147. VALENCIA, capital. Exterior de la plaza de toros.
148. VALENCIA, capital. Interior de la plaza de toros.
149. VALENCIA, capital. Fachada principal de la Estación del Norte.
150. VALENCIA, capital. Interior de la Estación del Norte.
151. VALENCIA, capital. La igl. de San Agustín.
152. VALENCIA, capital. Restos del Hospital Provincial.
153. VALENCIA, capital. Las torres de Quart, desde el exterior.
154. VALENCIA, capital. El exterior de las torres de Quart, desde otra perspectiva.
155. VALENCIA, capital. Por el interior de las torres de Quart.
156. VALENCIA, capital. Bóveda del interior de las torres de Quart.
157. VALENCIA, capital. Las torres de Quart, desde el interior del recinto amurallado.
158. VALENCIA, capital. Escalera de acceso a la zona superior de las torres de Quart.
VALENCIA** (VII), capital de la provincia y de la comunidad: 2 de mayo de 2014.
De la plaza del Ayuntamiento a las Torres de Quart
De la plaza del Ayuntamiento a las Torres de Quart
Desde la plaza del Ayuntamiento, por una calle peatonal muy popular -el passeig de Russafa-, se llega hasta uno de los cruces claves de la moderna Valencia: la confluencia de las calles de Colón, Russafa y Xátiva.
Allí se encuentra el visitante con dos de los edificios que más actividad registran a lo largo del año: la Plaza de Toros y la Estación del Norte, inmuebles que unen a su funcionalidad su valor arquitectónico.
La Plaza de Toros -construida entre 1850 y 1860, con capacidad para unos 17.000 espectadores, sentados- está considerada como una de las mejores de España; sus 384 arcos de ladrillo, que a muchos recuerdan las construcciones romanas, presentan una gran armonía.
El popular coso taurino, propiedad de la Diputación Provincial, acoge, además de ferias taurinas tan famosas como la de las Fallas (marzo) y de San Jaime (julio) y numerosas corridas y novilladas dispersas a lo largo de la temporada, una larga serie de multitudinarios conciertos y recitales.
En cuanto a la Estación del Norte -separada de la Plaza de Toros por la calle de Alicante- con su fachada principal a la calle de Xátiva, es un magnífico monumento de estilo modernista, construido en 1923, y que, a pesar del tiempo transcurrido, sigue poseyendo una gran funcionalidad.
Al pasear por la calle de Xátiva, en dirección a Guillem de Castro, debe saber el visitante que, en realidad, está siguiendo el trazado de las murallas que rodearon durante varios siglos la ciudad de Valencia, y que fueron derribadas en el siglo XIX, para dar paso a las grandes reformas urbanas. Precisamente al construirse las estaciones de metro, como la de la calle Colón, entre las calles de Juan de Austria y de Sorní han aparecido tramos de dicha muralla, que van a ser parcialmente conservados.
Muy cerca, se encuentra otro templo gótico: la iglesia de San Agustín, de nave única, con capillas entre los contrafuertes, presbiterio poligonal y una decoración sumamente sobria.
En el altar mayor se venera a la Virgen de Gracia, flanqueada por imágenes de Santa Catalina y de San Agustín.
Tras pasar por el edificio de la Delegación de Hacienda, se halla un enorme solar, que fue ocupado hasta hace unos 30 años por el Hospital Provincial, cuyos orígenes se remontan a la Edad Media, que surgió como el primer centro benéfico sanitario del mundo, dedicado a la acogida y tratamiento sanitario de los enfermos mentales.
Se proseguirá un buen trecho de la calle de Guillem de Castro sin que ningún inmueble justifique la atención del viajero, hasta llegar a divisar otro de los principales monumentos civiles de Valencia: las torres de Quart, que, junto a las torres de Serranos, son los restos del desaparecido recinto amurallado que envolvía la ciudad medieval.
Las torres de Quart tienen características comunes con las de Serranos: son ambas de gola abierta y están formadas por dos grandes torreones gemelos, que en este caso defendían el acceso de las gentes que provenían del Plá de Quart y de las comarcas por las que discurría el camino de Castilla. Pero se diferencian muy claramente: mientras las de Serranos son de planta poligonal y están construidas íntegramente con piedra de sillería, las de Quart son cilíndricas y edificadas con una sólida mampostería, excepto en los ángulos, aristas y zonas almenadas superiores, y el arco de medio punto de la puerta propiamente dicha, que sí son de sillería.
Concluidas en 1460, todavía se advierten en el exterior de estas impresionantes puertas los agujeros y desperfectos ocasionados durante la Guerra de la Independencia por la artillería francesa.
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