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jueves, 27 de mayo de 2021

3358. SEVILLA** (MCDLXXXI), capital: 17 de febrero de 2020.
























SEVILLA** (MCDLXXXI), capital de la provincia y de la comunidad: 17 de febrero de 2020.
   Mostramos imágenes de la Iglesia de San Jacinto. El histórico templo dominico da nombre a la vía de salida natural de Sevilla por Triana. Parroquia en la actualidad, es regentada por la Orden de Predicadores (dominicos), siendo el único edificio histórico que conservan actualmente. Escasa renta si se considera que los seguidores de Santo Domingo de Guzmán llegaron a tener en Sevilla más de una docena de edificios, contando sus posesiones masculinas y femeninas. Este edificio fue fundado por el caballero Baltasar de Brun y Silveira, que obtuvo en 1604 la licencia del arzobispo Fernando Niño de Guevara. Se erigió con la condición de que hubiera en el nuevo convento estudios de Gramática y de Arte, y no se erigió canónicamente hasta 1623, en el llamado sitio de Cantalobos. Como la zona de esta primitiva fundación era algo insalubre, la comunidad dominica se trasladó a Triana, a un lugar donde se encontraba una ermita dedicada a la Virgen de la Candelaria, propiedad de una antigua hermandad, que tenía allí un hospital. Ermita y hospital fueron cedidos a los dominicos con la condición de que la Virgen de la Candelaria apareciera en el altar mayor del nuevo templo.
   El nuevo templo debió comenzarse en torno a 1735, constando que en el año 1738 dirigía las obras Ambrosio de Figueroa, posible autor de sus trazas, continuador de una ilustre saga de arquitectos desde el siglo anterior. Parece que el célebre arquitecto dejó la dirección de las obras cuando ya estaba cubriéndose el edificio, aunque la inauguración definitiva se haría esperar hasta 1774. De los proyectado inicialmente, uno de los elementos que nunca se realizó fue la torre, en la actualidad tiene una espadaña construida recientemente.
   Durante la invasión francesa, 1810, el templo fue aprovechado por las tropas francesas, el convento como casa, y la iglesia como corral de vacas. Tras la expulsión del ejército francés fue recuperado por los dominicos hasta la desamortización de 1835. Después pasó a ser propiedad municipal, que, en 1869, levantó en el antiguo convento oficinas municipales y una escuela de primaria. En 1906 la comunidad dominica recupera el templo y construye un nuevo convento en unas casas vecinas. Aunque en la actualidad no resida ninguna, la iglesia de San Jacinto fue sede de numerosas hermandades trianeras, entre ellas las de la Estrella, Esperanza de Triana o la hermandad del Rocío.
   La iglesia presenta planta rectangular muy alargada, distribuida en tres naves, con crucero que no se manifiesta al exterior. Las naves laterales poseen tribunas altas, apareciendo a los pies el coro en alto. Las cubiertas son bóvedas de arista en las naves laterales y de cañón con arcos fajones y lunetos la de la central. Sobre el crucero se levanta una cúpula sobre pechinas, en las que aparecen pinturas murales que representan a San Alberto Magno, San Ambrosio de Siena, San Jacobo de Merania y Santo Tomás de Aquino, figuras de la intelectualidad dominica como simbólico sostén de la bóveda de la iglesia.
   De las tres portadas que tenía el templo, actualmente sólo hace esa función la que se encuentra a los pies, ya que las laterales están cegadas. Las laterales muestran un perfil mixtilíneo propio del siglo XVIII, mientras que la principal está formada por un arco de medio punto coronado por un frontón recto y pináculos sobre los que aparece un gran óculo. Bajo este arco triunfal se aloja una puerta adintelada con frontón roto y una hornacina en el remate. Los muros exteriores del templo acogen el retablo cerámico de Nuestra Señora de la Estrella (Antonio Kiernam, 1950), el de Nuestra Señora del Rocío (Morillo Fernández, 1931) y el de la Virgen de Fátima (Kiernam, 1953), advocación que los dominicos fomentaron en Sevilla por su defensa del Rosario.   
   El interior de la iglesia sorprende por sus proporciones, no debe olvidarse que la de San Jacinto es una de las mayores iglesias de Sevilla. Destaca el retablo mayor, proveniente del desaparecido  convento de la Victoria, cenobio de la Orden de los Mínimos de San Francisco de Paula que existió en la calle Pagés del Corro (actual colegio Reina Victoria). Está compuesto por banco, un cuerpo de tres calles separadas por columnas salomónicas, y ático. Este retablo se puede fechar a principios del XVIII y vino a sustituir al antiguo de la iglesia que consistía en un templete que acogía a al Virgen de la Candelaria. El retablo está presidido por una escultura de San Jacinto de Cracovia, el santo polaco de la orden de predicadores que da título a la iglesia. Es obra de mediados del siglo XVIII, apareciendo en el resto del retablo diferentes esculturas entre las que se puede identificar a San Francisco de Paula, el fundador de los mínimos, diversos santos de la misma orden (son las tallas que se conservan del retablo original) y otras como San Rafael o Santa Inés, que no corresponden al retablo original.
   En los brazos del crucero aparecen dos retablos de similar estructura de fines del siglo XVIII. El del lado de Evangelio (izquierda) está dedicado a Santo Domingo de Guzmán, cuya escultura es de principios del XVIII, estando flanqueado por esculturas de Santo Tomás de Aquino y San Alberto Magno. El del lado de la Epístola (derecha) está presidido por una imagen de San José de principios del XIX, siendo el resto de las imágenes de este retablo (Santa Rosa de Viterbo y San Wenceslao de Polonia, el hermano de San Jacinto), de fines del XVIII. Ambos retablos se atribuyen al tallista Manuel Barrera y Carmona.
   La Capilla Sacramental está situada a los pies de la nave derecha y se decora con interesantes yeserías doradas. La preside un retablo del tercer cuarto del XVIII, atribuido a Francisco de Acosta el Mayor, representante del fin de las formas barrocas en los retablos sevillanos. Es de un solo cuerpo dividido en tres calles mediante estípites, decoración vegetal tipo rocalla y espejos. En la hornacina central aparece una imagen de la Virgen del Rosario de principios del XVIII, que aparece flanqueada por San Francisco de Asís y San Pío V.
   En el resto de la iglesia aparecen diferentes retablos neoclásicos del siglo XIX, destacando el dedicado a San Antonio, el de Santa Catalina de Siena y, por lo que representan, que no por su interés artístico, el dedicado a la Virgen de Fátima (primera imagen de esta advocación en Sevilla) y el dedicado a San Martín de Porres (el popular fray escoba).
   El templo también contiene una interesante colección de pinturas, tanto murales como lienzos, distribuidos entre las naves laterales y los brazos del crucero, fechados en su mayoría en el último tercio del siglo XVIII y atribuidas a Vicente Alanís. Muestran temáticas de la orden dominica, pudiendo distinguirse en las naves laterales a San Wenceslao, San Luis Beltrán, San Juan de Colonia o San Álvaro de Córdoba. En la zona del crucero se sitúan las que representan a San Antonio de Florencia, San Agustín Caroto, San Benedicto XI y San Pío V.
Textos de:
Manuel Jesús Roldán, Iglesias de Sevilla. Almuzara, 2010.

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3357. SEVILLA** (MCDLXXX), capital: 17 de febrero de 2020.

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