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domingo, 21 de febrero de 2021

3262. SEVILLA** (MCDIV), capital: 17 de octubre de 2019.














SEVILLA** (MCDIV), capital de la provincia y de la comunidad: 17 de octubre de 2019.
   Mostramos imágenes del Convento de la Visitación, más conocido por el sobrenombre de Las Salesas, y que se encuentra en la plaza de las Mercedarias.
   La clausura más moderna de la ciudad se sitúa en la judería, entre el convento de mercedarias de San José y las franciscanas de Santa María de Jesús. Allí se ubica el convento de la Visitación de Nuestra Señora aunque aquí, igual que en Madrid, son conocidas sencillamente como las salesas Pertenece a la titulada Orden de la Visitación de Nuestra Señora (Ordo Visitationis Beatissimae Mariae Virginis), congregación fundada por San Francisco de Sales y Santa Juana Francisca Frémyot de Chantal. Sus reglas marcan una vida consagrada marcada por la pobreza y la humildad, siendo destacable la ausencia de grandes condiciones para admitir a las postulantes, por su edad. o por su viudedad. Cuando Francisco de Sales (1567-1622) fundó la orden era obispo de Ginebra entonces exiliado en Annecy, siendo acompañado por la baronesa Jeanne-Françoise Frémiot de Chantal (1572-1641). El 6 de junio de 1610, en la casa de la Galerie de Annecy, donde vivía Francisco de Sales, Juana de Chantal y Charlotte de Bréchard fundaron el Instituto de la Visitación de Santa María. En 1611, tras un año de noviciado, las primeras hermanas hicieron la profesión de manos de los fundadores. Las primeras constituciones son de 1613. Escritas por Francisco de Sales, en un principio no prescriben la clausura, pero recomiendan el "ejercicio del amor divino" mediante la visita a los pobres y los enfermos: de ahí vendrá el nombre de "visitandines" que recibirán las hermanas. Promueven especialmente la devoción por el Sagrado Corazón de Jesús, de quien Santa Margarita María Alacoque, monja salesa, recibió las revelaciones.
   El arzobispo de Lyon pidió a Francisco de Sales que se abriera un convento de salesas en la ciudad en 1615, las autoridades eclesiásticas impusieron modificaciones a las constituciones, que tomarían la forma definitiva hacia el 1616. Es el paso a la clausura según las reglas de San Agustín. La orden fue aprobada por la Santa Sede el 23 de abril de 1618, el 16 de octubre fue erigida como orden religiosa por Pablo V.
    Entre las personas que han destacado en la orden, además de los fundadores, cabe mencionar a Santa Margarita María Alacoque (1647-71), la venerable Juana Carlota de Brecharrd, primera compañera de la fundadora (1580-1637) y a la venerable María de Sales Chappuis (1793-1897), que fundó con el padre Luis Brissón los Oblatos de San Francisco de Sales.
   La orden se extendió rápidamente. A la muerte del fundador se habían fundado 11 monasterios; el año 1633 al cumplir 60 la fundadora eran ya 48; y a su muerte, 80, en Saboya y Francia, Suiza, Italia y Polonia. El primer monasterio que se fundó en España fue el de Madrid (Santa Bárbara), más conocido como convento de las Salesas Reales por el patrocinio de la reina Bárbara de Braganza como colegio y residencia de jóvenes de la nobleza, siendo enterrado en la iglesia el rey Fernando VI y la misma reina. El convento fue diseñado por el francés François Carlier aunque, debido a un viaje de éste a Parma, fue Francisco Moradillo quién lo llevó a cabo, modificando incluso el proyecto original al incluir dos torres-campanario. Las obras, comenzadas en 1750, apenas duraron 7 años, inaugurándose en 1758 con solemnes ceremonias. Será del desdoblamiento de esta comunidad en 1894 cuando surgirá el convento sevillano de la Visitación, en unas casas cedidas por el Conde de Montijo. El conjunto fue remodelado para el nuevo uso por el arquitecto sevillano Francisco Aurelio Álvarez Millán. En ese año, sor Juana de Sales, la superiora, encargó al arquitecto residente en Madrid José María Aguilar y Vela el proyecto que, finalmente, dirigiría Francisco Aurelio Álvarez Millán. Fue una actuación que siguió el eclecticismo histórico característico de finales del XIX, con elementos neogóticos y neorrománicos que recuerdan a edificios madrileños como la sede del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de la madrileña plaza de San Martín. El resultado final se puede poner en relación con otra intervención de Álvarez, la del cementerio de San Fernando, terminando la primera remodelación en 1899. Una vez realizadas las grandes líneas del conjunto, fue el arquitecto municipal sevillano Juan Talavera y Heredia el que, entre julio de 1917 y octubre de 1919, daría el aspecto final al convento, especialmente en lo referido a la ornamentación.
   La comunidad sufrió el incendio provocado de su sede en la noche del 18 de julio de 1936, al igual que otros edificios cercanos como el contiguo convento de las mercedarias. La iglesia perdió sus cubiertas y la comunidad sufrió la desaparición de numerosas obras de arte. Las monjas tuvieron que trasladarse al cercano monasterio de franciscanas de Santa María de Jesús, siendo el arquitecto Federico Jiménez el encargado de la restauración. El 29 de julio de 1936 un informe del arquitecto municipal dirigido al alcalde informa que el edificio "ha sido destruido casi en su totalidad". Al mes siguiente se procedió a tapar los huecos en sus muros para evitar posibles derrumbes y el acceso de personas ajenas a la comunidad. El arquitecto de Barcelona José María Ayxelá fue el encargado de redactar el proyecto de restauración en 1939, siendo dirigidos por Antonio Gómez Millán. Del edificio se habían perdido casi todas las cubiertas, quedando zonas ruinosas que debieron incluso ser demolidas. Respetando la idea original y aportando nuevas soluciones (como la entrada de luz natural a la mayoría de dependencias), Gómez Millán resumió la actuación con el "principio de ceñirse en todo lo posible a las características de construcción de la obra primitiva, modificada y mejorada en cuanto a techos y cubiertas en con el empleo de hierro en lugar de madera". Las obras se llevaron a cabo entre julio de 1940 y septiembre de 1941 con la colaboración del constructor José Padró. Todavía conocería el conjunto algunas reformas posteriores a cargo de Fernando Jiménez Ontiveros.
   El exterior de la iglesia presenta elementos estructurales de estilo románico con decoración bizantina realizada en ladrillo, siendo sus artífices José Gil, Antonio Gómez y Juan Talavera Heredia. Su interior presenta una nave única, según el modelo conventual sevillano, con coro bajo junto al presbiterio y coro alto en la zona de los pies. Curiosamente el coro bajo se sitúa sobre la zona destinada a cementerio, ubicada en un piso inferior. En el primer piso se sitúa una tribuna para que las monjas enfermas puedan seguir la liturgia de la iglesia. Cuatro son los tramos de la nave, separados por arcos fajones, teniendo la iglesia un pórtico de acceso que sirve de transición a la calle. Los cuatro tramos se cubren con bóveda de crucería de recuerdo medieval, con una nave muy luminosa gracias a los óculos laterales que dan al exterior. El mismo espíritu ecléctico se desarrolla en algunas ménsulas y capiteles, que siguen modelos tardogóticos de ornamentación vegetal. El patrimonio de la iglesia no muestra gran interés ya que son piezas posteriores al incendio de 1936. Preside el presbiterio un retablo neobarroco con la imagen del Sagrado Corazón de Jesús coronada en el ático por una pintura que representa la escena de la Visitación, copia moderna de un original barroco. Se estructuran sus cuerpos mediante columnas mixtilíneas neobarrocas, situándose sobre sencillas ménsulas en las calles laterales dos pequeñas imágenes de la Inmaculada y del Niño Jesús. Aunque la devoción al Sagrado Corazón de Jesús es medieval, y tiene punto de partida en los escritos de Santa Matilde de Hackeborn, Santa Gertrudis de Helfta y la beata Ángela de Foligno, la fuente más importante de su devoción es Santa Margarita María Alacoque de la Orden de la Visitación, que tuvo revelaciones en las que aparecía Cristo bajo esta advocación. El confesor de Santa Margarita María Alacoque, San Claudio de la Colombière, fue el principal propagador de la devoción.
   El mismo espíritu neobarroco del retablo principal se esparce por los retablos laterales, incluso con tallas de serie, siendo el eclecticismo de la arquitectura, la luminosidad de la nave y el silencio y la paz de la comunidad lo más destacable del conjunto. Los retablos laterales se dedican a la imagen de San José con el Niño, la Inmaculada Concepción, Santa María de Alacoque y San Claudio de la Colombière.
   El convento se configura en torno a un espacioso claustro advocado del Sagrado Corazón, con vistosa columnas historicistas que sostienen arcos de medio punto. En torno al claustro se sitúa la sala capitular, que ocupa uno de sus frentes por completo, la ropería, el despacho de la abadesa o la salida a la huerta. En la planta alta se sitúan las celdas, algunas de ellas con visión a la calle, así como la enfermería. Existe otro patio titulado de la Virgen Niña en el que se sitúan el refectorio, las cocinas y otras dependencias. Toda la zona posterior del convento está ocupada por una amplia zona de jardines y huertas que son fronteros con el convento de franciscanas de Santa María de Jesús. La zona de jardines cuenta con una alberca y con amplia vegetación de árboles y de elementos de jardinería. El muro separa el edificio del contiguo de clarisas sigue el modelo de la fachada principal en lo que se refiere a la decoración por medio de sencillos apilastrados. 
Textos de:
Manuel Jesús Roldán, Conventos de Sevilla, Almuzara, 2011.

Enlace a la Entrada anterior de Sevilla**:
3257. SEVILLA** (MCDIII), capital: 23 de septiembre de 2019.

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