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1. MIRANDA DEL CASTAÑAR, Salamanca. Ermita del Humilladero. |
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2. MIRANDA DEL CASTAÑAR, Salamanca. En el lateral de la ermita del Humilladero y con el castillo al fondo. |
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3. MIRANDA DEL CASTAÑAR, Salamanca. Muros de la plaza de toros. |
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4. MIRANDA DEL CASTAÑAR, Salamanca. En la plaza de toros, desde un burladero, y con el castillo al fondo. |
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5. MIRANDA DEL CASTAÑAR, Salamanca. La plaza de toros. |
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6. MIRANDA DEL CASTAÑAR, Salamanca. |
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7. MIRANDA DEL CASTAÑAR, Salamanca. Ayuntamiento, antigua alhóndiga. |
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8. MIRANDA DEL CASTAÑAR, Salamanca. Puerta de San Ginés. |
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9. MIRANDA DEL CASTAÑAR, Salamanca. Un rincón de la villa. |
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10. MIRANDA DEL CASTAÑAR, Salamanca. Casa blasonada. |
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11. MIRANDA DEL CASTAÑAR, Salamanca. Otra de las puertas de la población. |
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12. MIRANDA DEL CASTAÑAR, Salamanca. Igl. de Santiago. |
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13. MIRANDA DEL CASTAÑAR, Salamanca. Interior de la igl. de Santiago. |
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14. MIRANDA DEL CASTAÑAR, Salamanca. Uno de los retablos de la igl. de Santiago. |
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15. MIRANDA DEL CASTAÑAR, Salamanca. Otra perspectiva del interior de la igl. de Santiago. |
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16. MIRANDA DEL CASTAÑAR, Salamanca. Torre de la igl. de Santiago. |
MIRANDA DEL CASTAÑAR* (I), provincia de Salamanca: 24 de septiembre de 2017.
Sobre un paraje fluvial de la sierra de Francia, dos poderosas torres (la del castillo y el campanario de la iglesia) señalan la presencia de este histórico recinto medieval, de peculiar arquitectura y completamente amurallado.
El pueblo se divisa desde la lejanía, enclavado sobre una alta colina por cuya falda discurren los ríos San Benito y Francia. Tras superar la sencilla ermita del Humilladero y las nuevas edificaciones surgidas extramuros, se lleva a una amplia explanada cuadrangular que no es sino el coso taurino (siglo XVI), flanqueado por estrechos burladeros abiertos en los muros de granito. Desde el mirador de un bar que se encuentra a la izquierda, el profundo desnivel permite suponer la importancia estratégica de la plaza, que domina la amenidad del valle. Pero lo que enseguida reclama la atención es el adusto perfil de la torre del homenaje del castillo (siglo XV), poderoso aún en su ruina como bastión de la muralla (siglo XIII), que, con un perímetro de más de 600 m, rodea por completo el caserío. A la derecha, antes de penetrar en el recinto, la actual Casa Consistorial recuerda, entre los blasones que coronan el arco de entrada, su uso precedente como alhóndiga y la fecha de su edificación: 1585.
La puerta de San Ginés (siglo XVI), adornada con una capilla dedicada a este santo y también blasonada, abre su arco gótico hacia una plazuelilla de la que arranca la calle principal (llamada por lo común Derecha o Larga, y General Mola oficialmente).
A través de ella, además de la poderosa sensación de pisar un escenario medieval, sorprenden las empinadas rúas que, hacia la derecha y en estrechez creciente, aproximan fachadas y funden aleros en un apiñamiento casi inverosímil. Por ellas puede alcanzarse la sombreada Ronda Norte, a veces poco más que un pasadizo pegado a la muralla, sobre la que en muchos casos descansan los edificios.
Otra puerta, la de la Villa, se abre allí abajo. Pero, si seguimos la calle principal, tras algunas fachadas con blasones enseguida aparece, a la izquierda, el muy irregular espacio que preside la iglesia de Santiago, con su maciza y exenta torre-campanario (siglo XVII) como avanzadilla y alta corona del conjunto. El templo es, en sus orígenes, obra de los siglos XIII y XIV, aunque muy modificado a lo largo del tiempo y no ha mucho renovado en su techumbre. Tiene tres naves que dividen la planta rectangular, y tanto las fachadas como algunos sepulcros del interior no carecen de interés.
Otros edificios de antiguos usos municipales, como la Cárcel Real o el del Peso, y algunas de las más nobles casas que aún conserva la villa se reúnen también en este espacio, o salen al paso en el camino hacia la puerta del Postigo, situada hacia el sur en un soleado enclave. Y más aún si nos dirigimos hacia el extremo occidental, donde la puerta de Nuestra Señora completa los accesos al recinto.
A la salida de esta última arranca, en dirección hacia el río Francia, la pendiente que lleva hasta la ermita de la Virgen de la Cuesta (siglo XVII), lugar en el que se venera a la patrona de Miranda, una talla románica del siglo XIII alojada en un camarín barroco y con decoración churrigueresca.
Al fondo, nos encontramos con el panorama ribereño y las altas serranías, que invitan a la contemplación.
Textos de:
RAMOS, Alfredo J. Guía Total: Castilla y León. Ed. Anaya. Madrid, 2004.
FRANCIA, Ignacio. Guía Total: Salamanca. Ed. Anaya. Madrid, 2007.
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