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domingo, 3 de diciembre de 2017

2086. SEVILLA** (DCLVII), capital: 13 de marzo de 2016.

4263. SEVILLA, capital. Torre y fachada de la igl. de Sta. Marina.
4264. SEVILLA, capital. Interior de la igl. de Sta. Marina.
4265. SEVILLA, capital. Señor cautivo de la igl. de Sta. Marina.
4266. SEVILLA, capital. Mª Stma. del Amor en la cap. de la Pastora de la igl. de Sta. Marina.
4267. SEVILLA, capital. Bóveda de la cap. de la Pastora de la igl. de Sta. Marina.
4268. SEVILLA, capital. Bóveda de la cap. sctal. de la igl. de Sta. Marina.
4269. SEVILLA, capital. Altar de besamanos de la Virgen de la Aurora, en el presbiterio de la igl. de Sta. Marina.
4270. SEVILLA, capital. Ntra. Sra. de la Aurora, en besamanos, en la igl. de Sta. Marina.
4271. SEVILLA, capital. Bóveda de la cap. de la Piedad, en la igl. de Sta. Marina.
4272. SEVILLA, capital. El paso del Señor Resucitado en la nave lateral de la igl. de Sta. Marina.
4273. SEVILLA, capital. El Señor Resucitado en su paso procesional.
4274. SEVILLA, capital. Otra perspectiva del paso de misterio de la Hdad. de la Resurrección.
SEVILLA** (DCLVII), capital de la provincia y de la comunidad: 13 de marzo de 2016.
   La antigua calle Real (en referencia al acceso de comitivas reales desde la Puerta de la Macarena), lejano recuerdo del antiguo trazado del cardo romano (la vía que atravesaba las ciudades de norte a sur), acoge en su tramo central una de las mayores iglesias mudéjares de Sevilla. La iglesia de Santa Marina es un templo que sufrió los avatares de la historia en forma de varios incendios, que han permitido al menos que se conserve la desnuda arquitectura medieval. Sobrevivió hasta al abandono durante años, siendo hoy sede de la hermandad de la Resurrección.
   Los antiguos eruditos le otorgaron su origen en una mezquita, cuestión más que improbable, ya que fue una de las parroquias de nueva creación tras la reconquista cristiana de la ciudad en 1248 y el posterior repartimiento, existiendo noticias de la parroquia entre 1249 y 1258. Incluso más, algunos autores identifican la iconografía de la iglesia en una de las miniaturas de las Cantigas de Santa María. Al igual que numerosas edificaciones de la ciudad, el templo fue dañado por el terremoto de 1356. Se tiene noticia de los donativos del Rey Pedro I para su restauración, que hay que entender en buena medida como reedificación. Hay noticias de restauraciones del templo en el siglo XVII, de algún añadido en el siglo XVIII y de una intervención en 1869 motivada por un incendio que destruyó sus cubiertas. Al igual que otros templos de la ciudad, la parroquia de Santa Marina fue incendiada el 18 de julio de 1936, perdiéndose un gran patrimonio artístico del que apenas se pudieron salvar las imágenes titulares de la hermandad de la Mortaja y la histórica talla de la Divina Pastora. Las largas obras de de restauración todavía se vieron alteradas por un nuevo incendio en 1981, aunque el edificio sobrevivió al olvido y se mantiene gracias a su actual moradora, la hermandad de la Resurrección.
   Un análisis del edificio pasa por la interpretación iconográfica de su portada, con varias versiones que inciden en su complejidad. Básicamente debe entenderse como una alusión a las cuatro vírgenes principales, representadas sobre ménsulas y bajo doseletes de piedra. Serían Santa Marina (con un niño en sus brazos), Santa Margarita (que quizás tuvo un dragón a sus pies) Santa Bárbara (con una desgastada torre en sus manos) y Santa Catalina (identificable por la rueda de su martirio). La interpretación más curiosa de la titular es la que dio el fraile dominico Fray Jacobo de la Vorágine. Narraba la historia de Marina, que vio a su padre entrar en un convento al que pudo acceder haciéndose pasar por hombre como el hermano Marín. Presa de una promesa, fue acusada de una violación (que no pudo, obviamente cometer), siendo expulsada y cuidando de su presunto hijo a la puerta de la iglesia. Readmitida en el convento (siempre con su identidad masculina), no fue descubierta su realidad femenina hasta su muerte. La mujer con el niño a las puertas de la iglesia recordaría la historia de una santa cuya historia se mezcla, en algunas versiones, con la de Santa Margarita, la patrona de las parturientas que sobrevivió al dragón que la devoró. Estas cuatro historias sitúan sobre una portada de piedra con perfil abocinado, con decoración de puntas de diamante y puntas de sierra en sus arquivoltas exteriores, que descansan sobre baquetones con capiteles figurativos. La cornisa de remate de la portada se apoya en cabezas de leones entre las que se intercalan arcos de herradura, una hábil mezcla entre las formas decorativas del gótico y la ornamentación musulmana. En la fachada principal también se conservan tres rosetones de piedra, el central con tracería moderna de alabastro, siendo original la tracería pétrea de los dos rosetones laterales. Es un modelo de portada que se repite en otras iglesias sevillanas. Las otras dos portadas exteriores, una a cada lado, tienen menor entidad y se realizan en ladrillo. Si se rodea la iglesia por el lado derecho, que accede a un callejón que traslada a épocas pasadas, una vez superado el volumen exterior de la Capilla de la Piedad se observará un gran ábside exterior ochavado, con ventanas geminadas y una cornisa con decoración de modillones de rollo. Al completar el rodeo se podrá percibir de nuevo la torre-campanario en la fachada principal, con planta cuadrada y realizada en ladrillo, con decoración de arquillos ciegos polilobulados con alfices que lo enmarcan, un repertorio musulmán al que se añadió, en una restauración de finales del siglo XIX, las almenas de gradas de la parte superior. Aunque apenas se perciba desde la calle, corona la torre la famosa Cruz Verde, elemento de forja que se situaba en la calle Feria y en torno al cual ocurrieron algunos de los levantamientos y algaradas más populares del barrio.
   El interior sorprende por su desnudez, que permite contemplar en buena medida las características arquitectónicas originales, a pesar de los avatares históricos del templo. Es iglesia de tres naves, con presbiterio claramente separado, organizadas sobre pilares rectangulares de ladrillo que sostienen arcos apuntados. En el espacio destacan las capillas añadidas, tres en época histórica y la bautismal ya en el siglo XX. En el muro izquierdo, junto a la capilla bautismal, se sitúa la talla de un Señor cautivo moderna, obra de Antonio Dubé de Luque. Ya en la capilla llamada de la Pastora (por ser el lugar donde residió la primitiva hermandad de esta iconografía) se sitúa la Virgen del Amor, esculpida en 1969 por Jesús Santos Calero como primitiva imagen de la Aurora. Esta capilla se cubre por una interesante bóveda de seis paños sobre trompas y fue originariamente capilla funeraria de los Cárdenas hasta que en 1702 el Conde la Motilla la cedió a la primitiva hermandad. En la cabecera de esta nave se sitúa la capilla sacramental, de planta cuadrada y cubierta con bóveda gallonada, un interesante espacio en el que se observan columnas y capiteles romanos de tipo corintio de acarreo y excelentes restos de azulejería medieval del siglo XIII en un fontral del altar que procede de una lápida funeraria. Originalmente fue capilla funeraria de los Hinestrosa y los restos cerámicos son excepcionales, comparables con otras tumbas aparecidas en el monasterio de San Clemente. El presbiterio, cubierto con bóveda de nervadura pétrea sexpartita, con espina central, está presidido por la imagen del Señor Resucitado (en su paso en una nave lateral durante la visita al templo), talla de Francisco Buiza en 1973 que procesiona en la madrugada del Domingo de Resurrección. En el muro derecho se abre la antigua capilla de la Piedad, antigua sede de la hermandad de la Mortaja. Es cuadrada, cubierta con bóveda sobre trompas en la que destaca una decoración en yeserías con mocárabes, atauriques y caligrafía musulmana. En su mayor parte son una reinvención de finales del siglo XIX que se hizo a partir de los restos originales encontrados. También quedan restos de un zócalo de azulejería con las armas del infante don Felipe, que fue arzobispo de Sevilla entre 1249 y 1258, lo cual puede ayudar a la datación de la edificación. En la capilla se sitúa la otra titular de la hermandad de la Resurrección, la Virgen de la Aurora, (en besamanos durante la visita a la iglesia) imagen moderna realizada por Antonio Dubé de Luque. En la nave central del templo se conserva la lápida sepulcral de don Pedro Mexía, que fue cronista de Carlos V y cuyo texto redactó el gran erudito Benito Arias Montano. En una de las bóvedas del templo también está enterrado el gran escultor barroco Felipe de Rivas.

Textos de:
ARJONA, Rafael: Guía Total: Andalucía. Ed. Anaya. Madrid, 2005.
ARJONA, Rafael y WALLS, Lola: Guía Total: Sevilla. Ed. Anaya. Madrid, 2007.
MORALES, Alfredo J.; SANZ, María Jesús; SERRERA, Juan Miguel y VALDIVIESO, Enrique: Guía artística de Sevilla y su provincia [I]. Fundación José Manuel Lara y Diputación provincial de Sevilla. Sevilla, 2004.
ROLDÁN, Manuel Jesús: Iglesias de Sevilla. Almuzara. Sevilla, 2010.

Enlace a la Entrada anterior de Sevilla**:

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