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viernes, 8 de diciembre de 2017

2091. SEVILLA** (DCLXII), capital: 13 de marzo de 2016.

4315. SEVILLA, capital. Retablo y capilla mayor de la igl. de San Isidoro.
4316. SEVILLA, capital. Retablo del Xto. de la Sangre, o de los Maestres, en la igl. de San Isidoro.
4317. SEVILLA, capital. El Xto. de la Sangre, o de los Maestres, en la igl. de San Isidoro.
4318. SEVILLA, capital. Cap. sctal. de la igl. de San Isidoro.
4319. SEVILLA, capital. Retablo de la cap. sctal. de la igl. de San Isidoro.
4320. SEVILLA, capital. Virgen de las Nieves, en el retablo de la cap. sctal. de la igl. de San Isidoro.

4321. SEVILLA, capital. El paso de palio de la Hdad. de las Tres Caídas.



4322. SEVILLA, capital. Ntra. Sra. de Loreto en su paso de palio.
4323. SEVILLA, capital. Ntro. Padre Jesús de las Tres Caídas, en su retablo de la igl. de San Isidoro.
4324. SEVILLA, capital. Detalle de Ntro. Padre Jesús de las Tres Caídas.
4325. SEVILLA, capital. Bóveda de la cap. de la Virgen de la Salud, en la igl. de San Isidoro.
4326. SEVILLA, capital. Ntra. Sra. de la Salud, en su cap. de la igl. de San Isidoro.
4327. SEVILLA, capital. Detalle de la Virgen de la Salud, en la igl. de San Isidoro.
SEVILLA** (DCLXII), capital de la provincia y de la comunidad: 13 de marzo de 2016.
   La iglesia parroquial de San Isidoro es la iglesia del Conde Orgaz sevillano. El más bello lienzo con el tránsito del santo hispalense preside su interior. "... Y es condición que el retablo lienzo de pintura se ha de pintar en él el tránsito y muerte del glorioso doctor de las Españas San Isidoro, el cual se ha de poner agonizando lo más hermoso y devoto que pudiere, en brazos de las dignidades y canónigos que presentes se hallaron con sus capas de coro sobre sus sobrepellices y otra mucha gente popular y ha de tener sus insignias de arzobispo y un crucero puesto sobre un paño de cilicio y ceniza y ha de tener este retablo una gloria descubierta con muchos ángeles músicos y la Virgen Santa María que le trae una corona de gloria y todo lo demás del cuadro se remite al artista para que se esmere...". En estas condiciones se estipulaba con Juan de Roelas, en agosto de 1613, el lienzo que preside su retablo mayor. Una obra de arte acompañada de un patrimonio espectacular.
   Compendio de muchos estilos, la parroquia de San Isidoro es un templo gótico-mudéjar construido a mediados del siglo XIV, probablemente sobre los restos de una iglesia anterior que, a su vez, habría sustituido a una mezquita musulmana. Estructura, portada de los pies y la de la nave de la Epístola (derecha) pertenecen al siglo XIV, mientras que torre y portada del Evangelio son datables en el siglo XVIII. En los siglos XVI, XVII y XVIII sufrió el templo diversas alteraciones. Su situación, en el antiguo barrio de la Costanilla, la zona más antigua de poblamiento de la ciudad, tradicionalmente habitada por familias de alto nivel económico, condiciona los añadidos y enriquecimientos constantes que conoció el templo. El templo presenta tres naves, crucero y capillas laterales. Las naves están sostenidas por pilares cuadrangulares. Tiene cubierta de madera, en forma de artesa en la nave central, con lacerías de estilo mudéjar, y de colgadizo en las laterales. Esta techumbre se puede fechar a principios del siglo XVI. En el crucero aparece una bóveda semiesférica, siendo la de los brazos del crucero y presbiterio bóveda de cañón. Estas bóvedas presentan una decoración de yeserías en forma de casetones.
   Al exterior destaca la decoración de la capilla sacramental realizada en ladrillo avitolado (color rojizo) y con un retablo cerámico que muestra al Nazareno de las Tres Caídas, una obra del ceramista Antonio Kiernam Flores (1946). En el exterior de la capilla sacramental se conservan pinturas murales del siglo XVIII que representan una exaltación de la Eucaristía. La más interesante de sus portadas es, sin embargo, la lateral que se abre en la nave de la Epístola, un curioso ejemplo de fachada campanario poco habitual en la ciudad. Sobre la portada abocinada se yergue la torre campanario de dos cuerpos, de origen medieval y, según algunos autores, de discutible precedente musulmán. Nada conserva de esa época puesto que fue reformada en el siglo XVIII y presenta características barrocas de esa época. En un nicho del primer cuerpo se sitúa un azulejo del titular, San Isidoro, flanqueado por dos medallones de cerámica con las figuras de San Leandro y Santa Justa. La torre se corona con un segundo cuerpo de campanas decorado con pilastras con azulejos.
   Ya en el interior, destaca el retablo mayor, que fue diseñado por el escultor Felipe del Castillo en 1752. Se articula por estípites característicos del Barroco del siglo  XVIII, con relieves de la vida de San Isidoro (tres en cada lateral), ángeles y Dios Padre en la parte superior, esculturas que se suelen atribuir a la mano de Benito Hita del Castillo. El retablo está presidido por el mencionado lienzo de Juan de Roelas que representa el tránsito de San Isidoro. Originalmente, la pintura estuvo enmarcada por un retablo realizado por Miguel Borís, al que sustituyó el marco actual. El sagrario en plata tiene la marca de Garay como su autor, siendo de comienzos del siglo XIX. La bóveda de la capilla mayor presenta unas pinturas murales con escenas de ángeles que rodean los bustos de San Fernando y San Hermenegildo. Estas pinturas, que también muestran arquitecturas fingidas, fueron realizadas por Pedro Tortolero en 1752.
   En la capilla de la cabecera de la nave izquierda destaca la decoración de azulejos de tipo pisano que representan motivos geométricos y representaciones masculinas, pudiendo fecharse a principios del siglo XVII. La estancia aparece presidida por un magnífico crucificado, conocido como el Cristo de la Sangre, talla gótica de mediados del siglo XIV, también conocido como el Cristo de los Maestres, al estar originalmente colocado en una capilla con el patronazgo de esta familia.
   La siguiente capilla es la sacramental, una de las joyas del Barroco sevillano, construida en el siglo XVI, fecha en la que se realiza la reja que la cierra, pero con importantes reformas del siglo XVIII, época en la que se realiza toda la decoración interior. En su acceso destacan el lienzo de la alegoría de la Eucaristía, atribuido a Lucas Valdés y el Tránsito de la Virgen, atribuido generalmente al pintor Pablo Legot. En los muros de la capilla aparece un programa iconográfico de pinturas que ensalza la Eucaristía, con escenas del Antiguo Testamento, como el Traslado del Arca de la Alianza, serie también del estilo de Lucas Valdés. Destaca el barroco retablo del siglo XVIII que preside la imagen de la Virgen de las Nieves, talla de estética fernandina, aunque probablemente realizada a fines del siglo XVI. El teatral retablo barroco que la cobija es obra documentada de Jerónimo Balbás y de Pedro Duque Cornejo (1706-1708). Fue encargada por el comerciante flamenco Juan Bautista Melcampo, enterrado en la misma capilla, y se estructura en torno a un gran camarín central que simula una arquitectura de planta ovalada (recurso ya empleado por los retablistas de finales del siglo anterior) que se destaca entre una profusa decoración de elementos vegetales, flores, frutas, ángeles, etc., estando coronado por un cortinaje que descorren unos ángeles, motivo que empleará Duque Cornejo en obras posteriores. Flanquean a la imagen central las tallas de San Sebastián y San Roque; la zona del ático, con un Niño Jesús en la hornacina central, muestra al dominico Santo Tomás de Aquino y a San Ignacio de de Loyola, fundador de los jesuitas, coronando al Padre Eterno.
   A continuación nos encontramos la capilla de la hermandad de las Tres Caídas, reconstruida en 1765 sobre una antigua capilla del linaje de los Olivares, allí está el sepulcro de Gonzalo de Herrera y Olivares de 1579. La capilla presenta dos retablos presididos por las imágenes titulares de la hermandad de las Tres Caídas: Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas, obra de Alonso Martínez hacia 1667, y la Virgen del Loreto, talla de candelero anónima del siglo XVIII reformada en 1955 por Sebastián Santos (y ya en su paso procesional en el momento de la visita). Esta hermandad fue fundada en 1605 por el gremio de los cocheros de las casas nobles en San Benito, después estuvo en Santiago, trasladándose en 1667 a San Isidoro. En este traslado se perdió el antiguo titular de Pedro Nieto, ya que el párroco se negó a su salida desde Santiago, llegando a encadenar la imagen para evitar su traslado (hoy la conserva la hermandad). Su imagen más destacada es una excepcional talla del Cirineo, que está expuesta en el pasillo de salida hacia la puerta de la Epístola, obra realizada por Francisco Antonio Gijón en 1687, con posible antecedente en el Cirineo de El Viso del Alcor. El retablo del Cristo de las Tres Caídas es obra anónima de hacia 1765, articulado mediante estípites y profusa decoración tardobarroca. Originalmente se concebía con una ventana al fondo, una transparente al modo de las otras composiciones como el de la Catedral de Toledo o el altar del Éxtasis de Santa Teresa en la iglesia romana de Santa María de la Asunción. Junto al titular se sitúan las tallas de San Isidoro y San Leandro, obras de Cesáreo Ramos de 1805, coronando el ático un manifestador donde antaño se colocaba la exposición de la Sagrada Forma.
   La siguiente capilla es la bautismal, una capilla mudéjar del siglo XIV que alberga una copia del lienzo del Bautismo de Cristo, original de Murillo que se conserva en la capilla de San Antonio de la Catedral.
   Ya a los pies de la nave de la izquierda se sitúa el retablo de San Antonio, obra del siglo XVIII a la que modernamente se le ha añadido un notable frente de azulejería que imita los modelos tradicionales de siglos pasados.
   A los pies de la nave de la Epístola (derecha) se sitúa el retablo de las Ánimas, con una interesante pintura de finales del siglo XVII. En el banco de este retablo se percibe una curiosa pintura con el tema del Despedimiento, estampa iconográfica que recuerda a la desaparecida hermandad del Despedimiento (la despedida de Cristo camino de la Pasión), que estuvo radicada en la parroquia hasta su extinción en el siglo XIX.
   La siguiente capilla es la de la Virgen de la Salud, un recinto mudéjar con una rica decoración de yeserías en la bóveda sostenida por trompas y con una linterna barroca que estuvo antaño decorado por pinturas murales barrocas. Preside la Virgen de la Salud, imagen de talla completa del siglo XVI, aunque posteriormente en el siglo XVIII fue adaptada como imagen de vestir. Es la titular de una hermandad de gloria de cuya gran devoción incluso se hizo eco Blanco White en algunos de sus escritos sobre la ciudad. Conocida como la Virgen Canaria por su atribución a José Luzón Pérez, la simpática colocación del Niño en su regazo lo ha hecho ser conocido como el Chato de la Costanilla. Una singular costumbre del siglo XIX era la impresión de unas estampitas presididas por la imagen y con una inscripción donde se leía Salus / Infirmorum, estampas muy reclamadas por los enfermos que hacían bolitas con esa inscripción y se las tragaban para sanar.
   El siguiente retablo es obra de Lorenzo Pérez Caballero en 1742 y está dedicado a San José; entre estípites se sitúa el santo titular, notable talla realizada en el mismo año por el escultor José Montes de Oca.
   La sigue una excelente tabla de Pedro de Campaña firmada en 1560, con la curiosa iconografía de San Pedro y San Antonio Ermitaño que reciben el pan de Cielo en el pico de un cuervo, una singular representación del maná que cae del Cielo.
   Ya en la cabecera de la nave derecha se sitúa la Capilla de los Villalpando, de comienzos del siglo XVII y con paños de azulejos fechados en 1609. Presentaba un retablo con la imagen principal de San Juan Nepomuceno, posteriormente sustituido por otra talla de San Alberto, estando acompañado de pinturas de la Resurrección, San Antonio y Santa Inés. En los muros de esta nave cuelgan notables pinturas como un San Jerónimo y un San Pedro muy cercanos al estilo de Francisco Pacheco, de comienzos del siglo XVII.

Textos de:
ARJONA, Rafael: Guía Total: Andalucía. Ed. Anaya. Madrid, 2005.
ARJONA, Rafael y WALLS, Lola: Guía Total: Sevilla. Ed. Anaya. Madrid, 2007.
MORALES, Alfredo J.; SANZ, María Jesús; SERRERA, Juan Miguel y VALDIVIESO, Enrique: Guía artística de Sevilla y su provincia [I]. Fundación José Manuel Lara y Diputación provincial de Sevilla. Sevilla, 2004.
ROLDÁN, Manuel Jesús: Iglesias de Sevilla. Almuzara. Sevilla, 2010.

Enlace a la Entrada anterior de Sevilla**:

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