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jueves, 17 de julio de 2014

851. MORA DE RUBIELOS* (I), Teruel: 30 de junio de 2009.

1. MORA DE RUBIELOS, Teruel. Vista del castillo.

2. MORA DE RUBIELOS, Teruel. Otra perspectiva del castillo.

3. MORA DE RUBIELOS, Teruel. Plaza de la igl.

4. MORA DE RUBIELOS, Teruel. La ex colegiata de Sta. Mª.

5. MORA DE RUBIELOS, Teruel. Vista de la ex colegiata de Sta. Mª desde el castillo.

MORA DE RUBIELOS* (I), provincia de Teruel: 30 de junio de 2009.
   Situada muy cerca de la frontera entre Teruel y Castellón y ribereña de las fuentes y afluentes de cabecera del Alto Mijares -comarca de la que es capital-, esta magnífica villa medieval suele ser injustamente soslayada por el viajero, toda vez que la carretera nacional Zaragoza-Valencia la dejó un tanto apartada de las vías de comunicación más rápidas. Sin embargo es uno de los más atractivos y bien conservados lugares de Aragón.
   Éste es sin duda uno de esos lugares en los que el empeño de llegar hasta su corazón a bordo del vehículo a motor es, sencillamente, un atentado de lesa majestad. Deje el visitante las cuatro ruedas en los arrabales y dispóngase a deambular, sin agobios, por las hermosas y bien cuidadas calles y plazas del casco antiguo, declarado conjunto histórico-artístico en 1978. La villa conserva parte de sus murallas en Las Torres y tres de sus varias puertas de acceso: portal de la Plaza, portal de los Olmos y portal de las Monjas, este último junto al puente antiguo de la villa. La red arterial -jalonada de hermosas casas renacentistas blasonadas, de recia sillería y labrados aleros, como las de Torres, Cortel, Cabañero, Marín, Parroquial, etc.,- se organiza en torno a la Plaza Mayor, donde se ubica el Ayuntamiento (de estilo herreriano, siglo XVIII) y El Portal.
   Las calles de las Cuatro Esquinas y de Las Parras, paralelas entre sí, comunican el centro urbano con la parte elevada de la villa, donde se sitúan juntos el castillo* y la ex colegiata de Santa María*. El primero, declarado monumento nacional en 1931, fue ampliado por los Fernández de Heredia -que lo habitaron hasta el siglo XVII- a mediados del XIV, época en la que se levantaron las torres defensivas, la capilla y el patio en el más puro estilo del gótico mediterráneo. Las partes más antiguas de la fortaleza corresponden a dos salas situadas junto al patio, bajo su nivel, construidas según los cánones del románico (siglo XII). Las estancias interiores se organizan en torno a un patio central porticado en forma de claustro. Por su parte, la ex colegiata de Santa María fue erigida también por los Fernández de Heredia a partir de 1454, aunque un incendio obligaría a replantear las obras un siglo después. Según el modelo del gótico levantino, es de una sola nave, con capillas entre los contrafuertes, aunque con escaso legado artístico, ya que éste fue expoliado en el transcurso de la guerra civil.
   Completan el catálogo monumental de la hermosa villa medieval las vecinas ermitas de San Roque y Santa Lucía (siglo XVI), la Soledad (siglo XVI), la Dolorosa (siglo XVII), y San Miguel (siglo XVIII).

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