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miércoles, 11 de mayo de 2022

3707. CARMONA** (XXII), Sevilla: 20 de diciembre de 2021.















CARMONA** (XXII), provincia de Sevilla: 20 de diciembre de 2021.
   Mostramos imágenes de la Exposición "Medio Milenio" de Semana Santa en Carmona" celebrada en el antiguo Convento de Santa Ana, rehabilitado recientemente para convertirse en un espacio cultural de referencia para la ciudad de Carmona.
     El 11 de marzo de 1521 llegó a Sevilla una romería formada por 1500 carmonenses -algunos disciplinándose y otros con vela- pidiendo para para su Vega. Esa misma noche se postraron ante la Virgen de la Antigua y, repentinamente, empezó a llover sobre los trigales.
     Esta exposición conmemora el medio milenio transcurrido desde aquella primera procesión de sangre, origen de la celebración popular de la Semana Santa, hasta nuestros días. Una aproximación a las hermandades penitenciales carmonenses, y a los hitos de su paulatina transformación a través de las imágenes y enseres dedicados a su devoción particular, muchas de ellas desconocidas en la actualidad por encontrarse en desuso, fuera de nuestra localidad, y, en algunos casos, ocultas.
     El visitante que realice el recorrido expositivo dispuesto a lo largo de la renovada iglesia de Santa Ana se adentrará en el relato público e íntimo de la religiosidad popular carmonense en cuatro capítulos organizados de manera cronológica. El primero de ellos profundiza en los orígenes de la devoción popular promovida en los conventos masculinos y su posterior emancipación como cofradías que procesan un culto particular a los distintos pasajes de la Pasión de Cristo. A continuación, nos adentraremos en el apogeo de la procesión barroca a la que, paulatinamente, se van incorporando devociones marianas, hasta generar un teatro contrarreformista con pleno sentido didáctico-catequético, en el que se suceden penitentes de luz y de sangre, figuras alegóricas, urnas, sermones, cánticos y fuegos artificiales.
     Sin embargo, a fines del siglo XVIII esta narración se verá limitada por las prohibiciones de Carlos III sobre el culto popular, lo cual, unido a las desamortizaciones, supondrán una transformación radical de la fiesta y conllevará la desaparición de hermandades históricas y, después de más de un siglo, la recuperación del desfile penitencial bajo los aires del Romanticismo. Habrá que esperar al convulso siglo XX para asistir a una nueva eclosión de las hermandades carmonenses y sus cultos, ahora sevillanizados, así como a la aportación de los creadores y hermandades locales al mundo de las cofradías. Hasta llegar al ámbito actual donde la semana mayor evoluciona dentro de sus propios cánones, siempre atendiendo al carácter patrimonial e idiosincrático que emanan de su historia.
     En este caso mostramos el Capítulo 3. Del Antiguo al Nuevo Régimen 1777 - 1900.
     Las luces de la Ilustración pondrán fin a la devoción moderna. En 1777 Carlos III prohíbe los disciplinantes y las procesiones nocturnas; y en 1783 ordenó que las hermandades erigidas sin autorización quedaran abolidas y que, las que si cumplieran los requisitos, redactaran nuevas ordenanzas que tenían que ser aprobadas por el Consejo de Castilla. Lo cual, en la práctica, supuso revivir viejas polémicas. De entre todas las desavenencias surgidas, la más compleja fue la división de los devotos de la Virgen de los Dolores de San Bartolomé en dos entidades paralelas: los Esclavos y los Siervos de María. Una disputa que, más allá de los acontecimientos, supuso un pulso por la excelencia del culto, llegando a realizar de grandes máquinas efímeras y música creada ex profeso.
     La convulsa realidad de España a lo largo del siglo XIX dejará relegadas las hermandades a su vocación caritativa y a cultos internos. La extinción de las entidades establecidas en conventos decretada por José Bonaparte y las distintas desamortizaciones supondrán un golpe definitivo que llevará a la extinción de las cofradías más antiguas -Dulce Nombre, Sentencia, Amargura, Veracruz y Soledad-, mientras que las que sobreviven centrarán sus esfuerzos en el enterramiento de sus miembros. La excepción fue la fundación de la Hermandad de la Amargura en San Felipe a fines de la centuria.
     De manera más o menos intermitente, las hermandades continuaron realizando desfiles penitenciales, si bien ahora bajo un sentido luctuoso y, por resonancia con la "corte chica", imbuidas por el Romanticismo. Ahora las grandes urnas doradas se transformaron en sobrios cajones portados por maniguetas y sobrecargados de imágenes, acompañados por vistosos desfiles de romanos, con elegantes pajinetas de trajes bordados y corazas de chapa. Al tiempo que también hicieron aparición nuevos palios de plata de roultz y, con ellos, la llegada de las primeras "paralelas" que permitían portar los pasos desde dentro.
     Esta fue la Semana Santa que llamó la atención de los viajeros del Grand Tour y que pudo contemplar George E. Bonsor el jueves santo de 1881:
     "He venido a ver la procesión. Carmona está de fiesta. Todo el mundo sale a la calle. He aquí el orden de la procesión:
     Penitentes violetas con cirios violetas también; otros llevan cestos pero no sé qué significa. Su tocado tiene forma de pan de azúcar y llevan grandes trajes con enormes colas que arrastran por el suelo. Sobre sus espaldas llevan una medalla que representa una columna: son sin duda, los penitentes de la Columna. Después de ellos viene una gran plataforma llevada por diez hombres que hacen esfuerzos enormes por permanecer de pie. Encima está representada en figuras de tamaño natural la Flagelación. El Cristo está cubierto de heridas y la sangre chorrea por el cuerpo: delante de él un santo arrodillado y vertiendo lágrimas. Detrás, los dos verdugos con sus látigos en las manos ¡qué feos y qué mal vestidos!
     Detrás llevan velas y flores artificiales en cacharros. Cada dos o tres minutos se paran y un hombre canta una cosa muy triste pero incomprensible. Cuanto termina, dos penitentes tocan la trompeta produciendo un ruido entre bostezo y lamento, y otros dos más lejos lo repiten.
     La procesión continúa ¡vienen los romanos! Dos trompetas delante, un portaestandarte, un general y dos oficiales. Sus trajes son muy curiosos, llevan bonitos cascos de hierro blanco con enormes viseras de la Edad Media y un penacho de plumas blancas. El calzado lo llevan sujeto a la pierna, unas medias azules y blancas y una lanza en la mano, a lo Enrique IV. no es mucho. A cada parada beben un trago y los penachos empiezan a temblar.
     Después vienen otra vez los penitentes, como los primeros, pero algo diferentes por llevar una cruz roja en el hombro. El tocado es de pilón de azúcar truncado ¿qué diablos querrá decir esto? Después viene un santo llevado a hombros. luego penitentes negros y, al final, algunos curas, y la Virgen de Gracia bajo un baldaquino, con velas a sus pies y un manto que cae de la cabeza a los pies. Una banda de música cierra la procesión, tocando muy mal pero elegantemente."

Enlace a la Entrada anterior de Carmona**:
3706. CARMONA** (XXI), Sevilla: 20 de diciembre de 2021.

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