302. CÓRDOBA, capital. Torre de la igl. de San Andrés. |
303. CÓRDOBA, capital. Nave central y retablo mayor de la igl. de San Andrés. |
304. CÓRDOBA, capital. Los titulares de la Hdad. del Buen Suceso, en su capilla de la igl. de San Andrés. |
305. CÓRDOBA, capital. Ntro. Padre Jesús del Buen Suceso, en la igl. de San Andrés. |
306. CÓRDOBA, capital. Mª Stma. de la Caridad, en la igl. de San Andrés. |
307. CÓRDOBA, capital. Imágenes de la Hdad. de la Esperanza, en el sotocoro de la igl. de San Andrés. |
308. CÓRDOBA, capital. Ntro. Padre Jesús de las Penas, en la igl. de San Andrés. |
309. CÓRDOBA, capital. Mª Stma. de la Esperanza, en la igl. de San Andrés. |
CÓRDOBA** (LXI), capital de la provincia: 28 de junio de 2015.
Parroquia de San Andrés
Es ésta una de las iglesias de fundación fernandina, aunque existen indicios para suponer que se estableció sobre la antigua basílica visigoda de San Zoilo. En el Setecientos se decidió ampliar el templo y por esa circunstancia se cambió la disposición, convirtiéndose en crucero del nuevo templo la iglesia medieval. La obras, realizadas por los hermanos Aguilar, concluyeron el 14 de febrero de 1733, bajo el mecenazgo del obispo Siuri. En la actualidad se conserva de la obra originaria el ábside central y uno de los laterales, hoy convertidos en capilla del Sagrario.
Destaca la fachada principal, situada a los pies del templo, construida en la reforma setecentista. La portada es una interesante composición barroca, con vano de medio punto entre pilastras, entablamento partido con el escudo del obispo Siuri y hornacina con imagen en piedra del titular.
En el lado oeste del edificio hay varias portadas; la primera abre al segundo tramo de la iglesia y está realizada en mampostería y ladrillo. La segunda es de piedra, también adintelada, y corresponde al despacho parroquial; la tercera es la de la antigua iglesia, una construcción bajogótica de 1489, tallada en piedra. La torre es de ladrillo, con entablamento y balaustrada de piedra. Se construyó en el episcopado de fray Martín de Córdoba (1578-1581) y se inspira en modelos de Hernán Ruiz el Joven.
La iglesia es una construcción de mampuesto, ladrillo y piedra, de planta rectangular, tres naves de tres tramos, cabecera recta y crucero. Las cubiertas son muy variadas, empleándose bóvedas de aristas en las naves y el presbiterio, de cañón con lunetos en los brazos de la cruz, y bóveda baída en el crucero. El coro se sitúa a los pies, sobre el último tramo de la nave de la derecha, formando una balconada abierta a la nave central. La sacristía, situada en la cabecera del templo, es de planta rectangular y se cubre con bóveda de cañón.
En el presbiterio destaca el retablo mayor, trazado por Pedro Duque Cornejo y realizado en 1753 por Teodosio Sánchez Cañada; es de madera policromada y se compone de banco, cuerpo de tres calles y ático adaptado al medio punto. En el centro está el sagrario, flanqueado por esculturas de San Buenaventura y Santo Tomás de Aquino. Sobre él se ve el manifestador, en el que se ha colocado en 2003 una imagen de vestir de la Virgen de las Nieves, del siglo XVIII, titular de una antigua cofradía. En la base hay una frontalera de altar, de madera dorada y policromada, que tiene un óvalo al centro con la figura tallada de San Andrés, flanqueado por dos cruces. Una inscripción informa que se hizo en 1855 por el presbítero Diego Serrano Galindo, sacristán mayor de la parroquia, a los 73 años de edad, siendo cura ecónomo Miguel Riera.
Las entrecalles se ocupan con hornacinas para esculturas que representan, en el primer cuerpo, a San Miguel y San Rafael, obras de Duque Cornejo, y al centro, la talla de San Andrés, titular del templo, realizada en fecha más temprana por un autor desconocido. En el ático remata el Crucificado, entre dos bellos ángeles pasionarios, los tres de Pedro Duque Cornejo.
Destaca la fachada principal, situada a los pies del templo, construida en la reforma setecentista. La portada es una interesante composición barroca, con vano de medio punto entre pilastras, entablamento partido con el escudo del obispo Siuri y hornacina con imagen en piedra del titular.
En el lado oeste del edificio hay varias portadas; la primera abre al segundo tramo de la iglesia y está realizada en mampostería y ladrillo. La segunda es de piedra, también adintelada, y corresponde al despacho parroquial; la tercera es la de la antigua iglesia, una construcción bajogótica de 1489, tallada en piedra. La torre es de ladrillo, con entablamento y balaustrada de piedra. Se construyó en el episcopado de fray Martín de Córdoba (1578-1581) y se inspira en modelos de Hernán Ruiz el Joven.
La iglesia es una construcción de mampuesto, ladrillo y piedra, de planta rectangular, tres naves de tres tramos, cabecera recta y crucero. Las cubiertas son muy variadas, empleándose bóvedas de aristas en las naves y el presbiterio, de cañón con lunetos en los brazos de la cruz, y bóveda baída en el crucero. El coro se sitúa a los pies, sobre el último tramo de la nave de la derecha, formando una balconada abierta a la nave central. La sacristía, situada en la cabecera del templo, es de planta rectangular y se cubre con bóveda de cañón.
En el presbiterio destaca el retablo mayor, trazado por Pedro Duque Cornejo y realizado en 1753 por Teodosio Sánchez Cañada; es de madera policromada y se compone de banco, cuerpo de tres calles y ático adaptado al medio punto. En el centro está el sagrario, flanqueado por esculturas de San Buenaventura y Santo Tomás de Aquino. Sobre él se ve el manifestador, en el que se ha colocado en 2003 una imagen de vestir de la Virgen de las Nieves, del siglo XVIII, titular de una antigua cofradía. En la base hay una frontalera de altar, de madera dorada y policromada, que tiene un óvalo al centro con la figura tallada de San Andrés, flanqueado por dos cruces. Una inscripción informa que se hizo en 1855 por el presbítero Diego Serrano Galindo, sacristán mayor de la parroquia, a los 73 años de edad, siendo cura ecónomo Miguel Riera.
Las entrecalles se ocupan con hornacinas para esculturas que representan, en el primer cuerpo, a San Miguel y San Rafael, obras de Duque Cornejo, y al centro, la talla de San Andrés, titular del templo, realizada en fecha más temprana por un autor desconocido. En el ático remata el Crucificado, entre dos bellos ángeles pasionarios, los tres de Pedro Duque Cornejo.
De las paredes cuelgan un notable número de lienzos, en su mayor parte obras de escuela cordobesa del siglo XVII. Al lado izquierdo, la Virgen con el Niño y ángeles es obra anónima de hacia la mitad del siglo XVI, hacia 1630 se fecha la Imposición de la casulla a San Ildefonso, obra firmada por Juan de Peñalosa, al que se atribuye también el Apostolado. Al lado derecho, el cuadro de la Virgen de las Angustias, que reproduce el grupo escultórico de Juan de Mesa, es obra de fines del Seiscientos y el de Jesús Nazareno, de hacia 1650. De igual fecha es la cruz parroquial de plata y figuras sobredoradas, situada en el presbiterio entre dos ciriales del XIX.
Ya en el crucero, se ve un retablo de columnas salomónicas y estípites con espejos, con hornacina central y registros para lienzos en los laterales. Perteneció a la familia Hoces y los preside la imagen de candelero de Nuestra Señora de los Ángeles, que se fecha en el XVIII. Las pinturas laterales representan a los mártires Acisclo y Victoria. En el ático hay un Crucificado pequeño de papelón, flanqueado por dos lienzos con escudos de los Hoces.
En el frente del crucero está ubicada la capilla del Sagrario, que se corresponde con el ábside de la primitiva iglesia fernandina, transformada en capilla sacramental en el primer tercio del siglo XVIII. En el lado izquierdo hay un pequeño retablo de estuco, de fines del XVIII, con un lienzo que representa a San Joaquín y a continuación, la interesante Inmaculada firmada por Antonio Palomino, que se data hacia 1680.
El frente de la capilla lo ocupa un retablo hecho por Juan Fernández del Río en 1739. El cuerpo principal lo forman dos columnas salomónicas y en el banco hay un sagrario de plata, obra de Martínez, de 1800. Preside el retablo una imagen devocional del Sagrado Corazón de Jesús y se remata con un pequeño lienzo de la Santa Cena. A los lados del retablo hay sendos marcos de estuco, que reciben lienzos, destacando el Descendimiento y la Adoración de los Reyes, de hacia 1650, recientemente desestimados como obras de Antonio del Castillo. Sobre ellos hay otros dos con la Dolorosa y Santo Tomás de Aquino, también del XVII.
En la capilla lateral, cubierta con bóveda de crucería, se ve en el muro de la izquierda una tabla con Santo Domingo, del primer tercio del siglo XVI, con fondo de paisaje en que se ve al santo penitente y zócalo de escudos, entre ellos el del obispo fray Juan Álvarez de Toledo. En el muro de la derecha hay dos lienzos, uno con una buena copia de Murillo, con el tema de Santa Ana enseñando a leer a la Virgen, firmado por F. Ferrando, y otro mediocre con Santo Domingo curando a una dama tullida.
La pieza más importante es el retablo de la Asunción, anónimo del hacia 1540; el banco va decorado con relieves que representan la Adoración de los Pastores, la Presentación del Niño Jesús en el Templo y la Misa de San Gregorio; el espacio central muestra una temprana talla de la Inmaculada, a la que se le han retirado los Apóstoles que componían la Asunción, hoy en la sacristía. Las calles van divididas en registros con pinturas en tabla, los dos inferiores con la Anunciación y la Adoración de los Reyes, y los cuatro superiores con parejas de santos sobre fondo dorado: San Lorenzo y San Esteban, San Francisco y Santo Domingo, San Andrés y Santiago, y San Juan Bautista y la Magdalena. El centro del ático luce un Calvario de escultura.
En el muro derecho de la capilla del Sagrario cuelga un lienzo de la Virgen con el Niño, de escuela italiana de finales del XVII. Sobre la puerta de la sacristía se ve un lienzo con San Juan en la tina, de medio cuerpo; hace juego con el de San Felipe que tiene enfrente y son obras manieristas, de hacia 1620. En la sacristía de la capilla sacramental se guarda un Crucificado de hacia 1610, atribuido a Juan de Peñalosa. Saliendo otra vez a la nave puede verse, junto al primer pilar, una imagen popular de vestir de Santa Lucía. El retablo de la Virgen del Buen Suceso ocupa lo que fuera la entrada de una antigua capilla. Es de madera policromada en rojo y oro y se hizo en honor de San Antonio de Padua. Ahora sirve a la imagen de candelero de ese nombre, fechada hacia 1636, que fue titular de la ermita y hospital del Buen Suceso, junto al Arroyo de San Andrés. En el segundo tramo hay un retablo de estética neoclásica, pintado imitando mármol, dedicado a San Juan Nepomuceno a comienzos del XIX por el rector de la parroquia Juan Nepomuceno Henao. En él se venera hoy la Virgen del Pilar; que tiene a sus pies una urna con pequeña imagen de la Virgen arrodillada, interpretada como Inmaculada, del XVIII.
Al final de esta nave se halla la antigua capilla del Bautismo, cuyo ingreso es un vano de medio punto con reja del siglo XIX. En el interior se han colocado las imágenes pasionistas del Buen Suceso. El Nazareno titular es original del siglo XVII, pero ha sufrido cuatro restauraciones en el plazo de veinte años. Compone misterio con la Dolorosa, barroca pero muy restaurada, y San Juan y la Magdalena, obras de Miguel Ángel González Jurado de 2004. María Santísima de la Caridad, titular del palio, es del mismo autor, de 1991.
Cerrando la nave se encuentra un lienzo del XVII con Jesús Nazareno ayudado por el Cirineo. A los pies de la nave se encuentra el retablo que fue de Nuestra Señora de las Nieves. En él se venera ahora la Virgen de la Salud y Consuelo, traída de la provincia de Jaén y retocada en 1978 por Martínez Cerrillo. El retablo, articulado con estípites y abundante hojarasca, procede del desaparecido hospital de Nuestra Señora de las Nieves y Santo Domingo de Silos, cuya imagen pintada centra el ático. A los lados se han colocado imágenes de San Antonio de Padua, del siglo XVIII, que perdió el Niño original, y San Juan Nepomuceno, del XIX, procedentes de sus antiguos altares. Por encima se ve un lienzo barroco de San José con el Niño.
En el lado derecho del crucero puede verse el retablo de San José, obra barroca de hacia 1740, de estética próxima a Teodosio Sánchez Cañada. La hornacina central tiene la imagen del titular y el ático muestra una pintura de la Pentecostés flanqueada por óvalos con azucenas. Los laterales lucen dobles registros para lienzos con Santa Ana enseñando a leer a la Virgen, San Martín con el pobre, San Andrés y Santo Domingo.
Sigue la actual capilla bautismal, que se corresponde con los pies del templo medieval. Se ha trasladado aquí la pila del Bautismo, con pie abalaustrado, fechada en 1795. Preside la capilla el Cristo de Ánimas, de tamaño menor que el natural, obra de finales del XIX, donada al templo en el año 1924 por Ángel Redel, según recuerda una lápida a los pies de la nave derecha, donde tuvo su emplazamiento original. En la pared de enfrente hay un lienzo de taller cordobés de fines del XVIII con el Bautismo de Cristo y en el muro de entrada, dos lienzos del siglo XVII con la Magdalena y Santa María Egipciaca, de escasa calidad.
En la nave se encuentra el altar de Ánimas, con la Virgen rodeada de Santos sacando las almas del Purgatorio, óleo barroco anónimo del primer cuarto del XVIII. Va rodeado de un marco de talla de la segunda mitad del Setecientos. Bajo el coro hay un altar neoclásico con pintura del Nazareno de los Reyes, del primer cuarto del XVIII, aunque muy retocado. También neoclásico es la caja del órgano. En este sotocoro se han dispuesto sobre peanas las imágenes procesionales de Jesús de las Penas y María Santísima de la Esperanza, obras talladas por Martínez Cerrillo en 1954 y 1947 respectivamente. La sacristía conserva igualmente algunos lienzos y esculturas. La preside una hermosa pintura de San Andrés, de estética romanista del XVII, firmada por Hipólito Torres. En las dependencias parroquiales se guardan así mismo varias piezas de escultura y pintura, de calidades muy diversas, entre las que pueden mencionarse un lienzo de la Piedad, basado en modelos flamencos del XVII.
La orfebrería de esta parroquia es abundante y pertenece en su mayor parte a los siglos XIX y XX. Del siglo XVII conserva un cáliz liso sin punzonar; de la segunda mitad del XVIII hay un relicario de San Andrés, sin punzones, dos ostensorios, uno con punzón de Sánchez y otro con el de Aranda, además de un juego formado por cruz de altar y candelabros punzonados por Damián de Castro.
Ya en el crucero, se ve un retablo de columnas salomónicas y estípites con espejos, con hornacina central y registros para lienzos en los laterales. Perteneció a la familia Hoces y los preside la imagen de candelero de Nuestra Señora de los Ángeles, que se fecha en el XVIII. Las pinturas laterales representan a los mártires Acisclo y Victoria. En el ático hay un Crucificado pequeño de papelón, flanqueado por dos lienzos con escudos de los Hoces.
En el frente del crucero está ubicada la capilla del Sagrario, que se corresponde con el ábside de la primitiva iglesia fernandina, transformada en capilla sacramental en el primer tercio del siglo XVIII. En el lado izquierdo hay un pequeño retablo de estuco, de fines del XVIII, con un lienzo que representa a San Joaquín y a continuación, la interesante Inmaculada firmada por Antonio Palomino, que se data hacia 1680.
El frente de la capilla lo ocupa un retablo hecho por Juan Fernández del Río en 1739. El cuerpo principal lo forman dos columnas salomónicas y en el banco hay un sagrario de plata, obra de Martínez, de 1800. Preside el retablo una imagen devocional del Sagrado Corazón de Jesús y se remata con un pequeño lienzo de la Santa Cena. A los lados del retablo hay sendos marcos de estuco, que reciben lienzos, destacando el Descendimiento y la Adoración de los Reyes, de hacia 1650, recientemente desestimados como obras de Antonio del Castillo. Sobre ellos hay otros dos con la Dolorosa y Santo Tomás de Aquino, también del XVII.
En la capilla lateral, cubierta con bóveda de crucería, se ve en el muro de la izquierda una tabla con Santo Domingo, del primer tercio del siglo XVI, con fondo de paisaje en que se ve al santo penitente y zócalo de escudos, entre ellos el del obispo fray Juan Álvarez de Toledo. En el muro de la derecha hay dos lienzos, uno con una buena copia de Murillo, con el tema de Santa Ana enseñando a leer a la Virgen, firmado por F. Ferrando, y otro mediocre con Santo Domingo curando a una dama tullida.
La pieza más importante es el retablo de la Asunción, anónimo del hacia 1540; el banco va decorado con relieves que representan la Adoración de los Pastores, la Presentación del Niño Jesús en el Templo y la Misa de San Gregorio; el espacio central muestra una temprana talla de la Inmaculada, a la que se le han retirado los Apóstoles que componían la Asunción, hoy en la sacristía. Las calles van divididas en registros con pinturas en tabla, los dos inferiores con la Anunciación y la Adoración de los Reyes, y los cuatro superiores con parejas de santos sobre fondo dorado: San Lorenzo y San Esteban, San Francisco y Santo Domingo, San Andrés y Santiago, y San Juan Bautista y la Magdalena. El centro del ático luce un Calvario de escultura.
En el muro derecho de la capilla del Sagrario cuelga un lienzo de la Virgen con el Niño, de escuela italiana de finales del XVII. Sobre la puerta de la sacristía se ve un lienzo con San Juan en la tina, de medio cuerpo; hace juego con el de San Felipe que tiene enfrente y son obras manieristas, de hacia 1620. En la sacristía de la capilla sacramental se guarda un Crucificado de hacia 1610, atribuido a Juan de Peñalosa. Saliendo otra vez a la nave puede verse, junto al primer pilar, una imagen popular de vestir de Santa Lucía. El retablo de la Virgen del Buen Suceso ocupa lo que fuera la entrada de una antigua capilla. Es de madera policromada en rojo y oro y se hizo en honor de San Antonio de Padua. Ahora sirve a la imagen de candelero de ese nombre, fechada hacia 1636, que fue titular de la ermita y hospital del Buen Suceso, junto al Arroyo de San Andrés. En el segundo tramo hay un retablo de estética neoclásica, pintado imitando mármol, dedicado a San Juan Nepomuceno a comienzos del XIX por el rector de la parroquia Juan Nepomuceno Henao. En él se venera hoy la Virgen del Pilar; que tiene a sus pies una urna con pequeña imagen de la Virgen arrodillada, interpretada como Inmaculada, del XVIII.
Al final de esta nave se halla la antigua capilla del Bautismo, cuyo ingreso es un vano de medio punto con reja del siglo XIX. En el interior se han colocado las imágenes pasionistas del Buen Suceso. El Nazareno titular es original del siglo XVII, pero ha sufrido cuatro restauraciones en el plazo de veinte años. Compone misterio con la Dolorosa, barroca pero muy restaurada, y San Juan y la Magdalena, obras de Miguel Ángel González Jurado de 2004. María Santísima de la Caridad, titular del palio, es del mismo autor, de 1991.
Cerrando la nave se encuentra un lienzo del XVII con Jesús Nazareno ayudado por el Cirineo. A los pies de la nave se encuentra el retablo que fue de Nuestra Señora de las Nieves. En él se venera ahora la Virgen de la Salud y Consuelo, traída de la provincia de Jaén y retocada en 1978 por Martínez Cerrillo. El retablo, articulado con estípites y abundante hojarasca, procede del desaparecido hospital de Nuestra Señora de las Nieves y Santo Domingo de Silos, cuya imagen pintada centra el ático. A los lados se han colocado imágenes de San Antonio de Padua, del siglo XVIII, que perdió el Niño original, y San Juan Nepomuceno, del XIX, procedentes de sus antiguos altares. Por encima se ve un lienzo barroco de San José con el Niño.
En el lado derecho del crucero puede verse el retablo de San José, obra barroca de hacia 1740, de estética próxima a Teodosio Sánchez Cañada. La hornacina central tiene la imagen del titular y el ático muestra una pintura de la Pentecostés flanqueada por óvalos con azucenas. Los laterales lucen dobles registros para lienzos con Santa Ana enseñando a leer a la Virgen, San Martín con el pobre, San Andrés y Santo Domingo.
Sigue la actual capilla bautismal, que se corresponde con los pies del templo medieval. Se ha trasladado aquí la pila del Bautismo, con pie abalaustrado, fechada en 1795. Preside la capilla el Cristo de Ánimas, de tamaño menor que el natural, obra de finales del XIX, donada al templo en el año 1924 por Ángel Redel, según recuerda una lápida a los pies de la nave derecha, donde tuvo su emplazamiento original. En la pared de enfrente hay un lienzo de taller cordobés de fines del XVIII con el Bautismo de Cristo y en el muro de entrada, dos lienzos del siglo XVII con la Magdalena y Santa María Egipciaca, de escasa calidad.
En la nave se encuentra el altar de Ánimas, con la Virgen rodeada de Santos sacando las almas del Purgatorio, óleo barroco anónimo del primer cuarto del XVIII. Va rodeado de un marco de talla de la segunda mitad del Setecientos. Bajo el coro hay un altar neoclásico con pintura del Nazareno de los Reyes, del primer cuarto del XVIII, aunque muy retocado. También neoclásico es la caja del órgano. En este sotocoro se han dispuesto sobre peanas las imágenes procesionales de Jesús de las Penas y María Santísima de la Esperanza, obras talladas por Martínez Cerrillo en 1954 y 1947 respectivamente. La sacristía conserva igualmente algunos lienzos y esculturas. La preside una hermosa pintura de San Andrés, de estética romanista del XVII, firmada por Hipólito Torres. En las dependencias parroquiales se guardan así mismo varias piezas de escultura y pintura, de calidades muy diversas, entre las que pueden mencionarse un lienzo de la Piedad, basado en modelos flamencos del XVII.
La orfebrería de esta parroquia es abundante y pertenece en su mayor parte a los siglos XIX y XX. Del siglo XVII conserva un cáliz liso sin punzonar; de la segunda mitad del XVIII hay un relicario de San Andrés, sin punzones, dos ostensorios, uno con punzón de Sánchez y otro con el de Aranda, además de un juego formado por cruz de altar y candelabros punzonados por Damián de Castro.
Enlace a la Entrada anterior de Córdoba**:
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