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lunes, 26 de septiembre de 2016

1653. VALENCIA** (III), capital: 17 de agosto de 2013.

46. VALENCIA, capital. Plaza del Ayuntamiento.

47. VALENCIA, capital. Una de las fachadas y cúpula del Mercado Central.

48. VALENCIA, capital. Otra de las fachadas del Mercado Central.

49. VALENCIA, capital. Exterior de la Lonja de la Seda.

50. VALENCIA, capital. Acceso al Salón Columnario de la Lonja de la Seda.

51. VALENCIA, capital. El Salón Columnario de la Lonja de la Seda.

52. VALENCIA, capital. En el interior del Salón Columnario de la Lonja de la Seda.

53. VALENCIA, capital. En el Salón Columnario de la Lonja de la Seda.

54. VALENCIA, capital. En la sala bajo el Salón del Consolat del Mar.

55. VALENCIA, capital. El Salón del Consolat del Mar.

56. VALENCIA, capital. El artesonado del Salón del Consolat del Mar.

57. VALENCIA, capital. Gárgolas del torreón central de la Lonja de la Seda.

58. VALENCIA, capital. Decoración de los muros de la Lonja de la Seda.

59. VALENCIA, capital. Detalle de la rejería de las ventanas de la Lonja de la Seda.

60. VALENCIA, capital. Igl. de los Stos. Juanes.

61. VALENCIA, capital. Fachada principal y torre de la igl. de los Stos. Juanes.

62. VALENCIA, capital. Portada lateral de la igl. de los Stos. Juanes.

63. VALENCIA, capital. Fachada de la igl. de los Stos. Juanes que da a la Lonja de la Seda.

64. VALENCIA, capital. El Mercado Central y la fachada posterior de la igl. de los Stos. Juanes.

65. VALENCIA, capital. Fachada principal y torre de la igl. de San Nicolás.

66. VALENCIA, capital. Portal de Valldigna.

67. VALENCIA, capital. El Palau de la Generalitat.

68. VALENCIA, capital. El palacio de la Batlía.

69. VALENCIA, capital. Portada del palacio de los Marqueses de la Scala.

70. VALENCIA, capital. La plaza de la Virgen.

71. VALENCIA, capital. La igl. de San Lorenzo.

72. VALENCIA, capital. Portada de la igl. de San Lorenzo.

73. VALENCIA, capital. El Palau dels Borja.

74. VALENCIA, capital. Las Torres de Serranos.

75. VALENCIA, capital. Bóvedas de las Torres de Serranos.

76. VALENCIA, capital. Visión lateral de las Torres de Serranos.

77. VALENCIA, capital. Vista de las Torres de Serranos desde el interior.

78. VALENCIA, capital. Junto a unos gigantes de la Casa-Museo de las Rocas.

79. VALENCIA, capital. Interior de la Casa-Museo de las Rocas.

80. VALENCIA, capital. La igl. del Carmen.

81. VALENCIA, Portada de la igl. del Carmen.

VALENCIA** (III), capital de la provincia y de la comunidad: 17 de agosto de 2013.
   Al ser Valencia el eje central de una extensa área densamente poblada, tanto la céntrica estación del Norte (Renfe) como la estación de autobuses (junto al complejo comercial Nuevo Centro y al hospital La Fe), y las estaciones de la red del metro (de los ferrocarriles de la Generalitat Valenciana) son puntos clave para desplazarse a cualquier otro municipio.
   Para recorrer la ciudad se proponen cuatro alternativas complementarias entre sí. Todas parten de un punto tan céntrico como la plaza del Ayuntamiento, muy bien enlazada con el resto de la ciudad por medios de transporte público. Se recomienda sinceramente al visitante que prescinda de su vehículo particular al iniciar cualquiera de los recorridos, que nunca resultan excesivamente prolongados, por lo que se pueden realizar perfectamente a pie.
De la Lonja al Palau de la Generalitat y las Torres de Serranos
   Se abandona la plaza del Ayuntamiento -que, como se habrá podido advertir, tiene forma de triángulo, un tanto irregular-, por su parte más estrecha. Se cruza la calle de San Vicente Mártir, una de las más tradicionales de Valencia y se prosigue por una calle más bien breve, por lo que sorprende un tanto su pomposa denominación de Avenida de María Cristina. A mano izquierda comienzan unas de las calles más populares desde el punto de vista artesanal: las de Canónigo Liñán y Músico Peydró (separadas por la Plaza de la Merced), ya que acogen a numerosas tiendas dedicadas a la venta de artículos de mimbre, junco y bambú.
   Una vez acabada la avenida de María Cristina, se encuentra el visitante con uno de los más bellos parajes urbanos, ya que en la plaza del Mercado se levantan tres monumentos de estilos muy diferentes, pero todos ellos de gran belleza: el Mercado Central, la Lonja de la Seda y la iglesia de los Santos Juanes. Vale la pena dedicar un buen tiempo a recorrerlos.
   El Mercado Central de Valencia es una espléndida muestra del modernismo de principios del siglo XX (construido entre 1915 y 1928). Ocupa una superficie aproximada de 8.000 m2. Posee enormes naves, profusamente iluminadas a través de grandes claraboyas y ventanales, sostienen sus cubiertas altas columnas de hierro forjado, y destaca la gran cúpula octogonal. La decoración es muy profusa y el atractivo que presenta su animadísimo interior (con cientos de puestos de venta al público perfectamente limpios y con la mercancía escrupulosamente ordenada y presentada) es enorme, siendo fiel reflejo de la riqueza y variedad de la producción agrícola de las huertas que rodean Valencia y su área metropolitana. Se trata, pues, de un monumento vivo, que impacta, pero que hay que visitar por dentro, por lo que es preciso acudir cualquier día laborable por la mañana.
   Frente al Mercado Central, una auténtica joya del gótico civil: la Lonja de la Seda, también conocida como "de los Mercaderes". Construida entre 1482 y 1498 por los responsables del municipio de Valencia, tenía como objetivo primordial servir de escenario digno a las más diversas operaciones de contratación, así como a la celebración de subastas, actos festivos y reuniones socioculturales de toda índole, además de acoger al tribunal mercantil conocido como el Consolat del Mar y a la institución bancaria denominada Taula de Canvis i Depósits.
   Los criterios deontológicos que en aquellos tiempos medievales inspiraban a los comerciantes valencianos, están reflejados en una inscripción escrita en latín, con caracteres góticos, en la parte más elevada del majestuoso Salón Columnario y que, traducida al castellano, dice así: "Casa famosa soy, en quince años edificada. Compatricios, probad y ved cuán bueno es el comercio que no lleva fraude en la palabra, que jura al próximo y no le falla, que no da dinero con usura. El mercader que vive de este modo rebosará de riquezas y gozará, por último, de la vida eterna".
   El mencionado Salón Columnario llama poderosamente la atención por la esbeltez de sus columnas helicoidales, por la belleza de su bóveda ojival y por la elegancia de sus ventanales. El ala izquierda del edificio está ocupada por el Salón del Consolat del Mar -al que se accede desde el Patio de los Naranjos por una escalera gótica-, en el que destaca el hermoso artesonado medieval de madera, dorado y con abundantes relieves, procedente de la desaparecida Casa de la Ciudad (situada junto a la plaza de la Virgen). Sobre el estrado de dicho Salón, un gran cuadro de Espinosa representa a la Virgen, rodeada por los primitivos Jurados de la ciudad de Valencia. Al torreón central, almenado al igual que los demás cuerpos del edificio -que contienen asimismo elementos arquitectónicos renacentistas de gran valor-, se accede por una escalera de caracol, considerada como un alarde de las técnicas de construcción de la época. No hay que dejar de fijar la atención en las gárgolas, en las que se desbordó la fantasía de los artistas que las realizaron.
   Frente a la Lonja y al Mercado Central, completa esta trilogía monumental la iglesia de los Santos Juanes, un gran templo construido a mediados del siglo XIV en estilo gótico, con una sola nave pero que, a causa de un gran incendio sufrido en 1552, vio alterado su interior, adaptado posteriormente al gusto barroco. Pero de esa época barroca datan sus principales elementos ornamentales, entre los que resaltan las pinturas al fresco realizadas por Palomino, y que están siendo actualmente rehabilitadas, ya que también resultaron muy deterioradas por otro gran incendio, provocado a principios de la guerra civil española.
   La fachada que mira a la Lonja, construida hacia 1700, incluye una torre triangular, en el eje de un gran bajorrelieve en el que está representada la Virgen del Rosario, obra de Bertessi, flanqueando el conjunto dos grandes estatuas de los valencianos San Francisco de Borja y San Luis Beltrán.
   En torno a los monumentos que se acaban de visitar existe un auténtico laberinto de calles estrechas y de pequeñas plazas que mantienen su trazado medieval y su sabor popular. Lamentablemente, este barrio está sufriendo las consecuencias del retraso en aplicar planes integrales de rehabilitación de estos entrañables barrios.
   Se prosigue por la calle de La Bolsería hasta encontrar la confluencia entre dos calles que fueron muy importantes en la Valencia medieval: las de Quart (que se deja a la izquierda) y de Cavallers (o de Caballeros), a la derecha.
   Se sigue por ésta, y se encuentran en el trayecto hacia la plaza de la Virgen algunos palacios góticos de propiedad particular, con magníficos patios, y que indican que siglos atrás ésta era una vía urbana preferida por la alta burguesía para fijar sus residencias.
   No hay que pasar de largo sin penetrar en la iglesia de San Nicolás, que puede pasar inadvertida, ya que a la calle de Caballeros tan sólo asoma una puerta de acceso secundaria, puesto que la principal recae a una pequeña plaza. Aunque la estructura es gótica, la mayor parte de su interior (excepción hecha de las ojivas góticas) fue revestida en el siglo XVIII con arreglo a las preferencias barrocas del momento.
   Los frescos de las bóvedas fueron pintados por Dionisio Vidal, discípulo de Palomino, y en el altar mayor y en la sacristía de este templo -del que fue rector un destacado miembro de la familia Borja, el que más tarde fue Papa Calixto III- se pueden admirar, entre otras interesantes tablas y retablos medievales, las de Juan de Juanes -Creación del Universo y Vida de Jesús-; obras valiosísimas de Rodrigo de Osona y de Yáñez de la Almedina, así como de otros autores de los siglos XV y XVI; del pintor Vicente López y una rica orfebrería.
   Frente a este templo, a mano izquierda de la calle de Caballeros, se puede acceder -por la de Salinas o la de Landerer- al Portal de Valldigna, en donde se halla la única puerta que todavía permanece de la antigua muralla árabe, y junto a la cual funcionó la primera imprenta de España, en donde se imprimió el libro Trobes en lahors de la Verge María.
   Y se llega, ya en las inmediaciones de la plaza de la Virgen, al Palau de la Generalitat, uno de los edificios góticos civiles más representativos de la ciudad de Valencia (junto a la Lonja y las Torres de Serranos), y que es sede oficial de la Presidencia del Gobierno autónomo de la Comunidad Valenciana (o el Consell de la Generalitat Valenciana). Aunque pueda sorprender, el torreón que primero se encuentra si se procede de la calle de Caballeros, es del siglo XX, ya que fue construido con gran fidelidad a las técnicas constructivas medievales, y con muy buen gusto, para ampliar el auténtico Palau gótico, del que constituye su elemento principal el torreón antiguo, que recae a la plaza de la Virgen y a los jardines que ocupan el solar donde se alzó hasta el siglo XIX la antigua Casa de la Ciudad.
   En este torreón se halla el Salón Dorado, el Salón de Cortes, que posee, aunque los ventanales sean góticos, un espléndido artesonado y galería renacentista, y pinturas murales de Sariñena que plasman las figuras de los representantes de los tres brazos -militar, eclesiástico y civil, con los delegados de las ciudades y villas reales del antiguo Reino de Valencia-, que integraban las Cortes Valencianas de los tiempos forales. Merecen igualmente resaltarse en este Monumento Nacional el patio gótico que recae a la calle de Caballeros, y la escalera del mismo estilo que da acceso a la planta principal, en la que también se encuentran el salón de Reyes y la capilla.
   El Palau de la Generalitat - en el que se pueden admirar también obras pictóricas y escultóricas de gran interés, sobre todo unas de los pintores Sorolla, Domingo y Pinazo y del escultor Mariano Benlliure-, recae a la plaza de Manises, en la que tiene su sede la Diputación Provincial de Valencia, poseedora de palacios de interés, como el de la Batlía y el de los Marqueses de la Scala, con hermosos patios góticos y renacentistas, e igualmente con una interesante obra artística en sus salones.
   Por la estrecha calle de la Batlía se sale a la plaza de la Virgen. Y tras admirar el bello conjunto formado por la basílica de la Virgen de los Desamparados y la Catedral -especialmente sus más destacados elementos góticos, como el cimborrio, la puerta de los Apóstoles y la torre-campanario del Micalet-, se gira a mano izquierda por la calle de Navellos, peatonal.
   A mitad de esta vía urbana se alzan sus dos principales monumentos: la iglesia de San Lorenzo, del siglo XVII, con decoración churrigueresca en su interior y con el altar mayor como principal pieza artística, y el antiguo Palau dels Borja -que también fue conocido como Palau de Benicarló-, que es la sede oficial de Les Corts Valencianes (Parlamento de la Comunidad Valenciana), y que ha sido objeto de una profunda rehabilitación, que pretendió recuperar algunos de los rasgos básicos de su fachada gótica original.
   Y se llega ya a los márgenes del antiguo cauce del río Turia, que ya hacía varios lustros que fue desviado al sur de la ciudad, para evitar las catastróficas consecuencias de sus avenidas, y que actualmente está ocupado por jardines y espacios deportivos de uso públicos.
   Vale la pena atravesar la calzada por dos motivos esenciales: contemplar cómo entre los antiguos puentes góticos -desde aquí se divisan los del Real, de la Trinidad, el de Serranos y, más hacia el oeste, el de San José- está configurándose poco a poco ese ansiado Parque del Turia, y, por otra parte, admirar otra joya gótica de la que se sienten orgullosos los valencianos: las Torres de Serranos o dels Serrans, y que ofrecen dos aspectos muy distintos, contempladas frontalmente o desde su parte posterior.
   El catedrático e investigador Felipe Garín definió a estas monumentales torres, construidas en el siglo XIV, como "el ingreso castrense y urbano más grandioso de España", considerándolas más como un arco triunfal que como un simple elemento defensivo de la ciudad, entonces totalmente amurallada. Constan de dos torres gemelas, de planta poligonal, con bóvedas de crucería en sus distintos pisos, que están abiertos en dirección al casco antiguo (calles de Serranos y Náquera). La puerta (por la que entraban en Valencia las gentes procedentes de las comarcas de la Serranía y del Camp de Turia) es de medio punto. Las torres están almenadas y decoradas externamente con una exquisitez asombrosa, compatible con su gran solidez, al estar íntegramente construidas con piedra de sillería.
   Desde las torres de Serranos se puede acceder a la Casa-Museo de las Rocas, en la que se guardan las carrozas monumentales que únicamente salen a la vía pública con ocasión de la fiesta del Corpus Christi.
   Y por la calle de Roteros se llega hasta la plaza del Carmen, en donde se halla la iglesia del mismo nombre y el centre del Carme, antiguo convento del siglo XVII encargado de servir de anexo al Instituto Valenciano de Arte Moderno durante años. Actualmente es sede del Museo del Siglo  XIX y tiene abiertas al público las salas de las exposiciones temporales; en el futuro contará con las obras de los grandes pintores valencianos (Sorolla, Benlliure ...) procedentes de los fondos del Museo de Bellas Artes.
   Una vez superadas las torres de Serranos, si se prosigue por la marginal del antiguo cauce del Turia, en dirección oeste, se encontrará a mano izquierda la Casa-Museo Benlliure.

Enlace a la Entrada anterior de Valencia**:

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