68, CÓRDOBA, capital. Uno de los patios del barrio de San Basilio.
69. CÓRDOBA, capital. Calleja de la Luna.
70. CÓRDOBA, capital. Plaza de la Luna.
71. CÓRDOBA, capital. Fachada de la Casa de las Bulas, actual Museo Taurino.
72. CÓRDOBA, capital. Interior del oratorio de la Sinagoga.
73. CÓRDOBA, capital. Otra perspectiva del interior del oratorio de la Sinagoga.
74. CÓRDOBA, capital. Pórtico de la cap. de San Bartolomé.
75. CÓRDOBA, capital. En uno de los callejones cercanos a la cap. de San Bartolomé.
76. CÓRDOBA, capital. Portada del Hospital del Cardenal Salazar.
77. CÓRDOBA, capital. Otra perspectiva de la fachada del Hospital del Cardenal Salazar.
78. CÓRDOBA, capital. Exterior de la igl. del cvto. de San Pedro de Alcántara.
79. CÓRDOBA, capital. Fachada de la igl. del cvto. de San Pedro de Alcántara y busto de Mohamed al-Gafeqi.
69. CÓRDOBA, capital. Calleja de la Luna.
70. CÓRDOBA, capital. Plaza de la Luna.
71. CÓRDOBA, capital. Fachada de la Casa de las Bulas, actual Museo Taurino.
72. CÓRDOBA, capital. Interior del oratorio de la Sinagoga.
73. CÓRDOBA, capital. Otra perspectiva del interior del oratorio de la Sinagoga.
74. CÓRDOBA, capital. Pórtico de la cap. de San Bartolomé.
75. CÓRDOBA, capital. En uno de los callejones cercanos a la cap. de San Bartolomé.
76. CÓRDOBA, capital. Portada del Hospital del Cardenal Salazar.
77. CÓRDOBA, capital. Otra perspectiva de la fachada del Hospital del Cardenal Salazar.
78. CÓRDOBA, capital. Exterior de la igl. del cvto. de San Pedro de Alcántara.
79. CÓRDOBA, capital. Fachada de la igl. del cvto. de San Pedro de Alcántara y busto de Mohamed al-Gafeqi.
CÓRDOBA** (XI), capital de la provincia: 25 de noviembre de 2012.
Barrio de San Basilio
La torre de Belén, junto a las Caballerizas Reales, da paso en la actualidad al barrio de San Basilio. Fue levantado por los cristianos tras la conquista de la ciudad y se trata del primer espacio de Córdoba que contó con una planificación urbanística. De este modo, sus calles, básicamente tres, huyen de la trama laberíntica de las callejuelas musulmanas y son rectas y, más o menos paralelas. Es un barrio de gran sabor cordobés, principalmente por sus patios que conservan sus casas. Casi todas los tienen. En el número 50 de la calle de San Basilio tiene su sede la Asociación de Amigos de los Patios, en una casa cuyos orígenes se remontan al siglo XVI, época de la que el patio guarda el empedrado y la clásica galería a base de puntales de madera.
La Judería
Saliendo de San Basilio por la calle Martín de Roa, a escasos metros de la torre de Belén, y subiendo la escalinata a la derecha, se sale a la avenida del Doctor Fleming. Aquí, en el amplio ensanchamiento, surge al frente un lienzo distinto de muralla que, desde el Campo Santo de los Mártires, sigue hacia arriba por la calle Cairuán, paralela a Doctor Fleming. Antes hay un hueco en la muralla a manera de puerta por el que asoma la calleja de la Luna. Aquí comienza el barrio de la Judería, un laberinto de callejuelas, con casas íntimas, y otras señoriales propias ya de la época cristiana, que se entrecruzan y ovillan apretadas bajo la sombra de la muralla.
Museo Taurino
Estrecha y zigzagueante, la calleja de la Luna, desde alguna de cuyas ventanas, quizá, brota de repente un rasgueo de guitarra, lleva a la calle Tomás Conde. Tomando a la izquierda, porque a la derecha se desemboca de nuevo en el Campo Santo de los Mártires, se llega enseguida a la plaza de Maimónides, en cuya esquina con la calle de los Judíos se encuentra el Museo Taurino. Es éste, en su género, uno de los más importantes de España. Se ubica en la llamada Casa de las Bulas, un palacete del siglo XVI, con hermosos patios, que pertenecó al cabildo catedralicio y que en 1953 pasó a poder del Ayuntamiento. El museo se inauguró en 1954 y sufrió una profunda remodelación entre los años 1981 y 1983. En el momento de la visita se encontraba cerrado por reformas.
La Sinagoga*
Subiendo por la calle de los Judíos, se alcanza la placita de Tiberiades, en la que aparece una estatua sedente del gran filósofo judío Maimónides, obra de 1964 realizada por Ruiz Olmos. Ningún lugar mejor para rendirle homenaje al autor de la Guía de perplejos, porque sólo unos pasos más arriba se encuentra la Sinagoga. Se trata del único edificio puramente judío que se conserva en Córdoba, es también la única de estas sinagogas que existe en Andalucía y, junto con Santa María la Blanca, en Toledo, una de las más valiosas de España. Fue construida, sin embargo, en 1315, ya duramente la dominación cristiana posterior a la época árabe y su obra se debe a Yishaq Moheb, como consta en la inscripción que aún permanece en su interior.
El edificio conserva dos partes, la casa con su patio y el recinto sagrado. En este último hay un vestíbulo con una escalera que conduce a la planta alta, donde se situaban las mujeres. El oratorio es de planta cuadrada, con decoración de yesería al modo musulmán desde el techo hasta el zócalo, actualmente descarnado, pero en su origen, sin duda, a base de azulejos. En el muro oriental, bajo un arco polilobulado, se encuentra el hueco en el que se situaba el llamado aron, un arca que guardaba los rollos de la Torá. En la decoración y repartidas por toda la sala figuraron inscripciones con versículos del Libro de los Proverbios, de los Salmos y de otros. Actualmente, sólo se conserva la referente al alarife autor de la obra.
La Sinagoga tuvo una vida accidentada. En 1391, tras el pogrom desatado por los cristianos cordobeses contra sus vecinos judíos, perdió prácticamente su uso, toda vez que, además de las víctimas, un buen número de judíos fueron obligados a bautizarse. Un siglo más tarde, en 1492, tras la expulsión de los sefardíes decretada por los Reyes Católicos, se usó ara hospital de rabiosos, siendo colocada bajo la protección de Santa Quiteria, virgen, mártir y abogada contra la rabia. En 1588, clausurado el hospital, el edificio pasó a manos del gremio de zapateros, que lo usaron como lugar de culto de sus patronos, los santos Crispín y Crispiano. En 1794, con el pretexto de reparar la techumbre, se cambió el artesonado por cañizo, de modo que se ocultaron las inscripciones. Finalmente en 1885, tras haberse descubierto las inscripciones un año antes, el edificio fue declarado Monumento Nacional.
Capilla de San Bartolomé
Junto al Zoco se descubre este pequeño templo gótico-mudéjar, maravilloso en su perfección, levantado al final del siglo XIV, es decir, poco después del ataque a la Aljama judía, lo que viene a demostrar cómo ésta si no fue destruida en su totalidad, sí perdió por completo su independencia y el carácter de barrio cerrado a los cristianos. A lo largo de su historia, ha sufrido significativas reformas, la más importante de las cuales se llevó a cabo en el siglo XIX. Tras su restauración vuelve a lucir como en sus mejores días.
Desde la calle, a través de una reja de hierro, se ve el patio empedrado y el pórtico, formado por tres arcos apuntados de ladrillo que descansan sobre columnas traídas de otros edificios de Córdoba.
Hospital del Cardenal Salazar
La capilla de San Bartolomé aparece adosada al antiguo hospital del Cardenal Salazar, cuya fachada principal se encuentra en la plaza del titular subiendo la estrecha y breve callejita del mismo nombre. El mercedario Pedro de Salazar y Toledo, que alcanzó el capelo cardenalicio, ha sido uno de los obispos más emprendedores con que ha contado Córdoba. El presente edificio surge como proyecto en 1701, cuando el prelado decide crear un colegio para los niños del coro de la Catedral. Llevó a cabo las obras el alarife Juan Camacho, bajo proyecto de Francisco Hurtado Izquierdo. Sin embargo, al poco de iniciarse la construcción, Córdoba padeció una epidemia de peste y las autoridades pidieron al obispo que cambiara el proyecto de colegio por el de un hospital. Así lo hizo el prelado y desde 1724, año de su inauguración, el edificio funcionó ininterrumpidamente como hospital hasta finales de los años sesenta del siglo XX. Hoy es la sede de la Facultad de Filosofía y Letras.
El edificio es una poderosa muestra del barroco civil cordobés. Se organiza alrededor de dos patios, el principal de ellos, con su fábrica de ladrillo visto, es modelo de proporción y de frescura. Dispone de dos plantas, con fachadas a base de ventanas entre pilastras, las de la baja rematadas por un frontón triangular las de la alta por uno circular. La portada es de dintel en mármol gris, flanqueado el vano por dos columnas estriadas sobre robusto basamento y abriéndose encima un balcón sobre el que aparece el escudo del cardenal.
Convento de San Pedro de Alcántara
En la misma plaza y frente por frente a la portada del hospital del Cardenal Salazar se levanta este convento que fundaron los franciscanos seguidores del reformador San Pedro de Alcántara. La obra debió comenzar hacia 1682 y se culminó en 1696. En la actualidad, después de la desamortización del siglo XIX en que pasó a propiedad del Estado, la mayor parte del convento pertenece a la Junta de Andalucía y en él realizan actividades de tipo social y cultural grupos juveniles y de mujeres. El templo y algunas dependencias que no perdieron la titularidad de la Iglesia fueron cedidas por el Obispado a la congregación de la Divina Pastora.
La iglesia es al exterior bastante escueta, siguiendo las directrices de la orden fundadora. Se organiza en tres calles a través de pilastras de orden gigante, con arco de medio punto en la entrada y hornacina avenerada encima de ésta que alberga aún una imagen de San Pedro de Alcántara. Se encuentra enfoscada y pintada de ocre. A la izquierda de la fachada del templo, sobre un pedestal de granito, se localiza un busto del eminente oculista cordobés, Mohamed al-Gafeqi entre cuyas operaciones se encuentra, por ejemplo, la de cataratas.
La torre de Belén, junto a las Caballerizas Reales, da paso en la actualidad al barrio de San Basilio. Fue levantado por los cristianos tras la conquista de la ciudad y se trata del primer espacio de Córdoba que contó con una planificación urbanística. De este modo, sus calles, básicamente tres, huyen de la trama laberíntica de las callejuelas musulmanas y son rectas y, más o menos paralelas. Es un barrio de gran sabor cordobés, principalmente por sus patios que conservan sus casas. Casi todas los tienen. En el número 50 de la calle de San Basilio tiene su sede la Asociación de Amigos de los Patios, en una casa cuyos orígenes se remontan al siglo XVI, época de la que el patio guarda el empedrado y la clásica galería a base de puntales de madera.
La Judería
Saliendo de San Basilio por la calle Martín de Roa, a escasos metros de la torre de Belén, y subiendo la escalinata a la derecha, se sale a la avenida del Doctor Fleming. Aquí, en el amplio ensanchamiento, surge al frente un lienzo distinto de muralla que, desde el Campo Santo de los Mártires, sigue hacia arriba por la calle Cairuán, paralela a Doctor Fleming. Antes hay un hueco en la muralla a manera de puerta por el que asoma la calleja de la Luna. Aquí comienza el barrio de la Judería, un laberinto de callejuelas, con casas íntimas, y otras señoriales propias ya de la época cristiana, que se entrecruzan y ovillan apretadas bajo la sombra de la muralla.
Museo Taurino
Estrecha y zigzagueante, la calleja de la Luna, desde alguna de cuyas ventanas, quizá, brota de repente un rasgueo de guitarra, lleva a la calle Tomás Conde. Tomando a la izquierda, porque a la derecha se desemboca de nuevo en el Campo Santo de los Mártires, se llega enseguida a la plaza de Maimónides, en cuya esquina con la calle de los Judíos se encuentra el Museo Taurino. Es éste, en su género, uno de los más importantes de España. Se ubica en la llamada Casa de las Bulas, un palacete del siglo XVI, con hermosos patios, que pertenecó al cabildo catedralicio y que en 1953 pasó a poder del Ayuntamiento. El museo se inauguró en 1954 y sufrió una profunda remodelación entre los años 1981 y 1983. En el momento de la visita se encontraba cerrado por reformas.
La Sinagoga*
Subiendo por la calle de los Judíos, se alcanza la placita de Tiberiades, en la que aparece una estatua sedente del gran filósofo judío Maimónides, obra de 1964 realizada por Ruiz Olmos. Ningún lugar mejor para rendirle homenaje al autor de la Guía de perplejos, porque sólo unos pasos más arriba se encuentra la Sinagoga. Se trata del único edificio puramente judío que se conserva en Córdoba, es también la única de estas sinagogas que existe en Andalucía y, junto con Santa María la Blanca, en Toledo, una de las más valiosas de España. Fue construida, sin embargo, en 1315, ya duramente la dominación cristiana posterior a la época árabe y su obra se debe a Yishaq Moheb, como consta en la inscripción que aún permanece en su interior.
El edificio conserva dos partes, la casa con su patio y el recinto sagrado. En este último hay un vestíbulo con una escalera que conduce a la planta alta, donde se situaban las mujeres. El oratorio es de planta cuadrada, con decoración de yesería al modo musulmán desde el techo hasta el zócalo, actualmente descarnado, pero en su origen, sin duda, a base de azulejos. En el muro oriental, bajo un arco polilobulado, se encuentra el hueco en el que se situaba el llamado aron, un arca que guardaba los rollos de la Torá. En la decoración y repartidas por toda la sala figuraron inscripciones con versículos del Libro de los Proverbios, de los Salmos y de otros. Actualmente, sólo se conserva la referente al alarife autor de la obra.
La Sinagoga tuvo una vida accidentada. En 1391, tras el pogrom desatado por los cristianos cordobeses contra sus vecinos judíos, perdió prácticamente su uso, toda vez que, además de las víctimas, un buen número de judíos fueron obligados a bautizarse. Un siglo más tarde, en 1492, tras la expulsión de los sefardíes decretada por los Reyes Católicos, se usó ara hospital de rabiosos, siendo colocada bajo la protección de Santa Quiteria, virgen, mártir y abogada contra la rabia. En 1588, clausurado el hospital, el edificio pasó a manos del gremio de zapateros, que lo usaron como lugar de culto de sus patronos, los santos Crispín y Crispiano. En 1794, con el pretexto de reparar la techumbre, se cambió el artesonado por cañizo, de modo que se ocultaron las inscripciones. Finalmente en 1885, tras haberse descubierto las inscripciones un año antes, el edificio fue declarado Monumento Nacional.
Capilla de San Bartolomé
Junto al Zoco se descubre este pequeño templo gótico-mudéjar, maravilloso en su perfección, levantado al final del siglo XIV, es decir, poco después del ataque a la Aljama judía, lo que viene a demostrar cómo ésta si no fue destruida en su totalidad, sí perdió por completo su independencia y el carácter de barrio cerrado a los cristianos. A lo largo de su historia, ha sufrido significativas reformas, la más importante de las cuales se llevó a cabo en el siglo XIX. Tras su restauración vuelve a lucir como en sus mejores días.
Desde la calle, a través de una reja de hierro, se ve el patio empedrado y el pórtico, formado por tres arcos apuntados de ladrillo que descansan sobre columnas traídas de otros edificios de Córdoba.
Hospital del Cardenal Salazar
La capilla de San Bartolomé aparece adosada al antiguo hospital del Cardenal Salazar, cuya fachada principal se encuentra en la plaza del titular subiendo la estrecha y breve callejita del mismo nombre. El mercedario Pedro de Salazar y Toledo, que alcanzó el capelo cardenalicio, ha sido uno de los obispos más emprendedores con que ha contado Córdoba. El presente edificio surge como proyecto en 1701, cuando el prelado decide crear un colegio para los niños del coro de la Catedral. Llevó a cabo las obras el alarife Juan Camacho, bajo proyecto de Francisco Hurtado Izquierdo. Sin embargo, al poco de iniciarse la construcción, Córdoba padeció una epidemia de peste y las autoridades pidieron al obispo que cambiara el proyecto de colegio por el de un hospital. Así lo hizo el prelado y desde 1724, año de su inauguración, el edificio funcionó ininterrumpidamente como hospital hasta finales de los años sesenta del siglo XX. Hoy es la sede de la Facultad de Filosofía y Letras.
El edificio es una poderosa muestra del barroco civil cordobés. Se organiza alrededor de dos patios, el principal de ellos, con su fábrica de ladrillo visto, es modelo de proporción y de frescura. Dispone de dos plantas, con fachadas a base de ventanas entre pilastras, las de la baja rematadas por un frontón triangular las de la alta por uno circular. La portada es de dintel en mármol gris, flanqueado el vano por dos columnas estriadas sobre robusto basamento y abriéndose encima un balcón sobre el que aparece el escudo del cardenal.
Convento de San Pedro de Alcántara
En la misma plaza y frente por frente a la portada del hospital del Cardenal Salazar se levanta este convento que fundaron los franciscanos seguidores del reformador San Pedro de Alcántara. La obra debió comenzar hacia 1682 y se culminó en 1696. En la actualidad, después de la desamortización del siglo XIX en que pasó a propiedad del Estado, la mayor parte del convento pertenece a la Junta de Andalucía y en él realizan actividades de tipo social y cultural grupos juveniles y de mujeres. El templo y algunas dependencias que no perdieron la titularidad de la Iglesia fueron cedidas por el Obispado a la congregación de la Divina Pastora.
La iglesia es al exterior bastante escueta, siguiendo las directrices de la orden fundadora. Se organiza en tres calles a través de pilastras de orden gigante, con arco de medio punto en la entrada y hornacina avenerada encima de ésta que alberga aún una imagen de San Pedro de Alcántara. Se encuentra enfoscada y pintada de ocre. A la izquierda de la fachada del templo, sobre un pedestal de granito, se localiza un busto del eminente oculista cordobés, Mohamed al-Gafeqi entre cuyas operaciones se encuentra, por ejemplo, la de cataratas.
Enlace a la Entrada anterior de Córdoba**:
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