245. CÁDIZ, capital. Interior de la igl. de Sta. Cruz, la catedral vieja. |
246. CÁDIZ, capital. El paso del Gran Poder de La Línea de la Concepción en la igl. de Sta. Cruz. |
247. CÁDIZ, capital. El Señor del Gran Poder de La Línea, acompañado de Simón de Cirene, en la igl. de Sta. Cruz. |
248. CÁDIZ, capital. El paso de la Hdad. de los Afligidos, de San Fernando, en la igl. de Sta. Cruz. |
249. CÁDIZ, capital. Mª Stma. de la Amargura y Ntro. Padre Jesús de los Afligidos en su paso procesional en el interior de la igl. de Sta. Cruz. |
250. CÁDIZ, capital. Vista lateral del paso de misterio de la Hdad. de los Afligidos, de San Fernando, en la igl. de Sta. Cruz. |
251. CÁDIZ, capital. El paso de misterio de la Hdad. de la Oración en el Huerto, de San Fernando, en la igl. de Sta. Cruz. |
252. CÁDIZ, capital. El ángel confortador y Ntro. Señor Jesucristo en el Huerto, de la Hdad. homónima de San Fernando, en el interior de la igl. de Sta. Cruz. |
253. CÁDIZ, capital. Otra imagen del interior de la igl. de Sta. Cruz. |
254. CÁDIZ, capital. Retablo de San Antonio de Padua en la cap. bautismal de la igl. de Sta. Cruz. |
255. CÁDIZ, capital. Retablo del Cristo de Medinaceli en la igl. de Sta. Cruz. |
256. CÁDIZ, capital. Ntro. Padre Jesús Cautivo y Rescatado (Medinaceli) en su retablo de la igl. de Sta. Cruz. |
257. CÁDIZ, capital. Mª Stma. de la Trinidad y San Juan Evangelista de la Hdad. de Medinaceli, en su retablo de la igl. de Sta. Cruz. |
258. CÁDIZ, capital. El retablo mayor de la igl. de Sta. Cruz. |
259. CÁDIZ, capital. Ntra. Sra. de la Soledad en su retablo de la igl. de Sta. Cruz. |
260. CÁDIZ, capital. La urna con el Sto. Entierro de Ntro. Señor Jesucristo, de la Hdad. de la Soledad en la igl. de Sta. Cruz. |
261. CÁDIZ, capital. Las imágenes de la Hdad. del Perdón en su altar provisional de la igl. de Sta. Cruz. |
262. CÁDIZ, capital. Mª Stma. del Rosario en sus Misterios Dolorosos de la Hdad. del Perdón, en su altar provisional de la igl. de Sta. Cruz. |
263. CÁDIZ, capital. Los titulares de la Hdad. del Mayor Dolor (Sanidad) en la igl. de Sta. Cruz. |
264. CÁDIZ, capital. El reablo de la capilla de los genoveses, en la igl. de Sta. Cruz. |
265. CÁDIZ, capital. Una última imagen de las bóvedas de la igl. de Sta. Cruz. |
CÁDIZ* (XLIV), capital de la provincia: 7 de julio de 2018.
La Catedral Vieja. La Parroquia de Santa Cruz
La primitiva catedral es el templo más antiguo de la ciudad. Es posible que tras ser tomada la ciudad por las tropas de Alfonso X el Sabio, la mezquita mayor fuese adaptada para el culto cristiano, hasta que más tarde se reemplazó por una construcción gótico-mudéjar, que respondería al modelo habitual en la Baja Andalucía, es decir, tres naves, separadas por pilares rematados por arcos apuntados que sustentaban cubiertas de madera y cabecera abovedada. A la estructura original se fueron incorporando nuevas estructuras, siendo especialmente importantes las acometidas a inicios del siglo XVI, cuando se realizó un nuevo artesonado y se levantaron algunas capillas. En 1572 el obispo García de Haro emprendió una profunda remodelación, al sustituir los antiguos pilares por columnas clásicas de orden dórico, que hacían más diáfano el espacio y situar el coro tras el altar mayor.
Esta novedosa disposición del presbiterio, la primera de las que tenemos noticia en el territorio español, plasma las recomendaciones del Concilio de Trento, en una solución espacial que no llegó a consolidarse posteriormente, dado el apego a los grandes retablos parietales y el arraigo de ubicar los coros ocupando parte de la nave principal. Para esta capilla mayor realizaron una sillería de coro y púlpito Jerónimo de Valencia y Cristóbal de Voisín.
El edificio actual es fruto de la reconstrucción llevada a cabo tras el asalto anglo-holandés de 1596, que dejó su fábrica muy dañada por un incendio en el que desapareció la cubierta de madera. La reconstrucción fue rápida, pues los trabajos concluyeron en 1606, y se aprovechó la ocasión para ampliar el templo por la cabecera, con la disposición de un falso crucero ante la capilla mayor y se abovedaron todas las cubiertas, para evitar los efectos de otros posibles incendios. Las obras fueron dirigidas por el arquitecto Ginés Martínez de Aranda, formado en el círculo giennense, donde se relacionó con el obispo Maximiliano de Austria. Las trazas se han atribuido tradicionalmente al ingeniero militar Cristóbal de Rojas, que por aquellas fechas dirigía los trabajos en las defensas de la ciudad, y de quien sabemos que realizó el diseño de la primitiva portada lateral catedralicia, aunque en la actualidad la crítica se inclina por asignarlas a Martínez de Aranda.
Tiene planta de salón con falso transepto y está dividida en tres naves por columnas de orden dórico que sostienen arcos de medio punto. Las naves se cubren por bóvedas esquifadas, el transepto por bóvedas de medio cañón y ante el presbiterio se sitúa una cúpula semiesférica sobre pechinas, decorada con motivos geométricos de corte manierista. Las capillas, que se abren a las naves laterales, están cubiertas por bóvedas vaídas con linternas, excepto la bautismal, situada en el último tramo del lado del evangelio, que presenta cubierta de crucería sobre arcos de medio punto, pues su estructura tardogótica es anterior al saqueo de 1596. Igualmente es gótico el arco existente en el muro del testero de los pies situado junto a esta capilla.
Los tres últimos tramos del lado de la epístola están ocupados por la capilla sacramental, monumental obra de la segunda mitad del siglo XVII, que fue diseñada por Felipe de Gálvez y concluida en 1770 por Torcuato Cayón. Es de planta cuadrada y al exterior su estructura cúbica sobresale, a modo de torreón, en el conjunto del templo. Su interior fue concluido por Torcuato Cayón, a quién se debe la cúpula semiesférica sobre pechinas, de estructura encamonada.
Originalmente todos los soportes roscas de los arcos y marcos iban enfoscados en blanco, si bien en la actualidad aparece la cantería vista, como fruto de una intervención llevada a cabo a mediados del siglo XX. Tras el presbiterio se disponen varias dependencias catedralicias entre las que destaca la antigua capilla de reliquias, construida en 1670, con planta elíptica y las salas destinadas a cabildo y antecabildo.
El exterior es de gran sencillez y evoca el aspecto de las iglesias-fortaleza, a lo que contribuye la gran estructura cuadrangular de la capilla del sagrario. La sobriedad se refuerza por haber sido despojada durante la primera mitad del siglo XIX de la monumental portada lateral, realizada por el genovés Andrea Andreoli en 1673. Estaba realizada en mármoles de colores y constaba de dos cuerpos, sustentados por columnas salomónicas. Las esculturas, hoy conservadas en la Catedral Nueva, fueron realizadas por Esteban Frugoni. Para el vano de los pies también se encargó a Génova una portada similar, que no llegó a realizarse, y los únicos elementos decorativos que presenta son tres escudos situados sobre el dintel con los emblemas de los Reyes Católicos, el catedralicio y el del obispo García de Haro. Las bóvedas son trasdosadas y van cubiertas de cerámica vidriada, realizada en Triana, siguiendo una tradición de origen mudéjar.
La torre se construyó separada de la fábrica de la Iglesia, en un ángulo del edificio de la Contaduría eclesiástica. Su fábrica es mudéjar, aunque transformada posteriormente y tiene planta rectangular rematada por un chapitel poligonal, recubierto de cerámica vidriada. Cuando en 1838 se abrió al culto la Catedral Nueva, este templo fue desposeído de gran parte de su patrimonio mueble, que pasó a enriquecerá las dependencias del nuevo edificio. En este proceso también se perdieron muchas piezas, entre las que se cuentan la mayoría de los retablos laterales y el conjunto del coro, que ocupaba parte de la nave central.
Capilla mayor. El retablo que la preside, pieza fundamental del barroco gaditano seiscentista, fue trazado y ejecutado por Alejandro de Saavedra a partir de 1639 y policromado por Juan Gómez Couto, mientras que las esculturas las concertó Alonso Martínez en 1658. Toda la estructura, realizada en madera, es de gran originalidad y ocupa el testero, los laterales del ámbito del presbiterio y su bóveda. Presenta un sólo cuerpo, que se eleva sobre un alto zócalo de jaspes blancos y negros, realizado por Francisco Zedrún en 1666, y está dividido en cinco calles por pilastras y columnas acanaladas, entre las que se abren hornacinas rematadas por diversos tipos de frontones. En la bóveda se disponen casetones que albergan una profusa decoración a base de motivos vegetales.
La calle central está resaltada por columnas salomónicas y tiene forma de hemiciclo con doce pequeñas hornacinas que albergan un apostolado. Nos encontramos ante uno de los ejemplos más tempranos de la utilización de este tipo de soporte a gran escala en la retablística española, empleadas aquí con sentido simbólico para evocar las columnas del Templo de Jerusalén, pues originalmente flanqueaban un gran tabernáculo de ébano y plata, hoy desaparecido, en el que se situaba una pequeña talla de la Inmaculada sobre el sagrario. A los lados, en las hornacinas de las calles laterales, van las tallas de San Pedro y San Pablo. En la actualidad ocupa el lugar del tabernáculo una talla de la Inmaculada, debida al escultor genovés, quien la realizó en 1774 para presidir la capilla del sagrario.
El repertorio iconográfico recoge también diversos santos relacionados con la diócesis gadtana, como San Servando, San Germán, Santa Marta, Santa Susana, San Basileo y San Epitacio, en tanto que el ático está presidido por la Santa Cruz, titular del templo, rodeada por un coro de ángeles músicos en altorrelieve. Rematan el conjunto representaciones de las tres Virtudes Teologales, situadas en torno al arco de embocadura.
Capilla de los genoveses. Los genoveses poseían, desde 1487, una capilla en el colateral del evangelio y tras la reconstrucción del templo ocuparon el mismo colateral del nuevo transepto. En 1651 el cabildo catedralicio les cedió la imagen del Cristo de Aguinaga, que había presidido hasta entonces la capilla mayor; con tal motivo decidieron encargar a los talleres genoveses de Tomaso y Giovanni Tomaso Orsolino un retablo de mármoles de colores, que no se instaló en la capilla hasta 1671.
Se articula esta pieza en banco, un cuerpo de cinco calles y ático. Las calles se enmarcan por pilastras de capitel compuesto en los laterales y columnas salomónicas en el testero. Predominan los mármoles de diversa procedencia con tonos blancos, negros y rojos, así como otras piedras polícromas que resaltan los elementos decorativos, tanto en embutidos como en relieve, de formas carnosas propias del barroco seiscentista.
El repertorio iconográfico recoge, en los laterales, las imágenes en mármol de cuatro santos relacionados con la república genovesa; San Lorenzo, San Jorge, San Bernardo y San Juan Bautista; ocupa el lugar del Cristo de Aguinaga un crucificado de madera realizado a inicios del siglo XVII y que procede del antiguo retablo de los vizcaínos. La calle central tiene una hornacina con la imagen de la Virgen del Rosario de los Milagros, obra italiana en alabastro policromado de formas manieristas, realizada a inicios del siglo XVII. En el ático, preside todo el conjunto la figura del Padre Eterno flanqueado por dos ángeles, grupo de mármol en el que aún se aprecian restos de la policromía original.
Las dos capillas siguientes están ocupadas por imágenes contemporáneas pertenecientes a las cofradías del Cristo del Mayor Dolor y del Perdón, éste último obra de Luis Ortega Brú, realizada en 1980. Del mismo autor son la dolorosa y el San Juan que le acompañan. Inmediatas a la puerta lateral se encuentran las capillas de la cofradía de la Soledad y Santo Entierro. En la primera se expone la urna procesional, de plata de ley cincelada, realizada en estilo isabelino por el platero gaditano Manuel Ramírez, según el diseño ejecutado en 1848 por Diego María del Valle. Destacan en ella las elegantes formas curvilíneas, que recuerdan la disposición habitual de los herrajes de la época en las casas gaditanas. El Cristo yacente, de 1624, es obra en madera policromada del escultor montañesino Francisco de Villegas, aunque presenta evidentes reformas del siglo XVIII. La Virgen de la Soledad es talla antigua de candelero, cuyo autor se desconoce, que ha sido sustancialmente alterada por intervenciones contemporáneas.
Capilla bautismal. Como se ha indicado, la estructura de esta capilla responde a las formas tardogóticas y fue levantada por voluntad del obispo Pedro de Solís a finales del siglo XV. En su centro se dispone la pila bautismal de mármol blanco, realizada en Génova en el siglo XVII, cuya base, en forma de balaustre, presenta un relieve con el bautismo de Cristo. Se conservan en este recinto una imagen de la Virgen de la Consolación, obra en mármol policromado del siglo XVI, una talla dieciochesca de San Francisco y un lienzo decimonónico de Rodríguez Losada en el que copia el milagro del Moisés de Murillo.
A ambos lados de la puerta de los pies, que se cierra mediante un cancel con decoración rococó, hay dos esculturas de madera policromada, un San José de la escuela sevillana del siglo XVIII y un San Francisco de Paula, talla de candelero realizado a mediados del mismo siglo. Los tres últimos tramos del lado de la epístola están ocupados por la capilla del Sagrario, actualmente aislada del templo y privada de su primitivo ajuar mueble. Ante uno de los vanos de acceso originales se sitúa un retablo rococó en madera dorada, presidido por la imagen de San Antonio de Padua, talla de madera policromada, realizada por Luis Roldán coincidiendo con su estancia en la ciudad durante las últimas décadas del siglo XVII. En las calles laterales y banco hay diversas pinturas fechables a mediados del siglo XVIII.
La capilla siguiente está ocupada por la imagen de candelero de San Pedro apóstol, obra de mediados del siglo XVIII, que fue titular de la cofradía de venerables sacerdotes. A continuación se sitúan dos capillas ocupadas por los titulares de la cofradía de Medinaceli; la primera perteneció, desde 1598, al regidor Juan de Soto y Avilés y está presidida por un retablo en madera de formas manieristas, realizado hacia 1620, con mesa de mármoles genoveses fechable a fines del mismo siglo.
Este retablo estuvo dedicado originalmente a la Virgen de la Antigua, pintura probablemente realizada en el siglo XVI sobre láminas de plomo, hoy desplazada a uno de los muros del templo, ocupando su lugar la imagen contemporánea del Cristo de Medinaceli, debida a Miguel Láinez (1938). En la segunda capilla se encuentra un interesante relieve de madera policromada que representa la coronación de la Virgen, obra del napolitano Gaetano Patalano, quien la firmó en 1694. En el testero se conserva una mesa de altar de mármoles genoveses realizada a finales del siglo XVII, sobre la cual hay una hornacina ocupada por las imágenes contemporáneas de la Virgen de la Trinidad (1972) y San Juan evangelista, tallas de candelero realizadas por Francisco Buiza en el año 1972.
Capilla de los vizcaínos. Desde 1487 poseían los vizcaínos una capilla en el colateral de la epístola del primer templo gaditano. Tras el saqueo de 1596 ocuparon el transepto del mismo lado y en 1619 levantaron un retablo, que fue destruido a mediados del siglo XX.
En 1694 el escultor napolitano Gaetano Patalano realizó para esta capilla un conjunto de esculturas, hoy dispersas en ambas catedrales. En la actualidad en el testero de la capilla se abre el coro mediante dos arcos de medio punto. Las paredes de este ámbito albergan varias tablas que pertenecieron al desaparecido retablo y dos lienzos, uno representando la última comunión de San Fernando, que puede vincularse a Juan Gómez Couto y otro posiblemente de Cornelio Schut que representa a los santos Vito y Crescencia; ambas obras debieron formar parte de un conjunto pictórico encargado por el obispo Vázquez de Toledo, cuando mandó levantar en 1670 la capilla de las reliquias. A éste mismo conjunto deben pertenecer los lienzos de Santa Teresa, San Firmo y Santa Úrsula conservados actualmente en la Catedral Nueva y el Museo Catedralicio.
La sacristía, ubicada tras el presbiterio, conserva la galería de acceso al manifestador, obra contemporánea del retablo mayor y realizada también por Alejandro de Saavedra. Se trata de una estructura articulada mediante pilastras entre las que se abren arcos de medio punto, todo ello con rica policromía contemporánea, que se puede vincular a Juan Gómez Couto. Preside la sacristía un crucificado de talla realizado en 1771 por Doménico Giscardi. A este ámbito se abre la primitiva capilla de reliquias, hoy despacho parroquial, que aún conserva la reja original con las armas del obispo Vázquez de Toledo.
Durante la visita, se encontraban en el interior de la iglesia parroquial, los pasos del Señor del Gran Poder de la Hermandad homónima de La Línea de la Concepción, y los de misterio de la Hermandad de los Afligidos y de la Oración en el Huerto, de San Fernando, para participar en el Vía Crucis Diocesano con motivo del DCCL aniversario del traslado de la sede episcopal de Medina Sidonia a Cádiz.
Durante la visita, se encontraban en el interior de la iglesia parroquial, los pasos del Señor del Gran Poder de la Hermandad homónima de La Línea de la Concepción, y los de misterio de la Hermandad de los Afligidos y de la Oración en el Huerto, de San Fernando, para participar en el Vía Crucis Diocesano con motivo del DCCL aniversario del traslado de la sede episcopal de Medina Sidonia a Cádiz.
Textos de:
ARJONA, Rafael. Guía total: Andalucía. Anaya Touring. Madrid, 2005.
ARJONA, Rafael y WALS, Lola. Guía Total: Cádiz, Costa de la Luz. Anaya Touring. Madrid, 2008.
ALONSO DE LA SIERRA, Lorenzo; ALONSO DE LA SIERRA, Juan; POMAR RODIL, Pablo y MARISCAL, Miguel Ángel. Guía artística de Cádiz y su provincia [I]. Diputación de Cádiz y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005.
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