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martes, 1 de diciembre de 2020

3180. RABAT* (I), Malta: 23 de agosto de 2019.
































RABAT* (I), isla de Malta: 23 de agosto de 2019.
IGLESIA Y CRIPTA DE SAN PABLO**
   El edificio original de la iglesia fue construido en 1572 y tras el terremoto de 1693 a finales del siglo XVII fue reformada y ampliada bajo las órdenes del arquitecto Lorenzo Gafa. Sus obras más sobresalientes son el retablo, obra de Mattia Preti y algunos cuadros, entre ellos El Naufragio de San Pablo pintado por Stefano Erardi.
   A la derecha de la iglesia se localiza la gruta o cripta donde se supone que, por allá en el año 60 de nuestra era, el apóstol San Pablo encontró refugio tras su naufragio en la isla y predicó el Evangelio durante varias semanas.
   En dicha cripta se encuentra una estatua conmemorativa del Santo donada por el Gran Maestre Pinto y las paredes sufren el desgaste de las súplicas de los peregrinos que le han atribuido poderes curativos al lugar. A pocos kilómetros del Mdina y Rabat además de observar el estadio nacional, encontramos el pueblo de artesanos de Ta'Qali así como el Museo de la Aviación de Malta.
CATACUMBAS DE SAN PABLO***
   Bajo la ciudad de Rabat, en kilómetros de laberínticos pasadizos, se encuentra la evidencia arqueológica más grande y antigua de la cristiandad en la isla de Malta.
   La ciudad de Rabat, cercana a la capital histórica de Mdina, conserva en su subsuelo diferentes complejos funerarios o catacumbas que dan muestra de la presencia y vitalidad de un cristianismo primitivo en el archipiélago, entre los siglos I y IV, en los difíciles años de las persecuciones, de las ceremonias bajo tierra y de los entierros a la luz de lámparas de aceite. Los diferentes complejos funerarios bajo tierra son más pequeños que los archiconocidos de Italia pero siguieron en Malta su propia evolución con claras influencias de los precedentes púnicos. Dichos complejos funerarios fueron situados en las afueras de Mdina, la antigua capital romana del archipiélago, ya que la ley prohibía los enterramientos dentro de la ciudad.
   Las catacumbas de san Pablo forman un típico complejo de cementerio romano subterráneo interconectado por una serie de corredores y salas que estuvieron en uso hasta bien entrado el siglo IV de la era cristiana. El lugar, de casi 3 km de longitud, alberga más de 1.400 tumbas. Su nombre tiene su origen en el mito ampliamente difundido de que estaba unido con la gruta de San Pablo. La arquitectura de las catacumbas de San Pablo es el resultado de un desarrollo autóctono sin influencias de otros complejos como puedan ser los presentes en suelo italiano. En el interior, un imponente vestíbulo es el centro de las catacumbas y desde allí tienen su origen los corredores construidos en varias direccio­nes que conducen a una serie de desconcertantes galerías donde están las 1.400 sepulturas. Junto a los diferentes nichos se hallan pequeñas capillas con mesas y bancos de piedra que debieron servir para realizar servicios religiosos en los entierros.
   Los pocos frescos que quedan son de considerable interés a pesar que las tumbas fueron desvalijadas a conciencia hace mucho tiempo. Dichas pinturas presentes en estas catacumbas constituyen la única prueba que resta en las islas de la pintura del final de la época romana y de principios del período medieval. 
   Según la época en que se produjeron se pueden diferenciar tres tipos de enterramientos, de tal forma que unas tumbas son adoseladas, como una cama con columnas, otras son los loculus, pequeños nichos excavados en el muro, y finalmente las tumbas de suelo. 
   Por su lado, las catacumbas de Santa Ágata re­ciben su nombre de la arraigada tradición local según la cual durante la persecución de los cristianos decretada por el emperador romano Decio durante los años 249 al 251, la santa se fue de Sicilia, se refugió temporalmente en la isla de Malta y predicó el evangelio. El complejo de catacumbas de casi 1 km de longitud se encuentra debajo de la iglesia parroquial considerada entre las más antiguas del archipiélago. 
   La cueva natural excavada debajo de la iglesia parroquial fue transformada en una cripta, típica de los cementerios subterráneos  cristianos de aquella época, donde según la leyenda predicaba Santa Ágata, convirtiéndose en un sitio de culto y peregrinación ya desde el siglo IV. Actualmente se conserva un bello altar barroco con escultura en alabastro realizado por Trapani en el siglo XVII y unos hermosos frescos de estilo bizantino de los siglos XII al XV, que tras su deterioro en el siglo XIX debieron ser restaurados. Las catacumbas eran muy grandes y tenían numerosas galerías y tumbas de diferentes tipos siendo profanadas durante los tiempos de la ocupación musulmana.
   La cripta y las catacumbas forman parte de un histórico complejo que también comprende una iglesia construida sobre ellas así como un museo contiguo. Allí se encuentran algunos de los primitivos y únicos frescos que existen en las islas.
MUSEO DE WIGNACOURT*
   Recientemente renovado, este palacio alojaba al órgano colegiado de los canónigos encargados del mantenimiento de la gruta de San Pablo, a la cual el edificio está conectado por un túnel subterráneo. El museo de la Colegiata se reabrió tras una completa reforma. Entre las curiosidades que albergan sus salas destaca un altar portátil para decir misa a bordo de los barcos y el catafalco negro en el que se exhibían a los clérigos difuntos. Por una escalera de la entrada se conduce a unos refugios excavados durante la Segunda Guerra Mundial, que podían acoger durante el conflicto bélico hasta 400 personas y que forman casi una ciudad subterránea.
   Cerca de la iglesia se encuentra ubicada la casa nobiliaria Bernard del siglo XVI la cual es mostrada por su propietario.
Textos de:
Francisco Sánchez y Edgar de Puy, Un corto viaje a Malta y Gozo. Anaya Touring, Madrid, 2018.

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