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martes, 31 de marzo de 2020

2935. CÓRDOBA** (LXXII), capital: 20 de enero de 2019.

437. CÓRDOBA, capital. La plaza de Capuchinos.
438. CÓRDOBA, capital. El Cristo de los Faroles, en la plaza de Capuchinos.
439. CÓRDOBA, capital. El Cvto. de Capuchinos (izqda.) y la Igl. de los Dolores (dcha.).
440. CÓRDOBA, capital. Portada de la Casa del Bailío.
441. CÓRDOBA, capital. La fachada del Cvto. del Císter.
442. CÓRDOBA, capital. Portada de la Igl. del Cvto. del Císter.
443. CÓRDOBA, capital. El Templo romano.
444. CÓRDOBA, capital. Otra vista del Templo romano.
445. CÓRDOBA, capital. El templo romano y el Ayuntamiento.
CÓRDOBA** (LXXI), capital de la provincia: 20 de enero de 2019.
Plaza de Capuchinos*
   Precisamente, dejando atrás la puerta Osario, mencionada en su día por Cervantes en El Quijote, y abandonando la plaza de Colón por la calle Conde de Torres Cabrera, a sólo unos metros, se alcanza la placita de las Doblas. Enfrente de ésta se sitúa la plaza de Capuchinos, uno de los lugares más emblemáticos de Córdoba, recogido en canciones, en películas y, sobre todo, en el recuerdo imborrable de todo el que la visita. Se trata de un lugar realmente apartado del mundo, de un oasis de blancura y de silencio, en el que el duende, más que el encanto, surge de la abrumadora simplicidad de su geometría y de su arquitectura. No es posible imaginar que un "trozo de cal y de cielo", como señaló el poeta Ricardo Molina, pueda llegar a emocionar de un modo tan hondo. El espacio lo preside la imagen del Cristo de los Faroles, nombre con el que también se conoce la plaza, imagen pétrea de un crucificado famosa en el mundo entero más que por su calidad, por el lugar en el que la ubicaron; pero también una imagen muy querida por por los cordobeses, que vuelcan sus fervores en ella.
Convento de Capuchinos
   Dos de los laterales de esta plaza están ocupados por el muro de este convento y por su iglesia. El convento se fundó en 1629. En el siglo XIX sufrió la ocupación de los franceses y, posteriormente, la exclaustración, aunque, en 1905, los franciscanos consiguieron volver a él. El muro es una pared enjalbegada coronada por una cubierta de teja árabe. Su única particularidad es la de encontrarse adosado a la fachada de la iglesia, creando con ésta un rincón de incomparable serenidad. La fachada de la iglesia es tan simple como el muro: una pared completamente blanca rematada por un tejaroz y un hastial con un pequeño óculo en el centro. En la parte inferior, la entrada: un arco de medio punto sin adorno alguno, dos ventanucos a los lados y una escalinata para acceder a ella. Encima una hornacina con la imagen de San Francisco, escultura contemporánea de Miguel Mora Valle, y, sobre ésta, obra ventana un poco mayor.
Iglesia de los Dolores
   El otro muro de la plaza de Capuchinos lo ocupa el antiguo hospital de San Jacinto, hoy residencia de ancianos y la iglesia de los Dolores, cuya Virgen despierta una profundidad piedad entre los cordobeses. El templo se terminó en 1731, gracias a los desvelos del Padre Posadas y a la generosidad del obispo Marcelino Siuri. La fachada del conjunto es también de una simpleza admirable. Aparte de una serie de ventanas con rejas, sólo la interrumpen dos portadas. La que da a la iglesia es adintelada y enmarcada por pilastras sobre las que descansa un frontón partido y una hornacina con la imagen de San Jacinto. La otra, moderna, lleva una hornacina en la que aparece una imagen de la Virgen titular.
Convento del Císter
   El muro de los Dolores se prolonga por una callejita que sale a otro rincón fuertemente evocador: el que forman la cuesta del Bailío y la casa del mismo nombre, la primera, con escalones enchinados, con el muro a modo de mirador y la fuente a él adosada, con las tapias florecidas de buganvillas del convento de Capuchinos, que se prolonga cuesta abajo; y la segunda, con el arco conopial de su portada revelando el estilo plateresco de la construcción, con su alto ciprés y su veranda metálica. Hoy esta antigua casa solariega es la sede de la Biblioteca Viva de Al-Andalus, perteneciente a la Fundación Roger Garaudy, en la que se reúnen toda clase de libros y documentos relativos a la Córdoba de las tres culturas.
   De este lugar, parte la calle Carbonell y Morand en la que, pasada la plaza de las Dueñas, se localiza el convento del Císter. Esta es una fundación del siglo XVII, llevada a cabo por el obispo Luis Fernández de Córdoba, hijo de los Marqueses de Guadalcázar, que, habiéndose instalado primeramente en esta localidad de la campiña cordobesa y, tras diversas vicisitudes, principalmente económicas, acabó trayéndose el convento a las antiguas cuadras del Rey, donde ahora se encuentra. De cualquier forma, la iglesia, único espacio visitable, se construyó en la segunda década del siglo XVIII, bajo los auspicios del obispo Marcelino Siuri, un activo pastor durante cuyo mandato se realizaron muchas edificaciones religiosas. La fachada es de ladrillo y tiene tres cuerpos rematados en un frontón triangular. En el cuerpo central se inscribe la portada, también de piedra y muy sencilla. Presenta vano con arco de medio punto enmarcado por pilastras, por encima de las cuales se abre una hornacina en la que se ubica una imagen de la Inmaculada. Un frontón curvo remata la obra.
El templo romano y el Ayuntamiento
   Enfrente de San Pablo, dando cara a la calle Capitulares y a la de Claudio Marcelo, se levantan estos dos edificios, a los que separan casi dos mil años de historia. La Córdoba romana contó, sin duda, con varios templos. Se tiene por seguro que debajo de las iglesias de San Miguel y de Santa Victoria están todavía los cimientos de dos de ellos. Se cree incluso que la antigua basílica de San Vicente, sobre la que se levantó la Mezquita, estaba construida sobre otro. Hoy del único que quedan restos visibles es de éste. Toda esta zona fue en su día el espacio más noble de la ciudad romana. Por aquí pasaba la vía Augusta y a su lado se alzaba el foro, un circo que ocupaba buena parte del antiguo convento de San Pablo y de los jardines de la casa del Orive y este templo que, por su elevación sobre el terreno y por su altura, sobresalía de las murallas y era visible desde una buena distancia de la ciudad. Hoy pueden verse las columnas de mármol por las que a él se accedía, parte del altar situado delante de ellas,los contrafuertes en los que se apoyaban los muros de cierre y parte de los cimientos, que se prolongan por debajo de las nuevas construcciones existentes, entre ellas el Ayuntamiento, en cuyo recinto se han integrado restos de los mismos.
   El Ayuntamiento es una obra reciente, concretamente, su construcción culminó en 1985, cuando era alcalde de la ciudad Julio Anguita, y el director del proyecto fue el arquitecto municipal José Rebollo Dicenta. Es una construcción híbrida entre la horizontalidad y la verticalidad, entre el racionalismo y ciertos aires neorrenacentistas, en la que predomina el color rosado del granito empleado con profusión. Además de los servicios municipales, el edificio cobija algunas colecciones artísticas de interés. 
Textos de:
ARJONA, Rafael. Guía total: Andalucía. Anaya Touring. Madrid, 2005.
ARJONA, Rafael. Guía Total: Córdoba. Anaya Touring. Madrid, 2009.
VILLAR MOVELLÁN, Alberto; DABRIO GONZÁLEZ, María Teresa y RAYA RAYA, María Ángeles. Guía artística de Córdoba y su provincia. Ayuntamiento de Córdoba y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006.

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2934. CÓRDOBA** (LXXI), capital: 20 de enero de 2019.

lunes, 30 de marzo de 2020

2934. CÓRDOBA** (LXXI), capital: 20 de enero de 2019.

422. CÓRDOBA, capital. Fachada principal del Pal. de Viana.
423. CÓRDOBA, capital. El patio principal del Pal. de Viana.
424. CÓRDOBA, capital. El patio de las Rejas del Pal. de Viana.
425. CÓRDOBA, capital. Tomándonos una cervecita delante del Pal. de Viana.
426. CÓRDOBA, capital. Acceso lateral al compás del Cvto. de Sta. Isabel.
427. CÓRDOBA, capital. Portada del compás del Cvto. de Sta. Isabel.
428. CÓRDOBA, capital. El monumento a Manolete.
429. CÓRDOBA, capital. El monumento a Manolete con la igl. de Sta. Marina, al fondo.
430. CÓRDOBA, capital. La igl. de Sta. Marina.
431. CÓRDOBA, capital. Portada del Evangelio de la igl. de Sta. Marina.
432. CÓRDOBA, capital. El Convento de San Cayetano.
433. CÓRDOBA, capital. La Torre de la Malmuerta.
434. CÓRDOBA, capital. Igl. del antiguo Cvto. de la Merced.
435. CÓRDOBA, capital. Uno de los accesos al antiguo Cvto. de la Merced.
436. CÓRDOBA, capital. El antiguo Cvto. de la Merced.
CÓRDOBA** (LXXI), capital de la provincia: 20 de enero de 2019.
Palacio de Viana*
   De la plaza de San Agustín parte, entre otras, la calle Reja de don Gome, al final de la cual, a la derecha, se llega a la plaza del mismo nombre. Aquí se encuentra la fachada principal de este suntuoso palacio, ejemplo inmejorable de las grandes casas solariegas de carácter renacentista que se repartían por toda la ciudad. En la actualidad, el palacio es propiedad de una entidad bancaria cordobesa, después de haber sido el domicilio de los Marqueses de Villaseca y de los de Viana. Los orígenes de esta gran edificación, que en la actualidad dispone de 6.500 metros cuadrados de superficie, se remontan al siglo XIV. El conjunto presenta una distribución irregular, debido a que, a lo largo del tiempo, se le fueron añadiendo dependencias a la medida de las necesidades de sus habitantes, hasta alcanzar la configuración actual de edificaciones distribuidas alrededor de doce patios y un jardín. Al exterior, salvo en la portada, el palacio ofrece un aspecto sumamente sencillo, con sus dos plantas de muro liso y encalado. La portada se abre en chaflán en uno de los ángulos de la plaza. Es de piedra caliza y muestra, en la planta baja, un vano adintelado con dovelas resaltadas. En la planta alta tiene un balcón orlado a un lado y a otro con sendos guerreros y, por encima, en medio de un frontón partido, el escudo de la casa.
   Del conjunto interior lo más llamativo son los patios, desde luego por su arquitectura, pero, sobre todo, por su prodigiosa decoración floral, cada uno con la suya propia y distinta de los demás. El Principal, se encuentra al otro lado de la entrada y es un claustro enchinado, con arcos de medio punto sobre columnas toscanas, que tiene una palmera en el centro y plantas trepadoras por sus paramentos. Tras éste, se van sucediendo los demás, cada uno con su nombre, que está relacionado cn su ornamentación o con el detalle que lo diferencia de los demás.
Convento de Santa Isabel
   La calle Santa Isabel, que parte de la plaza de Don Gome, alberga este convento de monjas franciscanas, patrocinado en su día por los Marqueses de Villaseca. De él puede visitarse el compás y la iglesia.
Monumento a Manolete
   Los muros del convento se prolongan por la plaza del Conde de Priego, a espaldas de su acceso. Aquí se levanta uno de los monumentos con los que la ciudad honra al diestro Manuel Rodríguez Sánchez, Manolete. Se trata de un conjunto escultórico en el que se ve la imagen en bronce del torero capote en mano y, a un lado y a otro, sendos caballos sujetos por dos mozos, ambos grupos en piedra caliza. Se erigió en 1956, gracias a la contribución popular y a los beneficios obtenidos de la corrida organizada por el diestro Carlos Arruza en el antiguo coso de los Tejares, y es obra del escultor Manuel Álvarez Laviada.
Iglesia de Santa Marina
   Esta iglesia, una más de las que fundara Fernando III, se encuentra en la plaza de su nombre, dando frente al monumento de Manolete, o al revés, el torero mirando a la fachada del templo, en una muestra de la vinculación del matador con este barrio. La iglesia es la más robusta de todas las fernandinas. Su aspecto, por la cara principal, es el de una fortaleza, con los poderosos contrafuertes, terminados en pirámides, que sujetan la fachada. Su construcción se llevó a cabo entre los últimos años del siglo XIII y los primeros decenios del XIV. La fachada se articula en tres cuerpos, separados por los contrafuertes, el correspondiente a la nave central y los de las naves laterales. El cuerpo central presenta la portada formada por un hueco en leve ojiva con arquivoltas que descansan en columnillas, hoy desaparecidas, con capiteles decorados, todo ello bajo un tejaroz que va de contrafuerte, apoyado en canecillos. Por debajo del hastial, aparece un rosetón abocinado de estructura gótico-mudéjar.
   La portada de la izquierda -lado del Evangelio- es francamente hermosa y, además, se encuentra muy bien conservada. Se abre en un arco ojival adornado con dientes de sierra, abocinado, con arquivoltas lisas que descansan en muy finas columnillas con capiteles profusamente decorados, todo ello bajo un gablete muy empinado, que sube hasta el alero del tejado, decorado con puntas de diamante, lo mismo que los airosos contrafuertes adosados a la fachada que enmarcan el conjunto. Importante elemento del exterior es la torre. Su construcción se llevó a cabo en dos etapas. En un primer momento, todavía en época medieval, se levantó el cuerpo bajo. Luego, ya en el siglo XVI, siendo obispo de Córdoba Leopoldo de Austria, Hernán Ruiz II levantó el segundo cuerpo y el campanario. El primero de ellos, rematado en una gran cornisa, muestra el escudo del obispo y una serie de cabezas de león como adorno. El campanario se organiza en cuatro muros abiertos con huecos de medio punto enmarcados por pilastras sobre muy altos basamentos y coronados por una cúpula con chapiteles en la cúspide y en las esquinas.
Convento de San Cayetano*
   Frente a la portada izquierda de Santa Marina se encuentra la calle Mayor de Santa Marina, que lleva a la puerta del Colodro, a través de la cual entraron en la ciudad las primeras tropas cristianas. Este fue el barrio de los antiguos piconeros cordobeses, hombres de tez cetrina que, día tras día, subían a la sierra con sus borriquillos a fabricar el picón, combustible con el que, hasta la aparición de los eléctricos, se alimentaban los braseros de las casas de Córdoba. Es un barrio alegre y muy popular, organizada a partir de esta calle, que es como su espina dorsal. Justo antes de la puerta del Colodro se encuentra la plaza de la Lagunilla, de expresivo nombre, en cuyo centro, ajardinado, hay un busto en bronce de Manolete, fundido por Juan de Ávalos en 1948 siguiendo el encargo del Ayuntamiento.
   Prácticamente enfrente de la puerta del Colodro, después de cruzar la avenida de las Ollerías, aparece el convento de San José, conocido popularmente como de San Cayetano, en la cuesta de su nombre, uno de esos lugares recoletos, casi prodigiosos que aparecen a cada paso, situado junto al tráfago de la gran avenida y, sin embargo, alejado de él, envuelto en el aroma de otras épocas, con us copudos naranjos y sus poyatos pintados de cal. El convento pertenece a los carmelitas descalzos que, como ya se dijo, se trasladaron aquí desde el de San Roque, fundado en el Buen Pastor por San Juan de la Cruz.
   Desde la calle se descubre la fachada del templo, en la cumbre de la pequeña pendiente. Es una obra barroca que tuvo su conclusión en 1656, aunque sufrió profundas reformas en el siglo XVIII. Desde abajo de la cuesta y emergiendo a través  de los naranjos, la fachada, enfoscada y pintada de ocre, ofrece una perspectiva de honda espiritualidad. Muestra un cuerpo estructurado en dos alturas y frontón en el que se ubica el escudo de la Orden. En la planta baja se abre una portada triple de piedra de piedra, la central formada por un arco de medio punto y las laterales, más pequeñas, adinteladas. La primera planta es tipo retablo, en el que se sitúa una hornacina avenerada con la imagen de San José, sobre ésta un frontón curvo partido y, a los lados, dos ventanas rectangulares. Junto a este cuerpo y sobresaliendo de él se alza la espadaña, terminada en un vano con dos huecos de medio punto para dos campanas y otro, más pequeño, para un campanillo.
Convento de la Merced*
   La avenida de las Ollerías fue hasta épocas bien recientes arteria fabril, con ingenios de fundiciones, fábricas de maderas, de aceite y otras. Subiendo acera arriba, puede verse aún, en la nueva plaza abierta al tránsito, una de las chimeneas de la industria aceitera de Carbonell, vestigio preservado en el lugar como testimonio de otro tiempo. Algo más arriba de la chimenea se levanta la torre de la Malmuerta, una torre albarrana de la muralla árabe cuyo nombre se debe a la castellana a quien su marido, en un arranque de celos, arrojó por las almenas. Hoy luce su perfil exenta en el borde del Campo de la Merced o plaza de Colón.
   En este lugar, al otro lado de los románticos jardines que ocupan el amplio centro de la plaza, con su arboleda de plátanos, de naranjos, de palmeras, con los tritones de su fuente y las palomas, se encuentra el antiguo convento de la Merced. Su fundación se debe a San Pedro Nolasco quien, tras la conquista cristiana de la ciudad, recibió de Fernando III la antigua basílica de Santa Eulalia, situada en el lugar y a la que se trasladó con sus monjes dedicados a la redención de cautivos en tierras musulmanas. Antes de terminar el siglo XIII los monjes tenían levantado su convento, pero la edificación actual es obra del siglo XVIII, en un sobrio y muy bello barroco, habiendo sufrido también, desde esta época, diversas modificaciones y restauraciones. Las dos más importantes se realizaron en 1850, cuando dejó de ser convento para convertirse en hospicio, y en 1960, momento en que comenzó su utilización como sede de la Diputación Provincial. Al exterior sobresale la extensión y horizontalidad de la fachada, rota por la incrustación de la iglesia, en el centro de la misma. En sus dos plantas, ofrece una serie de huecos adintelados, ventanas en la baja y balcones en la primera, enmarcados por pilastras que suben hasta el alero del tejado. La fachada de la iglesia se alza a modo de retablo, en tres calles de tres cuerpos, la del centro, más ancha, termina en un hastial coronado por la imagen de San Rafael. Las laterales rematan en espadañas, después de mostrar sendos óculos en el cuerpo inferior y balcones en el intermedio. La portada es de piedra blanca y ocupa dos cuerpos de la calle central. En el bajo se encuentra el acceso, adintelado y enmarcado por dos columnas salomónicas. Encima, a partir de una cornisa, hay una hornacina con la imagen de la Virgen de la Merced, orlada por dos pares de columnas, igualmente salomónicas. La totalidad de la fachada, por otra parte, aparece enfoscada y bellamente pintada con el colorido característico del momento de su construcción.
Textos de:
ARJONA, Rafael. Guía total: Andalucía. Anaya Touring. Madrid, 2005.
ARJONA, Rafael. Guía Total: Córdoba. Anaya Touring. Madrid, 2009.
VILLAR MOVELLÁN, Alberto; DABRIO GONZÁLEZ, María Teresa y RAYA RAYA, María Ángeles. Guía artística de Córdoba y su provincia. Ayuntamiento de Córdoba y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006.

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2933. CÓRDOBA** (LXX), capital: 20 de enero de 2019.

domingo, 29 de marzo de 2020

2933. CÓRDOBA** (LXX), capital: 20 de enero de 2019.

401. CÓRDOBA, capital. La igl. del Cvto. de los Padres de Gracia.
402. CÓRDOBA, capital. Fachada de la antigua igl. de San Juan de Letrán.
403. CÓRDOBA, capital. La igl. de San Rafael, o del Juramento.
404. CÓRDOBA, capital. Fuente en la plaza que antecede a la igl. de San Rafael, o del Juramento.
405. CÓRDOBA, capital. Interior de la igl. de San Rafael, o del Juramento.
406. CÓRDOBA, capital. Baldaquino de San Rafael, en la igl. homónima.
407. CÓRDOBA, capital. Cúpula sobre el crucero de la igl. de San Rafael, o del Juramento.
408. CÓRDOBA, capital. El Sto. Xto. de la Universidad en su capilla de la igl. de San Rafael, o del Juramento.
409. CÓRDOBA, capital. Ntra. Sra. de la Presentación, de la Hdad. Universitaria, en su capilla de la igl. de San Rafael, o del Juramento.
410. CÓRDOBA, capital. Otra vista del interior de la igl. de San Rafael, o del Juramento.
411. CÓRDOBA, capital. La igl. de San Agustín.
412. CÓRDOBA, capital. Portada de la igl. de San Agustín.
413. CÓRDOBA, capital. Interior de la igl. de San Agustín.
414. CÓRDOBA, capital. Otra visión del interior de la igl. de San Agustín.
415. CÓRDOBA, capital. Uno de los retablos de la igl. de San Agustín.
416. CÓRDOBA, capital. Parte de las pinturas murales de la igl. de San Agustín.
417. CÓRDOBA, capital. El retablo de la Virgen de las Angustias, en el crucero de la igl. de San Agustín.
418. CÓRDOBA, capital. Ntra. Sra. de las Angustias, en su retablo de la igl. de San Agustín.
419. CÓRDOBA, capital. Otra imagen del interior de la igl. de San Agustín.
420. CÓRDOBA, capital. Otra perspectiva del interior de la igl. de San Agustín.
421. CÓRDOBA, capital. Capilla mayor y cúpula de la igl. de San Agustín.
CÓRDOBA** (LXX), capital de la provincia: 20 de enero de 2019.
Convento de los Padres de Gracia
   La calle María Auxiliadora, que arranca de la plaza de San Lorenzo por el costado derecho del espectador, lleva a la plaza del Corazón de María, tras dejar atrás, en su mitad, el colegio de los Salesianos, con su iglesia levantada a principios del siglo XX. Aunque se encontrara extramuros de la Medina, la Axerquía estuvo también amurallada. Restos de esta muralla se localizan a lo largo de la ronda del Marrubial, que parte del borde de esta plaza, hasta la avenida de las Ollerías. En el frontal de la plaza se encontraba la puerta de Plasencia y en las proximidades de ésta una ermita bajo la advocación de Nuestra Señora de Guía. Este fue el lugar que escogió el reformador San Juan Bautista de la Concepción para el establecimiento de un convento de la Orden de los Trinitarios, al que dio el nombre de la Virgen de la Ermita.
   Lo más atractivo del conjunto es la iglesia, cuya obra terminó en 1686, y de ésta, sobre todo, la fachada. Se trata de un bello ejemplo de fachada retablo, que por su estilo pertenece a la transición del manierismo al barroco y es única en la ciudad. Consta de tres cuerpos que marcan nítidamente las tres naves que el edificio tiene en su interior. El cuerpo central es el más alto y también el más rico. De arriba abajo se inicia con un gran frontón triangular, con los lados en forma de cornisa adornada con canes almohadillados y en la cúspide una imagen de la Virgen de Gracia. En la parte baja se abren tres puertas adinteladas sobre las que hay tres frontones curvos partidos a distinto nivel que dan paso a tres hornacinas en las que aparecen un Ángel presentando cautivos a la Santísima Trinidad, en el centro, y San Juan de Mata y San Félix de Valois, a los lados. Los cuerpos laterales son idénticos al central, aunque más pequeños, con respecto a los frontones, pero sólo presentan los huecos de dos ventanas el de la izquierda y dos ventanas simuladas el de la derecha, en la más baja de las cuales, hay un cuadro de azulejos esmaltados con la figura, muy venerada por los cordobeses, del Rescatado, cuya imagen se guarda en la iglesia. Al lado de estos dos cuerpos hay todavía dos alas con accesos a la zona conventual del conjunto. Ambas entradas, igualmente adinteladas, se decoran con un marco almohadillado, de estirpe renacentista, pero usado también en el manierismo. Al lado de la fachada y perpendicular a ella por el lado izquierdo, se eleva el campanario, una espadaña de dos cuerpos, el inferior con dos arcos para las campanas y el superior uno solo.
Iglesia de San Rafael
   La calle de los Frailes, la plaza de San Juan de Letrán, donde existió un pequeño templo del que hoy no queda más que la fachada, la calle Montero y la plaza de San Agustín constituyeron el territorio carnavalesco por excelencia de Córdoba. Aquí ha habido máscaras siempre, incluso durante la larga noche de la Dictadura en que estuvieron prohibidas y aquí, cuando llega febrero, vuelven a fluir en jolgoriosas riadas desde que la ciudad y con ella el país recobraron la libertad. Siguiendo estas calles desde el convento de los Padres de Gracia, se alcanza el compás de San Agustín. En un rinconcillo, a la izquierda, se abre la plazoleta del Pozanco, a la que sigue la calle, o más bien callejuela, Custodio, por la que se alcanza la plaza de Arias, en la que se encuentra el templo que la ciudad dedicó a su Custodio, San Rafael. Son todas estas, de nuevo, calles y callejuelas laberínticas, de hondo sabor popular, con abundantes patios llenos de flores, y rincones -el Pozanco es uno de ellos- en los que, en mayo, se montan cruces preciosas. 
   La iglesia de San Rafael, también conocida como del Juramento, por el que el Arcángel le hizo al padre Roelas, se alza precisamente sobre el solar de la casa que fue de este venerable sacerdote. El culto al Arcángel como protector de la ciudad se remonta a la Edad Media, pero no fue autorizado por el Papa hasta 1651. Entonces se constituyó una hermandad y se construyó una iglesia que, muy pronto, resultó pequeña para albergar la afluencia de fieles, por lo que se derribó y, en su sitio, se levantó el templo actual. Este responde al proyecto de Vicente López Cordera y su construcción finalizó en 1806. Se trata de un edificio academicista, esto es, formal, circunstancia que se constata ya en su fachada y que lo hace distinto a la generalidad de los templos de Córdoba. Tiene dos torres idénticas situadas a los extremos de dos cuerpos rectangulares, uno sobre otro, separados por prominentes cornisas. Ambos cuerpos presentan tres huecos cada uno, adintelados, separados por pilastras y coronados por frontones triangulares, salvo el centro del bajo que es la puerta de acceso principal. Un tercer cuerpo, más estrecho, separado de las torres por sendas balaustradas y coronado igualmente por un frontón triangular, remata el conjunto. Sobre los vértices de este último frontón aparecen las imágenes de San Rafael, y San Acisclo y Santa Victoria
   Interiormente, la iglesia se estructura en una cabecera circular cubierta con cúpula de tambor con vidrieras, rodeada por un deambulatorio al que se abre mediante arcos de medio punto. Este mismo tipo de arcos sobre gruesos pilares de base cuadrada separan las tres naves que, hacia los pies, parten de la cabecera. La nave central ofrece una hermosa cornisa soportada por canecillos, que corre igualmente por la cabecera. Sobre ella se alza una bóveda de lunetos en los que se abren luminosas vidrieras. En el altar mayor de la cabecera, en un templete sostenido por columnas corintias, aparece la imagen de San Rafael que talló el cordobés Alonso Gómez de Sandoval en 1735 y que, con sus coturnos de plata, el báculo de peregrino y la corona solar, se ha hecho clásica.
Iglesia de San Agustín
   La calle de Jesús Nazareno lleva, hacia el norte, al compás de San Agustín que muere en la plaza del mismo nombre. En el centro de la plaza hay un busto de Ramón Medina, el popular músico que tuvo aquí al lado su peña El Limón. Aquí se encuentra también la iglesia de San Agustín, templo que formó parte del desaparecido convento de los frailes agustinos. Estos frailes llegaron a Córdoba con el conquistador Fernando III, quien los instaló en el Campo de la Verdad. Poco después, en 1313, lo s frailes consiguieron trasladarse al alcázar de los Reyes Cristianos, hasta que en el año 1328 se establecieron definitivamente en este lugar. Aquí vivieron pacíficamente casi seiscientos años, hasta que en 1808 los franceses ocuparon el convento y acabaron incendiándolo. Poco después, los agustinos fueron exclaustrados, siguiendo las leyes emanadas del gobierno central de la nación y el convento permaneció deshabitado hasta principios del siglo XX en que pasó a manos de los dominicos.
   La iglesia ha padecido también los avatares de la historia junto a los estragos del tiempo. Ha permanecido mucho tiempo cerrada, hasta que se ha finalizado recientemente su restauración integral. Su construcción data de la primera mitad del siglo XIV. Con posterioridad sufrió muchas reformas, la principal de las cuales se llevó a cabo a comienzos del siglo XVII, en que se adaptó el edificio a los gustos del barroco, en este caso, con especial refinamiento y suntuosidad, como lo demuestran entre otras cosas las muy hermosas pinturas que decoran la bóveda de la nave central, obra del pintor Juan Luis Zambrano (1598-1639). El campanario es una maciza espadaña y la portada, un hueco adintelado enmarcado por una moldura en arco y cuatro columnas jónicas sobre altos basamentos. Por encima de éstas hay un entablamentos y una hornacina con la imagen de San Agustín.
   En el interior de la Iglesia de San Agustín se erige varios altares dedicados a figuras muy populares en Córdoba. Entre ellas, Jesús Nazareno, San José o Santo Tomás de Villanueva. De este último, aún se conserva su imagen, pieza del siglo XVII de gran belleza. Pero si una figura suscita una fervorosa devoción entre los cordobeses, es sin lugar a dudas la de la Virgen de las Angustias. Una cuidada obra del artista Juan de Mesa, realizada entre los años 1626 y 1627.
Textos de:
ARJONA, Rafael. Guía total: Andalucía. Anaya Touring. Madrid, 2005.
ARJONA, Rafael. Guía Total: Córdoba. Anaya Touring. Madrid, 2009.
VILLAR MOVELLÁN, Alberto; DABRIO GONZÁLEZ, María Teresa y RAYA RAYA, María Ángeles. Guía artística de Córdoba y su provincia. Ayuntamiento de Córdoba y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006.

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2932. CÓRDOBA** (LXIX), capital: 20 de enero de 2019.

sábado, 28 de marzo de 2020

2932. CÓRDOBA** (LXIX), capital: 20 de enero de 2019.

383. CÓRDOBA, capital. El Cvto. del Carmen.
384. CÓRDOBA, capital. Una de las portadas del Cvto. del Carmen.
385. CÓRDOBA, capital. La igl. de la Magdalena desde la plaza homónima.
386. CÓRDOBA, capital. Portada del Evangelio de la igl. de la Magdalena.
387. CÓRDOBA, capital. Portada principal de la igl. de la Magdalena.
388. CÓRDOBA, capital. Otra perspectiva de la igl. de la Magdalena.
389. CÓRDOBA, capital. La igl. de San Lorenzo.
390. CÓRDOBA, capital. Interior de la igl. de San Lorenzo.
391. CÓRDOBA, capital. Detalle del interior de la igl. de San Lorenzo.
392. CÓRDOBA, capital. Las pinturas murales del ábside principal de la igl. de San Lorenzo.
393. CÓRDOBA, capital. El Stmo. Xto. del Remedio de Ánimas en su retablo de la igl. de San Lorenzo.
394. CÓRDOBA, capital. Ntra. Sra. Madre de Dios en sus Tristezas, en su retablo de la igl. de San Lorenzo
395. CÓRDOBA, capital. Los titulares de la Hdad. de la Entrada Triunfal, en su capilla de la igl. de San Lorenzo.
396. CÓRDOBA, capital. Capilla de la Hdad. del Calvario, en la igl. de San Lorenzo.
397. CÓRDOBA, capital. Ntro. Padre Jesús del Calvario en su retablo de la igl. de San Lorenzo.
398. CÓRDOBA, capital. Ntra. Sra. del Mayor Dolor, de la Hdad. del Calvario, en la igl. de San Lorenzo.
399. CÓRDOBA, capital. El retablo mayor, situado en una nave lateral, de la igl. de San Lorenzo.
400. CÓRDOBA, capital. Una última vista de la igl. de San Lorenzo.
CÓRDOBA** (LXIX), capital de la provincia: 20 de enero de 2019.
Convento del Carmen
   Doblando por Alfonso XII a la derecha, tras dejar atrás la plaza del Conde de Gavia, se alcanza la plaza de Puerta Nueva. Aquí se sitúa el antiguo convento del Carmen, perteneciente a los carmelitas calzados. Los frailes de esta Orden habitan este lugar desde 1580, pero el convento como tal se construyó en el siglo XVII, durando las obras casi toda la centuria. Del convento se conservan dos zonas de notable importancia: la iglesia y el claustro.
   La iglesia es muy sencilla. Tiene una sola nave que, a principios del siglo XX, perdió el artesonado de madera en un incendio y hoy se cubre con bóveda de medio cañón. Está toda enlucida y pintada de blanco. Unos lucernarios a la altura de la bóveda dejan pasar la luz diurna. En una de las reformas, perdió la entrada principal, que fue tapiada, y ahora se entra en ella a través del lado del Evangelio, después de atravesar un pequeño compás ajardinado.
Iglesia de la Magdalena*
   Desde el Carmen, por Ronda de Andújar, se alcanza enseguida, en la acera de la izquierda, la plaza de la Magdalena, en uno de cuyos laterales, el meridional, se yergue la iglesia de igual nombre, la primera iglesia fernandina que se construyó en la Axerquía, la más castellana y, probablemente, la mejor, como lo confirma el hecho de que en 1982 fuera declarada Monumento de Interés Histórico Artístico. Las obras comenzaron inmediatamente después de la conquista cristiana y debieron concluirse antes de finalizar el siglo XIII. A lo largo del tiempo ha sufrido numerosas incidencias, la más grave de las cuales ocurrió en 1990 cuando un incendio no dejó a salvo más que los muros. No obstante, con posterioridad a esta fecha, ha sido minuciosamente restaurada, devolviéndole su carácter original y, aunque permanece cerrada al culto, en ella se celebran los jueves musicales, recitales de música clásica que este día de la semana organiza, con gran éxito, una entidad bancaria.
   El edificio se encuentra exento y ya desde el exterior se aprecia el equilibrio de sus proporciones, así como su sencilla belleza. No es un templo muy grande, ni muy alto, pero ello no le resta valor, sino más bien al contrario. La influencia castellana se hace notar a primera vista en el aparejo de los muros, que ya no se disponen a soga y tizón, como en los edificios árabes y mudéjares, sino simplemente a soga. La portada principal muestra un frontón triangular adelantado a la fachada y, bajo él, arquivoltas ojivales, la exterior adornada con puntas de diamante, y cada una de ellas apoyada sobre columnitas que hacen las veces de jambas, rematadas en capiteles góticos con decoración zoomórfica. La portada del Evangelio es muy semejante a la principal, salvo en que el adelantamiento del muro se produce mediante un tejaroz apoyado en modillones de rollos. Como en la principal, las arquivoltas apoyaban e jambas semejantes, de las que, a día de hoy, sólo quedan los capiteles, decorados en esta ocasión con cabezas humanas y motivos vegetales. Aunque la construcción siga las directrices castellanas, tiene también influencias mudéjares, circunstancia que aparece, por ejemplo, en la portada de la Epístola: un arco apuntado y enmarcado en alfiz, compuesto de molduras y dientes de sierra, con ornamentación a base de puntas de diamante. La torre es obra bastante más moderna, concretamente, de finales del siglo XVIII. Se construyó durante el mandato del obispo Caballero Góngora, por eso luce su escudo en el muro. Consta de varios cuerpos de base cuadrada y superficie decreciente. El de campanas es ochavado y se alza dentro de un barandal que le da el aspecto de balconada. Todo el conjunto aparece coronado por un pequeño remate circular con cúpula de gallones en el que se ubica otra pequeña campana.
Iglesia de San Lorenzo*
   La calle Arroyo de San Lorenzo, al lado de la plaza de la Magdalena, lleva hasta la plaza de San Lorenzo, donde se alza la iglesia de este nombre, una más de las parroquias fundadas por Fernando III. Impresiona su fachada principal, recortada generalmente contra un cielo azul, no en vano se trata de una de las más hermosas de la ciudad, si no la que más. El óculo, que ocupa la mayor parte de la superficie del hastial resulta modélico. No se conserva otro tan bello en Córdoba. En un círculo formado por varias molduras concéntricas se inscriben dos estrellas de las que van surgiendo una lacería que recuerda las labores de sebka musulmanas. A la izquierda de este óculo se alza, airosa, la torre, engullendo el perfil de la nave del Evangelio. La construcción de esta iglesia estaba concluida antes de finalizar el siglo XIII. Se hizo sobre una antigua mezquita sobre cuyo alminar y de la mano de Hernán Ruiz II se levantó el campanario. Consta éste, como se ve, de tres cuerpos de dimensiones decrecientes que arrancan de una potente cornisa adornada con balaustrada. El segundo de los cuerpos se encuentra girado cuarenta y cinco grados con respecto al primero. Ambos aparecen abiertos, el inferior con dobles arcos de medio punto por fachada y el superior con uno solo, también por la fachada. El último cuerpo es circular, a manera de templete, y sobre su cupulilla se alza una imagen del titular de la parroquia, San Lorenzo.
   Completa esta fachada principal un pórtico formado por tres arcos apuntados y cubierta de teja cuyo alero remata en canes sin decorar. La puerta de acceso presenta arquivoltas ojivales adornadas con dientes de sierra y apoyadas en columnas con capiteles decorados con motivos vegetales. La portada derecha se abre bajo un tejaroz. Es ojival, es decir, gótica, y lleva una decoración a base de bolas. La portada izquierda o de la nave del Evangelio es similar a la de la derecha, pero se trata de una copia realizada en una de las obras de restauración que ha sufrido el templo. Todos los muros exteriores, por otra parte, se levantan a soga y tizón, influencia mudéjar habitual en la construcción de estas iglesias. Por dentro, el edificio ocupa un espacio rectangular dividido en tres naves separadas por arcos formeros armados que apoyan en pilares en cuya cara interna llevan columnas con capiteles tallados con motivos geométricos. Las tres naves muestran cubiertas de madera y las tres culminan en sendos ábsides, el central poligonal, con forma de pentágono, y los laterales planos. Los tres llevan además bóveda de crucería, y el arco toral está adornado con puntos de diamante y dientes de sierra.
   El templo estuvo enfoscado y cubierto de yeserías barrocas. Sin embargo, en este caso, a partir de 1956 y a instancias del párroco don Juan Novo, un sacerdote ilustrado, se llevó a cabo una labor de limpieza que devolvió el edificio prácticamente a su estado original. Gracias a esta intervención, aparecieron las pinturas del ábside mayor, escondidas durante siglos tras el retablo que las cubría. Debido a este descubrimiento, hoy se da por seguro que todo el templo estuvo pintado en su día, aunque estas pinturas hayan desaparecido. Las del ábside mayor son góticas,con influencia italiana, están hechas al fresco y, en su estilo, los expertos las consideran como de las más importantes de Andalucía. En sendas hornacinas y de abajo a arriba, aparecen, en primer lugar, los santos Acisclo y Esteban y los varones del Antiguo Testamento Moisés y Elías. En la parte superior se recogen escenas de la Pasión de Cristo desde el Beso de Judas a la Resurrección, pasando por el Prendimiento, el Ecce Homo, el Camino del Calvario, la Crucifixión y el Descendimiento. Independientemente de las pinturas, en el altar mayor, sobrecoge la imagen olivácea del Cristo del Remedio de Ánimas, un Crucificado espectacular, obra granadina de autor anónimo tallada en el siglo XVII. El tratamiento de la musculatura, la expresión terrible del rostro, captado en el mismo momento de la muerte, la negra cabellera de pelo natural que cae sobre los hombros, ponen en evidencia la calidad de un gran artista y, al mismo tiempo, componen un cuadro de dolor que a nadie deja indiferente.
Textos de:
ARJONA, Rafael. Guía total: Andalucía. Anaya Touring. Madrid, 2005.
ARJONA, Rafael. Guía Total: Córdoba. Anaya Touring. Madrid, 2009.
VILLAR MOVELLÁN, Alberto; DABRIO GONZÁLEZ, María Teresa y RAYA RAYA, María Ángeles. Guía artística de Córdoba y su provincia. Ayuntamiento de Córdoba y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006.

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2931. CÓRDOBA** (LXVIII), capital: 20 de enero de 2019.