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miércoles, 28 de agosto de 2019

2719. CÁDIZ* (XLV), capital: 7 de julio de 2018.

266. CÁDIZ, capital. Patio de la Casa de la Contaduría, actual Museo Catedralicio.
267. CÁDIZ, capital. Restos arqueológicos en el patio mudéjar del Museo Catedralicio.
268. CÁDIZ, capital. Maqueta del Monumento en la sala de los Diezmos, en el Museo Catedralicio.
269. CÁDIZ, capital. San Cristóbal en la sala de los Ternos del Museo Catedralicio.
270. CÁDIZ, capital. Cruz parroquial en el Museo Catedralicio.
271. CÁDIZ, capital. Armarios de la sala de las Custodias del Museo Catedralicio.
272. CÁDIZ, capital. La Custodia del Millón, en la sala de las Custodias del Museo Catedralicio.
273. CÁDIZ, capital. Una de las vitrinas de la sala de la plaza del Museo Catedralicio.
274. CÁDIZ, capital. Armario con libros en la sala de libros cantorales del Museo Catedralicio.
CÁDIZ* (XLV), capital de la provincia: 7 de julio de 2018.
Museo Catedralicio
   Ocupa las antiguas dependencias de la Casa de la Contaduría y Colegio de Santa Cruz, edificios inmediatos a la Catedral Vieja. La antigua casa de la Contaduría eclesiástica es una construcción de formas sencillas, en uno de cuyos ángulos se levanta el campanario de la Catedral. Su portada es de piedra arenisca y se compone de un vano rectangular enmarcado por sendas pilastras toscanas de fuste cajeado, con decoración de puntas de diamante, obra tradicional manierista.
   En el interior, la escalera es de tipo conventual y consta de dos tramos; se cubre por bóveda vaída de piedra arenisca, decorada con motivos geométricos, también de tipo manierista y centrado por una tarja con el escudo del cabildo catedralicio.
   El antiguo colegio de Santa Cruz, conocido a su vez como el “Patio Mudéjar”, fue sede durante un tiempo de los seises del primer templo gaditano. Es una construcción tardogótica con elementos de tradición mudéjar, fechable en las primeras décadas del siglo XVI.
   En su fachada se sitúan una portada adintelada realizada en piedra arenisca con dovelas engatilladas y una ventana geminada de arcos apuntados inscritos en un alfiz, con decoración gótica.
   El interior tiene un patio de cuatro crujías, cuya planta baja se sustenta mediante columnas de mármol con capitel de moño, sobre las que descansan arcos rebajados de molduración gótica. En la planta superior se abren galerías en dos de los frentes, con arcos peraltados sobre columnillas de mármol con capiteles de moño.
Sala de los obispos. Se exponen aquí diversos retratos de prelados de la diócesis y otros eclesiásticos nacidos en la ciudad. El de Marcial López Criado es obra de Federico Godoy, los de Vicente Calvo y Valero y Tomás del Valle son de Silvera y Rodríguez; Losada firmó, en 1861, el que representa al arzobispo De la Puente. También se exhibe en este espacio un paño gremial del siglo XVIII realizado en tisú bordado en oro.
Patio Terminelli. Alberga dos facsímiles del perfil y sección longitudinal de la Catedral, realizados por Vicente de Acero, con marcos barrocos de decoración chinesca. En una vitrina se guardan diversas medallas conmemorativas.
   Al patio se abre una sala dedicada al siglo XIX, en la que gran parte de sus fondos pertenecen al legado De la Puente. La aparición de la Virgen a San Ildefonso es obra firmada en 1847 de José María Romero López; San Hermenegildo, San Fernando y Santa Inés de J. Payer y Santa Isabel y Santa Elena, están firmados por Gutiérrez de la Vega.
   En una vitrina se exponen dos apuntes realizados por Luisa Roldán, hallados en el interior del busto del “Ecce-Homo”, que se guarda en la capilla de San Sebastián de la Catedral Nueva; también hay un expresivo crucificado de bronce de Mariano Benlliure.
Patio mudéjar. Se exponen en este ámbito dos lienzos de interés; el que representa a San Firmo fue realizado por Cornelio Schut en 1669 y está inspirado en modelos rubenianos, origen que también delata el que contiene la historia de Sara y Agar.
   Un arco peraltado de formas mudéjares da acceso a excavaciones arqueológicas, en las que se han localizado fragmentos de calles medievales y de la estructura del teatro romano, sobre el cual se asientan.
Sala del asalto. Se dedica al recuerdo del saqueo del asalto anglo-holandés de 1596 y en ella se expone una sencilla cruz realizada con dos tablones que presidió la primera misa tras la destrucción del templo catedralicio y un lienzo en el que se representa la profanación de la imagen de la Virgen del Pópulo, interesante documento iconográfico para conocer el Cádiz de la época.
Sala de levante. Guarda esta sala dos pinturas sobre tabla que representan el Prendimiento y la Coronación de Espinas, ambas vinculables a la escuela toledana de principios del siglo XVI. De principios del XVII son los bajorrelieves de madera policromada de la Encarnación y la Adoración de los pastores, obras manieristas de escuela sevillana; a la segunda mitad de dicho siglo pertenecen una cruz de ébano del viernes Santo, con el Cristo pintado, y dos lienzos ochavados, que contienen la Anunciación y una Santa María Magdalena, todos ellos enmarcables en la escuela sevillana.
Sala de los marfiles. La rica colección de marfiles de la Catedral está representada por diversas piezas; el expresivo crucificado del arzobispo Vera, obra sevillana de finales del siglo XVIII, realizada por Pedro José Muñoz; las imágenes de San Servando y San Germán, tallas policromadas del siglo XIX, con las carnes en marfil procedentes de talleres filipinos. Destacan también una colección de crucificados españoles y filipinos y un Buen Pastor, se escuela indo-portuguesa, y una dedicada Inmaculada, procedente de la Catedral Vieja, obra italiana del siglo XVIII. Por último se exponen un marco dieciochesco de filigrana de plata, con la reproducción del Santo rostro de Jaén y un excelente “Ecce-Homo”, en barro cocido, de los hermanos García.
Crujía superior del Patio Mudéjar. Se exponen varias pinturas barrocas, entre ellas un San Jerónimo, firmado en 1679 por el holandés Bernardo Keilhav, un San Juan Evangelista, de escuela flamenca del siglo XVII, derivado de un modelo de Rubens y una Anunciación con los profetas, vinculable a Pablo Legot. Asimismo hay una interesante guirnalda flamenca, que contiene en su centro la Asunción de María y otras obras sevillanas del siglo XVII.
Sala de los diezmos. Junto a las tablas de diezmos, obra de talla de la segunda mitad del siglo XVII, y las pesas de la cerería del cabildo, también se expone aquí un lienzo murillesco con una gloria de ángeles y San Antonio, de José García Chicano, realizado según modelos de Murillo en 1843. Preside la sala una maqueta de monumento del Jueves Santo, realizado por Torcuato Cayón en 1780. En ella podemos observar reproducciones de las esculturas que lo decoraban, entre las que se encuentra el grupo de ángeles, tallados por Luisa Roldán en 1687 para un monumento anterior. En la actualidad podemos ver dos de ellos en las hornacinas laterales del arco de acceso a la capilla del Sagrario de la Catedral Nueva.
Sala de los ternos. Recoge una selección del ajuar de piezas bordadas que guarda el primer templo gaditano, entre ellas algunas de comienzos del XVII, pertenecientes al terno de San Pedro, con bordados en oro e imaginería, y otras del XVIII, del terno del Corpus, ricamente bordado en oro y sedas sobre tisú. Una vitrina acoge la escultura en mármol de San Cristóbal, obra genovesa del XVIII atribuida a Bernardo Schiaffino.
Sala de la Inmaculada de la Contratación. El lienzo que da nombre a la sala, que presidió el oratorio de la Casa de Contratación, es obra murillesca debida a Alonso Miguel de Tovar. El mexicano Miguel Cabrera es el autor de la Inmaculada Apocalíptica, obra de dinámica composición e interesante iconografía.
   De México procede igualmente una representación de la Virgen de Guadalupe firmada por Antonio de Torres. Se exponen también diversas pinturas barrocas, de pequeño formato y una Inmaculada en mármol, realizada en talleres genoveses durante el XVIII.
Sala de las custodias. Pueden contemplarse en esta sala las piezas más ricas que guarda el ajuar de la Catedral. Al periodo tardogótico pertenecen un cáliz de abundante decoración, una patena con un relieve del Padre Eterno. La base de la denominada cruz de los juramentos, cuya zona superior responde a una reforma manierista y la Custodia de asiento, denominada del Cogollo, extraordinaria pieza de asiento que se atribuye a Enrique de Arfe, a la que Antonio Suárez añadió la peana en los últimos años del siglo XVII. La cruz procesional del cabildo catedralicio es una delicada obra plateresca, decorada con relieves alusivos a la vida de Cristo. El relicario de San Agustín también presenta formas renacentistas en su zona superior, si bien la base responde a una reforma dieciochesca, y barroco de mediados del siglo XVII es el de la Santa Espina, mientras que el que guarda la reliquia del Lignum Crucis fue realizado a inicios del siglo XVIII.
   Pieza estelar del siglo XVIII es la llamada Custodia del Millón, ostensorio así denominado por su extraordinaria riqueza en perlas y piedras preciosas. Fue realizada en 1721 por el orfebre madrileño Pedro Vicente de Ceballos y donado a la Catedral como exvoto por Pedro Calderón de la Barca, como acción de gracias por haberse salvado de un naufragio. Otro ostensorio rococó de plata, es obra de mediados del siglo XVIII. Entre las bandejas que se exponen hay una realizada en oro y ágatas, de delicada factura, fechable a mediados del siglo XVII, dos rococó Damián de Castro, y otras de carácter neoclásico. A la estética rococó corresponden también diversas piezas de plata pertenecientes a la imagen de San Pedro, titular de la antigua cofradía de venerables sacerdotes. Del siglo XIX son un copón y cáliz ostensorio; corresponde a la custodia de asiento regalada por Ana de Viya para ser utilizada en las ceremonias de la octava del Corpus, obra que realizó el orfebre Manuel Ramírez en 1890.
   Completan la sala dos armarios barrocos de excelente talla, destinados originariamente a guardar algunas de las piezas de orfebrería aquí expuestas, cuyo interior está forrado de azulejos holandeses dieciochescos.
Sala de la plata. Continúa la exposición de piezas de orfebrería, junto a la cual se exhiben algunos relicarios. Entre ellos dos con los bustos de talla de los santos Servando y Germán, que pueden relacionarse con el estilo de Alonso Martínez y otros realizados a finales del siglo XVII. De las piezas de plata cabe destacar un relicario de San Francisco, de corte academicista, y algunas piezas firmadas por Vicente Fajardo, como una cruz de 1780 y una jarra de plaza sobredorada.
Sala de libros cantorales. Se guardan en ella los libros de coro, mostrándose algunas páginas iluminadas del siglo XVIII. Completan esta sala un relicario, que contiene una carta autógrafa de Santa Teresa de Jesús firmada en 1581 y una escultura en cera del siglo XVIII, que representa la cabeza de San Pedro de Alcántara. En la escalera se exhibe un lienzo de la Inmaculada, fechable a inicios del XVIII.
Textos de:
ARJONA, Rafael. Guía total: Andalucía. Anaya Touring. Madrid, 2005.
ARJONA, Rafael y WALS, Lola. Guía Total: Cádiz, Costa de la Luz. Anaya Touring. Madrid, 2008.
ALONSO DE LA SIERRA, Lorenzo; ALONSO DE LA SIERRA, Juan; POMAR RODIL, Pablo y  MARISCAL, Miguel Ángel. Guía artística de Cádiz y su provincia [I]. Diputación de Cádiz y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005.

Enlace a la Entrada anterior de Cádiz*:

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