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sábado, 26 de agosto de 2017

1987. CÓRDOBA** (LIX), capital: 28 de junio de 2015.

282. CÓRDOBA, capital. Ante el Xto. de los Faroles, en la plaza de Capuchinos.
283. CÓRDOBA, capital. Interior de la igl. conventual del Sto. Ángel (Capuchinos).
284. CÓRDOBA, capital. Imagen de la Divina Pastora en la igl. conventual del Sto. Ángel (Capuchinos).
285. CÓRDOBA, capital. Virgen de los Ángeles en sus Misterios Gloriosos, en la igl. conventual del Sto. Ángel (Capuchinos).
286. CÓRDOBA, capital. Repisa con los titulares de la Hdad. de la Sangre en la igl. conventual del Sto. Ángel (Capuchinos).
287. CÓRDOBA, capital. Ntra. Sra. de la Paz y Esperanza en su retablo de la igl. conventual del Sto. Ángel (Capuchinos).
288. CÓRDOBA, capital. Ntro. Padre Jesús de la Humildad y Paciencia en la igl. conventual del Sto. Ángel (Capuchinos).
289. CÓRDOBA, capital. Fachada de la igl. de los Dolores, en la plaza de Capuchinos.
CÓRDOBA** (LIX), capital de la provincia: 28 de junio de 2015.
Plaza de Capuchinos*
   Enfrente de la placita de las Doblas se sitúa la plaza de Capuchinos, uno de los lugares más emblemáticos de Córdoba, recogido en canciones, en películas y, sobre todo, en el recuerdo imborrable de todo el que la visita. Se trata de un lugar realmente apartado del mundo, de un oasis de blancura y de silencio, en el que el duende, más que el encanto, surge de la abrumadora simplicidad de su geometría y de su arquitectura. No es posible imaginar que un "trozo de cal y de cielo", como señaló el poeta Ricardo Molina, pueda llegar a emocionar de un modo tan hondo. El espacio lo preside la imagen del Cristo de los Faroles, nombre con el que también se conoce la plaza, imagen pétrea de un crucificado famosa en el mundo entero más que por su calidad, por el lugar en el que la ubicaron; pero también una imagen muy querida por los cordobeses, que vuelcan sus fervores en ella.
Iglesia conventual del Santo Ángel (Capuchinos)
   Llamada también iglesia de los Capuchinos, por la orden a que pertenece, da nombra a la plaza en que se halla. Su origen se remonta a 1629, siendo su primera advocación la de San Francisco. El convento estaba ya edificado en 1633 y en 1638 se inicia la iglesia, que sería bendecida por el obispo Fray Domingo de Pimentel. El convento ha visto muy dañado su patrimonio, especialmente a lo largo del siglo XIX. Las dependencias fueron vendidas a un particular y la iglesia pasó a ser propiedad del Obispado. En 1905 el Padre Valencia volvió a fundar el convento de frailes menores Capuchinos.
   Al exterior muestra una fachada en hastial muy austera. Por encima del hueco de entrada hay una sencilla hornacina con la imagen de San Francisco, obra de Manuel Mora Valle fechada en la década de 1980. La puerta da paso a un zaguán o vestíbulo a cuya derecha se encuentra una capilla con el lienzo del Cristo de la Misericordia, un calvario de escuela cordobesa de mediados del siglo XVII.
   En el lateral de la capilla hay un San Rafael, pintura de comedios del XIX, y sobre la reja de acceso, un medio punto del XVIII de la Divina Pastora con la Trinidad. Correspondiendo con éste, se ve otro a la izquierda con la Predicación de fray Diego José de Cádiz, pintado por José Basto en 1977. Del mismo autor y fecha es el óvalo del techo con San Francisco. En el muro izquierdo hay también una hornacina con imagen de serie de fray Leopoldo de Alpandeire. La portada del templo propiamente dicho es adintelada, con pilastras y frontón partido, rematada por un lienzo que representa al Ángel de la Guarda.
   El interior de la iglesia muestra una sencilla planta de cruz, de una nave con capillas laterales, crucero poco acusado y presbiterio. La nave, brazos del crucero y capilla mayor se cubren con bóvedas de cañón con lunetos, empleándose en el crucero bóveda semiesférica sobre pechinas; el coro se sitúa a los pies, en alto.
   La capilla mayor se decora con un retablo de pinturas fechable en el siglo XVII. La serie de lienzos, muy retocados, se atribuye a Acisclo Leal Gaete. Arriba está representada la Coronación de la Virgen y a los lados, los siguientes santos: San Pascual Bailón y San Félix de Cantalicio, San José y San Antonio de Padua, San Bernardo y San Acursio. En el centro se halla un gran templete realizado por Rafael Díaz Peno en la década de 1940, en cuyo remate se venera una talla de la Inmaculada del último tercio del XVII.
   En la caja principal se ve la escultura del Ángel de la Guarda, titular actual del templo. A izquierda y derecha del presbiterio se han colocado lienzos rodeados de gruesos marcos de escayola, imitando madera, con la Inmaculada Concepción. Dos paneles más pequeños con San Juan Evangelista y el Bautista, de Juan Manuel Ayala, y en la parte superior, la Magdalena, a la izquierda, y Santa Clara, copia del mismo tema de Francisco Domingo Marqués, de 1871. Los brazos del crucero tienen al frente dos retablos de estética académica.
   El de la izquierda está dedicado a San Francisco de Asís, imagen de vestir de fines del XVIII; el registro superior muestra un lienzo con San Francisco de Asís abrazando al Crucificado. El de la derecha tiene un camarín con la imagen de la Divina Pastora, obra anónima de finales del XVIII, muy restaurada; en el lienzo que corona el retablo figura una Inmaculada de la misma época. En los testeros de los brazos de crucero hay dos repisas, en las que se veneran las imágenes de la cofradía de la Sangre. A la izquierda se encuentra la Virgen de los Ángeles en sus Misterios Gloriosos, imagen de vestir de Antonio Eslava de 1976, con el Niño en los brazos, obra de Rafael Barbero Medina en 1980. Va trasdosada por un tríptico de la Porciúncula, pintado por el artista jerezano José Basto Mármol en 2002.
   A la derecha, Nuestro Padre Jesús de la Sangre, realizado por Antonio Eslava en 1978, entre Nuestra Señora Reina de los Ángeles en sus Misterios Dolorosos y San Juan Evangelista, grupo del imaginero sevillano Luis Álvarez Duarte fechado en 1980. El tríptico de fondo con representación de la Exaltación de la Cruz es también de José Basto, de 2002. Estas pinturas, así como las que adornan la nave, se deben a la iniciativa de fray Ricardo de Córdoba.
   En la nave se han colocado en los últimos años una serie de pinturas, enmarcadas con las del presbiterio. Los santos capuchinos son obra de Martínez Cerrillo. La Sagrada Familia de Jesús se debe al pintor local Juan Manuel Ayala y la Sagrada Familia de la Virgen es un lienzo barroco restaurado. Hay también aquí dos lienzos de fines del XVII con la Adoración de los pastores y Descanso en la huida a Egipto.
   Al lado izquierdo de la nave se abren dos capillas: la primera, dedicada a la Santísima Trinidad, tiene un retablo neobarroco con un grupo de los titulares de carácter devocional. En la otra recibe culto Nuestra Señora de la Paz y Esperanza, obra de Juan Martínez Cerrillo de 1939. Esta capilla camarín fueron reformados en 1987, colocándose entonces guadameciles decorados con relieves, realizados por el propio Martínez Cerrillo. En el muro lateral está la imagen de Jesús de la Humildad y Paciencia, obra del mismo autor de 1945. Sigue a ésta otra capilla con una imagen devocional del Crucificado; de la pared cuelgan pinturas que representan a Cristo Muerto, inspirada en un original de Palomino, y el Niño Jesús de la espina, anónimo del Seiscientos.
   Las capillas del lado derecho tienen retablos neobarrocos con imágenes devocionales, el primero de San Antonio de Padua y el segundo, de fray Diego José de Cádiz, flanqueado por San Luis y Santa Isabel. Los pilares se han ido decorando a partir de 2003 con pinturas al óleo sobre tabla con temas de la Vida de San Francisco, realizadas por Juan Manuel Ayala.
Iglesia de los Dolores
   Está vinculada al Hospital de San Jacinto, institución originariamente fundada en 1596 por fray Pedro del Castillo en la collación de San Juan de los Caballeros. En 1707, el padre Francisco de Posadas, adoptó las reglas de la congregación romana de los servitas, trasladándose en 1710 al emplazamiento actual; la iglesia y la enfermería se acabaron en 1731. El exterior es muy sobrio y consta de dos portadas, entre las cuales se ha colocado un azulejo que reproduce el cuadro de Julio Romero titulado La saeta. La puerta de la izquierda es de estética neobarroca, de autor y fecha desconocidos, y luce en su hornacina la Virgen de los Dolores, titular del templo; la otra, fechable hacia 1730, es la entrada del edificio y luce una hornacina con San Jacinto.

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