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32. TARRAGONA, capital. El Anfiteatro romano. |
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33. TARRAGONA, capital. Fachada principal de la Catedral de Sta. Tecla. |
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34. TARRAGONA, capital. Sarcófago paleocristiano embutido en la fachada principal de la catedral de Sta. Tecla. |
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35. TARRAGONA, capital. Jambas de la portada principal de la catedral de Sta. Tecla. |
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36. TARRAGONA, capital. Nave central de la catedral de Sta. Tecla. |
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37. TARRAGONA, capital. Bóveda de la cap. mayor de la catedral de Sta. Tecla. |
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38. TARRAGONA, capital. Nave lateral de la cat. de Sta. Tecla. |
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39. TARRAGONA, capital. Uno de los retablos de la cat. de Sta. Tecla. |
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40. TARRAGONA, capital. Una de las capillas barrocas de la cat. de Sta. Tecla. |
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41. TARRAGONA, capital. Pinturas murales en la cat. de Sta. Tecla. |
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42. TARRAGONA, capital. Calvario gótico de la cat. de Sta. Tecla. |
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43. TARRAGONA, capital. La nave central de la cat. de Sta. Tecla desde el coro. |
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44. TARRAGONA, capital. Órgano de la cat. de Sta. Tecla. |
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45. TARRAGONA, capital. Cúpula sobre el cimborrio del crucero de la cat. de Sta. Tecla. |
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46. TARRAGONA, capital. Retablo mayor de la cat. de Sta. Tecla. |
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47. TARRAGONA, capital. Retablo de alabastro de la cat. de Sta. Tecla. |
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48. TARRAGONA, capital. Sarcófago del arzobispo Joan d'Arago en la cat. de Sta. Tecla. |
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49. TARRAGONA, capital. Crucificado barroco de la cat. de Sta. Tecla. |
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50. TARRAGONA, capital. Techo de una de las estancias de la cat. de Sta. Tecla. |
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51. TARRAGONA, capital. Arca de Sta. Tecla en la cat. homónima. |
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52. TARRAGONA, capital. Otro de los retablos barrocos de la cat. de Sta. Tecla. |
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53. TARRAGONA, capital. Otro de los retablos góticos de la cat. de Sta. Tecla. |
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54. TARRAGONA, capital. Una de las pandas del claustro de la cat. de Sta. Tecla. |
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55. TARRAGONA, capital. Vista del claustro de la cat. de Sta. Tecla. |
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56. TARRAGONA, capital. Otra visión del claustro y ábside de la cat. de Sta. Tecla. |
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57. TARRAGONA, capital. Pinturas del Museo Diocesano de la cat. de Sta. Tecla. |
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58. TARRAGONA, capital. Base de cruz del Museo Diocesano de la cat. de Sta. Tecla. |
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59. TARRAGONA, capital. Pieza musulmana del Museo Diocesano de la cat. de Sta. Tecla. |
TARRAGONA** (IV), capital de la provincia: 7 de marzo de 2018.
Tres son los atractivos fundamentales de Tarragona: los importantes vestigios de época romana, el núcleo histórico y medieval, y un sector más moderno vertebrado por su Rambla. La ciudad se ha desarrollado escalonadamente desde la cima de un promontorio de 69 m de altura, coronado por la catedral, hasta el puerto. En la parte superior está ubicada la ciudad antigua, todavía cercada por el perímetro murado que trazaron los romanos. En medio se halla el centro de la ciudad actual, y en la zona inferior se sitúa el barrio portuario y marinero.
El passeig de les Palmeres en honor a los árboles que lo adornan, que conduce hacia uno de los núcleos principales de monumentalidad romana.
Al final de este paseo se puede admirar desde arriba la inconfundible silueta elíptica del anfiteatro** romano. Este recinto fue inaugurado a inicios del siglo II d.C., extramuros de la urbe y muy cerca de la playa, de tal forma que sus constructores aprovecharon, según era costumbre, el fuerte desnivel para excavar en la propia roca una parte importante de la gradería.
El anfiteatro era el lugar que los romanos destinaban a la celebración de ciertos espectáculos, en especial los combates entre gladiadores y la lucha con animales salvajes.
El espectáculo se desarrollaba sobre un óvalo central, denominado arena. Bajo la arena existían varios corredores cubiertos, aún visibles, las fosas, donde se alojaban los artificios escenográficos.
Un muro de unos 3 m, el podio, separaba la arena de las gradas y éstas, donde se acomodaba el público, estaban separadas en tres sectores bien definidos, un inferior y privilegiado (3 gradas), otro intermedio (10 gradas) y el superior, más popular (11 gradas).
Para conmemorar el martirio de un obispo cristiano, ocurrido en el siglo III, se levantó en época visigoda una basílica (siglo VI) de la que se conservan los cimientos. Sobre este edificio se construyó en el siglo XII la iglesia románica de la Mare de Déu del Miracle, cuyos muros en ruinas aún se pueden contemplar sobre la arena del anfiteatro.
Al salir de la acera porticada el visitante encara una escalinata sobre la que se alza majestuosa la fachada de la catedral**. La imagen recuerda la figura de la catedral de Gerona, aunque en esta caso el conjunto tenga un carácter menos monumental. Sobre la escalinata se abre el pla de la Seu, pequeña plaza de gran carácter histórico y monumental, pues junto a la fachada gótica se encuentran el palacio de la Cambreria, unido a aquella por la cara de poniente, y la casa Rectoral. Iniciada en el último cuarto del siglo XII, la catedral presenta una planta románica; a este periodo corresponde la construcción del ábside y las puertas laterales.
El resto del edificio, levantado lentamente durante los siglos XIII e inicios del XIV, fue concluido en estilo gótico. El espacio interior está dividido por tres naves con crucero, ábside y capillas laterales. Entre las obras de arte que se alojan en el templo destacan las situadas en el presbiterio: el frontal del altar mayor, con bajorrelieves románicos que ilustran sobre el mármol escenas de la vida de Santa Tecla (siglo XIII); el sarcófago del arzobispo Joan d'Aragó, con una estatua yacente; y el retablo mayor, obra del siglo XV en la que trabajó el maestro Pere Joan (1394-1458). Merece la pena también citar las capillas góticas de Santa María dels Sastres y la de Sant Miquel. En el ángulo formado por el brazo septentrional del crucero y el ábside se encuentra el claustro, de gran planta prácticamente cuadrada. Cada galería está formada por una serie de amplias arcadas apuntadas que contienen, cada una, tres arcos de medio punto sobre columnas dobles y, encima, dos óculos. Los capiteles están labrados con motivos vegetales y fantásticos. Al igual que la catedral, su claustro tiene una estructura románica, pero una conclusión gótica. De este conjunto claustral sobresale el pórtico románico por el que se accede al templo y algunas capillas, como la del Corpus Christi, que en su origen fue la sala capitular, obra románica de transición.
El Museu Diocesà de la catedral conserva un fondo artístico notable, tanto por su número como por su casualidad. De hecho la visita a la catedral y su museo se inicia por el claustro, al que se accede dando la vuelta al edificio por una calle lateral que está bien indicada. Ante la fachada principal de la seo nace el Carrer Major, columna vertebral de la ciudad medieval, pues de hecho la divide en dos bloques similares. Actualmente es ésta una atractiva vía de paseo y también comercial, en la que estuvo el Ayuntamiento desde el siglo XV hasta el XIX.
Textos de:
CILLERUELO, José Ángel; MARTÍNEZ I EDO, Xavier. Guía Total: Cataluña. Ed. Anaya. Madrid, 2006.
Enlace a la Entrada anterior de Tarragona**:
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