16. SEGOVIA, capital. Vista de la plaza mayor con el Ayuntamiento. |
17. SEGOVIA, capital. Ábside de la catedral. |
18. SEGOVIA, capital. Cristo yacente de Gregorio Fernández, en la catedral. |
19. SEGOVIA, capital. Una de las pandas del claustro de la catedral. |
20. SEGOVIA, capital. Capilla mayor de la catedral. |
21. SEGOVIA, capital. Bóveda de la girola de la catedral. |
22. SEGOVIA, capital. Fachada principal y torre de la catedral. |
23. SEGOVIA, capital. Fachada del palacio de los marqueses del Arco. |
24. SEGOVIA, capital. Torre y ábside de la igl. de San Andrés. |
25. SEGOVIA, capital. El Alcázar. |
26. SEGOVIA, capital. La igl. de San Esteban. |
27. SEGOVIA, capital. Mon. del Parral. |
28. SEGOVIA, capital. Igl. de la Veracruz. |
29. SEGOVIA, capital. Otra perspectiva de la igl. de la Veracruz. |
SEGOVIA** (II), capital de la provincia: 23 de julio de 2005.
La Plaza Mayor, céntrico espacio porticado, está presidida por el sobrio edificio del Ayuntamiento, obra del siglo XVII.
A la plaza asoma el ábside de la Catedral**, uno de los últimos grandes templos góticos construidos en la Península, entre 1525 y 1577, después de que un incendio redujera a cenizas la anterior obra románica, situada frente al Alcázar, durante el conflicto comunero. Se la conoce como la "dama de las catedrales" y fue trazada originalmente por Juan Gil de Hontañón, aunque no se consagró hasta mediados del siglo XVIII. Sobre la austera fachada sobresale a gran altura (90 m.) la poderosa torre*, mientras que la zona de la cabecera, dispuesta en planos decrecientes, se corona con airosos pináculos.
La herreriana puerta de San Frutos, en el lado norte, da acceso al interior, armónico y de grandes proporciones. Consta de tres naves, crucero, ábside con girola y cubierta de bóvedas de crucería que apoyan sobre esbeltos pilares de diversos estilos. En la parte alta se abren ventanales con vidrieras bajo los que corre una larga galería. Una veintena de capillas, cerradas por buenas rejas y provistas de valiosos retablos, se disponen en las naves laterales y alrededor de la girola. Destaca entre ellas la primera capilla situada a la derecha de la puerta de acceso tanto por el retablo de La Piedad*, obra de movido barroquismo de Juan de Juni (1571), como por el tríptico flamenco del Descendimiento*, de Ambrosio Benson (siglo XVI). Un también magnífico Cristo yacente, de Gregorio Fernández, que es sacado en procesión la noche del Viernes Santo, se encuentra en la capilla del Sepulcro de Cristo, casi a los pies de la nave opuesta.
En el centro de la nave principal, el coro tiene sitiales gótico-flamígeros (siglo XV) y cuenta con dos órganos barrocos. Sumamente llamativa es la bóveda estrellada* que cierra la Capilla Mayor, en la que, sobre un lujoso y discordante altar del siglo XVIII, debido a Sabatini, se venera a la Virgen de la Paz*, hermosa estatua del siglo XIV vestida de plata.
A la derecha de la girola se abre la capilla del Santísimo Sacramento, rica y espaciosa estancia que alberga, entre azulejos cerámicos de Daniel Zuloaga, el Cristo de la Agonía, de Manuel Pereira (siglo XVII). En la capilla del Cristo del Consuelo, al otro lado de la puerta de San Geroteo, se alza una magnífica portada procedente de la antigua catedral. Por ella se accede al claustro, construcción gótica de finales del siglo XV, también perteneciente al templo anterior y trasladado aquí en 1558. Son muy hermosos sus ventanales con tracerías caladas. Finalmente, la capilla situada a los pies de la torre y la antigua sala capitular, esta última con un magnífico techo de madera tallada (siglo XVII), albergan el Museo de la Catedral, donde pueden admirarse objetos de rica orfebrería, vestiduras litúrgicas, esculturas, pinturas y varias colecciones de tapices. Valiosos manuscritos e incunables, entre ellos el Sinodal de Aguilafuente (1472), una de las primicias de la imprenta en España, se guardan en el Archivo.
La calle del Marqués del Arco, que flanquea la Catedral y reune diversas tiendas de artesanía, conduce en dirección al Alcázar. En ella, se encuentra el palacio de los Marqueses del Arco, mansión renacentista (siglo XVI) provista de un notable patio plateresco, y ya cercana al Alcázar se levanta la iglesia de San Andrés, románica del siglo XII. Muestra al exterior un interesante ábside y una torre de ladrillo coronada por un chapitel de pizarra.
Al final, precedido de jardines y sobre el espolón que circundan los ríos Eresma y Clamores, se eleva como quilla de barco el Alcázar**, "un castillo de verdad, el más parecido del mundo a un castillo de mentira soñado por un niño", según expresión de Dionisio Ridruejo que algunas fantasías de Walt Disney han demostrado atinada. Su origen, aparte de los precedentes de época romana e incluso anteriores, se remonta a los tiempos inmediatos a la repoblación de la ciudad (siglo XII).
La iglesia de San Esteban* se levanta en la plaza del mismo nombre, siendo un templo románico (siglo XIII) de rosada piedra caliza, del que destaca sobremanera la alta torre**, de seis pisos con ventanales de bellas arquerías, más delicadas en los tramos más altos. El característico pórtico sobre columnas pareadas y con capiteles finamente esculpidos, aunque mal conservados, rodea el edificio por dos de sus lados. El interior, rehecho con formas barrocas, alberga esculturas tardorrománicas.
Al otro lado del Eresma se alza el monasterio del Parral*, fundado a mediados del siglo XV y formado por un conjunto de edificios góticos y renacentistas que acogen una comunidad de monjes jerónimos. No queda lejos, junto a la carretera de Zamarramala, la singular iglesia de la Vera Cruz**. Se trata de un templo de origen templario (siglo XIII), de exterior poligonal, de 12 lados, saliente torre cuadrada y sencillas portadas.
Textos de:
RAMOS, Alfredo J. Guía Total: Castilla y León. Ed. Anaya. Madrid, 2004.
COBREROS, Jaime. Guía del Románico en España. Ed. Anaya. Madrid, 2010.
COBREROS, Jaime. Guía del Románico en España. Ed. Anaya. Madrid, 2010.
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