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3969. SEVILLA, capital. La igl. del Sagrario. |
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3970. SEVILLA, capital. Exterior del ábside plano de la igl. del Sagrario. |
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3971. SEVILLA, capital. Cúpula de la igl. del Sagrario. |
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3972. SEVILLA, capital. Pta. del Perdón de acceso al patio de los Naranjos de la Catedral. |
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3973. SEVILLA, capital. Detalle de la Pta. del Perdón, en la Catedral. |
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3974. SEVILLA, capital. El cuerpo de campanas de la Giralda desde la avda. de la Constitución. |
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3975. SEVILLA, capital. La Giralda desde la c/ Placentines. |
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3976. SEVILLA, capital. La Giralda y el ábside de la cap. real de la Catedral desde la plaza de la Virgen de los Reyes. |
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3977. SEVILLA, capital. Base de la Giralda. |
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3978. SEVILLA, capital. Ábside de la cap. real de la Catedral. |
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3979. SEVILLA, capital. Fachada del Pal. Arzobispal. |
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3980. SEVILLA, capital. Portada del Pal. Arzobispal. |
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3981. SEVILLA, capital. Pilares y bóvedas del trascoro de la Catedral. |
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3982. SEVILLA, capital. Bóvedas de la catedral. |
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3983. SEVILLA, capital. Cúpula de la Sala Capitular de la Catedral. |
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3984. SEVILLA, capital. Foto de grupo ante el retablo mayor de la Catedral. |
SEVILLA** (DCXX), capital de la provincia y de la comunidad: 13 de mayo de 2015.
Mostramos imágenes de la visita que realizamos con la Asociación de Mujeres de Burguillos, auspiciada por la concejalía de cultura del Ayuntamiento, a la Catedral de Santa María de la Sede**, una experiencia muy gratificante al poder explicarles a mis paisanos el primer monumento de la capital.
La Iglesia del Sagrario sorprende a muchos turistas que una nave lateral del Patio de los Naranjos, el patio de abluciones de la antigua mezquita aljama, fuera demolida en el siglo XVII para la construcción de una nueva parroquia. La devoción sacramental, las necesidades administrativas y litúrgicas del cabildo catedralicio y su peso económico y social, pueden explicar el derribo. La iniciativa del arcediano Vázquez de Leca en 1615 se plasmó en la colocación de la primera piedra del edificio en 1618, bajo la advocación de San Clemente. Demolida la "antigualla", que dijeron algunos cronistas posteriores, del flanco del Patio de los Naranjos, se edificó la iglesia del Sagrario entre 1618 y 1662, con participación de los arquitectos Miguel de Zumárraga, Alonso de Vandelvira, Cristóbal de Rojas y Lorenzo Fernández Iglesias. Entre 1660-61 la obra tuvo serios problemas constructivos: llegó a aparecer una grieta que motivó la eliminación de una linterna sobre la que se sustentaría una cúpula sobre el presbiterio. Se reforzaron los muros y en 1662 se dio por concluida. Nuevas grietas conllevaron una intervención en 1691 y 1694. Tras el terremoto de 1755 hubo una nueva reparación en la que se decidió aliviar el peso de la bóveda semiesférica, eliminándose una representación de la Fe que la coronaba. En los últimos años se ha restaurado y limpiado todo su exterior, recuperándose la blancura de sus piedras e incluso algunos vítores históricos que habían desaparecido bajo una gruesa capa de contaminación.
Exteriormente el edificio se presenta como un gran rectángulo en cuyos muros se superponen los tres órdenes clásicos en las pilastras que decoran la fachada. Cuatro puertas tiene de acceso, dos al Patio de los Naranjos, una a la Catedral con grandes relieves de la Fe, (obra de Pedro de Borja) y de San Fernando y la otra, lateral, a la avenida de la Constitución, acceso habitual flanqueado por dobles columnas y coronado por alegorías de las Virtudes y un clásico frontón recto. En su origen tuvo, en la fachada que da a la actual calle Alemanes, pinturas murales al exterior que se situaban en el espacio porticado del piso superior: de ellas no quedan restos pero sí hay antiguas vistas de la ciudad que sirven de testimonio gráfico.
Uno de los accesos a la Magna Hispalensis, como también se le conoce a la Catedral**, es la Puerta del Perdón, de origen almohade, aunque la decoración de yeserías que tiene fue realizada por Bartolomé López en 1532. Corona la puerta un relieve escultórico de barro cocido por Miguel Florentín, que representa la expulsión de los mercaderes del templo.
Junto al patio de los naranjos, el alminar es lo único que queda de la anterior mezquita aljama. La Giralda** era el lugar desde donde llamaba el muecín a la oración se construyó entre 1184 y 1198 por dos arquitectos: Ibn Baso (cimientos y parte baja realizada en sillares), y Alí de Gomara, que la terminaría en ladrillo siguiendo modelos parecidos del Norte de África.
La coronación mediante un yamur, con colas de bronce dorado, se vino abajo por el terremoto de 1356. Se sustituyó por una sencilla espadaña cristiana, hasta que en 1558 el Cabildo de la Catedral decidió encargar un remate más lujoso al arquitecto de origen cordobés Hernán Ruiz II, que la acabó en 1568. La escultura que corona la torre representa a la Fortaleza o a la Fe, y es conocida como el Giraldillo, aunque originariamente fue nombrada como Giralda (la que gira). Es todo un símbolo de la ciudad salida de tres manos: Luis de Vargas, pintor que la diseñó; Juan Bautista Vázquez el Viejo, escultor que realizó el molde sobre el que se realizó el vaciado; y Bartolomé Morell, afamado broncista que la fundió y al que el cabildo catedralicio llegó a pagar sus deudas para que pudiera salir de la cárcel.
En la acera opuesta a la de la Giralda, con la fachada principal a la plaza de la Virgen de los Reyes, se alza la que ha sido residencia de los arzobispos, el Palacio Arzobispal, y sede de su administración desde 1251, fecha en que el obispo don Remondo ocupó el solar de las casas que le había donado Fernando III. De esta primera construcción no queda nada, ya que fue sustituida por una nueva en el siglo XVI, muy reformada en distintos momentos posteriores. El palacio muestra a la plaza una larga fachada de dos plantas, con ventanas en la baja y balcones en la alta, zócalo de piedra y una gran portada con vano de medio punto entre columnas corintias pareadas y, sobre él, una balconada coronada por un cornisamiento muy movido y decorado con jarrones.
El interior de la Catedral de Santa María de la Sede presenta espaciosa planta de salón con cinco naves, la central es más alta (36 metros) que las laterales (26 metros). Las bóvedas son de crucería simple, excepto las que señalan el crucero, que son estrelladas. La bóveda central del crucero se construye después de 1888, año en que se volvió a hundirse el cimborrio central. Es una planta rectangular con cabecera plana y deambulatorio, con cierta inspiración en las catedrales alemanas de la época. Tiene 116 metros de longitud y 76 de anchura y en las naves laterales presenta capillas entre los contrafuertes. Las excepcionales vidrieras son en su mayoría del siglo XVI, muchas fueron restauradas en 1930, continuando con el proceso en la actualidad.
La Sala Capitular fue comenzada por Hernán Ruiz II (1558) y concluida por Asensio de Maeda (1592). Presenta una original planta elíptica, inspirada en creaciones del italiano Miguel Ángel, con una acústica excepcional. La decoración muestra un complejo programa iconográfico con las virtudes que debían posee los miembros del cabildo catedralicio. Su contenido fue diseñado por el canónigo Francisco Pacheco (tío del afamado pintor). Entre los pedestales aparecen representadas virtudes simbolizadas por diferentes santas pintadas por Pablo de Céspedes. Los relieves entre las columnas fueron realizados por Juan Bautista Vázquez y Diego Velasco (1582-84); los otros relieves, de formato rectangular, fueron esculpidos por Marcos Cabrera en 1590. En la bóveda se distribuyen cuadros de Bartolomé Esteban Murillo (1667), que representan a ocho santos sevillanos, estando presididos por una Inmaculada pintada sobre tabla.
La capilla mayor está cerrada por tres rejas de hierro doradas del siglo XVI; la frontal fue realizada por Francisco de Salamanca (1529), al igual que los púlpitos (1532); la rejas laterales son de Sancho Muñoz (1518-1522). El soberbio altar mayor* es el más grande de la cristiandad. Se realizó en sucesivas fases a lo largo de casi medio siglo. Comenzó la obra en 1482 el escultor flamenco Pyeter Dancart. A partir de 1497 le sucedió el maestro Marco, también flamenco, hasta 1505. Entre 1507-1508 participó Pedro Millán, y desde ese año dirigió la obra Jorge Fernández Alemán (talla), junto a su hermano Alejo Fernández (policromía), hasta 1529. En este año acaba la primera fase constructica. En 1550 se inicia la segunda fase, añadiéndose dos calles al proyecto original, formando ángulo recto con el frente del retablo. Intervinieron los escultores Roque Balduque, Juan Bautista Vázquez el Viejo, y Pedro Heredia, culminándose la obra en 1564. El retablo está formado por 44 relieves, con más de 200 figuras de santos en las pilastras. Sobre un dosel aparece una viga con una Piedad flanqueada por un apostolado, obra de Jorge Fernández. Corona el conjunto un calvario gótico del siglo XIV, cuyo crucificado es conocido como el Cristo del Millón. Preside el retablo la imagen de la Virgen de la Sede, titular de la Catedral, escultura de madera revestida de plata que data de la segunda mitad del siglo XIII. Sobre el altar hay un tabernáculo de plata dorada, con sorprendentes columnas salomónicas, una obra del orfebre Francisco Alfaro (1596) autor también de los atriles de plata de los laterales.
Enlace a la Entrada anterior de Sevilla**:
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