1. ARCOS DE LA FRONTERA, Cádiz. Vista general de la población.
2. ARCOS DE LA FRONTERA, Cádiz. Otra vista sobre el pueblo gaditano.
3. ARCOS DE LA FRONTERA, Cádiz. Calle típica de la villa.
4. ARCOS DE LA FRONTERA, Cádiz. Portada de la igl. de San Miguel.
5. ARCOS DE LA FRONTERA, Cádiz. Portadas de la igl. de San Miguel.
6. ARCOS DE LA FRONTERA, Cádiz. Portada del Pósito.
7. ARCOS DE LA FRONTERA, Cádiz. Fachada del Hotel Real de Veas en la c/ Corredera.
8. ARCOS DE LA FRONTERA, Cádiz. Fachada de la igl. del Hospital de San Juan de Dios.
9. ARCOS DE LA FRONTERA, Cádiz. Retablo mayor de la igl. del Hospital de San Juan de Dios.
10. ARCOS DE LA FRONTERA, Cádiz. Cristo de la Veracruz, en la igl. del Hospital de San Juan de Dios.
11. ARCOS DE LA FRONTERA, Cádiz. Portada de la Casa del Conde del Águila.
ARCOS DE LA FRONTERA** (I), provincia de Cádiz: 4 de noviembre de 2007.
Esta ciudad, cabeza y entrada de la Ruta de los Pueblos Blancos, se levanta, remota y laberíntica, sobre el arco de una elevada cumbre, La Peña, a cuyos pies discurre el río Guadalete, aquel que viera teñirse sus aguas con la sangre del último rey godo.
La visión de Arcos desde la lejanía deslumbra al visitante tantas veces como a ella se aproxima. Su caserío sigue el perfil de un elevado montículo que se asoma abruptamente al Guadalete, formando un arco prodigioso del que quizás surgiera su nombre.
Las noticias son vagas y legendarias. Se afirma con empeño que la ciudad fue fundada por el rey Brigo, un nieto de Noé, quien le puso el nombre de Arcobrigan o "arco de Brigo". Pero la leyenda no termina aquí. Arcos formó parte del mítico reino de Tartesos, y fenicios, cartagineses y romanos se asentaron en ella. Los musulmanes la llamaron Medina Ar-kosch, conviertiéndola en una fortaleza desde la que gobernaron durante bastante tiempo un pequeño reino de taifa. Ellos trazaron la trama urbana que ha llegado hasta nuestros días, una trama laberíntica de estrechas callejuelas adaptadas a los desniveles del terreno, de plazuelas calladas a las que se llega tras el paso por delicados arcos, de rincones ocultos y misteriosos.
El casco histórico de Arcos, comprendido entre la Cuesta de Belén y la puerta de Matrera, goza de la declaración de Monumento Nacional desde el 15 de marzo de 1962. El paseo de Andalucía, en el que existe un aparcamiento público donde se debe dejar el coche, constituye su puerta de entrada, lo mismo que, a continuación, pasada la plaza de España, la calle Corredera es la vía principal que lleva hacia la cumbre del montículo.
Entrando por Corredera, a la izquierda, se encuentra la iglesia de San Miguel, en la calle de su nombre, construida en el siglo XV sobre una antigua torre musulmana, aunque el templo actual data de 1794. Hacia la mitad de Corredera si sitúa el pósito, hoy Centro de Salud. Su construcción data del siglo XVIII y presenta una hermosa portada de mármol blanco. Poco después, en la acera de enfrente, está el hospital de San Juan de Dios, del siglo XVI. Su iglesia, barroca, guarda un portentoso retablo mayor en madera sin dorar, a base de frondosos estípites, obra de Matías y Diego Navarro. Posee una estupenda talla de la Virgen de las Angustias y otra aún mejor del arcángel San Rafael. En él se venera la imagen más antigua de Arcos, el Cristo de la Vera Cruz, un magnífico Crucificado tallado por Antón Vázquez en 1545.
Pasado el hospital comienza la cuesta de Belén, a la que sigue Valdespino, cuyo número 2 es la casa del Conde del Águila, edificada en el siglo XIII para residencia del alcalde Antón Fernández de Espinosa, en la que cabe destacar la portada, transición del románico al gótico, enmarcada en gruesas cadenas y rematada por un aljimez. Coronada la cuesta, se alcanza la cumbre de La Peña.
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