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domingo, 30 de junio de 2013

565. OVIEDO** (VI), capital: 22 de junio de 2008.

84. OVIEDO, Asturias. Vista general con la portada en primer término, de la igl. de San Miguel de Lillo.

85. OVIEDO, Asturias. Parte superior de la igl. de San Miguel de Lillo.

86. OVIEDO, Asturias. Una de las jambas de la portada de la igl. de San Miguel de Lillo.

87. OVIEDO, Asturias. Vista exterior desde la cabecera de la igl. de San Miguel de Lillo.

88. OVIEDO, Asturias. Vista general de la fuente de la Foncalada.

89. OVIEDO, Asturias. Detalle de la leyenda inscrita en la fuente de la Foncalada.

90. OVIEDO, Asturias. Detalle de la Cruz de la Victoria que remata la fuente de la Foncalada.

OVIEDO** (VI), capital de la provincia y de la comunidad: 22 de junio de 2008.
   Situada unos 200 m. más adelante que Santa María, fue la Capilla Palatina del complejo de recreo y caza construido por Ramiro I. Lo que hoy se ve en pie es una tercera parte de la construcción primitica, ya que en el siglo XII o XIII desapareció en buena parte por un derrumbamiento debido a corrimientos de tierras.
   A pesar de haber desaparecido la mayor parte de la fábrica, lo que queda en pie es lo más significativo y novedoso aportado por Lillo al arte asturiano. La iglesia de San Miguel de Lillo** constaba de cabecera triabsidal, crucero y tres naves con dos habitáculos laterales como prolongaciones del transepto.
   La planta señala ya la importancia concedida al remate occidental del conjunto en donde se halla la entrada a través de pórtico que dispone de dos estancias laterales.
   Desde el exterior llama la atención en primer lugar la altura general de los volúmenes, especialmente la nave central (potenciada por la escasa largura del edificio tras su semiderrumbe), y en segundo lugar el número y variedad de los vanos abiertos en los muros. Tampoco pasan desapercibidos los contrafuertes que, arrancando de distintas alturas, rodean la edificación.
   Sobre la amplia entrada bajo arco de medio punto se alinean dos ventanas en sentido vertical. De la inmediata entrada sólo resta abierto un arco de medio punto, habiendo sido tapiado el resto. Sobre ella se abre una ventana característica en Lillo tallada en tres registros: medio rosetón en lo alto, una pequeña arquería de cuatro arquillos sobre pequeñas columnitas y un inferior bíforo con dos arcos sobre columnas rechonchas. En los dos muros laterales de la fachada occidental se abren también sendas ventanas con un rosetón en su parte superior y una partición bífora en la inferior. Sobre el frontal de la nave central, algo retrasado con respecto al cuerpo bajo, se abre un rosetón rodeado de doble círculo de ladrillos en el que se tallaron dos círculos concéntricos y una flor central de seis pétalos. En el paramento meridional se abre una nueva y gran ventana dividida también en dos cuerpos; en el superior una celosía de calado complejo y en la inferior ventana trífora de medio punto. La ventana correspondiente del lado norte es muy semejante. Como se ve, en Lillo hay una considerable riqueza, tanto en el número de vanos, como en el trabajo realizado para las celosías. El rosetón superior y las celosías cubiertas por cristal son enteramente originales.
   Seguramente que en la construcción completa la parte interior de los pies fue también la volumetría más interesante de San Miguel de Lillo, tal como sigue sucediendo ahora. Desde que se traspasa el umbral destacan por sus abundantes tallas las jambas que se erigen a ambos lados. Los temas que exhiben, inesperadamente profanos, parecen ser una réplica en piedra de un díptico consular que pudo ser grabado en marfil hacia el 506. Se describe en distintos segmentos la apertura de los juegos circenses con el cónsul que los abre agitando un pañuelo; equilibrista y domador de león, nuevamente el cónsul ...
   La nave central va separada de las laterales por arcadas sobre columnas en lugar de pilastras (por primera vez en el arte asturiano), siendo la cubrición, según el modo del Maestro del Naranco, de bóvedas pétreas de medio cañón. Los capiteles de las columnas son troncopiramidales, con las facetas divididas mediante sogueados en los que aparecen diversos motivos fitomórficos. Son muy interesantes sus basas talladas con personajes con libros y ángeles. A los pies se desarrolla un complejo espacio arquitectónico organizado alrededor de la tribuna regia situada sobre el pórtico de acceso. Desde las estancias paralelas al atrio arrancan sendas escaleras de acceso a la tribuna. Esta recibe la decoración más rica: arcos de acceso con relieves de motivos de discos solares, flores hexapétalas de clara raigambre visigoda, clípeos semejantes a los de Santa María, pero algo más sencillos. Encima de la tribuna se encuentra un espacio cerrado semejante a de las cámaras ocultas. Por otro lado, la decoración tallada no se limita a la tribuna real, sino que se distribuye en distintas zonas del templo, dando muestra de la suntuosidad con la que fue concebido.
   En este sentido, las pinturas murales debieron de jugar en Lillo un papel tan importante como en Santullano a tenor de los restos que aún pueden contemplarse. Colores vivos para dibujos geométricos y hasta figurados, pues se han conservado dos fragmentos localizados en el muro meridional en los que aparece la figura humana. En uno se representa a una persona tocando un instrumento musical y en el otro se muestra a otra persona subida en un trono, situada de perfil pero con el rostro vuelto hacia el observador, y que sostiene con ambas manos algo difícil de precisar. Otro personajillo se coloca a sus espaldas.
   Ya en el casco urbano de la ciudad, en la calle Foncalada, no muy lejos del complejo catedralicio encontramos la fuente de la Foncalada, mandada construir por Alfonso III en su deseo de seguir magnificando Oviedo.
   Es de planta rectangular con un arco de medi punto peraltado que prolonga la bóveda que protege la fuente propiamente dicha, rematando la construcción un tejado pétreo a dos aguas. Fue levantada con sillares de arenisca y exteriormente, como remate del templete, aparece labrada la Cruz de la Victoria y bajo ella una placa con la leyenda: ESTE SIGNO PROTEGE AL PIADOSO, ESTE SIGNO VENCE AL ENEMIGO. SEÑOR, PON EL SIGNO DE LA SALVACIÓN EN ESTA FUENTE PARA QUE NO PERMITAS ENTRAR AL ÁNGEL GOLPEADOR.
   La fuente constaba de tres partes: un canal que aportaba el agua del manantial sobre el que se construyó la fuente; un estanque para regulación del flujo y la fuente propiamente dicha bajo la bóveda.
   La Foncalada es la única construcción civil que ha llegado hasta nosotros del arte asturiano, de ahí su importancia. Al mismo tiempo es una muestra de la calidad de vida de los ovetenses al comienzo del siglo X, así como del sentido teocéntrico que impregnaba sus vidas, incluidos los actos más cotidianos.

Enlace a la Entrada anterior de Oviedo**:
564. OVIEDO** (V), capital: 22 de junio de 2008.

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