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domingo, 22 de septiembre de 2013

613. CIUDAD REAL (I), capital: 8 de septiembre de 2008.

1. CIUDAD REAL, capital. Puerta de Toledo.

2. CIUDAD REAL, capital. Casa del Arco en la plaza Mayor.

3. CIUDAD REAL, capital. Ayuntamiento en la plaza Mayor.

4. CIUDAD REAL, capital. Torre y una de las portadas de la igl. de San Pedro.

5. CIUDAD REAL, capital. Portada y torre de la igl. de Santiago.

6. CIUDAD REAL, capital. Ábside de la catedral de Sta. Mª del Prado.

7. CIUDAD REAL, capital. Torre de la catedral de Sta. Mª del Prado.

CIUDAD REAL (I), capital de provincia: 8 de septiembre de 2008.
   Aunque tiene más de setecientos años de antigüedad, la capital de la más extensa zona de La Mancha es una ciudad industriosa y mercantil que sólo conserva unos pocos vestigios históricos y monumentales de importancia. No obstante, en las últimas décadas ha visto potenciado su desarrollo económico y cultural. A este segundo aspecto han contribuido sobremanera la actividad universitaria y la labor de numerosas asociaciones e iniciativas artísticas. En cuanto a la vida económica, una de las principales novedades la supuso la llegada del tren de alta velocidad, en la línea de Madrid-Sevilla, gracias a la cual la capital manchega ha pasado a convertirse casi en una población periférica de la capital de España.
   Por la historia sabemos que Ciudad Real tuvo alcázar real, un buen recinto amurallado de altos y fuertes muros, baluartes terraplenados, con 130 torres y 8 puertas ... De ello sólo quedan algunos breves restos y la llamada puerta de Toledo, construida en 1328 y que, además, está muy restaurada. El perímetro de murallas era de 4,5 km, convertido hoy en ronda de circunvalación. La ciudad medieval estaba distribuida en barrios confesionales: el cristiano, la morería y la judería, que hoy corresponden, con los mismos nombres, a nuevos y modernos barrios desarrollados en torno a sus parroquias: San Pedro, Santiago o del Perchel y Santa María, que es la zona, esta última, donde estuvo la fundacional Pozuelo de Don Gil. Estas parroquias eran los vértices de un triángulo urbanístico de la ciudad cristiana, planeado por Alfonso X.
   La ciudad gira en torno a la Plaza Mayor, un espacio que ha sufrido profundas transformaciones y en la que el edificio del Ayuntamiento, levantado en los años setenta por F. Higueras, acusa la influencia de la arquitectura nórdica presente en otras ciudades de la provincia. Es en sí misma una construcción armónica, aunque resulta discordante mezclada con los escasos de arquitectura popular que tiene al lado y, en general, con los estilos artísticos del resto del patrimonio monumental de la ciudad. Este se compone fundamentalmente de iglesias y museos, cuya relativa cercanía facilita la visita en el orden que se considere oportuno.
Las iglesias
   La iglesia de San Pedro, situada al sureste de la Plaza Mayor, es la obra de mayor valor artístico de la ciudad. Es un templo-fortaleza de estilo gótico levantado entre los siglos XIV y XV, y con añadidos posteriores, como la torre, que culmina en un chapitel dieciochesco. Son interesantes sus tres puertas, dos de ellas decoradas con arquivoltas ligeramente apuntadas, y el ábside poligonal, con hermosos ventanales. En el interior, destaca la pequeña capilla de los Coca, que incluye el sepulcro de don Fernando de Coca, con una estatua yacente que guarda alguna semejanza con el famoso Doncel de Sigüenza, ciudad en la que el aquí enterrado fue canónigo. Son asimismo notables la capilla de Jesús Nazareno, con bóveda estrellada y reja isabelina, y el coro, cuya sillería es del siglo XVI.
   Algo más alejada, en la calle Estrella, se encuentra la iglesia de Santiago, la más antigua de la ciudad. Iniciada a finales del siglo XIII, su estilo corresponde al románico de transición, con elementos ya claramente góticos. A mediados de los años ochenta fue objeto de una profunda restauración, acometida por la Junta de Comunidades, que trató de paliar los atropellos estéticos de los siglos XVI y XVIII. Gracias a estos trabajos se pudo rescatar el artesonado mudéjar que decora el techo e interesantes restos de frescos y pinturas murales.
   Al noroeste de la Plaza Mayor, al otro lado de un espacio ajardinado, se alza la basílica-catedral de Santa María del Prado, en la que se rinde culto a la patrona de la ciudad. Tiene rango de catedral desde 1875, año en que el papa Pío IX concedió a la diócesis una bula en la que, además de consagrar la catedral, hacía un simbólico gesto reivindicativo: convertir a la ciudad en Priorato de las cuatro órdenes caballerescas españolas aún formalmente existentes, nada menos que cuatro siglos después de que la Corona española incorporarse a su patrimonio los territorios de Calatrava. El templo actual, en el que predomina el estilo gótico, fue construido en diversas etapas sobre las ruinas de otro del siglo XII. A las últimas décadas del XIII o principios del XIV corresponde la puerta del Perdón (también llamada puerta de los Pies), mientras que el ábside es del siglo XV y las bóvedas del XV y el XVI. El camarín de la Virgen es barroco (siglo XVII), al igual que la sacristía, en tanto que la torre es una reconstrucción de 1825 de la que fuera derribada el siglo anterior. Desde el punto de vista artístico lo más valioso del templo es el retablo* renacentista (siglo XVII), obra de Giraldo de Merlo, que incluye en el centro la imagen de la Virgen del Prado en un trono de plata.
   El patrimonio monumental religioso se completa con la cercana iglesia de la Merced, barroca, con fachada de influencia herreriana, y con varios conventos.

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