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viernes, 20 de marzo de 2020

2924. SEVILLA** (MCCXXI), capital: 9 de enero de 2019.

9197. SEVILLA, capital. Vista lateral de la Sala de Planchado de una vivienda sevillana en la Sala VI del Museo de Artes y Costumbres Populares.
9198. SEVILLA, capital. Vista frontal de la Sala de Planchado de una vivienda sevillana en la Sala VI del Museo de Artes y Costumbres Populares.
9199. SEVILLA, capital. La otra vista lateral de la Sala de Planchado de una vivienda sevillana en la Sala VI del Museo de Artes y Costumbres Populares.
9200. SEVILLA, capital. El Almacén de una vivienda sevillana en la Sala VI del Museo de Artes y Costumbres Populares.
9201. SEVILLA, capital. Vista frontal de la Sala de Ventas de una vivienda sevillana en la Sala VI del Museo de Artes y Costumbres Populares.
9202. SEVILLA, capital. Vista lateral de la Sala de Ventas de una vivienda sevillana en la Sala VI del Museo de Artes y Costumbres Populares.
SEVILLA** (MCCXXI), capital de la provincia y de la comunidad: 9 de enero de 2019.
Museo de Artes y Costumbres Populares - Sala VI.
   El aspecto interior de una vivienda suele dar una idea bastante exacta, no sólo del nivel social de sus moradores, sino también de sus gustos estéticos, su manera de concebir y distribuir el espacio, sus actividades, sus hábitos y su forma de vida en general. La incorporación a la sección de interiores domésticos de la vivienda de la familia Díaz Velázquez, invita al visitante a introducirse en el ambiente en que se reunió y se conservó durante dos generaciones, la Colección de Encajes y Bordados que, de forma seleccionada, se expone en las Salas I y II de esta planta (actualmente cerradas).
   La familia Díaz Velázquez procedía de Jerez de la Frontera (Cádiz), donde su línea materna, de origen franco-alemán, se había asentado a principios del siglo XIX. Al prosperar con la  ayuda de su esposo, el negocio de confección y bordado iniciado por Dña. Isabel Velázquez Neupaver (1848 - 1942), madre de las donadoras de la colección, se traslada el matrimonio y sus tres hijas a Sevilla en 1908. Aquí viven primero en la calle Mercaderes y luego en la calle Alfonso XII. Pero la vivienda expuesta no adquiere un aspecto parecido al que cono­cemos, hasta que el padre de las donadoras, Don José María Díaz Fernández (1864 - 1942), adquiere hacia 1920, unos terrenos en El Porvenir donde construye la casa de la calle Brasil, esquina a Río de la Plata que aún se conserva hoy ampliada.
   La hija mayor María Josefa (1893 - 1981), intervino decisivamente en el diseño de la vivienda. De su mano se conserva la planimetría de los alzados seguidos, casi al pie de la letra por el arquitecto regionalista Vicente Traver que firmó el proyecto de obra en 1922.
   Desde el principio, la vivienda se concibió separando con claridad, las zonas de trabajo dedicadas al negocio que ocupaban la planta principal de la parte privada, situada en la planta primera. Esta disposición se ha respetado en la instalación museológica agrupando las estancias laborales en la Sala VI y las privadas en la Sala VI.
   La concepción de la casa y su moblaje corresponde a los estereotipos de la alta burguesía andaluza de finales del siglo XIX. Los estilos del mobiliario evidencian cierta preferencia por los modelos ingleses, pero también están representadas las líneas españolas del Renacimiento y la influencia francesa en el mueble español, del estilo Imperio. Algunos son muebles de época adquiridos por la familia en el mercado de antigüedades, otros fueron construidos siguiendo diseños de las hermanas Díaz Velázquez, por ebanisteros sevillanos de prestigio como Alcoba o Francisco López.
   Aunque en la década de 1970. bastante después de la muerte de sus padres, las hermanas Díaz Velázquez dejaron la casa de la calle Brasil, mudándose a un piso de la Plaza Nueva, se ha procurado reconstruir la distribución original de la antigua vivienda a partir de la documentación acopiada por la investigadora N. C. Álvarez Moro.

VIVIENDA. DEPENDENCIAS  LABORALES.
   La dedicación de la familia Díaz Velázquez al negocio de la confección de ajuares, bordado y encaje, influyó de manera notable en la configuración de su vivienda; de modo que la planta principal de la casa de la calle Brasil, estuvo íntegramente ocupada por las dependencias laborales del negocio.
   Aunque a partir de 1924, la mayor parte de las labores prefirieron encargarlas a bordadoras particulares que trabajaban en sus domicilios, siguieron manteniendo el taller y el resto de las dependencias laborales.
   Hasta la muerte de la última de las hermanas Díaz Velázquez, la casa conservó el Planchador, el Almacén y la Sala de Ventas. Estas tres estancias han sido agrupadas en esta Sala, respetando la distribución original que tuvieron. El taller disminuyó su actividad aunque llegaron a tener hasta cien bordadoras trabajando para ellas en el exterior. Al abandonar la casa de la calle Brasil el taller fue suprimido.
   Después de 1940, cuando las dos hermanas mayores se hacen cargo de la dirección del negocio, lo reorganizan limitándolo al bordado de mantelerías, colchas y juegos de cama, abandonando la variedad de producción que tuvo en vida de sus padres.
   La muerte de ellos marcó para ambas hermanas el comienzo de una nueva etapa de completa y total dedicación al negocio. Ocupándose de sus respectivas atribuciones, no sólo fueron capaces de mantener y seguir la actividad de sus padres, sino que supieron darle el impulso necesario para que todo lo que llevara el nombre Díaz Velázquez tuviera un carácter especial, exclusivo.
   María Josefa (1893 - 1981), se siguió dedicando al dibujo de los diseños. De su mano se conservan en la Colección varios miles de ejemplares de notable calidad.
   Por su parte, Isabel (1896 - 1989), se dedicó al trabajo de escritorio, que hasta entonces había desarrollado su padre. Ella se encargó de la correspondencia, los pedidos de materiales y la administración del negocio. También era la encargada de cortar las telas que suministraban a las bordadoras. La selección de nuevas bordadoras era tarea que hacían conjuntamente ambas hermanas.
   Las tres dependencias laborales expuestas estaban comunicadas entre sí. La que tenía un carácter más público y una decoración más cuidada era la Sala de Ventas, donde recibían a una clientela distinguida para enseñarles piezas ya confeccionadas, o recibir encargos. Las otras dos estancias, Almacén y Planchador. eran de acceso más restringido.
Textos de:
ÁLVAREZ MORO, Mª de las Nieves Concepción, BARRAGÁN JANÉ, Montserrat, CANO RIVERO, Ignacio, HEREZA LEBRÓN, Pablo, MUÑOZ MEJÍAS, Sierra, ORTIZ MOYANO, Rocío. Museo de Artes y Costumbres Populares de Sevilla. Guía Oficial. Junta de Andalucía, Consejería de Cultura. Sevilla, 2003.

Enlace a la Entrada anterior de Sevilla**:
2921. SEVILLA** (MCCXX), capital: 4 de enero de 2019.

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