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lunes, 7 de julio de 2014

841. LOARRE* (I), Huesca: 27 de junio de 2009.

1. LOARRE, Huesca. Torre-campanario de la igl. parroquial.

2. LOARRE, Huesca. Vista del conjunto del castillo-monasterio y su recinto amurallado.

3. LOARRE, Huesca. El castillo-monasterio.

4. LOARRE, Huesca. Impresionantes vistas desde el castillo-monasterio.

5. LOARRE, Huesca. Portada de acceso al interior del recinto del castillo-monasterio.

6. LOARRE, Huesca. Capitel de la portada de acceso al castillo-monasterio.

7. LOARRE, Huesca. Escalinata de acceso al interior del castillo-monasterio.

8. LOARRE, Huesca. Relieve en uno de los muros del castillo.

9. LOARRE, Huesca. Capilla mayor y ábside de la igl. Mayor del monasterio.

10. LOARRE, Huesca. Cúpula de la Igl. Mayor del monasterio.

11. LOARRE, Huesca. Una de las dependencias del castillo-monasterio.

12. LOARRE, Huesca. Uno de los pasillos interiores del castillo-monasterio.

13. LOARRE, Huesca. Otra zona del interior del castillo-monasterio.

14. LOARRE, Huesca. Igl. de Sta. Mª, en el castillo.

15. LOARRE, Huesca. Una zona más del interior del castillo-monasterio.

LOARRE* (I), provincia de Huesca: 27 de junio de 2009.
   Asentada en las faldas meridionales  de la sierra de su mismo nombre, esta pequeña villa altoaragonesa responde a este topónimo desde tiempos relativamente recientes.
   Existen dos vías de acceso a Loarre, ambas desde la carretera de Huesca a Pamplona. Una por Bolea y otra, la más utilizada, por Ayerbe. Ambas confluyen en la villa de Loarre, nacida a la sombra del castillo y situada a 1 km de éste. La población mantiene bien cuidada la fuente pública construida en 1552, así como otros dos inmuebles casi coetáneos: la Casa del Concejo (1573) y la torre-campanario (de principios del siglo XVI). La iglesia parroquial data de las primeras décadas del siglo XVIII.
   1 km hacia el norte se yergue, majestuosa e inconfundible, la silueta del castillo**, protegido en buena parte por la propia naturaleza, y en otra, por lo que aún resta de sus dilatadas murallas exteriores abiertas al este y salpicadas de 9 torreones semicirculares. En su interior, ocupando la parte más elevada del lugar, deben distinguirse -aunque formen un único conjunto- cuando menos dos partes diferenciadas. De una, el castillo propiamente dicho y, de otra, el monasterio*. Del primero destacan sus fuertes y primitivos muros, la torre del homenaje y la llamada torre de la Reina y la pequeña iglesia de Santa María. El segundo, que ocupa la parte más oriental del conjunto, fue añadido hacia 1070 y constituye una feliz síntesis entre el estilo mozárabe de la zona y el incipiente románico europeo. Además del resto de las dependencias monacales, la Iglesia Mayor dedicada a San Pedro es sencillamente impresionante, con su portada de arcos de medio punto y capiteles de singular factura, tanto en su interior como en su exterior. En la iglesia parroquial de la villa se guardan valiosas piezas de orfebrería románica procedentes del conjunto.

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