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miércoles, 21 de noviembre de 2018

2439. SEVILLA** (DCCCLXIX), capital: 11 de octubre de 2017.

5811. SEVILLA, capital. Cartel oficial de la muestra.
5812. SEVILLA, capital. Dos de las obras de Sorolla en la muestra.
5813. SEVILLA, capital. Otros "patios" en la muestra.
5814. SEVILLA, capital. Cerámica de los patios y jardines andaluces.
5815. SEVILLA, capital. Reflejos en un estanque de la Alhambra.
5816. SEVILLA, capital. Otra obra de Sorolla.
5817. SEVILLA, capital. Una escultura presente en la muestra.
5818. SEVILLA, capital. Más pinturas del maestro valenciano.
5819. SEVILLA, capital. Otra de las obras maestras de Joaquín Sorolla.
5820. SEVILLA, capital. Una última imagen de la exposición sobre Sorolla en el CaixaForum.
SEVILLA** (DCCCLXIX), capital de la provincia y de la comunidad: 11 de octubre de 2017.
   Mostramos imágenes de la exposición "Sorolla, un jardín para pintar", celebrada en la sede de CaixaForum. 
   Joaquín Sorolla, considerado la máxima expresión del luminismo español, no solo pintó el paisaje, también lo cultivó creando su propio jardín en su casa madrileña. La exposición muestra la fascinación de Sorolla por los patios y jardines árabes de Andalucía.
   La fascinación de Joaquín Sorolla (Valencia, 1863 - Madrid, 1923) por la naturaleza se manifestó especialmente en su gusto por los jardines, sobre todo los andaluces, como los jardines del Alcázar de Sevilla o los de la Alhambra de Granada, que pintó en numerosas ocasiones. Sorlla admiró la combinación de la arquitectura y la vegetación, el colorido de las flores, la sensualidad de sus aromas y la presencia constante del agua, el rumor de las fuentes y los fascinantes efectos de los reflejos en las quietas aguas de las albercas.
   Sorolla inició su propio jardín en 1910, con la construcción de su nueva casa; un jardín mediterráneo con rasgos de la jardinería del Renacimiento italiano y la hispanoárabe. Distribuyó sus espacios entre la intimidad y la vida social, le dio vida y lo pintó cuando ya era un artista consagrado.
   Sorolla incorporó a su jardín multitud de colores a través de especies típicamente mediterráneas. Árboles como el ciprés, el mirto, el naranjo, el limonero o el laurel junto a flores como la rosa, el alhelí, la adelfa, el jazmín, el lirio y la cala, que se daban con gran exuberancia cuando el jardín gozaba de mucho sol.
   Con el tiempo, la sombra de los árboles crecidos y los edificios altos de alrededor han creado otro clima, más húmedo y oscuro, perfecto para especies más atlánticas, como las azaleas, los rododendros y las camelias, que aportaban color en los rincones más umbríos.
Textos de:
www.caixaforum.es/es/sevilla/exposiciones

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