inspiración ornamental. El recorrido por el interior se completa con la visita a las diferentes capillas que componen su perímetro.
   Por una puerta en la fachada oeste se accede al impresionante claustro gótico. El hecho infrecuente de que que ocupe la cara principal del templo, sin duda situación obligada por razones de espacio en la entonces densa cima de la acrópolis leridana, llevó a sus constructores a imaginarlo como un gran mirador sobre la llanura agrícola. Y eso es exactamente lo que construyeron, un mirador de dimensiones grandiosas.
   Las obras se iniciaron al acabar la basílica por la galería adosada a ésta, y tras una interrupción se continuaron en pleno siglo XIV. Pese a que el calado gótico de las extraordinarias ojivas va ganando en complejidad en las sucesivas alas, existen elementos que proporcionan una gran unidad a la obra, como el friso que forman el conjunto de capiteles diestramente labrados. En la crujía norte destacan dos puertas platerescas (siglo XVI). El patio que enmarca el claustro forma un agradable jardín con unos abetos, un ciruelo, un laurel y un rosal.
   Ya en el exterior de la  Seu, cabe admirar sobre todo las puertas que se abren a mediodía, de cara al valle del Segre. La puerta de l'Anunciata se encuentra en el extremo del crucero, y la magnífica puerta dels Fillols al otro lado de la capilla gótica que media entre ambas. Estos dos pórticos románicos constituyen el ejemplo máximo de lo que se ha denominando Escuela Ilerdense, caracterizada por la fructífera fusión artística de las dos religiones encontradas en el siglo XIII, la de los árabes vencidos y la de los cristianos vencedores. La confluencia de los estilos cuajó en esas hermosas filigranas que decoran las arquivoltas románicas. Otra característica propia de esta escuela fue la de abrir la puerta en un cuerpo cuadrado que sobresale del muro, de modo que los arcos en degradación ofrezcan una idea de mayor profundidad.
   En un ángulo del conjunto catedralicio se erigió la torre del campanario (siglo XV) con planta octogonal y dimensiones tan generosas como las del claustro. La visita puede concluir con la contemplación casi aérea de la ciudad actual y del valle del Segre desde tan privilegiado mirador, a 60 m de altura. 

lunes, 27 de julio de 2015

1226. MEDINACELI* (II), Soria: 14 de agosto de 2011.

12. MEDINACELI, Soria. Arco del Triunfo.

13. MEDINACELI, Soria. Otra perspectiva del arco del Triunfo.

14. MEDINACELI, Soria. Alhóndiga.

15. MEDINACELI, Soria. Plaza Mayor.

16. MEDINACELI, Soria. Palacio de los duques de Medinaceli.

17. MEDINACELI, Soria. Colegiata de Sta. Mª.

18. MEDINACELI, Soria. Portada de la colegiata de Sta. Mª.

19. MEDINACELI, Soria. Ermita del Humilladero.

20. MEDINACELI, Soria. Interior de la ermita del Humilladero.

MEDINACELI* (II), provincia de Soria: 14 de agosto de 2011.
   De la presencia romana Medinaceli conserva, además de algunos restos de la muralla y de la antigua calzada, su célebre arco del Triunfo* (siglos II y III), cuya triple arcada lo convierte en un ejemplo único en España. Puede considerarse como la joya arquitectónica del lugar, aunque lamentablemente en esta fecha se encontraba en restauración. Del recinto árabe, en la llamada Villavieja, apenas permanecen en pie algunos lienzos y torreones restaurados del castillo de la Villavieja, y una puerta que es el observatorio más apropiado para contemplarlos. A través de ella se accede a la antigua alhóndiga, situada en los soportales de la muy castellana Plaza Mayor, en uno de cuyos extremos se levanta el palacio de los duques de Medinaceli, elegante edificio del siglo XVIII.
   Sus calles se encuentran bien empedradas, repletas de mansiones, algunas completamente en ruinas, pero decoradas con múltiples escudos y protegidas por excelentes enrejados. La colegiata de Santa María, obra gótica del siglo XVI, con interior de amplia nave única y Capilla Mayor pentagonal, convertida en panteón de los duques.
   También hay que destacar el beaterio de San Román, de extraña planta y carente de presbiterio y ábside, dicen que fue sinagoga de la importante comunidad hebrea que aquí tuvo asiento.
   Otro edificio de cierto interés es el monasterio de Santa Isabel, habitado por monjas clarisas.

Enlace a la Entrada anterior de Medinaceli*: