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martes, 23 de septiembre de 2014

919. ÁVILA** (III), capital: 31 de octubre de 2009.

17. ÁVILA, capital. El Real Mon. de Sto. Tomás.

18. ÁVILA, capital. Portada de la igl. del Real Mon. de Sto. Tomás.

19. ÁVILA, capital. Zona de la sillería del coro.

20. ÁVILA, capital. Otra zona del coro.

21. ÁVILA, capital. Vista del retablo mayor con el sepulcro del infante don Juan a sus pies, desde el coro.

22. ÁVILA, capital. Detalle del sepulcro del infante don Juan, en la igl. del Real Mon. de Sto. Tomás.

23. ÁVILA, capital. En el claustro de los Novicios del Real Mon. de Sto. Tomás.

24. ÁVILA, capital. En el claustro del Silencio del Real Mon. de Sto. Tomás.

25. ÁVILA, capital. Otro rincón del claustro del Silencio del Real Mon. de Sto. Tomás.

26. ÁVILA, capital. En el claustro de los Reyes del Real Mon. de Sto. Tomás.

27. ÁVILA, capital. Una de las vitrinas del Museo de Arte Oriental del Real Mon. de Sto. Tomás.

ÁVILA** (III), capital de la provincia: 31 de octubre de 2009.
Hacia Santo Tomás
   Un monumento de visita imprescindible, un poco retirado, hacia el sureste es el Real Monasterio de Santo Tomás**, cuya construcción, realizada en poco más de una década a finales del siglo XV (1482-1493), fue promovida en el entorno de los Reyes Católicos. Escenario de una intensa historia, fue residencia estival de los monarcas, sede de la Inquisición en tiempos de Torquemada y centro universitario donde, entre otros, cursó estudios Gaspar Melchor de Jovellanos. Sufrió graves daños durante la invasión francesa, así como los efectos de la Desamortización, hasta que Isabel II lo reintegró a los monjes dominicos, que aún lo habitan. Alrededor de una amplia lonja enlosada, el conjunto, de estilo fundamentalmente isabelino, con detalles mudéjares, está formado por la iglesia, los claustos y las dependencias conventuales y las antiguas salas palaciegas, convertidas en museo. El templo posee una sencilla fachada con una portada adornada con escudos, estatuas y relieves. A los pies de la única y elegante nave que se abre en su interior, cubierta por altas bóvedas de crucería y con capillas laterales, se encuentra el coro, provisto de una excelente sillería* de nogal y elevado sobre un arco carpanel semejante al que, en la cabecera, sustenta el altar mayor. El centro del crucero lo ocupa el sepulcro del infante don Juan* (1515), primorosa obra en mármol cincelada por Doménico Fancelli para acoger los restos del único hijo varón de los Reyes Católicos, muerto en plena juventud. Otras tumbas nobiliarias se disponen en las capillas laterales. El retablo del altar mayor representa escenas de la vida de Santo Tomás en tablas pintadas por Pedro Berruguete hacia 1495.
   A la derecha de iglesia se sitúa la zona conventual, dispuesta en torno a tres claustros: el claustro de los Novicios, de armoniosa sencillez, compuesto por arquerías sobre columnas octogonales; el claustro del Silencio, ricamente decorado con los emblemas de los Reyes Católicos y con acceso, desde la galería superior y por magnífica escalera, al coro de la iglesia; y el claustro de los Reyes, el más amplio de los tres, de profusa decoración renacentista. En su piso superior, ocupando antiguas estancias palaciegas, puede visitarse un interesante Museo de Arte Oriental, fundado por los propios dominicos y que reúne numerosas piezas de marfil, porcelanas, bronces, joyas y bordados procedentes, sobre todo, de China, Japón, Filipinas y Vietnam, así como una colección de animales disecados.

Enlace a la Entrada anterior de Ávila**:

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