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martes, 31 de marzo de 2020

2935. CÓRDOBA** (LXXII), capital: 20 de enero de 2019.

437. CÓRDOBA, capital. La plaza de Capuchinos.
438. CÓRDOBA, capital. El Cristo de los Faroles, en la plaza de Capuchinos.
439. CÓRDOBA, capital. El Cvto. de Capuchinos (izqda.) y la Igl. de los Dolores (dcha.).
440. CÓRDOBA, capital. Portada de la Casa del Bailío.
441. CÓRDOBA, capital. La fachada del Cvto. del Císter.
442. CÓRDOBA, capital. Portada de la Igl. del Cvto. del Císter.
443. CÓRDOBA, capital. El Templo romano.
444. CÓRDOBA, capital. Otra vista del Templo romano.
445. CÓRDOBA, capital. El templo romano y el Ayuntamiento.
CÓRDOBA** (LXXI), capital de la provincia: 20 de enero de 2019.
Plaza de Capuchinos*
   Precisamente, dejando atrás la puerta Osario, mencionada en su día por Cervantes en El Quijote, y abandonando la plaza de Colón por la calle Conde de Torres Cabrera, a sólo unos metros, se alcanza la placita de las Doblas. Enfrente de ésta se sitúa la plaza de Capuchinos, uno de los lugares más emblemáticos de Córdoba, recogido en canciones, en películas y, sobre todo, en el recuerdo imborrable de todo el que la visita. Se trata de un lugar realmente apartado del mundo, de un oasis de blancura y de silencio, en el que el duende, más que el encanto, surge de la abrumadora simplicidad de su geometría y de su arquitectura. No es posible imaginar que un "trozo de cal y de cielo", como señaló el poeta Ricardo Molina, pueda llegar a emocionar de un modo tan hondo. El espacio lo preside la imagen del Cristo de los Faroles, nombre con el que también se conoce la plaza, imagen pétrea de un crucificado famosa en el mundo entero más que por su calidad, por el lugar en el que la ubicaron; pero también una imagen muy querida por por los cordobeses, que vuelcan sus fervores en ella.
Convento de Capuchinos
   Dos de los laterales de esta plaza están ocupados por el muro de este convento y por su iglesia. El convento se fundó en 1629. En el siglo XIX sufrió la ocupación de los franceses y, posteriormente, la exclaustración, aunque, en 1905, los franciscanos consiguieron volver a él. El muro es una pared enjalbegada coronada por una cubierta de teja árabe. Su única particularidad es la de encontrarse adosado a la fachada de la iglesia, creando con ésta un rincón de incomparable serenidad. La fachada de la iglesia es tan simple como el muro: una pared completamente blanca rematada por un tejaroz y un hastial con un pequeño óculo en el centro. En la parte inferior, la entrada: un arco de medio punto sin adorno alguno, dos ventanucos a los lados y una escalinata para acceder a ella. Encima una hornacina con la imagen de San Francisco, escultura contemporánea de Miguel Mora Valle, y, sobre ésta, obra ventana un poco mayor.
Iglesia de los Dolores
   El otro muro de la plaza de Capuchinos lo ocupa el antiguo hospital de San Jacinto, hoy residencia de ancianos y la iglesia de los Dolores, cuya Virgen despierta una profundidad piedad entre los cordobeses. El templo se terminó en 1731, gracias a los desvelos del Padre Posadas y a la generosidad del obispo Marcelino Siuri. La fachada del conjunto es también de una simpleza admirable. Aparte de una serie de ventanas con rejas, sólo la interrumpen dos portadas. La que da a la iglesia es adintelada y enmarcada por pilastras sobre las que descansa un frontón partido y una hornacina con la imagen de San Jacinto. La otra, moderna, lleva una hornacina en la que aparece una imagen de la Virgen titular.
Convento del Císter
   El muro de los Dolores se prolonga por una callejita que sale a otro rincón fuertemente evocador: el que forman la cuesta del Bailío y la casa del mismo nombre, la primera, con escalones enchinados, con el muro a modo de mirador y la fuente a él adosada, con las tapias florecidas de buganvillas del convento de Capuchinos, que se prolonga cuesta abajo; y la segunda, con el arco conopial de su portada revelando el estilo plateresco de la construcción, con su alto ciprés y su veranda metálica. Hoy esta antigua casa solariega es la sede de la Biblioteca Viva de Al-Andalus, perteneciente a la Fundación Roger Garaudy, en la que se reúnen toda clase de libros y documentos relativos a la Córdoba de las tres culturas.
   De este lugar, parte la calle Carbonell y Morand en la que, pasada la plaza de las Dueñas, se localiza el convento del Císter. Esta es una fundación del siglo XVII, llevada a cabo por el obispo Luis Fernández de Córdoba, hijo de los Marqueses de Guadalcázar, que, habiéndose instalado primeramente en esta localidad de la campiña cordobesa y, tras diversas vicisitudes, principalmente económicas, acabó trayéndose el convento a las antiguas cuadras del Rey, donde ahora se encuentra. De cualquier forma, la iglesia, único espacio visitable, se construyó en la segunda década del siglo XVIII, bajo los auspicios del obispo Marcelino Siuri, un activo pastor durante cuyo mandato se realizaron muchas edificaciones religiosas. La fachada es de ladrillo y tiene tres cuerpos rematados en un frontón triangular. En el cuerpo central se inscribe la portada, también de piedra y muy sencilla. Presenta vano con arco de medio punto enmarcado por pilastras, por encima de las cuales se abre una hornacina en la que se ubica una imagen de la Inmaculada. Un frontón curvo remata la obra.
El templo romano y el Ayuntamiento
   Enfrente de San Pablo, dando cara a la calle Capitulares y a la de Claudio Marcelo, se levantan estos dos edificios, a los que separan casi dos mil años de historia. La Córdoba romana contó, sin duda, con varios templos. Se tiene por seguro que debajo de las iglesias de San Miguel y de Santa Victoria están todavía los cimientos de dos de ellos. Se cree incluso que la antigua basílica de San Vicente, sobre la que se levantó la Mezquita, estaba construida sobre otro. Hoy del único que quedan restos visibles es de éste. Toda esta zona fue en su día el espacio más noble de la ciudad romana. Por aquí pasaba la vía Augusta y a su lado se alzaba el foro, un circo que ocupaba buena parte del antiguo convento de San Pablo y de los jardines de la casa del Orive y este templo que, por su elevación sobre el terreno y por su altura, sobresalía de las murallas y era visible desde una buena distancia de la ciudad. Hoy pueden verse las columnas de mármol por las que a él se accedía, parte del altar situado delante de ellas,los contrafuertes en los que se apoyaban los muros de cierre y parte de los cimientos, que se prolongan por debajo de las nuevas construcciones existentes, entre ellas el Ayuntamiento, en cuyo recinto se han integrado restos de los mismos.
   El Ayuntamiento es una obra reciente, concretamente, su construcción culminó en 1985, cuando era alcalde de la ciudad Julio Anguita, y el director del proyecto fue el arquitecto municipal José Rebollo Dicenta. Es una construcción híbrida entre la horizontalidad y la verticalidad, entre el racionalismo y ciertos aires neorrenacentistas, en la que predomina el color rosado del granito empleado con profusión. Además de los servicios municipales, el edificio cobija algunas colecciones artísticas de interés. 
Textos de:
ARJONA, Rafael. Guía total: Andalucía. Anaya Touring. Madrid, 2005.
ARJONA, Rafael. Guía Total: Córdoba. Anaya Touring. Madrid, 2009.
VILLAR MOVELLÁN, Alberto; DABRIO GONZÁLEZ, María Teresa y RAYA RAYA, María Ángeles. Guía artística de Córdoba y su provincia. Ayuntamiento de Córdoba y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006.

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2934. CÓRDOBA** (LXXI), capital: 20 de enero de 2019.

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