130. VALENCIA, capital. El Almudín.
131. VALENCIA, capital. Igl. de San Juan del Hospital.
132. VALENCIA, capital. Claustro de la igl. de San Juan del Hospital.
133. VALENCIA, capital. Nave central de la igl. de San Juan del Hospital.
134. VALENCIA, capital. Uno de los retablos que cobija la igl. de San Juan del Hospital.
135. VALENCIA, capital. Pinturas murales de la igl. de San Juan del Hospital.
136. VALENCIA, capital. Capilla de Sta. Bárbara, en la igl. de San Juan del Hospital.
137. VALENCIA, capital. Cúpula de la capilla de Sta. Bárbara, en la igl. de San Juan del Hospital.
138. VALENCIA, capital. La igl. de Sto. Tomás.
139. VALENCIA, capital. Claustro de la Universidad Literaria.
140. VALENCIA, capital. Otra perspectiva del claustro de la Universidad Literaria.
141. VALENCIA, capital. Portada de la igl. de San Juan de la Cruz.
142. VALENCIA, capital. El pal. del Marqués de Dos Aguas, actual Museo Nac. de Cerámica.
143. VALENCIA, capital. Portada del pal. del Marqués de Dos Aguas.
144. VALENCIA, capital. Detalle de la parte superior de la portada del pal. del Marqués de Dos Aguas.
145. VALENCIA, capital. Otro detalle de la portada del pal. del Marqués de Dos Aguas.
146. VALENCIA, capital. Un último detalle de la portada del pal. del Marqués de Dos Aguas.
139. VALENCIA, capital. Claustro de la Universidad Literaria.
140. VALENCIA, capital. Otra perspectiva del claustro de la Universidad Literaria.
141. VALENCIA, capital. Portada de la igl. de San Juan de la Cruz.
142. VALENCIA, capital. El pal. del Marqués de Dos Aguas, actual Museo Nac. de Cerámica.
143. VALENCIA, capital. Portada del pal. del Marqués de Dos Aguas.
144. VALENCIA, capital. Detalle de la parte superior de la portada del pal. del Marqués de Dos Aguas.
145. VALENCIA, capital. Otro detalle de la portada del pal. del Marqués de Dos Aguas.
146. VALENCIA, capital. Un último detalle de la portada del pal. del Marqués de Dos Aguas.
VALENCIA** (VI), capital de la provincia y de la comunidad: 2 de mayo de 2014.
De la plaza de la Reina y la Catedral al Patriarca y el Museo de Cerámica (II)
Prosigue el paseo por la calle del Almirante, encontrándose en primer término el Almudín, edificio gótico construido en el siglo XIII, aunque parcialmente renovado en el siglo XVI, con la finalidad de evidente interés general: almacenar trigo y otros cereales, para garantizar así el abastecimiento de la población.
Cercana, en la estrecha calle del Milagro, se halla el portal de acceso a otra de las más antiguas iglesias de Valencia: San Juan del Hospital, construida en el siglo XIV, en estilo gótico, por los Caballeros de la Orden de Malta. Acertadamente restaurada, se sugiere contemplar con especial atención su ábside poligonal y la capilla de Santa Bárbara.
Saliendo de este templo por la calle del Trinquete de Caballeros, se encuentran sucesivamente, en la acera de enfrente, dos iglesias contiguas: la del Milagro y la de Santo Tomás.
Tras pasar la plaza de San Vicente Ferrer y cruzar la calle de Mar, se continúa por la calle de las Comedias, se atraviesa la calle de la Paz y se dobla, a mano derecha, al encontrarse en la esquina de la calle de la Nave con el edificio central de la Universidad Literaria de Valencia. De la vieja Universidad vale la pena ver el claustro neoclásico -presidido por la estatua del insigne humanista valenciano Juan Luis Vives-, el Paraninfo y la capilla, presidida por la Virgen de la Sapiencia. Si el visitante es aficionado a los libros, no dude en subir a la Biblioteca Universitaria, que guarda auténticas joyas bibliográficas, entre ellas la primera obra impresa en España, y precisamente en Valencia: Les trobes en lahors de la Verge María, ademas de incunables, códices miniados, etc.
Por la plaza del Patriarca se accede, sucesivamente, a las calles de Salvá y del Poeta Querol. A la derecha, la iglesia carmelita de San Juan de la Cruz, monumento nacional de interior barroco y, junto a ella, el palacio del Marqués de Dos Aguas, que alberga el Museo Nacional de Cerámica, tal vez el destino preferido de las visitas turísticas de la ciudad de Valencia. El edificio posee un interés arquitectónico propio, aunque sin lugar a dudas la imagen que más grabada se queda a los visitantes es la de la portada, trabajada en alabastro por el escultor Vergara, aunque el diseño correspondió a Hipólito Rovira. Pero, por si fuera poco, al valor del inmueble, hay que añadir el gran atractivo que presentan las colecciones de cerámica de las distintas procedencias (Paterna, Manises, Alcora, Sevilla, Talavera, Córdoba, Teruel, etc.), así como valioso mobiliario, esculturas, una tradicional cocina valenciana y tres lujosísimas carrozas que pertenecieron a la familia propietaria del palacio, los marqueses de Dos Aguas.
Tras pasar la plaza de San Vicente Ferrer y cruzar la calle de Mar, se continúa por la calle de las Comedias, se atraviesa la calle de la Paz y se dobla, a mano derecha, al encontrarse en la esquina de la calle de la Nave con el edificio central de la Universidad Literaria de Valencia. De la vieja Universidad vale la pena ver el claustro neoclásico -presidido por la estatua del insigne humanista valenciano Juan Luis Vives-, el Paraninfo y la capilla, presidida por la Virgen de la Sapiencia. Si el visitante es aficionado a los libros, no dude en subir a la Biblioteca Universitaria, que guarda auténticas joyas bibliográficas, entre ellas la primera obra impresa en España, y precisamente en Valencia: Les trobes en lahors de la Verge María, ademas de incunables, códices miniados, etc.
Por la plaza del Patriarca se accede, sucesivamente, a las calles de Salvá y del Poeta Querol. A la derecha, la iglesia carmelita de San Juan de la Cruz, monumento nacional de interior barroco y, junto a ella, el palacio del Marqués de Dos Aguas, que alberga el Museo Nacional de Cerámica, tal vez el destino preferido de las visitas turísticas de la ciudad de Valencia. El edificio posee un interés arquitectónico propio, aunque sin lugar a dudas la imagen que más grabada se queda a los visitantes es la de la portada, trabajada en alabastro por el escultor Vergara, aunque el diseño correspondió a Hipólito Rovira. Pero, por si fuera poco, al valor del inmueble, hay que añadir el gran atractivo que presentan las colecciones de cerámica de las distintas procedencias (Paterna, Manises, Alcora, Sevilla, Talavera, Córdoba, Teruel, etc.), así como valioso mobiliario, esculturas, una tradicional cocina valenciana y tres lujosísimas carrozas que pertenecieron a la familia propietaria del palacio, los marqueses de Dos Aguas.
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