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viernes, 30 de abril de 2021

3331. SEVILLA** (MCDLVIII), capital: 19 de enero de 2020.













SEVILLA** (MCDLVIII), capital de la provincia y de la comunidad: 19 de enero de 2020.
   Mostramos imágenes de la Capilla del Museo, propiedad de la Hermandad del Museo.
   Se trata de una iglesia de una sola nave, rectangular, contigua a la principal del antiguo convento mercedario, hoy Museo de Bellas Artes. Tiene acceso por una sencilla portada realizada en 1883, una actuación obligada tras la reforma a la que sometió Balbino Marrón a la antigua fachada monástica. Al derribarse el antiguo compás, la capilla se hizo visible desde el exterior, realizándose un nuevo diseño que parecer corresponder al académico Joaquín Fernández Ayarragaray. Decora su muro un excelente retablo cerámico firmado por Antonio Morilla Galea en 1963 y que representa al Cristo de la Expiración  a la Virgen de las Aguas. 
   El interior de la iglesia presenta un cubrimiento de madera acasetonado, que corresponde a una reforma posterior a la obra inicial, donde se estipulaba una cubrición por bóveda de cañón. Preside la alargada nave un retablo neoclásico, dorado en fecha posterior a su ejecución, que se sitúa hoy en el lado contrario al que estuvo originalmente. Los preside la impactante imagen del Cristo de la Expiración, realizada en pasta de madera por el escultor Marcos Cabrera en 1575 aunque durante mucho tiempo se creyó en la vieja leyenda de un tal capitán Cepeda, un soldado que estuvo en Italia y que tiró los moldes de la obra al río para que no se repitiera. La realidad nos habla de un impactante crucificado expirante que sigue los modelos del manierismo de la alargatura y, muy especialmente, del dibujo que Miguel Ángel realizó para Victoria Colonna, todo un compendio del arte convulso y crispado que se realizó en el último tercio del siglo XVI. La obra debió suponer todo un éxito ya que se citó como modelo para diversos crucificados posteriores. En 1895 fue levemente reformado por Gutiérrez Cano, que quiso imprimir un aire más dramático al añadir un paño de pureza  realizado con telas encoladas de acusado dinamismo. Menos afortunada fue la intervención de 1978 de Peláez del Espino: a los pocos años la talla sufrió un proceso de ennegrecimiento que motivó una feliz restauración en 1991 por los hermanos Cruz Solís. La otra titular de la hermandad es la Virgen de las Aguas, situada a los pies del Cristo, una obra realizada en barro policromado por Cristóbal Ramos en 1772. Originalmente genuflexa, debió cambiarse su posición en alguna intervención del siglo XIX. Ya en 1922, Infantes Reina le cambió el juego de manos entrecruzadas por unas separadas, al estilo del resto de las dolorosas sevillanas. En 1962, Sebastián Santos intervino de nuevo sobre la mascarilla de la imagen y le realizó un nuevo candelero. Aunque procesiona sobre elegante palio de malla, obra de Sobrinos de Caro, y con manto azul liso en el que antiguamente se colocaban las alhajas de las familias acomodadas del barrio, antaño procesionó a los pies del crucificado en posición de Stabat Mater. Completan el retablo principal las tallas que flanquean el paso de Cristo, cuatro excepcionales esculturas de Francisco Antonio Gijón que representan a los Evangelistas, con un sentido del dinamismo y de la expresión propios de uno de los mejores artistas del barroco. Del notable patrimonio  del resto de la capilla destaca, a los pies de la nave, la imagen sedente de la Virgen de la Merced, conocida como la Comendadora, que debió pertenecer al patrimonio del convento, donde presidiría el coro de los mercedarios. Es obra atribuida a Benito Hita del Castillo (h. 1750), aunque también se ha relacionado con el estilo de José Montes de Oca. Varios tallas destacan en el muro de la Epístola. Primero el Cristo atado a la columna de Jerónimo Hernández, pieza procedente de la sala de profundis del antiguo cenobio mercedario y que debe fecharse hacia 1580. Le sigue el santo del candado, San Ramón Nonato, el mercedario que fue martirizado con un candado que le cerró la boca (aunque dicen que "aún así evangelizaba"), una talla muy cercana a las obras de Juan de Mesa. Sus manos son un añadido posterior de peor calidad. Excelente talla es la imagen de la Virgen del Rosario, atribuida también a Jerónimo Hernández por su similitud con otras obras documentadas del mismo autor. Está sentada, con el aire romano que el autor imprimía a tallas como la Virgen de la Paz conservada en la Parroquia de Santa Cruz. A sus pies se sitúa una miniatura de un nazareno con los mismos rasgos que el Cristo de Pasión, considerado por algunos como un boceto y que, probablemente, sea una copia de la imagen que estuvo situada en los muros contiguos. Otras imágenes destacables son una talla de Santa Lucía, un grupo romántico de San José con el Niño y un buen grupo de Santa Ana y la Virgen del siglo XVIII.   
 Con la invasión francesa la capilla perdió dos obras pictóricas fundamentales: el lienzo de la Resurrección de Cristo, de Bartolomé Esteban Murillo, que hoy se expone en la Academia de San Fernando de Madrid y un San Miguel, firmado por Francisco Varela en 1626, hoy conservado en una colección particular.
Textos de:
Manuel Jesús Roldán,  Iglesias de Sevilla. Almuzara, 2010.

Enlace a la Entrada anterior de Sevilla**:
3330. SEVILLA** (MCDLVII), capital: 19 de enero de 2020.

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