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lunes, 3 de mayo de 2021

3334. SEVILLA** (MCDLXI), capital: 20 de enero de 2020.




















SEVILLA** (MCDLXI), capital de la provincia y de la comunidad: 20 de enero de 2020.
   Mostramos imágenes de la Iglesia de San Vicente, de Sevilla. Da nombre a una calle y a todo un barrio, una antigua y extensa collación a la que de dotó de nueva parroquia en la primera subdivisión parroquial de la ciudad, la que realizó San Fernando en los meses posteriores a la reconquista de la ciudad. En la misma collación de los Humeros se instalarían otros centros religiosos de tipo monástico, como el cercano convento Casa Grande de la Merced o el colegio conventual de San Laureano. Junto a este origen histórico, la iglesia de San Vicente recoge toda una tradición de leyendas con poca base histórica, como su fundación en el año 312 por el arzobispo Evidio, la supuesta elección del templo por San Isidoro para preparar su fallecimiento o el mítico intento del rey vándalo Gunderico para profanar la iglesia, lo que motivaría una supuesta reacción del demonio que abatiría al rey en el mismo atrio de la iglesia.
   Hoy hay que entender la parroquia de San Vicente como todo un compendio de la historia del arte sevillano, un edificio de origen mudéjar, con una primera edificación en el siglo XIV que conocería una primera reforma en el siglo XVI, una ampliación en el siglo XVIII, una remodelación con añadidos neogóticos en el siglo XIX y una restauración integral, no sin polémicas por su resultado final, en los últimos años del siglo XX.
   Origen mudéjar tiene la estructura del edificio planta rectangular con tres naves que se separan por arcos apuntados sobre pilares. También es de la primera etapa constructiva la portada de ladrillo que se abre a los pies, hacia la calle San Vicente. Capilla añadida es la que se abre en el muro del Evangelio, que acoge a las imágenes de la hermandad de las Siete Palabras y se cubre con bóveda octogonal suspendida con trompas. También es original, aunque con muchas remodelaciones, la armadura de madera en forma de artesa que cubre la nave principal, el ábside de nervadura gótica (co llamativa policromía azul del siglo XX justificada en el gótico francés), y las cubiertas de colgadizo de las naves laterales. En la cabecera de la nave derecha se levantó en 1584 una capilla añadida que hoy ocupa la hermandad de las Penas. El terremoto de Lisboa (1755) debió afectar a la estructura de la iglesia, en la que intervino el arquitecto Pedro de Silva, que edificó la nueva capilla sacramental entre 1761 y 1782.
   El acceso habitual al templo se realiza por la puerta que se abre en el muro de la Epístola (derecha), a través de una portada que se realizó en 1559, y que se corona con un frontón recto que incluye un relieve de Dios Padre y la inscripción DOMUS DEI ET PORTA COELI (casa de Dios y puerta del Cielo). En el muro de esta fachada se sitúa un retablo de la fábrica de José Navia con el Nazareno de las Tres Caídas.
   El interior de la iglesia está presidido por un gran retablo mayor realizado por Cristóbal de Guadix entre 1690 y 1706. Tiene un gran cuerpo central, compartimentado por potentes columnas salomónicas, con una estructura central de baldaquino donde se sitúa una talla de San Vicente atribuida al taller de Pedro Roldán. En los laterales se sitúan relieves que representan diferentes pasajes de la vida de San Vicente. En el ático del retablo se sitúa un calvario formado por un crucificado del siglo XVI, del estilo de Roque de Balduque, flanqueado por tallas de San Juan y la Virgen del taller de Roldán. Los bustos de santos que se distribuyen por el retablo son un añadido de Joaquín y José Cano (1753). En la última restauración se pintó la bóveda de la cabecera en tonos azules y rojos, colocándose en la zona del presbiterio los sitiales del coro que realizó Luis de Vilches (1739).
   En la cabecera de la nave de la Epístola se abre la capilla de la hermandad de las Penas, realizada en 1584 y ampliada en el siglo XIX. Conserva un notable zócalo de azulejos del ceramista Hernando de Valladares y está presidida por un retablo barroco que se reordenó en 1785. Delante figura la talla de Nuestro Padre Jesús de las Penas, imagen del siglo XVII cercana al taller de Roldán. Procede de un retablo del extinguido convento carmelita de la calle Baños, lo cual explica su marcada composición lateral. Originalmente era una talla completa que fue adaptada para ser vestida con telas naturales, al ser readaptada como imagen titular de la hermandad penitencial. En la misma capilla está la Virgen de los Dolores, obra de finales del siglo XVIII que se suele atribuir  al escultor académico de origen valenciano Blas Molner. La hermandad penitencial, conocida como la Penas de San Vicente, fue fundada en 1875 para dar culto a la imagen del Señor que provenía del Convento Casa Grande del Carmen. Se revitalizó en 1923, incorporándose al Lunes Santo. Ha logrado atesorar un importante patrimonio artístico, como la cruz de carey y plata del Señor, procedente de Écija; el suntuoso paso de palio de la Virgen de los Dolores o composiciones musicales como Jesús de las Penas o Tus Dolores son mis penas.
   En el muro derecho del templo se disponen varias obras entre las que destacan el relieve de la Serpiente de Bronce, obra de Andrés de Ocampo (1605), un lienzo de San Cristóbal del siglo XVIII y una Virgen del Carmen de candelero. Excelente talla presenta el retablo del Descendimiento, con un gran altorrelieve central realizado por Andrés de Ocampo a comienzos del siglo XVII. Tras pasar el moderno cancel, añadido en la última restauración, se sitúa otra excelente talla, la del Arcángel San Miguel con la espada y la balanza para pesar las almas, obra documentada de Pedro Roldán. En la zona de los pies se sitúan un San José y un monumental tenebrario para el oficio litúrgico de las tinieblas, ambos del siglo XVIII, y una imagen de candelero de la Virgen de los Desamparados. Del siglo XVI son dos notables tablas colgadas en los pilares de la nave central; representan a Santa Bárbara con la torre y a San Ignacio de Loyola. 
   En la cabecera de la nave del Evangelio se sitúa la Virgen del Rosario, obra atribuida a Cristóbal Ramos (siglo XVIII). En la parte superior cuelgan unos lienzos de Francisco Varela (1636), con escenas de la vida de San Vicente, y que formaban parte del primitivo retablo mayor, un ejemplo más de la predilección sevillana por la escultura frente a la pintura. Le sigue la notable imagen de la Virgen de la Cabeza, obra completa de talla de Roque Balduque (1554) que sigue los habituales modelos iconográficos del renacimiento flamenco. En la capilla siguiente, de planta cuadrada y cubierta con bóveda octogonal sobre trompas, se sitúan los titulares de la hermandad de las Siete Palabras. El Crucificado es obra de Felipe Martínez (1682), siendo la Virgen de los Remedios y San Juan de Gutiérrez Cano (siglo XIX). La imagen de candelero de la Virgen de la Cabeza fue originalmente un ángel tallado por Emilio Pizarro de la Cruz (1878), readaptado ya en el siglo XX por Manuel Escamilla. La actual hermandad de las Siete Palabras es el resultado de la fusión de varias advocaciones en 1798, los Remedios, la Cabeza, San Juan y los Clavos y las Siete Palabras. La hermandad fue impulsada en el siglo XIX por el historiador Bermejo, trasladándose en 1868 de su capilla en el convento del Carmen a la parroquia de San Vicente. Originalmente procesionaba sólo con el paso  del Calvario, al que Farfán dedicó en los años veinte la popular marcha Pasan los Campanilleros. En la actualidad procesiona con tres pasos en la tarde del Miércoles Santo. En los muros de la capilla destaca especialmente la tabla de la Virgen de los Remedios, notable pintura de Pedro Villegas Marmolejo (hacia 1590), ejemplo de la pintura romanista de finales del Renacimiento, con una clara inspiración en los modelos clásicos. Una vez pasada la puerta que comunica con la plaza de Teresa Enríquez, la llamada Loca del Santísimo Sacramento que en el siglo XVI fomentó el culto a la Eucaristía, encontramos una tabla de la Virgen de los Remedios de mediados del siglo XVI, atribuida al pintor flamenco Pedro de Campaña. En este muro se abre la Capilla Sacramental, realización de la histórica hermandad sacramental radicada en el templo, hoy fusionada con la hermandad de las Siete Palabras. Acoge tres retablos de finales del siglo XVIII, atribuidos a José Varela. En el retablo central se sitúa el Nazareno de la Misericordia, obra de Felipe de Rivas (1641) que fue profundamente remodelada en el siglo XX por Luis Ortega Brú para su salida procesional. De gran interés son las tablas que representan a San Benito, San Sebastián y San Roque. Están pintadas en su parte posterior en grisalla, con la escena de la Anunciación compartimentada en dos planos. Es un tríptico de gran calidad realizado en 1530 por Jan van Hemessen en Amberes y fue un encargo de la familia Alfaro, algunos de cuyos miembros aparecen representados en las tablas. En la capilla presenta también interés una pintura alegórica de la Eucaristía, realizada por Herrera el Viejo en 1644. Ya en la zona de los pies se sitúa la pila bautismal, de formas renacentistas, así como una cruz marmórea de culto callejero fechada en 1582 y que antes presidía la plaza contigua a la iglesia.
   En la iglesia se han bautizado numerosos personajes ilustres de la ciudad, como el almirante Antonio de Ulloa, el duque de Montemar o el pintor neoclásico Antonio María de Esquivel. Los muros de la iglesia acogieron la primera boda del escultor Juan Martínez Montañés, siendo también el escenario donde se veló y recibió la bendición nupcial Luisa Roldán, la célebre escultora del siglo XVII también conocida como la Roldana
Textos de:
Manuel Jesús Roldán, Iglesias de Sevilla. Almuzara, 2010.

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3333. SEVILLA** (MCDLX), capital: 20 de enero de 2020.

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