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120. TRUJILLO, Cáceres. Ante el monumento a Hernán Cortés y la igl. de San Martín |
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121. TRUJILLO, Cáceres. Fachada principal de la igl. de San Martín. |
122. TRUJILLO, Cáceres. Interior de la igl. de San Martín.
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123. TRUJILLO, Cáceres. Retablo mayor de la igl. de San Martín. |
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124. TRUJILLO, Cáceres. Monumento funerario en la igl. de San Martín. |
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125. TRUJILLO, Cáceres. En la terraza de la igl. de San Martín, con el pal. de San Carlos al fondo. |
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126. TRUJILLO, Cáceres. Órgano de la igl. de San Martín. |
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127. TRUJILLO, Cáceres. La torre del Alfiler. |
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128. TRUJILLO, Cáceres. Ante la puerta de Santiago. |
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129. TRUJILLO, Cáceres. Interior de la igl. de Santiago. |
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130. TRUJILLO, Cáceres. Bóveda de la cap. mayor de la igl. de Santiago. |
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131. TRUJILLO, Cáceres. Esgrafiado de la sacristía de la igl. de Santiago. |
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132. TRUJILLO, Cáceres. Vivienda del sacristán, en la igl. de Santiago. |
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133. TRUJILLO, Cáceres. El castillo, desde la torre de la igl. de Santiago. |
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134. TRUJILLO, Cáceres. Crucificado de la igl. de Santiago. |
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135. TRUJILLO, Cáceres. La igl. de Sta. Mª. la Mayor. |
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136. TRUJILLO, Cáceres. Las torres de la igl. de Sta. Mª la Mayor. |
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137. TRUJILLO, Cáceres. El cvto. de las Jerónimas y una de las torres de la igl. de Sta. Mª la Mayor. |
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138. TRUJILLO, Cáceres. En el atardecer trujillano. |
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139. TRUJILLO, Cáceres. Ante el acceso al castillo. |
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140. TRUJILLO, Cáceres. Ante el acceso al aljibe en la plaza de San Andrés. |
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141. TRUJILLO, Cáceres. El aljibe de la plaza de San Andrés. |
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142. TRUJILLO, Cáceres. El palacio del Marqués de la Conquista. |
TRUJILLO** (VII), provincia de Cáceres: 19 de noviembre de 2017.
El entramado urbano de Trujillo está compuesto por tres espacios bien definidos, que corresponden a otras tantas épocas de su evolución histórica.
El recinto intramuros
El primero de esos espacios, conformado en torno al castillo y circundado por los restos de la muralla árabe, rehecha tras la conquista cristiana, alberga el núcleo originario, la Villa por antonomasia. El acceso puede realizarse desde la Plaza Mayor, cuya visita posponemos, a través de la puerta de Santiago, flanqueada por el palacio de Luis de Chaves el Viejo, que fue residencia de los Reyes Católicos y donde se dice que surgió el lema "Tanto monta, monta tanto ...", y la iglesia tardorrománica de Santiago, del siglo XIII. Bordeando la muralla se asciende hacia el castillo, que alza sus aún sólidas murallas rematadas por cuadradas torres sobre el cerro o Cabezo del Zorro, desde el que se contempla una amplísima panorámica. Construido por los árabes a finales del siglo IX, fue ampliado en el el siglo XII y en el XV se le añadió el segundo recinto fortificado o albacara. De la época inicial conserva dos aljibes en el patio de armas, en tanto que la ermita donde se venera a la Virgen de las Victorias se incorporó en el siglo XVI.
La plazuela de Santa María, antiguo centro de la villa intramuros, aglutina en su entorno diversos edificios significativos que han sido recientemente restaurados, como la casa natal del conquistador de Perú, que actualmente acoge el museo Francisco Pizarro (siglo XV), el convento de las Jerónimas (siglo XV) o el palacio de Lorenzana, con una ventana plateresca bellamente decorada (está previsto instalar en él la sede de la Real Academia de Extremadura) y, sobre todo, la iglesia de Santa María la Mayor*, edificio capital de este núcleo. Construido sobre una de las dos mezquitas del Trujillo árabe, es un templo fundamentalmente gótico, del siglo XV, aunque las obras se iniciaron en el siglo XIII y el estilo románico aún se percibe en el ábside y la torre. Esta última presenta, como curiosa aportación de un cantero local (Antonio Serván, "El Rana") que intervino en la restauración acometida a principios de los años setenta, el escudo del Athletic de Bilbao, esculpido en una las esquinas del alero. Las tres naves del templo se disponen sobre un espacio rectangular con bóvedas de crucería. Grandes linajes de la ciudad tienen sus panteones en el interior, entre otros el llamado "Hércules extremeño", Diego García de Paredes, partícipe en la toma de Granada y la conquista de Nápoles. Son destacables el retablo mayor, gótico, con tablas de Fernando Gallego (siglo XV), y el magnífico coro plateresco. En los aledaños de la plaza, sobre la muralla de poniente, se advierte el convento de San Francisco el Real, llamado de la Coria por su cercanía a la puerta de Coria. Este antiguo convento alberga actualmente el museo de La Coria, donde se muestra diferente material iberoamericano.
La singular calle de las Palomas enlaza Santa María con la puerta de San Andrés.
A lo largo de ella se alzan la casa de Francisco de Orellana (siglo XV), descubridor del Amazonas; la de los Chaves-Calderón, con el balcón esquinado característico de la arquitectura trujillana; y, enfrente, la de los Rol-Zárate y Zúñiga (siglo XV), que ostenta, sobre el arco escarzano de la puerta, el escudo familiar encuadrado en un alfiz. Al final de la calle se hallan el alcazajero de los Altamirano, erigido en el siglo XIII, y, como defensa de la puerta de San Andrés, la casa fuerte de los Escobar (siglo XV). Tras la iglesia de San Andrés (siglo XVI), hoy sin culto, se sitúa la alberca árabe, que algunos autores identifican con unas precedentes termas romanas. Tiene 11 m. de profundidad y sirvió como baño público hasta 1935. Otras edificaciones próximas son el hospital de la Concepción, que perteneció a los Chaves-Mendoza, y el alcazarejo de los Bejarano, bastión defensivo de la contigua puerta de Fernán Ruiz, o del Triunfo, blasonada con el escudo de los Reyes Católicos y una hornacina con la imagen de la Virgen.
La ciudad renacentista
El segundo espacio urbano, que tiene como eje la Plaza Mayor, comenzó a desarrollarse a partir del siglo XV, época en la que se produjo un crecimiento poblacional que acabó desbordando las murallas. Exponente del vigor que la villa adquiere a lo largo del siglo XVI, la plaza se rodea de edificios monumentales y buenos ejemplos de arquitectura popular con soportales de arquería. En el centro estuvo situado el magnífico rollo gótico (finales del siglo XV), hoy desplazado hacia la zona del ensanche. Preside la plaza la estatua ecuestre de Pizarro, realizada en bronce por el escultor Charles Rumsey (1929).
En el ángulo noroeste se construye, entre los siglos XIV y XVI, la iglesia de San Martín, mezcla de estilo gótico y renacentista, de sobrio exterior coronada por las dos torres de los pies, nave única y presbiterio ochavado. Son interesantes las muestras escultóricas que contiene y el órgano barroco. A la derecha del templo, el palacio de los Duques de San Carlos* (siglo XVI) fue solar de los Vargas-Carvajal y es en la actualidad convento de jerónimas. Un incendio, a finales del siglo XVI, y la prolongada reconstrucción hasta mediados del siglo siguiente alteraron el proyecto original. En la fachada noroeste se abre una portada con rica decoración plateresca, y en el suroeste son notables la triple arcada del cuerpo inferior y la galería arquitrabada sobre pilares corintios en el tercer cuerpo. En el ángulo, coronado por el escudo familiar, se dispone el clásico balcón esquinero, en tanto que airosas chimeneas mudéjares coronan el conjunto. En el interior se abre un patio de doble galería sobre arcos de medio punto.
En el rincón sureste de la plaza, el palacio del Marqués de Piedras Albas (siglo XVI) presenta en su fachada una logia o pórtico con arcos escarzanos de influencia florentina, mientras que el otro ángulo meridional lo ocupa uno de los edificios civiles de mayor interés de la ciudad: el palacio del Marqués de la Conquista**. Fue construido como residencia de Hernando Pizarro en el siglo XVI y reformado por Larra Churriguera, que intervino en el siglo XVIII para atajar su deterioro. El elemento más llamativo, dentro de su perfección plateresca, es el bello balcón de esquina con los bustos de la familia Pizarro y el escudo de armas del conquistador de Perú.
Próximo a él están el Ayuntamiento Viejo, gótico del siglo XV, con un interesante salón consistorial, y, a continuación, el palacio de los Chaves Cárdenas, de estilo neoclásico (siglo XVIII).
En el lado norte de la plaza se sitúa la casa de la Cadena (siglo XV), así llamada por la que muestra a la entrada como símbolo del privilegio de asilo real concedido por Felipe II, y hoy convertido en mesón. Tras ella emerge la torre del Alfiler, y a su lado se encuentran el palacio de los Chaves Sotomayor (siglo XVI) y la neoclásica iglesia de la Sangre (siglo XVII), mientras que en la colindante calle de Ballesteros se halla el palacio de Santa Marta, de estilo renacentista. Asimismo, entre la plaza y la puerta de San Andrés, el palacio de los Orellana-Pizarro, con su galería porticada entre torres hacia el exterior y su patio plateresco, además de ser otra muestra notable de la época áurea de Trujillo, tiene el valor añadido de que en él se alojó Miguel de Cervantes.
Finalmente, dispersos por lo que en el siglo XVI constituía la periferia de la villa y hoy configura el ensanchamiento urbano, aún quedan otros edificios civiles de corte renacentista -como el Ayuntamiento Nuevo, instalado en la antigua alhóndiga, frente al palacio de los Pizarro Aragón; o el de los Marqueses de Sofraga, en la plazuela de San Miguel, con otro magnífico balcón esquinado- y varios conventos, también renacentistas o neoclásicos, que, además de su valor arquitectónico, atesoran obras artísticas de periodos diversos. Son, en todo caso, las últimas huellas de un tiempo capaz aún de proyectar su estela sobre el presente de la ciudad y librarla del olvido.
Textos de:
RAMOS, Alfredo J. y LLORENTE, Santiago: Guía total: Extremadura. Anaya. Madrid, 2005.
Enlace a la Entrada anterior de Trujillo**:
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