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sábado, 31 de agosto de 2019

2722. CÁDIZ* (XLVIII), capital: 7 de julio de 2018.

287. CÁDIZ, capital. Interior de la igl. conventual de San Agustín.
288. CÁDIZ,capital. Retablo de Ntra. Sra. de la Amargura, de la Hdad. de la Humildad, en la igl. conventual de San Agustín.
289. CÁDIZ, capital. El Stmo. Xto. de la Humildad y Paciencia, en su paso procesional, en la igl. conventual de San Agustín.
290. CÁDIZ, capital. El paso del Stmo. Xto. de la Buena Muerte, en su paso procesional, en la igl. conventual de San Agustín.
291. CÁDIZ, capital. El Stmo. Xto. de la Buena Muerte en su paso, en la igl. conventual de San Agustín.
292. CÁDIZ, capital. Detalle del Stmo. Xto. de la Buena Muerte, en la igl. conventual de San Agustín.
293. CÁDIZ, capital. El Stmo. Xto.de la Humildad y Paciencia en su paso, en la igl. conventual de San Agustín.
294. CÁDIZ, capital. El Stmo. Xto. de la Humildad y Paciencia, desde otra perspectiva, en la igl. conventual de San Agustín.
295 CÁDIZ, capital. Grupo de la Sgda. Familia en una de las capillas de la igl. conventual de San Agustín.
296. CÁDIZ, capital. El retablo de San Nicolás de Tolentino, en la igl. conventual de San Agustín.
297. CÁDIZ, capital. Mª Stma. del Mayor Dolor en besamanos, en su capilla de la igl. conventual de San Agustín.
CÁDIZ* (XLVIII), capital de la provincia: 7 de julio de 2018.
Convento de San Agustín
   El Convento de San Agustín, fundado en 1617, ha sufrido diversas reformas a lo largo de su historia. Las dependencias conventuales, que fueron exclaustradas en el siglo XIX y actualmente están ocupadas por un Instituto de Secundaria, se organizan en torno a un claustro. Presenta planta cuadrada con tres cuerpos, el primero con arcos de medio punto, sustentados por columnas toscanas de mármol, reflejando todo el conjunto el gusto decorativo de la segunda mitad del siglo XVII.
   Construida en la primera mitad de dicho siglo, la iglesia presenta planta de cruz latina, inscrita en un rectángulo con tres naves. La nave principal tiene cinco tramos, separados por pilastras toscanas y sobre las naves laterales se disponen tribunas abiertas a la principal por medio de balcones; se cubre con bóveda de medio cañón con lunetos y arcos fajones, mientras que las laterales presentan bóvedas de aristas. En el crucero se dispone una cúpula de media naranja con lunetos sobre pechinas; el coro, situado en alto, ocupa los dos primeros tramos de la nave.
   En la fachada principal se abre una portada de mármol, mandada construir en Génova por el vasco Sancho de Urdanibia en 1647, cuyas trazas pueden obedecer a un diseño de Alejandro de Saavedra. Se articula en dos cuerpos; el primero tiene pilastras pareadas de fuste cajeado, que sustituyen los capiteles por ménsulas, y está rematado por frontón curvo roto, que alberga un segundo cuerpo centrado por una hornacina con la imagen de San Agustín, rematándose el conjunto por frontón triangular. Al lateral derecho se abre otra puerta secundaria, también en mármol, de sencilla composición con la imagen de San Nicolás de Tolentino.
   Todo el interior presenta hoy gran sobriedad, como resultado de una sustancial reforma realizada en época neoclásica, si bien se pueden observar algunos restos de la primitiva decoración barroca, a base de yeserías en la cúpula y en el sotocoro. Casi todos los retablos corresponden también a la citada reforma. El mayor, de elegantes formas academicistas, fue realizado a partir de 1783 por Pedro Ángel Albisu, autor a quién también se atribuyen el resto de los retablos neoclásicos de la iglesia. Está realizado en madera policromada imitando mármoles, constando de un cuerpo dividido en cinco calles por grandes columnas y pilastras compuestas de fuste estriado. En los laterales se sitúan pinturas de Domingo Álvarez Enciso, que representan escenas de la vida de Santa Rita y San Agustín y tallas de santos de la orden agustiniana, que, al igual que las situadas en el ático, pertenecieron al anterior retablo y fueron realizadas en 1666 por Alonso Martínez, aunque aparecen repintadas imitando bronce dorado. En la hornacina central se sitúa una imagen contemporánea de la Virgen del Buen Consejo. El conjunto se remata por un arco abocinado, decorado con casetones en cuyo centro hay una gran ráfaga con el Espíritu Santo. Flanquean el ámbito del presbiterio dos ángeles lampareros de madera policromada, realizados a mediados del siglo XVIII y de probable origen genovés. En los muros frontales del crucero se sitúan dos retablos neoclásicos de idéntica traza, realizados en mármoles de colores a finales del siglo XVIII. Sus hornacinas están ocupadas por el Cristo de la Humildad y Paciencia en el de la izquierda, talla realizada por Jacinto Pimentel en 1638, cuya policromía es obra probable de Francisco de Zurbarán. Es titular de una cofradía penitencial, fundada por los vizcaínos residentes en la ciudad, quienes obtuvieron a finales del siglo XVII el patronato de la capilla mayor del templo, como queda reflejado en los escudos de las provincias vascas situados en las pechinas que sustentan la cúpula. El del lado derecho cobija a la Virgen del Mayor Dolor, talla de candelero de la escuela neoclásica gaditana, realizada a finales del siglo XVIII. Los áticos presentan dos lienzos atribuidos a Juan Rodríguez “el Panadero”.
   El testero del lado izquierdo del crucero lo ocupan dos lienzos, anteriormente situados en el coro, que representan escenas de la vida de San Agustín. Son copias de Murillo atribuidas a Bernardo Lorente Germán. Las dos primeras capillas del lado del evangelio tienen retablos neoclásicos idénticos, de los que el primero contiene el grupo escultórico de la Sagrada Familia, obra en madera policromada realizada por el escultor genovés Antonio Molinari en 1752, titular de la antigua cofradía de los carpinteros que tuvo su sede en el desaparecido Convento de la Candelaria. La siguiente tiene un Corazón de Jesús contemporáneo en la hornacina principal y un Nazareno caído en el banco, talla relacionable con la producción del escultor barroco napolitano Nicolás Fumo. El siguiente tramo también tiene un retablo neoclásico, en cuya hornacina va una talla policromada del siglo XVIII de la Virgen de la Consolación, de escuela genovesa; en la vitrina del banco hay un pequeño grupo escultórico que representa la visión de San Antonio, atribuible a Luis Salvador Carmona. En la siguiente capilla se sitúa un retablo de movida composición barroca, realizado en mármoles genoveses a mediados del siglo XVIII, cuya hechura puede relacionarse con la producción de Alessandro Aprile y está presidido por la talla policromada de San Nicolás de Tolentino, de cronología similar. La última capilla tiene un retablo neoclásico, con una imagen dieciochesca que representa a Santa Rita.
   En la nave de la epístola, la capilla situada a los pies posee un retablo en madera dorada de mediados del siglo XVII, que contenía originalmente un lienzo de la Virgen de Regla y en la actualidad está presidido por la Imagen de candelero de la Virgen de la Amargura, obra contemporánea de Sebastián Santos (1967). A continuación se sitúa un retablo, también barroco, decorado con estípites, de mediados del siglo XVIII, presidido por la imagen contemporánea de Santa Mónica. Las dos capillas siguientes presentan retablos neoclásicos, de iguales características, que albergan las imágenes de la Virgen del Carmen, obra contemporánea, y San Juan Bautista, talla de la escuela sevillana, realizada en las décadas centrales del siglo XVII.
   En el testero del lado derecho del crucero, bajo un sencillo dosel, se sitúa el Cristo de la Buena Muerte, crucificado de madera policromada realizado en 1649 para presidir la capilla de enterramiento de los frailes, por lo que originalmente se le conocía como Cristo de Ánimas o de San Agustín. Su perfecto estudio anatómico y barroquismo compositivo, hacen que esté considerada como una de las obras cumbres de la escultura española del siglo XVII, cuya resolución evidencia la inspiración en modelos rubenianos, a la vez que se hace eco de las innovaciones escultóricas de Bernini. De autor desconocido, los especialistas coinciden en señalar que su estética se halla próxima a maestros cercanos a las formas de plenitud del barroco, como Alonso Cano, Felipe de Ribas, Alonso Martínez o José de Arce.
   En el coro se sitúan dos cajas de órgano, realizadas a mediados del siglo XVIII, con decoración rococó y en los muros hay diferentes pinturas barrocas. De otras dependencias cabe destacar una interesante colección de azulejos holandeses y una cruz de carey y plata, realizada en la segunda mitad del siglo XVII.
   Durante la visita, se encontraban en el interior de la iglesia conventual, los pasos del Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia, y del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, titulares de sus hermandades homónimas, para participar en el Vía Crucis Diocesano con motivo del DCCL aniversario del traslado de la sede episcopal de Medina Sidonia a Cádiz.
Textos de:
ARJONA, Rafael. Guía total: Andalucía. Anaya Touring. Madrid, 2005.
ARJONA, Rafael y WALS, Lola. Guía Total: Cádiz, Costa de la Luz. Anaya Touring. Madrid, 2008.
ALONSO DE LA SIERRA, Lorenzo; ALONSO DE LA SIERRA, Juan; POMAR RODIL, Pablo y  MARISCAL, Miguel Ángel. Guía artística de Cádiz y su provincia [I]. Diputación de Cádiz y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005.

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viernes, 30 de agosto de 2019

2721. CÁDIZ* (XLVII), capital: 7 de julio de 2018.

284. CÁDIZ, capital. La Casa del Almirante, en la plaza de San Martín.
285. CÁDIZ, capital. Portada de la Casa de las Cadenas, actual Archivo Histórico Provincial.
286. CÁDIZ, capital. Otra perspectiva de la portada de la Casa de las Cadenas, actual Archivo Histórico Provincial.
CÁDIZ* (XLVII), capital de la provincia: 7 de julio de 2018.
Casa del Almirante
   Construida en 1685 por Don Diego de Barrios, almirante de la flota de Indias, es uno de los ejemplos más significativos entre las casas de cargadores a Indias conservadas en la ciudad. Consta de tres cuerpos rematados por dos torres-miradores, que pueden considerarse entre las más antiguas de las conservadas en la zona. De sillares de piedra ostionera es, una vez más, su fachada, vista en la planta baja y enlucida de mortero en las dos superiores. Destaca su gran portada barroca, realizada en mármoles rojizos de origen genovés, que está compuesta por dos cuerpos; el inferior enmarca el vano de entrada por columnas toscanas pareadas, situadas en diferente plano; el segundo utiliza columnas salomónicas para enmarcar el balcón central, sobre el que se sitúa un gran frontón curvo que alberga el escudo de la familia Barrios. El interior se organiza en torno a un patio de tres crujías con arcos de medio punto, sustentados por columnas toscanas de mármol rojizo en su primer cuerpo y vanos rectangulares enmarcados por pilastras, también toscanas, en el segundo. Se conservan dos brocales de pozo en mármol blanco, con los frentes decorados por máscaras. La escalera, de tipo conventual y desarrollada en dos tramos hasta la planta principal, va cubierta por una cúpula con decoración de yeserías. En la actualidad esta casa ha sido restaurada y acondicionada para su transformación en hotel.

Casa de las Cadenas (Archivo Histórico Provincial)
   Este edificio, actualmente sede del Archivo Histórico Provincial, fue levantado por iniciativa de Don Manuel de Barrios a finales del siglo XVII. El origen de su construcción radica en una curiosa historia ocurrida durante la procesión del Corpus de 1692, cuando cayó una fuerte tormenta de agua que obligó a refugiar la Custodia en esta casa. Manuel de Barrios, decidió levantar una nueva casa de aspecto más suntuoso en el mismo emplazamiento. La fachada, que sufrió algunas reformas en el período neoclásico, conserva una monumental portada barroca de mármoles genoveses cuyo vano de acceso se flanquea por columnas salomónicas pareadas, situándose sobre el dintel una lápida conmemorativa del suceso antes citado. El segundo cuerpo enmarca un vano por pilastras jónicas pareadas y se remata por un frontón curvo, cuyo tímpano está decorado con un bajorrelieve alegórico de la Eucaristía. El patio presenta cuatro crujías divididas en dos cuerpos con arcos rebajados, sustentados por columnas toscanas de mármol blanco en cada frente, y la escalera, que es de tipo conventual, se cubre por bóveda elíptica sobre pechinas, con decoración calada a base de yeserías, en las que aparecen motivos eucarísticos. El edificio tiene una torre-mirador articulada por pilastras toscanas, en cuyo friso se lee la siguiente leyenda realizada con pintura de almagra: “Doy gracias y alabo al Santísimo Sacramento del altar”. Remata el conjunto una balaustrada de mármol blanco formada por Ponsenelli, a quien también se atribuye la ejecución de la portada.
Textos de:
ARJONA, Rafael. Guía total: Andalucía. Anaya Touring. Madrid, 2005.
ARJONA, Rafael y WALS, Lola. Guía Total: Cádiz, Costa de la Luz. Anaya Touring. Madrid, 2008.
ALONSO DE LA SIERRA, Lorenzo; ALONSO DE LA SIERRA, Juan; POMAR RODIL, Pablo y  MARISCAL, Miguel Ángel. Guía artística de Cádiz y su provincia [I]. Diputación de Cádiz y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005.

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jueves, 29 de agosto de 2019

2720. CÁDIZ* (XLVI), capital: 7 de julio de 2018.

275. CÁDIZ, capital. Portada de la igl. del Hospital de San Juan de Dios.
276. CÁDIZ, capital. Interior de la igl. del Hospital de San Juan de Dios.
277. CÁDIZ, capital. Retablo de la antigua Hdad. de San Lázaro, hoy presidido por la Virgen del Carmen, en la igl. del Hospital de San Juan de Dios.
278. CÁDIZ, capital. Retablo de San Miguel en la igl. del Hospital de San Juan de Dios.
279. CÁDIZ, capital. Retablo del Cristo atado a la columna en la igl. del Hospital de San Juan de Dios.
280. CÁDIZ, capital. Cristo atado a la columna en su retablo de la igl. del Hospital de San Juan de Dios.
281. CÁDIZ, capital. El Crucificado de la Misericordia, en la igl. del Hospital de San Juan de Dios.
282. CÁDIZ, capital. San Rafael en su retablo de la igl. del Hospital de San Juan de Dios.
283. CÁDIZ, capital. Una última imagen del interior de la igl. del Hospital de San Juan de  Dios.
CÁDIZ* (XLVI), capital de la provincia: 7 de julio de 2018.
Hospital de San Juan de Dios
   Es el hospital más antiguo de la ciudad. Está ubicado a extramuros del recinto medieval, adosado a la muralla, aprovechando un quiebro que ésta realiza. Desconocemos datos concretos sobres sus orígenes, pero parece ser que su fundación se debe a la iniciativa de la Hermandad de la Santa Caridad, que utilizó para su emplazamiento terrenos aledaños a la ermita de la Misericordia. Desde 1614 residieron en él oficialmente y se encargaron de su gestión, los hermanos de San Juan de Dios, después de un complicado proceso de peticiones y gestiones para conseguirlo, aunque ya desde finales del siglo XVI cuatro hermanos de esta orden se ocupaban de atender a los enfermos. Su primitiva fábrica sufrió los efectos del asalto anglo-holandés de 1596, si bien la destrucción no debió ser excesiva, pues la iglesia hizo la función de catedral durante la reconstrucción de aquella. Pocos años después, en 1619, la iglesia y algunas salas fueron reconstruidas siguiendo trazas de Alonso de Vandelvira y en los últimos años del siglo, coincidiendo con las fiestas de canonización de San Juan de Dios, se reconstruyó de nuevo. Hacia 1940 las dependencias hospitalarias sufrieron una importante remodelación, en el curso de la cual se alteró parte del aspecto original.
Dependencias hospitalarias. Se disponen en torno a un patio cuyas arcadas se sustentan mediante pilares ochavados de mármol. En una de las crujías altas se sitúa la capilla sacramental, pequeño oratorio realizado a mediados del siglo XVIII, cuya planta es rectangular, con cubierta de bóveda de cañón y cúpula semiesférica sobre pechinas en el presbiterio. Todo el ámbito de la capilla está profusamente decorado a base de rocallas de madera dorada, espejos y pinturas. El retablo, realizado en 1752, es del mismo estilo y está presidido por una imagen de la Virgen de la Asunción que, al igual que el resto de las imágenes que contiene la capilla, es de origen genovés.
   Tiene un excelente zócalo de azulejos holandeses fechado en 1775 y firmados por J.A. Almis de Rotterdam, que representa a miembros de distintas órdenes religiosas, enmarcados por grandes rocallas. En la escalera se conservan otros azulejos de origen holandés, con diversas escenas de países, también del siglo XVIII. Junto a la puerta de acceso al hospital se abre una pequeña capilla pública con la imagen de talla de San Rafael, barroca de origen genovés realizada a mediados del siglo XVIII.
Iglesia. La iglesia actual, levantada durante la reconstrucción llevada a cabo entre 1678 y 1688, presenta planta de cruz griega inscrita en un cuadrado. Sobre los cuatro ángulos del edificio se disponen unas tribunas abiertas a las naves mediante arcos de medio punto, que en los pies se extienden igualmente a la nave del crucero, mientras que las cubiertas son de bóvedas de aristas, con cúpula semiesférica sobre pechinas en el crucero. El exterior está sustancialmente reformado a comienzos del siglo XIX, siendo la portada lateral, centrada por un vano rematado en medio punto al que flanquean dos pilastras almohadilladas de orden jónico, obra de Torcuato Benjumeda. La torre se eleva en el ángulo de confluencia de las dos fachadas y fue realizada por Torcuato Cayón en 1768. Consta de un solo cuerpo cuyos vanos, rematados en medio punto, se flanquean por columnas adosadas de capitel jónico, coronando el conjunto un chapitel de perfil bulboso decorado con guirnaldas. El retablo mayor es obra barroca fechada en 1688 y puede relacionarse con la producción de Juan González de Herrera. Está realizado en madera dorada y presenta reformas neoclásicas en la calle central, debidas a Torcuato Benjumeda (1791). Se articula mediante columnas salomónicas y está presidido por la imagen dieciochesca, de candelero, de la Virgen del Buen Suceso, a cuyos lados se disponen las tallas policromadas de San Rafael y San Carlos Borromeo; ocupa el ático San Juan de Dios, flanqueado por San Miguel y el Santo Ángel de la Guarda, esculturas barrocas contemporáneas del retablo, excepto las dos últimas, que fueron realizadas en el año 1791. La primera capilla del lado del evangelio alberga la talla del crucificado de la Misericordia, obra de autor genovés fechable a mediados del siglo XVIII. Bajo esta se dispone un sagrario con puerta de plata, decorada con motivos rococó, y un retablo del mismo estilo, en madera dorada, presidido por un lienzo de la Virgen del Pópulo, que contiene también otras pinturas de la época. El testero del crucero lo ocupa un retablo academicista, realizado a finales del siglo XVIII en mármoles de colores por Torcuato Benjumeda, con la imagen de San Rafael, excelente talla policromada dieciochesca que realizó en 1726 el escultor Antón María Marragliano. Originalmente esta imagen presidió una capilla abierta en el patio, que pertenecía a Angelo María Necco. A continuación hay un retablo de mármoles italianos, que perteneció a la cofradía de San Lázaro, de cocheros y lacayos, realizado en Génova a finales del siglo XVII. En él se encuentra la imagen de candelero de la Virgen del Carmen y a sus lados las tallas barrocas de San Juan Nepomuceno y San Juan Bautista.
   En el muro de los pies de la nave hay un retablo dieciochesco, en madera dora, con un lienzo que representa las ánimas del Callao, ocupando el lado de la epístola otro retablo de las mismas características con la imagen de la Virgen de los Dolores, talla de candelero realizada en el siglo XVIII y atribuida al escultor italiano Pedro Campana. Haciendo ángulo con el anterior hay un retablo rococó de madera dorada, ocupado por la talla policromada de San Miguel, obra genovesa contemporánea del retablo. Los dos retablos del lado opuesto son de fines del siglo XVII y ambos están realizados en madera dorada. El dedicado a San Pedro, preside la capilla propia del cabildo municipal. Fue tallado en el año 1692 por Francisco Bartolomé de Medina, y dorado por Tomás Vadillo, situándose en él las imágenes en madera policromada de San Pedro, que talló y policromó José de Arenas en 1779, San Servando y San Germán. En el segundo retablo, cuya estructura se relaciona con el anterior, se encuentra una talla de Cristo atado a la columna, de la primera mitad del siglo XVII, atribuida a Francisco de Villegas, con columna de plata fechada en el año 1682.
   En el crucero se sitúan dos retablos gemelos realizados en mármoles de colores, según diseño academicista de Torcuato Benjumeda de fines del siglo XVIII, que contienen las tallas policromadas de San José, obra genovesa del mismo siglo, y San Juan de Dios, imagen de candelero de Francisco de Villegas; este último viste hábito con bordados del siglo XVIII.
   El púlpito, situado también en este ámbito, es obra academicista realizada en mármol y las pechinas se decoran con rocallas de madera dorada.
Dependencias de la Hermandad de la Santa Caridad. La sala de cabildos está presidida por un lienzo de la Virgen de la Misericordia amparando bajo su manto a los cofrades, obra firmada por Pedro Bautista en 1606 que presidió el antiguo templo.
   Asimismo la hermandad que guarda un rico ajuar litúrgico en el que destaca un terno blanco con bordados en oro y sedas de finales del siglo XVIII, dos bustos relicarios en plata que representan a San Dionisio y San Blas fechados, en 1787, y un ostensorio de plata, excelente pieza dieciochesca decorada con pedrería.
Textos de:
ARJONA, Rafael. Guía total: Andalucía. Anaya Touring. Madrid, 2005.
ARJONA, Rafael y WALS, Lola. Guía Total: Cádiz, Costa de la Luz. Anaya Touring. Madrid, 2008.
ALONSO DE LA SIERRA, Lorenzo; ALONSO DE LA SIERRA, Juan; POMAR RODIL, Pablo y  MARISCAL, Miguel Ángel. Guía artística de Cádiz y su provincia [I]. Diputación de Cádiz y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005.

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miércoles, 28 de agosto de 2019

2719. CÁDIZ* (XLV), capital: 7 de julio de 2018.

266. CÁDIZ, capital. Patio de la Casa de la Contaduría, actual Museo Catedralicio.
267. CÁDIZ, capital. Restos arqueológicos en el patio mudéjar del Museo Catedralicio.
268. CÁDIZ, capital. Maqueta del Monumento en la sala de los Diezmos, en el Museo Catedralicio.
269. CÁDIZ, capital. San Cristóbal en la sala de los Ternos del Museo Catedralicio.
270. CÁDIZ, capital. Cruz parroquial en el Museo Catedralicio.
271. CÁDIZ, capital. Armarios de la sala de las Custodias del Museo Catedralicio.
272. CÁDIZ, capital. La Custodia del Millón, en la sala de las Custodias del Museo Catedralicio.
273. CÁDIZ, capital. Una de las vitrinas de la sala de la plaza del Museo Catedralicio.
274. CÁDIZ, capital. Armario con libros en la sala de libros cantorales del Museo Catedralicio.
CÁDIZ* (XLV), capital de la provincia: 7 de julio de 2018.
Museo Catedralicio
   Ocupa las antiguas dependencias de la Casa de la Contaduría y Colegio de Santa Cruz, edificios inmediatos a la Catedral Vieja. La antigua casa de la Contaduría eclesiástica es una construcción de formas sencillas, en uno de cuyos ángulos se levanta el campanario de la Catedral. Su portada es de piedra arenisca y se compone de un vano rectangular enmarcado por sendas pilastras toscanas de fuste cajeado, con decoración de puntas de diamante, obra tradicional manierista.
   En el interior, la escalera es de tipo conventual y consta de dos tramos; se cubre por bóveda vaída de piedra arenisca, decorada con motivos geométricos, también de tipo manierista y centrado por una tarja con el escudo del cabildo catedralicio.
   El antiguo colegio de Santa Cruz, conocido a su vez como el “Patio Mudéjar”, fue sede durante un tiempo de los seises del primer templo gaditano. Es una construcción tardogótica con elementos de tradición mudéjar, fechable en las primeras décadas del siglo XVI.
   En su fachada se sitúan una portada adintelada realizada en piedra arenisca con dovelas engatilladas y una ventana geminada de arcos apuntados inscritos en un alfiz, con decoración gótica.
   El interior tiene un patio de cuatro crujías, cuya planta baja se sustenta mediante columnas de mármol con capitel de moño, sobre las que descansan arcos rebajados de molduración gótica. En la planta superior se abren galerías en dos de los frentes, con arcos peraltados sobre columnillas de mármol con capiteles de moño.
Sala de los obispos. Se exponen aquí diversos retratos de prelados de la diócesis y otros eclesiásticos nacidos en la ciudad. El de Marcial López Criado es obra de Federico Godoy, los de Vicente Calvo y Valero y Tomás del Valle son de Silvera y Rodríguez; Losada firmó, en 1861, el que representa al arzobispo De la Puente. También se exhibe en este espacio un paño gremial del siglo XVIII realizado en tisú bordado en oro.
Patio Terminelli. Alberga dos facsímiles del perfil y sección longitudinal de la Catedral, realizados por Vicente de Acero, con marcos barrocos de decoración chinesca. En una vitrina se guardan diversas medallas conmemorativas.
   Al patio se abre una sala dedicada al siglo XIX, en la que gran parte de sus fondos pertenecen al legado De la Puente. La aparición de la Virgen a San Ildefonso es obra firmada en 1847 de José María Romero López; San Hermenegildo, San Fernando y Santa Inés de J. Payer y Santa Isabel y Santa Elena, están firmados por Gutiérrez de la Vega.
   En una vitrina se exponen dos apuntes realizados por Luisa Roldán, hallados en el interior del busto del “Ecce-Homo”, que se guarda en la capilla de San Sebastián de la Catedral Nueva; también hay un expresivo crucificado de bronce de Mariano Benlliure.
Patio mudéjar. Se exponen en este ámbito dos lienzos de interés; el que representa a San Firmo fue realizado por Cornelio Schut en 1669 y está inspirado en modelos rubenianos, origen que también delata el que contiene la historia de Sara y Agar.
   Un arco peraltado de formas mudéjares da acceso a excavaciones arqueológicas, en las que se han localizado fragmentos de calles medievales y de la estructura del teatro romano, sobre el cual se asientan.
Sala del asalto. Se dedica al recuerdo del saqueo del asalto anglo-holandés de 1596 y en ella se expone una sencilla cruz realizada con dos tablones que presidió la primera misa tras la destrucción del templo catedralicio y un lienzo en el que se representa la profanación de la imagen de la Virgen del Pópulo, interesante documento iconográfico para conocer el Cádiz de la época.
Sala de levante. Guarda esta sala dos pinturas sobre tabla que representan el Prendimiento y la Coronación de Espinas, ambas vinculables a la escuela toledana de principios del siglo XVI. De principios del XVII son los bajorrelieves de madera policromada de la Encarnación y la Adoración de los pastores, obras manieristas de escuela sevillana; a la segunda mitad de dicho siglo pertenecen una cruz de ébano del viernes Santo, con el Cristo pintado, y dos lienzos ochavados, que contienen la Anunciación y una Santa María Magdalena, todos ellos enmarcables en la escuela sevillana.
Sala de los marfiles. La rica colección de marfiles de la Catedral está representada por diversas piezas; el expresivo crucificado del arzobispo Vera, obra sevillana de finales del siglo XVIII, realizada por Pedro José Muñoz; las imágenes de San Servando y San Germán, tallas policromadas del siglo XIX, con las carnes en marfil procedentes de talleres filipinos. Destacan también una colección de crucificados españoles y filipinos y un Buen Pastor, se escuela indo-portuguesa, y una dedicada Inmaculada, procedente de la Catedral Vieja, obra italiana del siglo XVIII. Por último se exponen un marco dieciochesco de filigrana de plata, con la reproducción del Santo rostro de Jaén y un excelente “Ecce-Homo”, en barro cocido, de los hermanos García.
Crujía superior del Patio Mudéjar. Se exponen varias pinturas barrocas, entre ellas un San Jerónimo, firmado en 1679 por el holandés Bernardo Keilhav, un San Juan Evangelista, de escuela flamenca del siglo XVII, derivado de un modelo de Rubens y una Anunciación con los profetas, vinculable a Pablo Legot. Asimismo hay una interesante guirnalda flamenca, que contiene en su centro la Asunción de María y otras obras sevillanas del siglo XVII.
Sala de los diezmos. Junto a las tablas de diezmos, obra de talla de la segunda mitad del siglo XVII, y las pesas de la cerería del cabildo, también se expone aquí un lienzo murillesco con una gloria de ángeles y San Antonio, de José García Chicano, realizado según modelos de Murillo en 1843. Preside la sala una maqueta de monumento del Jueves Santo, realizado por Torcuato Cayón en 1780. En ella podemos observar reproducciones de las esculturas que lo decoraban, entre las que se encuentra el grupo de ángeles, tallados por Luisa Roldán en 1687 para un monumento anterior. En la actualidad podemos ver dos de ellos en las hornacinas laterales del arco de acceso a la capilla del Sagrario de la Catedral Nueva.
Sala de los ternos. Recoge una selección del ajuar de piezas bordadas que guarda el primer templo gaditano, entre ellas algunas de comienzos del XVII, pertenecientes al terno de San Pedro, con bordados en oro e imaginería, y otras del XVIII, del terno del Corpus, ricamente bordado en oro y sedas sobre tisú. Una vitrina acoge la escultura en mármol de San Cristóbal, obra genovesa del XVIII atribuida a Bernardo Schiaffino.
Sala de la Inmaculada de la Contratación. El lienzo que da nombre a la sala, que presidió el oratorio de la Casa de Contratación, es obra murillesca debida a Alonso Miguel de Tovar. El mexicano Miguel Cabrera es el autor de la Inmaculada Apocalíptica, obra de dinámica composición e interesante iconografía.
   De México procede igualmente una representación de la Virgen de Guadalupe firmada por Antonio de Torres. Se exponen también diversas pinturas barrocas, de pequeño formato y una Inmaculada en mármol, realizada en talleres genoveses durante el XVIII.
Sala de las custodias. Pueden contemplarse en esta sala las piezas más ricas que guarda el ajuar de la Catedral. Al periodo tardogótico pertenecen un cáliz de abundante decoración, una patena con un relieve del Padre Eterno. La base de la denominada cruz de los juramentos, cuya zona superior responde a una reforma manierista y la Custodia de asiento, denominada del Cogollo, extraordinaria pieza de asiento que se atribuye a Enrique de Arfe, a la que Antonio Suárez añadió la peana en los últimos años del siglo XVII. La cruz procesional del cabildo catedralicio es una delicada obra plateresca, decorada con relieves alusivos a la vida de Cristo. El relicario de San Agustín también presenta formas renacentistas en su zona superior, si bien la base responde a una reforma dieciochesca, y barroco de mediados del siglo XVII es el de la Santa Espina, mientras que el que guarda la reliquia del Lignum Crucis fue realizado a inicios del siglo XVIII.
   Pieza estelar del siglo XVIII es la llamada Custodia del Millón, ostensorio así denominado por su extraordinaria riqueza en perlas y piedras preciosas. Fue realizada en 1721 por el orfebre madrileño Pedro Vicente de Ceballos y donado a la Catedral como exvoto por Pedro Calderón de la Barca, como acción de gracias por haberse salvado de un naufragio. Otro ostensorio rococó de plata, es obra de mediados del siglo XVIII. Entre las bandejas que se exponen hay una realizada en oro y ágatas, de delicada factura, fechable a mediados del siglo XVII, dos rococó Damián de Castro, y otras de carácter neoclásico. A la estética rococó corresponden también diversas piezas de plata pertenecientes a la imagen de San Pedro, titular de la antigua cofradía de venerables sacerdotes. Del siglo XIX son un copón y cáliz ostensorio; corresponde a la custodia de asiento regalada por Ana de Viya para ser utilizada en las ceremonias de la octava del Corpus, obra que realizó el orfebre Manuel Ramírez en 1890.
   Completan la sala dos armarios barrocos de excelente talla, destinados originariamente a guardar algunas de las piezas de orfebrería aquí expuestas, cuyo interior está forrado de azulejos holandeses dieciochescos.
Sala de la plata. Continúa la exposición de piezas de orfebrería, junto a la cual se exhiben algunos relicarios. Entre ellos dos con los bustos de talla de los santos Servando y Germán, que pueden relacionarse con el estilo de Alonso Martínez y otros realizados a finales del siglo XVII. De las piezas de plata cabe destacar un relicario de San Francisco, de corte academicista, y algunas piezas firmadas por Vicente Fajardo, como una cruz de 1780 y una jarra de plaza sobredorada.
Sala de libros cantorales. Se guardan en ella los libros de coro, mostrándose algunas páginas iluminadas del siglo XVIII. Completan esta sala un relicario, que contiene una carta autógrafa de Santa Teresa de Jesús firmada en 1581 y una escultura en cera del siglo XVIII, que representa la cabeza de San Pedro de Alcántara. En la escalera se exhibe un lienzo de la Inmaculada, fechable a inicios del XVIII.
Textos de:
ARJONA, Rafael. Guía total: Andalucía. Anaya Touring. Madrid, 2005.
ARJONA, Rafael y WALS, Lola. Guía Total: Cádiz, Costa de la Luz. Anaya Touring. Madrid, 2008.
ALONSO DE LA SIERRA, Lorenzo; ALONSO DE LA SIERRA, Juan; POMAR RODIL, Pablo y  MARISCAL, Miguel Ángel. Guía artística de Cádiz y su provincia [I]. Diputación de Cádiz y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005.

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martes, 27 de agosto de 2019

2718. CÁDIZ* (XLIV), capital: 7 de julio de 2018.

245. CÁDIZ, capital. Interior de la igl. de Sta. Cruz, la catedral vieja.
246. CÁDIZ, capital. El paso del Gran Poder de La Línea de la Concepción en la igl. de Sta. Cruz.
247. CÁDIZ, capital. El Señor del Gran Poder de La Línea, acompañado de Simón de Cirene, en la igl. de Sta. Cruz.
248. CÁDIZ, capital. El paso de la Hdad. de los Afligidos, de San Fernando, en la igl. de Sta. Cruz.
249. CÁDIZ, capital. Mª Stma. de la Amargura y Ntro. Padre Jesús de los Afligidos en su paso procesional en el interior de la igl. de Sta. Cruz.
250. CÁDIZ, capital. Vista lateral del paso de misterio de la Hdad. de los Afligidos, de San Fernando, en la igl. de Sta. Cruz.
251. CÁDIZ, capital. El paso de misterio de la Hdad. de la Oración en el Huerto, de San Fernando, en la igl. de Sta. Cruz.
252. CÁDIZ, capital. El ángel confortador y Ntro. Señor Jesucristo en el Huerto, de la Hdad. homónima de San Fernando, en el interior de la igl. de Sta. Cruz.
253. CÁDIZ, capital. Otra imagen del interior de la igl. de Sta. Cruz.
254. CÁDIZ, capital. Retablo de San Antonio de Padua en la cap. bautismal de la igl. de Sta. Cruz.
255. CÁDIZ, capital. Retablo del Cristo de Medinaceli en la igl. de Sta. Cruz.
256. CÁDIZ, capital. Ntro. Padre Jesús Cautivo y Rescatado (Medinaceli) en su retablo de la igl. de Sta. Cruz.
257. CÁDIZ, capital. Mª Stma. de la Trinidad y San Juan Evangelista de la Hdad. de Medinaceli, en su retablo de la igl. de Sta. Cruz.
258. CÁDIZ, capital. El retablo mayor de la igl. de Sta. Cruz.
259. CÁDIZ, capital. Ntra. Sra. de la Soledad en su retablo de la igl. de Sta. Cruz.
260. CÁDIZ, capital. La urna con el Sto. Entierro de Ntro. Señor Jesucristo, de la Hdad. de la Soledad en la igl. de Sta. Cruz.
261. CÁDIZ, capital. Las imágenes de la Hdad. del Perdón en su altar provisional de la igl. de Sta. Cruz.
262. CÁDIZ, capital. Mª Stma. del Rosario en sus Misterios Dolorosos de la Hdad. del Perdón, en su altar provisional de la igl. de Sta. Cruz.
263. CÁDIZ, capital. Los titulares de la Hdad. del Mayor Dolor (Sanidad) en la igl. de Sta. Cruz.
264. CÁDIZ, capital. El reablo de la capilla de los genoveses, en la igl. de Sta. Cruz.
265. CÁDIZ, capital. Una última imagen de las bóvedas de la igl. de Sta. Cruz.
CÁDIZ* (XLIV), capital de la provincia: 7 de julio de 2018.
La Catedral Vieja. La Parroquia de Santa Cruz
   La primitiva catedral es el templo más antiguo de la ciudad. Es posible que tras ser tomada la ciudad por las tropas de Alfonso X el Sabio, la mezquita mayor fuese adaptada para el culto cristiano, hasta que más tarde se reemplazó por una construcción gótico-mudéjar, que respondería al modelo habitual en la Baja Andalucía, es decir, tres naves, separadas por pilares rematados por arcos apuntados que sustentaban cubiertas de madera y cabecera abovedada. A la estructura original se fueron incorporando nuevas estructuras, siendo especialmente importantes las acometidas a inicios del siglo XVI, cuando se realizó un nuevo artesonado y se levantaron algunas capillas. En 1572 el obispo García de Haro emprendió una profunda remodelación, al sustituir los antiguos pilares por columnas clásicas de orden dórico, que hacían más diáfano el espacio y situar el coro tras el altar mayor.
   Esta novedosa disposición del presbiterio, la primera de las que tenemos noticia en el territorio español, plasma las recomendaciones del Concilio de Trento, en una solución espacial que no llegó a consolidarse posteriormente, dado el apego a los grandes retablos parietales y el arraigo de ubicar los coros ocupando parte de la nave principal. Para esta capilla mayor realizaron una sillería de coro y púlpito Jerónimo de Valencia y Cristóbal de Voisín.
   El edificio actual es fruto de la reconstrucción llevada a cabo tras el asalto anglo-holandés de 1596, que dejó su fábrica muy dañada por un incendio en el que desapareció la cubierta de madera. La reconstrucción fue rápida, pues los trabajos concluyeron en 1606, y se aprovechó la ocasión para ampliar el templo por la cabecera, con la disposición de un falso crucero ante la capilla mayor y se abovedaron todas las cubiertas, para evitar los efectos de otros posibles incendios. Las obras fueron dirigidas por el arquitecto Ginés Martínez de Aranda, formado en el círculo giennense, donde se relacionó con el obispo Maximiliano de Austria. Las trazas se han atribuido tradicionalmente al ingeniero militar Cristóbal de Rojas, que por aquellas fechas dirigía los trabajos en las defensas de la ciudad, y de quien sabemos que realizó el diseño de la primitiva portada lateral catedralicia, aunque en la actualidad la crítica se inclina por asignarlas a Martínez de Aranda.
   Tiene planta de salón con falso transepto y está dividida en tres naves por columnas de orden dórico que sostienen arcos de medio punto. Las naves se cubren por bóvedas esquifadas, el transepto por bóvedas de medio cañón y ante el presbiterio se sitúa una cúpula semiesférica sobre pechinas, decorada con motivos geométricos de corte manierista. Las capillas, que se abren a las naves laterales, están cubiertas por bóvedas vaídas con linternas, excepto la bautismal, situada en el último tramo del lado del evangelio, que presenta cubierta de crucería sobre arcos de medio punto, pues su estructura tardogótica es anterior al saqueo de 1596. Igualmente es gótico el arco existente en el muro del testero de los pies situado junto a esta capilla.
   Los tres últimos tramos del lado de la epístola están ocupados por la capilla sacramental, monumental obra de la segunda mitad del siglo XVII, que fue diseñada por Felipe de Gálvez y concluida en 1770 por Torcuato Cayón. Es de planta cuadrada y al exterior su estructura cúbica sobresale, a modo de torreón, en el conjunto del templo. Su interior fue concluido por Torcuato Cayón, a quién se debe la cúpula semiesférica sobre pechinas, de estructura encamonada.
   Originalmente todos los soportes roscas de los arcos y marcos iban enfoscados en blanco, si bien en la actualidad aparece la cantería vista, como fruto de una intervención llevada a cabo a mediados del siglo XX. Tras el presbiterio se disponen varias dependencias catedralicias entre las que destaca la antigua capilla de reliquias, construida en 1670, con planta elíptica y las salas destinadas a cabildo y antecabildo.
   El exterior es de gran sencillez y evoca el aspecto de las iglesias-fortaleza, a lo que contribuye la gran estructura cuadrangular de la capilla del sagrario. La sobriedad se refuerza por haber sido despojada durante la primera mitad del siglo XIX de la monumental portada lateral, realizada por el genovés Andrea Andreoli en 1673. Estaba realizada en mármoles de colores y constaba de dos cuerpos, sustentados por columnas salomónicas. Las esculturas, hoy conservadas en la Catedral Nueva, fueron realizadas por Esteban Frugoni. Para el vano de los pies también se encargó a Génova una portada similar, que no llegó a realizarse, y los únicos elementos decorativos que presenta son tres escudos situados sobre el dintel con los emblemas de los Reyes Católicos, el catedralicio y el del obispo García de Haro. Las bóvedas son trasdosadas y van cubiertas de cerámica vidriada, realizada en Triana, siguiendo una tradición de origen mudéjar.
   La torre se construyó separada de la fábrica de la Iglesia, en un ángulo del edificio de la Contaduría eclesiástica. Su fábrica es mudéjar, aunque transformada posteriormente y tiene planta rectangular rematada por un chapitel poligonal, recubierto de cerámica vidriada. Cuando en 1838 se abrió al culto la Catedral Nueva, este templo fue desposeído de gran parte de su patrimonio mueble, que pasó a enriquecerá las dependencias del nuevo edificio. En este proceso también se perdieron muchas piezas, entre las que se cuentan la mayoría de los retablos laterales y el conjunto del coro, que ocupaba parte de la nave central.
Capilla mayor. El retablo que la preside, pieza fundamental del barroco gaditano seiscentista, fue trazado y ejecutado por Alejandro de Saavedra a partir de 1639 y policromado por Juan Gómez Couto, mientras que las esculturas las concertó Alonso Martínez en 1658. Toda la estructura, realizada en madera, es de gran originalidad y ocupa el testero, los laterales del ámbito del presbiterio y su bóveda. Presenta un sólo cuerpo, que se eleva sobre un alto zócalo de jaspes blancos y negros, realizado por Francisco Zedrún en 1666, y está dividido en cinco calles por pilastras y columnas acanaladas, entre las que se abren hornacinas rematadas por diversos tipos de frontones. En la bóveda se disponen casetones que albergan una profusa decoración a base de motivos vegetales.
   La calle central está resaltada por columnas salomónicas y tiene forma de hemiciclo con doce pequeñas hornacinas que albergan un apostolado. Nos encontramos ante uno de los ejemplos más tempranos de la utilización de este tipo de soporte a gran escala en la retablística española, empleadas aquí con sentido simbólico para evocar las columnas del Templo de Jerusalén, pues originalmente flanqueaban un gran tabernáculo de ébano y plata, hoy desaparecido, en el que se situaba una pequeña talla de la Inmaculada sobre el sagrario. A los lados, en las hornacinas de las calles laterales, van las tallas de San Pedro y San Pablo. En la actualidad ocupa el lugar del tabernáculo una talla de la Inmaculada, debida al escultor genovés, quien la realizó en 1774 para presidir la capilla del sagrario.
   El repertorio iconográfico recoge también diversos santos relacionados con la diócesis gadtana, como San Servando, San Germán, Santa Marta, Santa Susana, San Basileo y San Epitacio, en tanto que el ático está presidido por la Santa Cruz, titular del templo, rodeada por un coro de ángeles músicos en altorrelieve. Rematan el conjunto representaciones de las tres Virtudes Teologales, situadas en torno al arco de embocadura.
 Capilla de los genoveses. Los genoveses poseían, desde 1487, una capilla en el colateral del evangelio y tras la reconstrucción del templo ocuparon el mismo colateral del nuevo transepto. En 1651 el cabildo catedralicio les cedió la imagen del Cristo de Aguinaga, que había presidido hasta entonces la capilla mayor; con tal motivo decidieron encargar a los talleres genoveses de Tomaso y Giovanni Tomaso Orsolino un retablo de mármoles de colores, que no se instaló en la capilla hasta 1671.
   Se articula esta pieza en banco, un cuerpo de cinco calles y ático. Las calles se enmarcan por pilastras de capitel compuesto en los laterales y columnas salomónicas en el testero. Predominan los mármoles de diversa procedencia con tonos blancos, negros y rojos, así como otras piedras polícromas que resaltan los elementos decorativos, tanto en embutidos como en relieve, de formas carnosas propias del barroco seiscentista.
   El repertorio iconográfico recoge, en los laterales, las imágenes en mármol de cuatro santos relacionados con la república genovesa; San Lorenzo, San Jorge, San Bernardo y San Juan Bautista; ocupa el lugar del Cristo de Aguinaga un crucificado de madera realizado a inicios del siglo XVII y que procede del antiguo retablo de los vizcaínos. La calle central tiene una hornacina con la imagen de la Virgen del Rosario de los Milagros, obra italiana en alabastro policromado de formas manieristas, realizada a inicios del siglo XVII. En el ático, preside todo el conjunto la figura del Padre Eterno flanqueado por dos ángeles, grupo de mármol en el que aún se aprecian restos de la policromía original.
   Las dos capillas siguientes están ocupadas por imágenes contemporáneas pertenecientes a las cofradías del Cristo del Mayor Dolor y del Perdón, éste último obra de Luis Ortega Brú, realizada en 1980. Del mismo autor son la dolorosa y el San Juan que le acompañan. Inmediatas a la puerta lateral se encuentran las capillas de la cofradía de la Soledad y Santo Entierro. En la primera se expone la urna procesional, de plata de ley cincelada, realizada en estilo isabelino por el platero gaditano Manuel Ramírez, según el diseño ejecutado en 1848 por Diego María del Valle. Destacan en ella las elegantes formas curvilíneas, que recuerdan la disposición habitual de los herrajes de la época en las casas gaditanas. El Cristo yacente, de 1624, es obra en madera policromada del escultor montañesino Francisco de Villegas, aunque presenta evidentes reformas del siglo XVIII. La Virgen de la Soledad es talla antigua de candelero, cuyo autor se desconoce, que ha sido sustancialmente alterada por intervenciones contemporáneas.
Capilla bautismal. Como se ha indicado, la estructura de esta capilla responde a las formas tardogóticas y fue levantada por voluntad del obispo Pedro de Solís a finales del siglo XV. En su centro se dispone la pila bautismal de mármol blanco, realizada en Génova en el siglo XVII, cuya base, en forma de balaustre, presenta un relieve con el bautismo de Cristo. Se conservan en este recinto una imagen de la Virgen de la Consolación, obra en mármol policromado del siglo XVI, una talla dieciochesca de San Francisco y un lienzo decimonónico de Rodríguez Losada en el que copia el milagro del Moisés de Murillo.
   A ambos lados de la puerta de los pies, que se cierra mediante un cancel con decoración rococó, hay dos esculturas de madera policromada, un San José de la escuela sevillana del siglo XVIII y un San Francisco de Paula, talla de candelero realizado a mediados del mismo siglo. Los tres últimos tramos del lado de la epístola están ocupados por la capilla del Sagrario, actualmente aislada del templo y privada de su primitivo ajuar mueble. Ante uno de los vanos de acceso originales se sitúa un retablo rococó en madera dorada, presidido por la imagen de San Antonio de Padua, talla de madera policromada, realizada por Luis Roldán coincidiendo con su estancia en la ciudad durante las últimas décadas del siglo XVII. En las calles laterales y banco hay diversas pinturas fechables a mediados del siglo XVIII.
   La capilla siguiente está ocupada por la imagen de candelero de San Pedro apóstol, obra de mediados del siglo XVIII, que fue titular de la cofradía de venerables sacerdotes. A continuación se sitúan dos capillas ocupadas por los titulares de la cofradía de Medinaceli; la primera perteneció, desde 1598, al regidor Juan de Soto y Avilés y está presidida por un retablo en madera de formas manieristas, realizado hacia 1620, con mesa de mármoles genoveses fechable a fines del mismo siglo.
   Este retablo estuvo dedicado originalmente a la Virgen de la Antigua, pintura probablemente realizada en el siglo XVI sobre láminas de plomo, hoy desplazada a uno de los muros del templo, ocupando su lugar la imagen contemporánea del Cristo de Medinaceli, debida a Miguel Láinez (1938). En la segunda capilla se encuentra un interesante relieve de madera policromada que representa la coronación de la Virgen, obra del napolitano Gaetano Patalano, quien la firmó en 1694. En el testero se conserva una mesa de altar de mármoles genoveses realizada a finales del siglo XVII, sobre la cual hay una hornacina ocupada por las imágenes contemporáneas de la Virgen de la Trinidad (1972) y San Juan evangelista, tallas de candelero realizadas por Francisco Buiza en el año 1972.
Capilla de los vizcaínos. Desde 1487 poseían los vizcaínos una capilla en el colateral de la epístola del primer templo gaditano. Tras el saqueo de 1596 ocuparon el transepto del mismo lado y en 1619 levantaron un retablo, que fue destruido a mediados del siglo XX.
   En 1694 el escultor napolitano Gaetano Patalano realizó para esta capilla un conjunto de esculturas, hoy dispersas en ambas catedrales. En la actualidad en el testero de la capilla se abre el coro mediante dos arcos de medio punto. Las paredes de este ámbito albergan varias tablas que pertenecieron al desaparecido retablo y dos lienzos, uno representando la última comunión de San Fernando, que puede vincularse a Juan Gómez Couto y otro posiblemente de Cornelio Schut que representa a los santos Vito y Crescencia; ambas obras debieron formar parte de un conjunto pictórico encargado por el obispo Vázquez de Toledo, cuando mandó levantar en 1670 la capilla de las reliquias. A éste mismo conjunto deben pertenecer los lienzos de Santa Teresa, San Firmo y Santa Úrsula conservados actualmente en la Catedral Nueva y el Museo Catedralicio.
   La sacristía, ubicada tras el presbiterio, conserva la galería de acceso al manifestador, obra contemporánea del retablo mayor y realizada también por Alejandro de Saavedra. Se trata de una estructura articulada mediante pilastras entre las que se abren arcos de medio punto, todo ello con rica policromía contemporánea, que se puede vincular a Juan Gómez Couto. Preside la sacristía un crucificado de talla realizado en 1771 por Doménico Giscardi. A este ámbito se abre la primitiva capilla de reliquias, hoy despacho parroquial, que aún conserva la reja original con las armas del obispo Vázquez de Toledo.
   Durante la visita, se encontraban en el interior de la iglesia parroquial, los pasos del Señor del Gran Poder de la Hermandad homónima de La Línea de la Concepción, y los de misterio de la Hermandad de los Afligidos y de la Oración en el Huerto, de San Fernando, para participar en el Vía Crucis Diocesano con motivo del DCCL aniversario del traslado de la sede episcopal de Medina Sidonia a Cádiz.
Textos de:
ARJONA, Rafael. Guía total: Andalucía. Anaya Touring. Madrid, 2005.
ARJONA, Rafael y WALS, Lola. Guía Total: Cádiz, Costa de la Luz. Anaya Touring. Madrid, 2008.
ALONSO DE LA SIERRA, Lorenzo; ALONSO DE LA SIERRA, Juan; POMAR RODIL, Pablo y  MARISCAL, Miguel Ángel. Guía artística de Cádiz y su provincia [I]. Diputación de Cádiz y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005.

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