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6710. SEVILLA, capital. Mosaico de Baco, procedente de Écija, en la sala XIII del Museo Arqueológico. |
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6711. SEVILLA, capital. Escena central del mosaico de Baco, procedente de Écija, en la sala XIII del Museo Arqueológico. |
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6712. SEVILLA, capital. Detalle de la escena central del mosaico de Baco, procedente de Écija, en la sala XIII del Museo Arqueológico. |
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6713. SEVILLA, capital. Mosaico de motivos geométricos, de mármol, en opus sectile, procedente de Itálica, s. III-IV d.C. en la sala XIII del Museo Arqueológico. |
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6714. SEVILLA, capital. Estatua-fuente (Río Nilo), procedente de Itálica, s. II d.C. en la sala XIII del Museo Arqueológico. |
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6715. SEVILLA, capital. Torso masculino colosal, procedente de Itálica, s. I-II d.C. en la sala XIII del Museo Arqueológico. |
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6716. SEVILLA, capital. Piernas de estatua en la sala XIII del Museo Arqueológico. |
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6717. SEVILLA, capital. Estatua togada en la sala XIII del Museo Arqueológico. |
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6718. SEVILLA, capital. Torso desnudo masculino en la sala XIII del Museo Arqueológico. |
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6719. SEVILLA, capital. Personaje togado en la sala XIII del Museo Arqueológico. |
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6720. SEVILLA, capital. Torso masculino en la sala XIII del Museo Arqueológico. |
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6721. SEVILLA, capital. Una estatua más en la sala XIII del Museo Arqueológico. |
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6722. SEVILLA, capital. Vitrina de la vajilla de bronce fina, en la sala XIII del Museo Arqueológico. |
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6723. SEVILLA, capital. Vitrina de la vajilla más vulgar de bronce, en la sala XIII del Museo Arqueológico. |
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6724. SEVILLA, capital. Capitel figurado corintio-itálico en arenisca, procedente de Itálica, época de Augusto (27 a.C. - 14 d.C.) en la sala XIII del Museo Arqueológico. |
SEVILLA** (CMXLV), capital de la provincia y de la comunidad: 13 de febrero de 2018.
Museo arqueológico* - sala XIII
CULTURA ROMANA II
En la nueva sala llama sobe todo la atención el espléndido mosaico de opus tessellatum, procedente de Écija, que cubre su muro principal. En él aparece Baco triunfante, sobre un carro tirado por tigres, que avanza lenta y solemnemente, dirigiendo uno de ellos, que se detiene, su mirada desafiante hacia el espectador. El dios, coronado de pámpanos y vestido con ropas femeninas, anudadas al hombro, sujeta las riendas con la mano izquierda y el tirso con la derecha. Le acompaña en el carro, la mano sobre su hombro, un personaje desnudo, también coronado de pámpanos, que para unos es su favorito, el joven Ámpelos, de cuyo cuerpo habría surgido la vid, y para otros la bella Ariadna, a quien el dios había descubierto dormida en la playa de Naxos donde la abandonara Teseo, y la había hecho su esposa. Por delante un sátiro, cubierto con la piel de un cervatillo, que flota al viento como una clámide, sujeta el cayado con la mano izquierda y hace ademán, con la derecha, de tocar el pandero, que falta. El mosaico representa el triunfo del dios sobre los habitantes del país de los elefantes, la India, que cada año conmemoraban las cofradías báquicas, disfrazándose sus devotos de "panes", sátiros y ménades. La reparación que se observa es también original, de época antigua, aunque, ya fuera por falta de medios para pagar mosaístas especializados que pudieran reconstruir lo dañado, o por falta de artesanos, la reparación no se hace en opus tessellatum sino en opus signinum o, todavía más basto, en opus incertum.
En el suelo, otro pavimento romano, hallado éste en Itálica y realizado con la técnica denominada de opus sectile, a base de trozos de mármol de diversos colores hábilmente dispuestos, formando figuras geométricas de una gran actualidad, cubre el centro de la sala. Junto a él, a su cabecera, recostada sobre un ánfora de la que sólo se conserva su arranque, y a la que llegaba el agua mediante una tubería de plomo, aparece una divinidad fluvial, labrada en mármol de color gris oscuro, con el torso desnudo y un manto cubriéndole las piernas. En su día sirvió sin duda de fuente decorativa en el peristilo de alguna casa de Itálica.
A una fuente perteneció también el viejo Sileno que tenemos enfrente, delante del mosaico de Baco, a cuyo cortejo pertenecía. Era hijo de Pan y poseía el don de la secreta sabiduría. Y a otra, la loba sentada sobre un corderillo, de mediocre factura.
En puro contraste con estas pequeñas figuras podemos ver, dispersos por la sala, algunos torsos y miembros de esculturas de gran tamaño, auténticamente colosales.
Y en las vitrinas, al fondo de la sala, dos nuevos motivos monográficos con la presentación de diversas piezas del ajuar doméstico. En una, a la derecha, los bronces romanos de mesa. En la otra, a la izquierda, los bronces de cocina y despensa con otros objetos complementarios.
En la primera se halla la vajilla de bronce más fina, para usar en la mesa, e incluso en el servicio religioso, por lo que con frecuencia veremos algunas de sus piezas, sobre todo páteras y jarros, representados en las estelas funerarias, en cuyas libaciones serían utilizados, a la manera como veíamos utilizados los jarros y aguamaniles de asas de manos en época tartésica y con la misma finalidad ritual. Con ellos algunos platos, jarros y lucernas de uso profano. Y en el centro una curiosa pieza que hemos interpretado como portadora de luz, pero que también puso ser portadora de fuego, para trasladar brasas o algo similar.
En la otra vitrina, objetos más vulgares, pero no de menor interés: cubos, calderos, sartenes, grandes vasijas. En la sartén pueden fijarse en la presencia de algunas lañas reparando roturas de su fondo, como las que veíamos, sin utilizar, en la sala XI, en el ajuar del lañador de El Gandul. Completan la vitrina algunos morteros de mármol, con curiosos majadores en forma de dedo, de cerámica y de piedra, y otras piezas de uso diario, ya en la cocina ya en la despensa de la casa romana, con algunas llaves de puerta. Como puede observarse no se trata de llaves como las nuestras, para girar en la cerradura, sino de llaves para insertar de abajo a arriba en un pasador que se hace deslizar de derecha a izquierda, lo mismo en las pequeñas cerraduras de los cofres que en las grandes de las casas.
Junto a la puerta de acceso a la sala XIV tenemos finalmente un curioso capitel de orden corintio, de época republicana, hallado en Itálica, que se sale de los cánones más corrientes de representación, con volutas, acantos o roleos, para tallar cabezas humanas, se ha dicho que de negros y bárbaros, aunque desgraciadamente, por el mal estado de conservación de la pieza, no pueden contemplarse con el detalle que nos gustaría.
Textos de:
FERNÁNDEZ GÓMEZ, Fernando y MARTÍN GÓMEZ, Carmen. Museo arqueológico de Sevilla. Guía oficial. Consejería de Cultura, Junta de Andalucía. Sevilla, 2005.
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