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1. LISBOA, capital. El barrio de Alfama con la igl. de São Vicente de Fora en la cima. |
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2. LISBOA, capital. Fachada del pal. Azurara. |
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3. LISBOA, capital. Fachada del Museu-Escola de Artes Decorativas-Fundação Ricardo do Espírito Santo Silva. |
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4. LISBOA, capital. Igl. de São Vicente de Fora. |
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5. LISBOA, capital. Interior de la igl. de São Vicente de Fora. |
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6. LISBOA, capital. Cúpula sobre el crucero de la igl. de São Vicente de Fora. |
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7. LISBOA, capital. Retablo mayor sobre baldaquino de la igl. de São Vicente de Fora. |
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8. LISBOA, capital. Detalle del retablo de la Virgen del Pilar, en su capilla de la igl. de São Vicente de Fora. |
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9. LISBOA, capital. Retablo de Cristo en la Cruz de la igl. de São Vicente de Fora. |
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10. LISBOA, capital. El Castillo de São Jorge desde la igl. de Nossa Senhora da Graça. |
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11. LISBOA, capital. Fachada lateral de la igl. de Nossa Senhora da Graça. |
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12. LISBOA, capital. Fachada principal de la igl. de Nossa Senhora da Graça. |
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13. LISBOA, capital. Interior de la igl. de Nossa Senhora da Graça. |
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14. LISBOA, capital. La Virgen de Gracia en la igl. de Nossa Senhora da Graça. |
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15. LISBOA, capital. Púlpito de piedra de la igl. de Nossa Senhora da Graça. |
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16. LISBOA, capital. Capilla de Jesús de los Pasos en la igl. de Nossa Senhora da Graça. |
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17. LISBOA, capital. Vista de Lisboa desde la igl. de Nossa Senhora da Graça. |
LISBOA** (I), capital del distrito, de la provincia y de Portugal: 31 de octubre de 2015.
La ciudad se extiende sobre las colinas de la orilla del norte del Tajo, donde el estuario del río forma el llamado mar de la Paja. Su nombre fenicio, Alisubbo, que significa ensenada amena, proporciona una idea de lo que fue el lugar para sus primeros habitantes: un privilegiado enclave ribereño en el estuario del Tajo.
La Alfama* es el barrio más pintoresco de Lisboa. Su trazado tortuoso y difícil es un laberinto horadado de callejuelas, plazuelas, escalinatas y pasadizos. Antiguo núcleo de la Lisboa musulmana y judía, la mayoría de sus casas son del siglo XVI y tuvo la fortuna de no sufrir daños durante el terrible terremoto de 1755. La Alfama fue conquistada a los árabes por Afonso Henriques; sus orígenes se remontan a la época visigótica. Fue residencia de parte de la aristocracia portuguesa hasta el terremoto de 1755, época en la que fue ocupada en su totalidad por los marineros y pescadores lisboetas, cuyas costumbres siguen dando al barrio su peculiar sabor.
En la explanada mirador del largo das Portas do Sol, donde se puede ver una estatua de San Vicente portando un navío con los dos cuervos de su leyenda, se encuentra el Palacio Azurara, construido aproximadamente sobre el trazado de la antigua muralla, árabe y visigótica, como demuestra la torre que se halla a la derecha de la fachada.
Fue construido por la familia Sottomaior. Recibió el nombre del vizconde de Azurara, João Salter de Mendoça, cuando éste lo convirtió en su residencia, en 1779, a su regreso del Brasil.
La fachada, pintada de rojo, muestra en su parte inferior una hilada de sillares. Sobre la portada noble corre un segundo nivel de balcones con cornisas y sobre éste la cornisa que corona el edificio. La portada noble está decorada con un friso de triglifos y metopas y un frontón partido. En los laterales de la portada se abren otras dos puertas.
En la década de los cincuenta, el financiero e intelectual lisboeta Ricardo do Espírito Santo Silva creó una fundación en la cual incluyó el palacio de Azurara, junto con una selecta colección de obras de arte, núcleo del Museo de Artes Decorativas que hoy alberga el edificio.
En el largo de São Vicente encontramos la fachada de la iglesia de São Vicente de Fora*. Mandada construir en 1582 por Felipe II, entonces rey de España y Portugal, basada en un proyecto de Filippo Terzi. De estilo renacentista italiano, posee una fachada clásica con dos torres campanario a ambos lados.
El interior es de planta de cruz latina, con una nave única y capillas laterales. El templo es ostentoso e imponente, con una gran riqueza de obras barrocas. El altar mayor, cubierto con un baldaquino con estatuas de ángeles en sus laterales, está diseñado por Venegas y realizado por M. de Castro.
El Castelo de São Jorge*, de factura árabe en lo que queda de su antiguo esplendor, describe en su perímetro un cuadrilátero irregular, en el que sobresalen sus poderosas murallas almenadas y las once torres* cuadrangulares. El castillo está situado en un privilegiado lugar desde el que pueden admirarse espléndidas vistas sobre el estuario del Tajo y la casi totalidad de los barrios lisboetas. Su aspecto actual es debido a una restauración efectuada en el año 1938.
Descendiendo del Castillo y siguiendo la calçada da Graça, se llega hasta el largo del mismo nombre donde se encuentra la iglesia de Nossa Senhora da Graça. Debe su actual perfil a los trabajos realizados por T. de Sousa, tras el terremoto de 1755. En su fachada, austera y elegantemente sobria a pesar de su diseño rococó, destaca un gran bajorrelieve dedicado a San Agustín. El interior, de planta cruciforme, tiene una sola nave decorada a los lados por cuatro altares.
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