2908. SEVILLA, capital. Patio central del hospital de los Venerables.
2909. SEVILLA, capital. Una de las pandas del patio central del hospital de los Venerables.
2910. SEVILLA, capital. Otro rincón del hospital de los Venerables.
2911. SEVILLA, capital. Otro patio del hospital de los Venerables.
2912. SEVILLA, capital. Limosnero en el hospital de los Venerables.
2913. SEVILLA, capital. Escalera de acceso al piso superior del hospital de los Venerables.
2914. SEVILLA, capital. Cúpula de la escalera del patio del hospital de los Venerables.
2915. SEVILLA, capital. Interior de la igl. del hospital de los Venerables.
2916. SEVILLA, capital. Bóveda y cúpula de la igl. del hospital de los Venerables.
2917. SEVILLA, capital. Retablo mayor de la igl. del hospital de los Venerables.
SEVILLA** (CDLIX), capital de la provincia y de la comunidad: 30 de marzo de 2014.
En la plaza de los Venerables, famosa por encontrarse en ella la célebre Hostería del Laurel, lugar donde arranca el Tenorio de José Zorrilla. Aquí se levanta el hospital del los Venerables Sacerdotes, institución fundada por el canónigo Justino de Neve para residencia de sacerdotes ancianos en 1675. Posee el edificio un sevillanísimo patio central, alrededor del cual se organizan las distintas dependencias. En el costado frontero a la entrada se sitúa la iglesia, sencillo templo de una sola nave cuyo valor no se encuentra en su arquitectura, sino en las obras de arte que guarda.
Para empezar, los frescos de la cúpula del antepresbiterio, realizados por Juan de Valdés Leal, convierten el templo en uno de los más exuberantes de Sevilla. Luego, los muros están enteramente cubiertos con pinturas de Lucas Valdés. El retablo mayor impresiona por su armonía y sencillez. Data sólo de 1889, pero es una preciosidad. Tiene dos cuerpos dorados. En el inferior, enmarcado entre altas columnas corintias estriadas, figura un gran lienzo con la Última Cena, de Lucas Valdés. En el superior aparecen tres lienzos, el central corresponde a la Apoteósis de San Fernando, anónimo. A un lado y a otro figuran San Clemente y San Isidoro, pintados por Virgilio Mattoni en 1891. Hay otros dos cuadros de este pintor en los muros del presbiterio, San Fernando a los pies de la Virgen de la Antigua y San Fernando entregando la mezquita de Sevilla al obispo don Remondo. Debajo de estos hay otros dos, más pequeños, que están pintados sobre placas de mármol, circunstancia muy poco frecuente; el de la izquierda representa a la Virgen con el Niño y es de Sassoferrato, en tanto el de la derecha es de Lucas Valdés y representa a la Inmaculada. Junto a los pilares que enmarcan el presbiterio figuran otras cuatro piezas sumamente interesantes, se trata de cuatro cobres flamencos de la mitad del siglo XVII. En el muro izquierdo, entre el pilar citado y el púlpito, obra en mármol polícromo de Francisco Barahona, realizada en 1669, se encuentra el retablo del Crucificado, labrado por Juan de Oviedo en 1698. En el mismo lado, sigue un retablo en cuyo banco hay una escultura de San Esteban, atribuible, casi con toda seguridad a Martínez Montañés. Entre este retablo y el siguiente, aparecen dos lienzos de Lucas Valdés, el Bautismo de Cristo y la Curación del Paralítico. A los pies del templo hay dos esculturas que representan a San Fernando y a San Pedro, ambas de Pedro Roldán, fechadas en 1698. Magníficas son las pinturas que cubren el techo de la sacristía. Las realizó Juan de Valdés Lean en 1685 y son una escenificación del Triunfo de la Cruz. Lo más curioso es que el techo es plano, pero gracias al efecto óptico propiciado por el artista se tiene la impresión de estar ante una bóveda.
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