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132. PLASENCIA, Cáceres. Monumento a Alfonso VIII en la puerta del Sol. |
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133. PLASENCIA, Cáceres. Ante la puerta del Sol. |
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134. PLASENCIA, Cáceres. La igl. de San Pedro. |
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135. PLASENCIA, Cáceres. Fuente pública en el centro de la ciudad. |
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136. PLASENCIA, Cáceres. Ante el ayto., en la plaza mayor. |
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137. PLASENCIA, Cáceres. El abuelo Mayorga en la torre del reloj del Ayto. |
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138. PLASENCIA, Cáceres. La igl. de San Esteban. |
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139. PLASENCIA, Cáceres. Retablo mayor de la igl. de San Esteban. |
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140. PLASENCIA, Cáceres. Retablo del crucificado, en la igl. de San Esteban. |
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141. PLASENCIA, Cáceres. Portada de la igl. de la Encarnación. |
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142. PLASENCIA, Cáceres. Portada del antiguo cvto. de las Claras. |
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143. PLASENCIA, Cáceres. Pintura de San Cristóbal en el interior de la antigua igl. del cvto. de las Claras. |
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144. PLASENCIA, Cáceres. Techumbre de una de las salas del antiguo cvto. de las Claras. |
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145. PLASENCIA, Cáceres. Fachada de la Catedral nueva. |
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146. PLASENCIA, Cáceres. Ante la fachada de la Catedral vieja. |
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147. PLASENCIA, Cáceres. Vista de la Catedral vieja. |
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148. PLASENCIA, Cáceres. En el interior del claustro de la Catedral vieja. |
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149. PLASENCIA, Cáceres. Una de las pandas del claustro de la Catedral vieja. |
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150. PLASENCIA, Cáceres. Cúpula del Melón de la cap. de San Pablo de la catedral vieja. |
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151. PLASENCIA, Cáceres. Unión de las dos catedrales. |
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152. PLASENCIA, Cáceres. Claustro de la catedral vieja. |
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153. PLASENCIA, Cáceres. Cúpula del Melón de la catedral vieja. |
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154. PLASENCIA, Cáceres. Cúpula del Melón de la catedral vieja, y portada del Enlosado de la catedral nueva. |
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155. PLASENCIA, Cáceres. Portada principal de la catedral nueva. |
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156. PLASENCIA, Cáceres. Chimeneas del pal. episcopal |
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157. PLASENCIA, Cáceres. El hospital de Sta. Mª. |
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158. PLASENCIA, Cáceres. Igl. de San Nicolás. |
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159. PLASENCIA, Cáceres. Portada de la igl. del antiguo cvto. de San Vicente Ferrer (hoy Parador de Turismo). |
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160. PLASENCIA, Cáceres. Arcos en una calle del centro de la ciudad. |
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161. PLASENCIA, capital. El palacio del marqués de Mirabel. |
PLASENCIA** (XI), provincia de Cáceres: 18 de noviembre de 2017.
Desde la ciudad nueva crecida extramuros, especialmente hacia el sureste, un punto idóneo de acceso al casco histórico, parcialmente cercado por la poderosa y doble muralla que aún conserva restos de los siglos XII y XIII, es la puerta del Sol, una de las cuatro que se mantiene en pie. Es de estilo renacentista y la adorna el escudo de los Reyes Católicos. Desde ella, por la animada calle del Sol se alcanza la Plaza Mayor*, espacio configurado por viejas casonas porticadas y principal lugar de encuentro ciudadano. A la entrada se alza la Casa Consistorial, edificio gótico-renacentista (siglo XVI), con la torre del reloj y el popular Abuelo Mayorga, que marca el paso del tiempo con sus golpes sobre la campana. En el interior, restaurado, son destacables el salón de sesiones y la escalera de acceso al piso superior. Adosada al Ayuntamiento está la antigua cárcel, construida bajo el reinado de Felipe IV y con el escudo real en la fachada.
El entorno de la catedral
Desde el ángulo suroeste de la plaza, al que asoma la iglesia de San Esteban, del siglo XV, provista de un meritorio retablo mayor, y tras pasar ante la portada gótico-flamígera del convento de las Claras (siglo XV), se llega a la plaza de la Catedral, que reúne los edificios más sobresalientes.El complicado y singular conjunto catedralicio** está formado por dos construcciones diferentes unidad en sentido longitudinal. La Catedral Vieja fue construida entre los siglos XIII y XIV. Durante ese largo período se levantan, primero, la fachada tardorrománica de los pies y la sala capitular, cubierta por una cúpula octogonal rematada en el exterior por un chapitel escamado de inspiración bizantina (popularmente es conocido como "el Melón"), y ya en el siglo XIV se acomente la construcción de las tres naves y el claustro de estilo cisterciense parcialmente derruido. La convivencia del románico y el gótico aparece en los distintos elementos de este primer templo que, a partir de 1498, al considerarlo pobre y tosco, comenzó a ser sustituido por la Catedral Nueva, contando para ello con la intervención de los más afamados arquitectos españoles de la época. Enrique Egas, autor de sus primeros planos, inició la cabecera. Le sucedieron Francisco de Colonia y Juan de Álava, quien culminó la Capilla Mayor* (1522), magnífica pieza renacentista. Posteriormente aún intervendrían Alonso de Covarrubias, Pedro de Ibarra, Gil de Hontañón, artífice de la también renacentista fachada principal, de cuatro cuerpos minuciosamente decorados, y Diego de Siloé, a quien se atribuye la fachada meridional o del Enlosado.
Pese a tan larga y cualificada nómina de arquitectos, la nueva catedral quedó inconclusa, sin avanzar más allá de la cabecera y los primeros tramos de las naves, que se unieron a las de la Catedral Vieja. No obstante, el resultado final guarda un sorprendente equilibrio, al que contribuyen la elegante balaustrada superior y los gráciles pináculos.
El interior, de tres naves de igual altura, impresiona por la perfección técnica de las elevadas bóvedas, de gran riqueza decorativa, alzadas sobre anchas pilastras. Entre las obras que alberga, sobresale el monumental retablo mayor (siglo XVII), con esculturas de Gregorio Fernández y lienzos de Francisco Ricci y otros pintores en torno al tabernáculo presidido por una talla de la Virgen del Sagrario en madera (siglo XIII). Dignos de tenerse en cuenta son también el bien labrado sepulcro del obispo Ponce de León (siglo XVI) y el retablo de los hermanos Churriguera en la nave de la derecha. Una hermosa reja de Juan Bautista Celma (1598) cierra el coro, en el que merece capítulo aparte la sillería* tallada en madera de nogal por el maestro Rodrigo Alemán, hombre cuya controvertida personalidad tiene fiel reflejo en una de las obras más originales de la escultura gótica. En 1497 el artista, que dejó su autorretrato en la misericordia de la silla episcopal, comienza los dos sitiales reservados a los Reyes Católicos, efigiados en el respaldo, y el resto de la obra se alarga hasta 1520. Lo recargado de las formas y la libérrima elección de los temas, algunos de marcado erotismo y con mordaces sátiras del clero, anticipan el barroco ya próximo.
Las tres naves que configuran la Catedral Vieja están cubiertas por bóvedas estrelladas y en sus capillas pueden verse interesantes esculturas polícromas tardorrománicas. Existe, por último, un museo con pinturas de Morales y Ribera, libros miniados y ricos objetos de orfebrería.
En el centro de la plaza se halla la iglesia de San Nicolás, con traza originaria románica del siglo XIII, aunque las reformas del siglo XV le confieren su actual aspecto gótico. El cercano palacio del Marqués de Mirabel*, considerado el más suntuoso de la ciudad, fue casa fuerte de los Zúñiga durante el siglo XV y experimentó remodelaciones al gusto renacentista en la centuria siguiente. En su interior, donde puede visitarse un museo de caza, son destacables el patio neoclásico porticado, de grandes dimensiones, y otro más pequeño con un original jardín colgante en el piso superior. Unido al palacio está el convento de Dominicos, fundación también de los Zúñiga, cuyo panteón se encuentra en la anexa iglesia gótica, puesta bajo la advocación de San Vicente Ferrer. La sacristía y otras estancias exhiben buenas muestras de azulejería talabricense del siglo XVI.
Textos de:
RAMOS, Alfredo J. y LLORENTE, Santiago: Guía total: Extremadura. Anaya. Madrid, 2005.
Enlace a la Entrada anterior de Plasencia**:
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