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martes, 27 de septiembre de 2016

1654. VALENCIA** (IV), capital: 17 de agosto de 2013.

82. VALENCIA, capital. la torre de Sta. Catalina.

83. VALENCIA, capital. La torre del Micalet y la Catedral.

84. VALENCIA, capital. Otra visión de la torre del Micalet.

85. VALENCIA, capital. Portada principal, o de los hierros,  de la Catedral.

86. VALENCIA, capital. Detalle de la portada principal, o de los hierros, de la Catedral.

87. VALENCIA, capital. Vista general de la nave central de la Catedral.

88. VALENCIA, capital. Interior de la capilla del Sto. Cáliz, en la Catedral.

89. VALENCIA, capital. Retablo pétreo de la cap. del Sto. Cáliz de la Catedral.

90. VALENCIA, capital. El Sto. Grial que preside la cap. del Sto. Cáliz de la Catedral.

91. VALENCIA, capital. Bóveda de la cap. del Sto. Cáliz de la Catedral.

92. VALENCIA, capital. Cimborrio de la Catedral.

93. VALENCIA, capital. Retablo y capilla mayor de la Catedral.

94. VALENCIA, capital. Bóveda de la capilla mayor de la Catedral.

95. VALENCIA, capital. Detalle de la decoración pictórica de la bóveda de la cap. mayor de la Catedral.

96. VALENCIA, capital. Puerta de los Apóstoles de la Catedral.

97. VALENCIA, capital. Custodia procesional de la Catedral.

98. VALENCIA, capital. Imagen de la Virgen María en la Catedral.

99. VALENCIA, capital. Otro de los retablos de la Catedral.

100. VALENCIA, capital. Lápida del poeta Ausias March, en la Catedral.

101. VALENCIA, capital. En la plaza de la Virgen.

102. VALENCIA, capital. Ante la fuente del Turia y la basílica de la Virgen de los Desamparados.

103. VALENCIA, capital. Una de las puertas de la basílica de la Virgen de los Desamparados.

104. VALENCIA, capital. Interior de la basílica de la Virgen de los Desamparados.

105. VALENCIA, capital. La Virgen de los Desamparados, en su basílica.

106. VALENCIA, capital. Cúpula de la basílica de la Virgen de los Desamparados.

107. VALENCIA, capital. La Virgen de los Desamparados desde el interior de su camarín.

108. VALENCIA, capital. Portada de la igl. de San Juan de la Cruz.

109. VALENCIA, capital. Fachada lateral del palacio del Marqués de Dos Aguas.

110. VALENCIA, capital. En la portada del palacio del Marqués de Dos Aguas.

111. VALENCIA, capital. Detalle de la portada del palacio del Marqués de Dos Aguas.

112. VALENCIA, capital. Otro detalle de la portada del palacio del Marqués de Dos Aguas.

113. VALENCIA, capital. Un último detalle de la parte superior de la portada del palacio del Marqués de Dos Aguas.

VALENCIA** (IV), capital de la provincia y de la comunidad: 17 de agosto de 2013.
De la plaza de la Reina y la Catedral al Patriarca y el Museo de Cerámica
   La plaza de la Reina, una de las más representativas de la ciudad, donde recaen el Micalet y la fachada meridional de la Catedral.
   A la derecha comienza la calle de la Paz, una de las más bonitas y proporcionadas de Valencia, con la mayor parte de sus edificios construidos a principios del siglo XX, en estilo modernista.
   A la izquierda, la torre de Santa Catalina, del siglo XVII, de estilo barroco y a la que le cuadran perfectamente los calificativos de airosa, esbelta, grácil y, desde luego, bella. Además de su acertadísima estética, ejerce las funciones prácticas de ser el campanario de la iglesia del mismo nombre, cuyo exterior apenas resulta visible, prácticamente oculto entre viejas casas, pero que nos sorprende con un interior del más puro estilo gótico.
   Se contempla ahora la torre del Micalet, considerada por muchos como el símbolo más genuino de la ciudad. La torre-campanario de la Catedral, de estilo gótico, es de sólida factura sin que ello implique la mínima disminución de su esbeltez. De planta octogonal, sus más de 50 m de altura la convierten en una excelente atalaya para contemplar desde su terraza el abigarrado casco histórico de una ciudad que, al ser completamente llana, carece de plataformas naturales que la dominen. Por ello, vaya por delante un consejo; si sus condiciones físicas lo permiten -pues la escalera de caracol de 207 peldaños no tiene un ascensor como alternativa-, durante la visita a la Catedral suba hasta el mirador de esta torre gótica del siglo XIV. Y escuche la historia de sus 12 campanas, la principal de las cuales (del año 1418) proporcionó el nombre a la torre.
   Se entra por la puerta principal, barroca, en la Catedral, que ofrece una recopilación de estilos sucesivos. La estructura de la catedral es gótica, y comenzó a construirse en el año 1262. Por la obligada limitación que impone el espacio disponible, se debe prescindir de muchos detalles para centrarse en sugerir algunos de los elementos arquitectónicos en los que debe fijarse más el visitante: la capilla del Santo Cáliz*, antigua Aula Capitular, a la derecha de la puerta barroca. La capilla en cuestión constituye una auténtica joya del arte gótico (siglo XIV), con su bóveda de crucería nervada, y la especie de retablo de piedra alabastrina que cubre el muro testero, en cuyo centro se exhibe el legendario Santo Grial, que, según la tradición, corresponde al cáliz utilizado por Jesucristo en la Última Cena.
   El cimborrio*, considerado como obra maestra del gótico español mediterráneo; es octogonal, como el Micalet, y proporciona una gran luminosidad, a través de sus ventanales, al altar mayor, que se halla situado a sus pies, en el eje del crucero; el barroco presbiterio*, el púlpito gótico, desde el que predicaba San Vicente Ferrer; la puerta gótica de los Apóstoles*, sobre la que se halla un gran rosetón, con la estrella de David, de seis puntas, en tracería. En esta puerta, se reúne, desde hace varios siglos, todos los jueves a las 12 h del mediodía, el Tribunal de las Aguas de la Vega de Valencia; la puerta románica de la Almoina o del Palau*, que mira al Palacio Arzobispal, con unos grandiosos ventanales góticos sobre ella, y la puerta barroca de los Hierros*, diseñada en planta curva por su autor, Konrad Rudolf que así logró la difícil transición entre la gran mole del Micalet  y el conjunto, mucho más bajo, de la Catedral.
   En cuanto a la obra pictórica y escultórica que alberga la Catedral debe destacarse, por una parte, el retablo situado en el presbiterio (de Yáñez de la Almedina y Hernando de los Llanos, del siglo XVI). Por otra parte, cabe resaltar que el museo-tesoro -al que se accede desde la capilla del Santo Cáliz- guarda, además de la gran Custodia Procesional, diversas obras maestras de Goya, Joan de Joanes, Vicente Masip, Orrente, Pablo de San Leocadio, etc. En las inmediaciones de la puerta románica de la Almoyna se halla la tumba del insigne poeta valenciano Ausias March.
   Se sale por la puerta de los Apóstoles al corazón de la Valencia antigua: la plaza de la Virgen, un enclave urbano muy querido por los habitantes de esta ciudad que, según recuerda una lápida situada en el centro de la plaza, fue fundada por los romanos en el año 138 a.C. Está, pues, justificado el cariño que se siente por la Plaça de la Mare de Déu -siempre cubierta por blancas palomas-, ya que a ella asoman, además de la Catedral, el palacio gótico de la Generalitat, sede del gobierno autonómico y la basílica de la Patrona de la ciudad y Reino de Valencia: la Virgen de los Desamparados, representada por una talla gótica objeto de una gran devoción popular.
   En el interior del templo vale la pena visitar el Camarín de la Virgen -a espaldas del altar mayor- y contemplar las pinturas al fresco con que Palomino decoró la cúpula. La gran fuente, situada en el lado norte de la plaza viene a constituir un homenaje moderno a la sabia administración del agua que tradicionalmente han efectuado los agricultores valencianos, simbolizando el grupo escultórico al río Turia y a las ocho acequias que, desde tiempo inmemorial, fecundan su huerta.
   Por la plaza del Patriarca se accede, sucesivamente, a las calles de Salvá y del Poeta Querol. A la derecha, la iglesia carmelita de San Juan de la Cruz, monumento nacional de interior barroco y, junto a ella, el el palacio del Marqués de Dos Aguas, que alberga el Museo Nacional de Cerámica, tal vez el destino preferido de las visitas turísticas de la ciudad de Valencia. El edificio posee un interés arquitectónico propio, aunque sin lugar a dudas la imagen que más grabada se queda a los visitantes es la de la portada, trabajada en alabastro por el escultor Vergara, aunque el diseño correspondió a HIpólito Rovira. Pero, por si fuera poco, al valor del inmueble, hay que añadir el gran atractivo que presentan las colecciones de cerámica de las distintas procedencias (Paterna, Manises, Alcora, Sevilla, Talavera, Córdoba, Teruel, etc.), así como valioso mobiliario, esculturas, una tradicional cocina valenciana y tres lujosísimas carrozas que pertenecieron a la familia propietaria del palacio, los marqueses de Dos Aguas.

Enlace a la Entrada anterior de Valencia**:

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