290. CÓRDOBA, capital. Portada principal de la igl. conventual de San Pablo. |
291. CÓRDOBA, capital. Fachada principal de la igl. conventual de San Pablo. |
292. CÓRDOBA, capital. Nave central y capilla mayor de la igl. conventual de San Pablo. |
293. CÓRDOBA, capital. Nave central hacia los pies de la igl. conventual de San Pablo. |
294. CÓRDOBA, capital. Capilla de la Hdad. de la Virgen del Rocío en la igl. conventual de San Pablo. |
295. CÓRDOBA, capital. Xto. de Ánimas en su capilla de la igl. conventual de San Pablo. |
296. CÓRDOBA, capital. Capilla de la Virgen del Rosario, en la igl. conventual de San Pablo. |
297. CÓRDOBA, capital. Ntra. Sra. del Rosario en su baldaquino de la capilla en la igl. conventual de San Pablo. |
298. CÓRDOBA, capital. Ntra. Sra. del Rosario, de la igl. conventual de San Pablo. |
299. CÓRDOBA, capital. La capilla de la Hdad. de la Expiración en la igl. conventual de San Pablo. |
300. CÓRDOBA, capital. El Stmo. Xto. de la Expiración y Mª Stma. del Silencio en su capilla de la igl. conventual de San Pablo. |
301. CÓRDOBA, capital. Ntra. Sra. del Rosario en sus Misterios Dolorosos, en su paso de palio tras participar el día anterior en la Regina Mater, en el interior de la igl. conventual de San Pablo. |
CÓRDOBA** (LX), capital de la provincia: 28 de junio de 2015.
Iglesia conventual de San Pablo*
Documentalmente se conoce que la orden de Santo Domingo autorizó la fundación en 1237, sin embargo la tradición la relaciona con la llegada de Fernando el Santo.
La construcción de la iglesia se llevó a cabo entre el tercio final del siglo XIII y los comienzos del XIV. Con el tiempo se introdujeron reformas y añadidos, siendo las más destacadas las correspondientes al siglo XVIII. Como tal convento dominico fue desamortizado en el siglo XIX; a finales del Ochocientos fue cedido a los Misioneros Hijos del Corazón de María por el obispo don Sebastián Herrero Espinosa de los Monteros. Promovió la restauración el padre Pueyo, que contó con la colaboración del arquitecto Adolfo Castiñeyra y el escultor Mateo Inurria, terminándose los trabajos en 1903.
El edificio presenta externamente dos portadas, una abierta a la plaza y la otra a la calle San Pablo. Ésta es una obra en piedra de mediados del Setecientos, junto a la cual puede verse un relieve de la Virgen del Rosario, obra de fines del siglo XVIII debida a Juan Navarro León. Desde esta entrada, atravesando un pequeño compás, se accede a una portada lateral abierta al lado izquierdo del templo, que fue trasladada a su actual emplazamiento en 1409. La portada principal, que da a poniente, tiene columnas salomónicas y una hornacina con la imagen de San Pablo; es obra realizada en 1706 por los canteros lucentinos Andrés del Pino y Bartolomé de Rojas. Al fondo se ve la fachada principal de la iglesia, situada a los pies, con portada manierista y rosetón, añadido en la restauración del siglo XX. La portada presenta dos cuerpos; el inferior es de medio punto entre dobles pilastras, con nichos para esculturas; remata el frontón partido con figuras recostadas de la Fe y la Esperanza y por encima escudos de la orden.
El cuerpo superior muestra la imagen de Santo Domingo y encima un tondo con la Caridad. Es obra de los últimos años del XVI, de estética próxima a Juan de Ochoa. El hastial remata con una escultura de Santo Tomás de Aquino.
La iglesia presenta planta rectangular con tres naves, capillas laterales, y triple ábside, precedido de espacios cuadrangulares, sin crucero. El ábside central, poligonal, se cubre con bóveda de crucería simple, reconstruida a principios del siglo XX por Mateo Inurria, copiando los restos conservados de épocas anteriores. El arco toral es apuntado y decorado con baquetones; por encima hay un pequeño rosetón que da luz a la nave central. Los ábsides laterales se cubren con bóveda de crucería sobre ménsulas decoradas en el primer tramo, y con bóveda de horno en el segundo. El coro está situado a los pies, y fue realizado durante las reformas de comienzos del XX. Asienta sobre una bóveda de crucería apoyada en columnas, con capiteles figurados que proceden de San Jerónimo de Valparaíso.
El ábside central carece de ornamentación, a excepción de las vidrieras de Maumejean, que adornan toda la iglesia, y la imagen moderna del Sagrado Corazón de María. En la capilla absidial de la izquierda se venera el Simpecado de la Hermandad del Rocío cordobesa junto a una réplica de Ntra. Sra. del Rocío.
De las tres capillas ubicadas en el lado izquierdo del templo, las dos primeras están dedicadas al Cristo de Ánimas y a San José. Tienen planta cuadrangular y se cubren por bóvedas de ocho paños apeadas sobre trompas, y se fechan en el siglo XV. La capilla del Cristo de Ánimas tiene un retablo de hacia 1760 con una estética próxima a Gómez de Sandoval; lo adornan imágenes de los ángeles Rafael, Gabriel y Custodio, ocupando el ático San Miguel. En cuanto a la imagen del Cristo de Ánimas, es obra de estética manierista de comienzos del XVII, de autor anónimo.
En el espacio existente entre ambas capillas hay un altar con frontal fechado en 1662, sobre el que se halla un pequeño retablo barroco con fanal para la imagen de Nuestra Señora de las Angustias, obra anónima del XVII atribuida a Pedro de Paz.
La capilla de San José acoge un interesante retablo realizado por Jorge Mejías en 1708; tiene en la caja principal una hornacina con la imagen devocional de San José y en los laterales luce peanas con imágenes barrocas de San Miguel y Santa Catalina. En el ático hay un relieve de la Inmaculada flanqueado por pinturas de San José con el Niño y Santo Domingo.
La capilla de Nuestra Señora del Rosario es uno de los espacios más interesantes del templo. Se erigió como capilla funeraria de Martín López de Córdoba en 1409, pero no se terminó hasta 1482-89, bajo la dirección del alarife Pedro López II. En la segunda mitad del siglo XVIII, se le añadió el retablo de mármoles y el edificio del camarín de la Virgen del Rosario, una de las más notables realizaciones del barroco cordobés, cercano por su estética a Francisco de Aguilar y a Alonso Gómez de Sandoval.
En el centro del altar se venera una imagen de vestir de la Virgen del Rosario, anónima del XVIII, cobijada en un bello baldaquino rococó. El camarín es de planta circular, sostenido por columnas ricamente labradas, todo recubierto de mármoles; se cierra con bóveda semiesférica de estilo académico, pintada imitando mármol. Los lados se disponen como altares con hornacinas entre estípites, encima de las cuales hay un relieve representando, de izquierda a derecha, el Ángel de la Guarda, San Miguel, San Rafael, y San Gabriel. Las puertas también tienen relieves con Santa Ana enseñando a leer a la Virgen, San José con el Niño y Jesucristo.
A la nave derecha abren dos capillas. La primera tiene planta poligonal y se cubre con una bóveda neogótica apeada en capiteles ménsulas. Se construyó en la reforma del XX y se entra a ella por un arco apuntado de mediados del siglo XIV, que corresponde a la primitiva puerta lateral. A los pies de la nave se halla una imagen de vestir del padre Posadas, obra anónima de taller local de hacia 1800. A su lado se encuentra la segunda capilla, de la que se sirve la cofradía de la Expiración. Es una interesante construcción, rehecha en gran parte a comienzos del siglo XX por Adolfo Castiñeyra y Mateo Inurria. En ella se veneran las imágenes del Cristo de la Expiración, fechada hacia 1675, de estética granadina muy próxima a la obra de Pedro de Mena, que ha sufrido frecuentes intervenciones, la última y más correcta debida al restaurador José Rodríguez Rivero-Carreras en 1985. María Santísima del Silencio es imagen de candelero fechable en el XVIII, también restaurada por el mismo autor en dicho año; Nuestra Señora del Rosario en sus Misterios Dolorosos es obra de Luis Álvarez Duarte, fechada en 1973.
Qubba de la Antesacristía. Por la cabecera de la nave derecha se pasa a la sacristía y dependencias conventuales. Actúa como distribuidor un gran espacio, usado hoy como almacén de pasos, en cuyo suelo se han reunido las losas sepulcrales repartidas por el templo.
Este espacio es un viejo edificio islámico integrado en la fábrica cristiana del convento dominico, donde quizá tuvo funciones de capilla mayor antes de construirse la iglesia gótica. Su primitivo uso y fecha de construcción son desconocidos, pero actualmente se tiene por una qubba -capilla sepulcral- almohade de fines del XII o comienzos del XIII, sin duda de un importante personaje.
El conjunto se divide en tres secciones; la primera conserva las trompas que sostenían la perdida cubierta primitiva; la segunda va flanqueada por dos arcos de herradura apuntados, la tercera, que es la más importante, se abre con gran arco de herradura y es de planta cuadrada, cubierta por bóveda ochavada sobre trompas, sustentada por cuatro pares de nervios que dejan un óculo octogonal, en el que hay una linterna que repite en menor escala el mismo tipo de cubierta. En las paredes del primer tramo cuelgan lienzos muy deteriorados, en su mayor parte de personajes de la orden dominica.
El edificio presenta externamente dos portadas, una abierta a la plaza y la otra a la calle San Pablo. Ésta es una obra en piedra de mediados del Setecientos, junto a la cual puede verse un relieve de la Virgen del Rosario, obra de fines del siglo XVIII debida a Juan Navarro León. Desde esta entrada, atravesando un pequeño compás, se accede a una portada lateral abierta al lado izquierdo del templo, que fue trasladada a su actual emplazamiento en 1409. La portada principal, que da a poniente, tiene columnas salomónicas y una hornacina con la imagen de San Pablo; es obra realizada en 1706 por los canteros lucentinos Andrés del Pino y Bartolomé de Rojas. Al fondo se ve la fachada principal de la iglesia, situada a los pies, con portada manierista y rosetón, añadido en la restauración del siglo XX. La portada presenta dos cuerpos; el inferior es de medio punto entre dobles pilastras, con nichos para esculturas; remata el frontón partido con figuras recostadas de la Fe y la Esperanza y por encima escudos de la orden.
El cuerpo superior muestra la imagen de Santo Domingo y encima un tondo con la Caridad. Es obra de los últimos años del XVI, de estética próxima a Juan de Ochoa. El hastial remata con una escultura de Santo Tomás de Aquino.
La iglesia presenta planta rectangular con tres naves, capillas laterales, y triple ábside, precedido de espacios cuadrangulares, sin crucero. El ábside central, poligonal, se cubre con bóveda de crucería simple, reconstruida a principios del siglo XX por Mateo Inurria, copiando los restos conservados de épocas anteriores. El arco toral es apuntado y decorado con baquetones; por encima hay un pequeño rosetón que da luz a la nave central. Los ábsides laterales se cubren con bóveda de crucería sobre ménsulas decoradas en el primer tramo, y con bóveda de horno en el segundo. El coro está situado a los pies, y fue realizado durante las reformas de comienzos del XX. Asienta sobre una bóveda de crucería apoyada en columnas, con capiteles figurados que proceden de San Jerónimo de Valparaíso.
El ábside central carece de ornamentación, a excepción de las vidrieras de Maumejean, que adornan toda la iglesia, y la imagen moderna del Sagrado Corazón de María. En la capilla absidial de la izquierda se venera el Simpecado de la Hermandad del Rocío cordobesa junto a una réplica de Ntra. Sra. del Rocío.
De las tres capillas ubicadas en el lado izquierdo del templo, las dos primeras están dedicadas al Cristo de Ánimas y a San José. Tienen planta cuadrangular y se cubren por bóvedas de ocho paños apeadas sobre trompas, y se fechan en el siglo XV. La capilla del Cristo de Ánimas tiene un retablo de hacia 1760 con una estética próxima a Gómez de Sandoval; lo adornan imágenes de los ángeles Rafael, Gabriel y Custodio, ocupando el ático San Miguel. En cuanto a la imagen del Cristo de Ánimas, es obra de estética manierista de comienzos del XVII, de autor anónimo.
En el espacio existente entre ambas capillas hay un altar con frontal fechado en 1662, sobre el que se halla un pequeño retablo barroco con fanal para la imagen de Nuestra Señora de las Angustias, obra anónima del XVII atribuida a Pedro de Paz.
La capilla de San José acoge un interesante retablo realizado por Jorge Mejías en 1708; tiene en la caja principal una hornacina con la imagen devocional de San José y en los laterales luce peanas con imágenes barrocas de San Miguel y Santa Catalina. En el ático hay un relieve de la Inmaculada flanqueado por pinturas de San José con el Niño y Santo Domingo.
La capilla de Nuestra Señora del Rosario es uno de los espacios más interesantes del templo. Se erigió como capilla funeraria de Martín López de Córdoba en 1409, pero no se terminó hasta 1482-89, bajo la dirección del alarife Pedro López II. En la segunda mitad del siglo XVIII, se le añadió el retablo de mármoles y el edificio del camarín de la Virgen del Rosario, una de las más notables realizaciones del barroco cordobés, cercano por su estética a Francisco de Aguilar y a Alonso Gómez de Sandoval.
En el centro del altar se venera una imagen de vestir de la Virgen del Rosario, anónima del XVIII, cobijada en un bello baldaquino rococó. El camarín es de planta circular, sostenido por columnas ricamente labradas, todo recubierto de mármoles; se cierra con bóveda semiesférica de estilo académico, pintada imitando mármol. Los lados se disponen como altares con hornacinas entre estípites, encima de las cuales hay un relieve representando, de izquierda a derecha, el Ángel de la Guarda, San Miguel, San Rafael, y San Gabriel. Las puertas también tienen relieves con Santa Ana enseñando a leer a la Virgen, San José con el Niño y Jesucristo.
A la nave derecha abren dos capillas. La primera tiene planta poligonal y se cubre con una bóveda neogótica apeada en capiteles ménsulas. Se construyó en la reforma del XX y se entra a ella por un arco apuntado de mediados del siglo XIV, que corresponde a la primitiva puerta lateral. A los pies de la nave se halla una imagen de vestir del padre Posadas, obra anónima de taller local de hacia 1800. A su lado se encuentra la segunda capilla, de la que se sirve la cofradía de la Expiración. Es una interesante construcción, rehecha en gran parte a comienzos del siglo XX por Adolfo Castiñeyra y Mateo Inurria. En ella se veneran las imágenes del Cristo de la Expiración, fechada hacia 1675, de estética granadina muy próxima a la obra de Pedro de Mena, que ha sufrido frecuentes intervenciones, la última y más correcta debida al restaurador José Rodríguez Rivero-Carreras en 1985. María Santísima del Silencio es imagen de candelero fechable en el XVIII, también restaurada por el mismo autor en dicho año; Nuestra Señora del Rosario en sus Misterios Dolorosos es obra de Luis Álvarez Duarte, fechada en 1973.
Qubba de la Antesacristía. Por la cabecera de la nave derecha se pasa a la sacristía y dependencias conventuales. Actúa como distribuidor un gran espacio, usado hoy como almacén de pasos, en cuyo suelo se han reunido las losas sepulcrales repartidas por el templo.
Este espacio es un viejo edificio islámico integrado en la fábrica cristiana del convento dominico, donde quizá tuvo funciones de capilla mayor antes de construirse la iglesia gótica. Su primitivo uso y fecha de construcción son desconocidos, pero actualmente se tiene por una qubba -capilla sepulcral- almohade de fines del XII o comienzos del XIII, sin duda de un importante personaje.
El conjunto se divide en tres secciones; la primera conserva las trompas que sostenían la perdida cubierta primitiva; la segunda va flanqueada por dos arcos de herradura apuntados, la tercera, que es la más importante, se abre con gran arco de herradura y es de planta cuadrada, cubierta por bóveda ochavada sobre trompas, sustentada por cuatro pares de nervios que dejan un óculo octogonal, en el que hay una linterna que repite en menor escala el mismo tipo de cubierta. En las paredes del primer tramo cuelgan lienzos muy deteriorados, en su mayor parte de personajes de la orden dominica.
Enlace a la Entrada anterior de Córdoba**:
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