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sábado, 2 de abril de 2016

1476. SEVILLA** (CCCLXX), capital: 16 de diciembre de 2012.

2304. SEVILLA, capital. Muralla del Real Alcázar.

2305. SEVILLA, capital. Puerta del León, acceso al Real Alcázar.

2306. SEVILLA, capital. Patio del León del Real Alcázar.

2307. SEVILLA, capital. SEVILLA, capital. Sala de la Justicia del Real Alcázar.

2308. SEVILLA, capital. Cúpula de la Sala de la Justicia del Real Alcázar.

2309. SEVILLA, capital. Patio del Yeso del Real Alcázar.

2310. SEVILLA, capital. Otra perspectiva del Patio del Yeso.

2311. SEVILLA, capital. Fachada del palacio del Rey Don Pedro en el patio de la Montería del Real Alcázar.

2312. SEVILLA, capital. Detalle de la fachada del palacio del Rey Don Pedro en el patio de la Montería del Real Alcázar.

2313. SEVILLA, capital. En el patio de la Montería, en el acceso al cuarto del Almirante, en el Real Alcázar.

2314. SEVILLA, capital. Sala del Almirante, en el Real Alcázar.

2315. SEVILLA, capital. Capilla del cuarto del Almirante en el Real Alcázar.

SEVILLA** (CCCLXX), capital de la provincia y de la comunidad: 16 de diciembre de 2012.
Alcázar**
   Frente a la fachada derecha del Archivo de Indias, en la esquina de la calle Santo Tomás con la avenida de la Constitución, ha sido abierta al público la llamada torre de Abd-el-Aziz, que formaba parte del sistema defensivo que iba desde el alcázar a la torre del Oro. En la otra esquina de la calle, dando cara a la plaza del Triunfo, muestra su vieja estampa medieval de la puerta del León, acceso por el que se inicia actualmente la visita al alcázar. Es este amplio conjunto de edificaciones, con sus correspondientes y famosísimos jardines, uno más de los grandes emblemas de Sevilla. Construcción tan mestiza como la Giralda, de origen musulmán, trabajada y ampliada por los cristianos, sigue siendo en la actualidad, como lo fue desde el mismo Fernando III, residencia oficial de los monarcas españoles cuando se encuentran en la ciudad.
Mirando al pasado
   Declarado Patrimonio de la Humanidad en 1987, el espacio del alcázar estuvo más o menos ocupado desde la época romana. En su suelo construyeron los cristianos una basílica dedicada a San Vicente en el siglo IV. Sin embargo, las primeras piedras del alcázar se pusieron en tiempos del emir cordobés Abd al-Rahmán II, quien, tras vencer a los normandos que habían saqueado Sevilla en 844, ordenó construir la Dar al-Imara o casa del Gobernador sobre los restos de la citada basílica de San Vicente, aunque la construcción no concluyó hasta el 914, siendo ya califa Abd al-Rahmán III. De esta primera obra queda el actual patio de Banderas, que sería su plaza de armas, y el trozo de muralla que da a la plaza del Triunfo. Ahora bien, los que llevaron a cabo un primer engrandecimiento de la construcción fueron los reyes de taifas abbadíes Al-Mutadid y su hijo Al-Mutamid, ya en el siglo XI. Al-Mutadid construyó el conocido como Al-Muwarak o alcázar de la Bendición, que Al-Mutamid convertiría en el gran palacio de la Poesía, a la que era tan aficionado. Los almohades, en el siglo XII, reorganizaron los espacios hasta cambiar por completo la faz del conjunto. A partir de Fernando III, los sucesivos monarcas castellanos practicaron diversas obras de acondicionamiento para adaptar las construcciones a sus necesidades. Alfonso XI, en el siglo XIV, iniciaría el bellísimo estilo mudéjar sevillano en la llamada sala de la Justicia, estilo que su hijo Pedro I desarrollará y afianzará en nuevas y aún más grandes y bellas dependencias. Tras nuevas reformas que introdujeron el estilo renacentista, las únicas obras realizadas han tenido como fin la conservación de lo existente, aunque todavía hoy se siguen practicando trabajos arqueológicos para profundizar en el conocimiento del conjunto.
   Muchos son los acontecimientos históricos de los que el alcázar ha sido testigo. Al-Mutadid estranguló a su hijo Ismail con sus propias manos para sofocar su rebelión. Se sabe que Al-Mutamid recibió en sus salones al Cid Campeador, quien venía a traerle los tributos a los que se había comprometido Alfonso VI. Poco después se vio obligado a matar a su íntimo y conocido amigo Ben Amar. Aparte de las construcciones por él realizadas, Pedro I vivió aquí muchos de sus mejores y también de sus peores momentos. Aquí mató a su hermano don Fadrique. Y aquí gozó de sus amores con doña María de Padilla. Medo musulmán por sus aficiones -su vestimenta era habitualmente la de los muslimes-, es el rey castellano que más tiempo vivió en el alcázar y el más ligado a él. Luego, la reina Isabel la Caólica parió en sus estancias al malhadado príncipe don Juan, muerto también prematuramente. Uno de los mayores fastos que sus muros han visto fue la boda del emperador Carlos I con Isabel de Portugal. En tiempos de Felipe IV, siendo alcaide perpétuo del alcázar el conde-Duque de Olivares, se construyó el Corral de la Montería en el hoy llamado patio del León, el mejor teatro de su tiempo, que desgraciadamente desapareció en el incendio que se produjo el 3 de mayo de 1691, y que a punto estuvo de afectar al resto de las edificaciones. Buscando un alivio en sus depresiones que, en realidad, eran verdaderos episodios de locura, Felipe V mantuvo la corte en Sevilla durante cinco años, a partir de febrero de 1729, viviendo con toda su familia en el alcázar, donde nació la infanta María Antonia Fernanda. Célebres fueron las tertulias del ilustrado Olavide, quien fijó aquí su residencia mientras fue asistente de la ciudad, allá por 1767, tertulias que serían piedra de escándalo para la gran Sevilla conservadora y reaccionaria, no por la identidad de los comparecientes -Jovellanos, Lista, Bruna, Reinoso, etc-, ni por los temas que en ellas se trataban, sino porque Olavide tenía colgado en uno de los muros del salón nada menos que ¡un retrato de Voltaire!
   El patio del León. Es el primero que aparece. Convertido en jardín después de la guerra civil, se corresponde con el mexuar o espacio abierto entre la calle y la zona íntima de la vivienda. Al fondo del jardín, a la izquierda, se encuentran la sala de la Justicia construida por Alfonso XI y, junto a ella, el patio del Yeso, obra realizada por los almohades. De pequeño tamaño, la sala de la Justicia muestra una preciosa cubierta de artesa ochavada en cuyo friso aparecen repetidamente el escudo de Castilla y León, mientras los paramentos muestran finas labores de atauriques. El patio es rectangular, con un estanque en medio y galerías de arcos apuntados y angrelados con las albanegas caladas, en una labor que parece de encaje.
   El pario de la Montería. Un gran muro perteneciente a la muralla musulmana separa el anterior de este patio de grandes dimensiones, al que se entra a través de tres poderosos arcos que, en su tiempo, tuvieron puertas custodiadas por una guardia. Alrededor de este patio, hoy pavimentado, se alzan algunas de las principales dependencias de la construcción palatina. Pero lo que más llama la atención es la formidable fachada del palacio del Rey Don Pedro o palacio Mudéjar, de una belleza irreproducible, con sus exquisitas labores de sebka, sus delicadas arquerías, sus ventanas ajimezadas y el aire ensoñador y misterioso de palacio oriental.
   El cuarto del Almirante. Situado a la derecha del patio de la Montería, tiene la puerta en una galería con arcos de ladrillo sobre finas columnas de mármol. A través de ella se entra en una amplia sala rectangular conocida como sala del Almirante que, junto a un artesonado del siglo XVI, muestra en los muros un conjunto de grandes lienzos propiedad del Ayuntamiento, en los que se representan figuras de la realeza española. En este Cuarto del Almirante, estuvo con anterioridad la Casa de Contratación fundada por Isabel la Católica en 1503, desde la que se llevaban los negocios relacionados con el Nuevo Mundo. De ella queda la sala de audiencia y capilla, anexa a la sala de audiencias y capilla, anexa a la sala del Almirante. Es una estancia cuadrangular cubierta por un opulento artesonado con ornamentación geométrica dorada, realizado en el siglo XVI, con un altar en uno de sus laterales que muestra el retablo de la Virgen de los Navegantes, pintura de gran belleza ejecutada por Alejo Fernández, igualmente en el siglo XVI.

Enlace a la Entrada anterior de Sevilla**:

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