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martes, 17 de febrero de 2015

1066. LOGROÑO* (I), capital: 5 de agosto de 2010.

1. LOGROÑO, capital. Las torres de la concatedral, desde la calle Marqués de Vallejo.

2. LOGROÑO, capital. Fachada-retablo a la plaza del Mercado, de la concatedral de Sta. Mª de la Redonda.

3. LOGROÑO, capital. Portada principal de la concatedral de Sta. Mª de la Redonda.

4. LOGROÑO, capital. Portada lateral de la concatedral de Sta. Mª de la Redonda.

5. LOGROÑO, capital. Retablo mayor de la concatedral de Sta. Mª de la Redonda.

6. LOGROÑO, capital. Bóvedas de la concatedral de Sta. Mª de la Redonda.

7. LOGROÑO, capital. Calvario atribuido a Miguel Ángel, en la concatedral de Sta. Mª de la Redonda.

8. LOGROÑO, capital. Igl. de San Bartolomé.

9. LOGROÑO, capital. Portada de la igl. de San Bartolomé.


10. LOGROÑO, capital. Detalle de la portada de la igl. de San Bartolomé.


11. LOGROÑO, capital. Interior de la igl. de San Bartolomé.


12. LOGROÑO, capital. Bóveda del sotocoro de la igl. de San Bartolomé.


13. LOGROÑO, capital. Torres de la igl. de Sta. Mª del Palacio.


14. LOGROÑO, capital. "Flecha" de la torre octogonal de la igl. de Sta. Mª del Palacio.

LOGROÑO* (I), capital de la provincia y de la comunidad: 5 de agosto de 2010.
   La capital de la Comunidad Autónoma de La Rioja es una ciudad de moderno y elegante aspecto, que aún conserva un pequeño pero característico núcleo monumental plenamente evocador de los años dorados de la ruta jacobea. El impulso de las peregrinaciones, factor decisivo de su desarrollo en tiempos medievales, y su propio dinamismo le confirieron una cada vez mayor relevancia en los territorios fronterizos de los antiguos reinos de Navarra y Castilla, hasta consolidarse como una urbe próspera, activa y en expansión permanente. A sus funciones como centro administrativo de la comunidad riojana hay que añadir su condición de capital industrial y comercial de la principal zona vinícola de España, con una capacidad de influencia que no se agota en los límites en los límites territoriales actualmente establecidos.
   El céntrico paseo del Espolón, antiguo parque convertido hoy en amplio espacio ajardinado y presidido por la estatua ecuestre del general Espartero, viene a marcar la frontera, aunque sin rupturas, entre la ciudad moderna, surcada por amplias avenidas, y el barrio antiguo, que concentra todo el interés monumental de la capital riojana.

El entorno de la catedral
   Hacia la mitad de la contigua calle Muro de F. de la Mata, con su inconfundible aspecto aportalado, arranca Marqués de Vallejo, que, tras atravesar las populares calles de San Juan y Portales, desemboca en la amplia y remozada plaza del Mercado.
   Hacia ella abre su fachada principal la concatedral de Santa María de la Redonda*, erigida en el siglo XV, pero muy retocada y ampliada en los siglos XVII y XVIII. Su construcción, en la línea del gótico burgalés tardío, hizo tabla rasa de la iglesia poligonal románica que la precedió y a la cual debe un nombre que ya no responde a su apariencia. Su interior , de tres esbeltas naves, acoge buenas capillas, una importante obra estatuaria y un Calvario* pintado sobre tabla, del que parece compobado  que se debe a Miguel Ángel. La parte más destacado es la fachada-retablo*, profusamente esculpida y dispuesta bajo un arco entres dos esbeltas torres casi gemelas, ejmplares prototípicos del barroco riojano, que fueron construidas por Juan Bautista de Arbaiza y Martín de Beratúa a mediados del XVIII.
   Junto a la catedral, al principio de la calle Portales, hay una hermosa casona del siglo XVIII, conocida como el palacio de los Chapiteles. Durante mucho tiempo fue sede del Ayuntamiento, ahora ubicado en un interesante edificio moderno de Rafael Moneo que se encuentra en la no muy lejana avenida de la Paz. Tras su restauración, este palacio acoge dependencias culturales del Gobierno de La Rioja.
   Detrás de este edificio, en una pequeña plaza se levanta la iglesia de San Bartolomé, templo gótico del XII-XIV, con ábsides románicos, cuadrada torre mudéjar y una portada con relieves escultóricos, no muy bien conservados, pero de muy buena factura. Representan impresionantes escenas del martirio y milagros del santo titular.
   Más al norte, entre las calles Marqués de San Nicolás (o Mayor) y Ruavieja, se halla la iglesia de Santa María del Palacio, construida en el siglo XII a partir de una capilla palaciega y ampliada en siglos sucesivos hasta el XVIII. Sobre su crucero se eleva una torre* octogonal rematada por "la flecha más aguda, original y osada de todo el gótico español en sus formas primerizas del siglo XIII", según valoración de Dionisio Ridruejo. El interior alberga un monumental retablo mayor*, debido al artista flamenco Arnaut de Bruselas (siglo XVI) y un claustro, especialmente interesante en su parte gótica y por las obras que contiene, entre ellas una talla románica de la Virgen con el Niño.

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