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lunes, 26 de agosto de 2019

2717. CÁDIZ** (XLIII), capital: 7 de julio de 2018.

230. CÁDIZ, capital. La igl. de Santiago.
231. CÁDIZ, capital. Interior de la igl. de Santiago.
232. CÁDIZ, capital. Retablo mayor de la igl. de Santiago.
233. CÁDIZ, capital. Interior de la igl. de Santiago, hacia los pies de la misma.
234. CÁDIZ, capital. Uno de los retablos del crucero de la igl. de Santiago.
235. CÁDIZ, capital. Retablo gemelo del anterior, en el testero opuesto del crucero de la igl. de Santiago.
236. CÁDIZ, capital. Púlpito de la igl. de Santiago.
237. CÁDIZ, capital. Retablo de la Virgen de los Dolores, en la igl. de Santiago.
238. CÁDIZ, capital. El paso del Cautivo de Medinaceli de Algeciras, en el sotocoro de la igl. de Santiago.
239. CÁDIZ, capital. El Señor Cautivo de Medinaceli, de Algeciras, en la igl. de Santiago.
240. CÁDIZ, capital. El retablo de la Virgen del Carmen, en la igl. de Santiago.
241. CÁDIZ, capital. El Cristo de la Humillación, en la igl. de Santiago.
242. CÁDIZ, capital. Las imágenes de la Hdad. del Xto. de la Piedad en la igl. de Santiago.
243. CÁDIZ, capital. Retablo de la Virgen del Poder Divino en la igl. de Santiago.
244. CÁDIZ, capital. Nazareno caído en el retablo de la Virgen del Poder Divino.
CÁDIZ* (XLIII), capital de la provincia: 7 de julio de 2018.
La iglesia de Santiago
   Originariamente existió en su lugar una ermita bajomedieval dedicada a este Santo, donde se estableció la Compañía de Jesús en 1564, cuyo primitivo edificio fue destruido durante el asalto anglo-holandés de 1596. La construcción actual fue trazada por Alonso Romero en 1635, dentro de los cánones arquitectónicos de tipo manierista y con los rasgos propios de los edificios jesuíticos, apreciándose en algunos de sus detalles ornamentales la influencia de la personalidad artística de Francisco Bautista.
   Tiene planta de cruz latina inscrita en un rectángulo y consta de tres naves. La principal se divide en tres tramos mediante pilastras de capitel mixto, toscano y corintio, y sobre las laterales se disponen tribunas que se abren a la nave mayor por medio de arcos de medio punto. Las cubiertas son de bóvedas vaídas y de aristas, levantándose en el crucero una cúpula semiesférica sobre pechinas rematada por linterna. El coro alto, que ocupa el primer tramo, se sitúa a los pies de la nave.
   El exterior tiene sus paramentos articulados por pilastras toscanas de orden gigante, entre las que se sitúan vanos y hornacinas. La portada principal, inscrita en un gran arco de medio punto, está realizada en mármol y fue importada de Génova, respondiendo su traza a las formas de tradición manierista. El vano está enmarcado por pilastras jónicas, de fuste estriado, rematadas por un frontón roto, en cuyo centro se dispone un segundo cuerpo con el escudo real dieciochesco, que suplanta el primitivo jesuítico. La portada lateral, que responde a la misma estética que la principal, es obra fechable a mediados del siglo XVII y está realizada en mármol blanco. Se articula en dos cuerpos sustentados por columnas dóricas pareadas, que flanquean sendos vanos superpuestos con escudos a los lados del segundo y remate en frontón triangular. En el ángulo de confluencia de las dos fachadas se eleva la torre, dividida en dos cuerpos; el primero fue construido en las mismas fechas que el templo, por lo que continúa la articulación apilastrada de la zona inferior, mientras que el segundo fue realizado a mediados del siglo XVIII, por lo que sus formas, barrocas, son más movidas. Tiene planta octogonal con pilastras en los ángulos y cubierta de chapitel bulboso y su resolución recuerda los trabajos de Torcuato Cayón.
   El retablo mayor, de madera dorada, fue realizado entre 1651 y 1653 por el entallador Alejandro Saavedra, ejecutando su dorado Juan Gómez Couto en 1670. Es una pieza barroca de grandes proporciones en la que se advierte un acentuado contraste entre la articulación de sus cuerpos, de marcado sabor manierista, que van sustentados por columnas entorchadas, y las dos grandes columnas salomónicas de orden gigante y profusamente decoradas con pámpanos, en clara alusión eucarística, que enmarcan todo el conjunto. Las hornacinas dispuestas en sus tres calles se alternan con vitrinas de reliquias, habiendo sufrido una reforma, la principal, a mediados del siglo XVIII, ocupada desde entonces por una talla de la Inmaculada, que responde a la estética habitual en la obra de Pedro Duque Cornejo. A ambos lados, en las calles laterales, se sitúan las imágenes de San Joaquín con la Virgen Niña y San José con el Niño Jesús, obras contemporáneas del retablo, atribuibles a José de Arce. El segundo cuerpo tiene en el centro un grupo escultórico que representa a Santiago en la batalla de Clavijo y a los lados las tallas de Santa Isabel y Santa Ana, rematando todo el conjunto un calvario también de talla. Todas estas esculturas son obra de escuela sevillana, de cronología similar a la del retablo. Los laterales del presbiterio presentan portadas de mármol, sobre las que van dos tribunas superpuestas a cada lado, cuyos antepechos se decoran con rocallas de madera dorada. Cuatro ángeles lampareros flanquean este ámbito; son cuidadas tallas policromadas, de movidas líneas dieciochescas, vinculables a la producción de Pedro Duque Cornejo.
   En los testeros del crucero se sitúan dos grandes retablos gemelos, obras realizadas por Juan González de Herrera en 1674. Se componen de banco, un cuerpo dividido en tres calles por columnas salomónicas y ático; toda su superficie está adornada con una rica decoración polícroma, que puede atribuirse a Juan Gómez Couto. Las hornacinas están ocupadas por imágenes de santos jesuitas, contemporáneas de los retablos, si bien algunas de las que ocupan el retablo del lado de evangelio evidencian una intervención dieciochesca en las cabezas y manos, que pudo estar a cargo de Duque Cornejo. Por su parte, el San Francisco Javier que preside el del lado de la epístola pudo ser realizado hacia 1728 por José Montes de Oca.
   Formando conjunto con estos retablos se sitúan otros dos en los muros frontales, cuyas características son similares a las de los anteriores; en el banco del situado en el lado del evangelio hay un busto del “Ecce-Homo”, obra sevillana del siglo XVIII, cercana a Montes de Oca, y en la hornacina una talla dieciochesca, de candelero, de la Virgen del Poder Divino. En el retablo del lado derecho hay un expresivo crucificado, también de escuela sevillana, que debió ser realizado por José de Arce en torno a 1660. Sobre estos retablos van dos lienzos ovalados que representan a San Pedro y San Pablo, que están enmarcados por yeserías y molduras doradas, todo ello de mediados del siglo XVII.
   En el segundo tramo de la nave del evangelio, hay un retablo neoclásico con la imagen de candelero del Cristo de la Humillación, obra de fines del siglo XVII, vinculable al círculo roldanesco. El último tramo está ocupado por la capilla de la cofradía del Cristo de la Piedad, que perteneció al gremio de los panaderos. El grupo escultórico representa un calvario, con las imágenes contemporáneas de candelero; la Virgen de la Consolación, de Luis González Rey (1997), San Juan y la Magdalena, de Francisco Buiza, quien también talló en 1958 la imagen de la Virgen de las Lágrimas. El crucificado de la Piedad, es una notable obra del genovés Francisco María Maggio, que la talló en 1754, correspondiendo la policromía al también genovés Francisco María Mortola.
   En el lado de la Epístola el segundo tramo tiene un retablo rococó de madera dorada con la imagen de la Virgen del Carmen, obra de candelero de factura contemporánea, y el siguiente está ocupado por una dolorosa, también contemporánea, del escultor granadino Domingo Sánchez Mesa (1955).
   En la nave central hay cinco pequeños retablos de madera dorada, adosados a las pilastras con decoración rococó y fechables a mediados del siglo XVIII. Dos de ellos contienen los grupos escultóricos de Tobías y el  Ángel y la aparición de la Virgen del Pilar a Santiago, de factura genovesa. El frontero al púlpito tiene un lienzo que representa la Trinidad, obra manierista de procedencia inglesa, con especial significación histórica, pues fue salvada de las persecuciones que tuvieron lugar bajo Enrique VIII y en 1596 sufrió diversas cuchilladas durante el asalto anglo-holandés a la ciudad. El púlpito es una destacable pieza italiana, en mármoles de colores, con decoración a base de taraceas, que recuerda los trabajos florentinos. El tornavoz y la escalera están realizados en madera tallada y policromada y se decoran con esculturas y relieves, conjunto realizado a mediados del siglo XVIII en estilo rococó.
   Entre las piezas de artes suntuarias conservadas en este templo, cabe destacar las vestiduras bordadas en oro a fines del siglo XVIII y del XIX, que pertenecen a las imágenes de la cofradía del Cristo de la Piedad.
   Durante la visita, se encontraba en el interior de la iglesia parroquial, el paso del Señor Cautivo de la Hermandad de Medinaceli de Algeciras, para participar en el Vía Crucis Diocesano con motivo del DCCL aniversario del traslado de la sede episcopal de Medina Sidonia a Cádiz.
Textos de:
ARJONA, Rafael. Guía total: Andalucía. Anaya Touring. Madrid, 2005.
ARJONA, Rafael y WALS, Lola. Guía Total: Cádiz, Costa de la Luz. Anaya Touring. Madrid, 2008.
ALONSO DE LA SIERRA, Lorenzo; ALONSO DE LA SIERRA, Juan; POMAR RODIL, Pablo y  MARISCAL, Miguel Ángel. Guía artística de Cádiz y su provincia [I]. Diputación de Cádiz y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005.

Enlace a la Entrada anterior de Cádiz*:

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