24. LOGROÑO, La Rioja. Torres de la catedral de Sta. Mª de la Redonda, desde la c/ Portales.
25. LOGROÑO, La Rioja. Fachada principal de la catedral de Sta. Mª de la Redonda.
26. LOGROÑO, La Rioja. Portada lateral de la catedral de Sta. Mª de la Redonda.
27. LOGROÑO, La Rioja. Capilla mayor de la catedral de Sta. Mª de la Redonda.
28. LOGROÑO, La Rioja. Bóvedas de la catedral de Sta. Mª de la Redonda.
29. LOGROÑO, La Rioja. Calvario atribuido a Miguel Ángel, de la catedral de Sta. Mª de la Redonda.
30. LOGROÑO, La Rioja. Igl. de San Bartolomé.
31. LOGROÑO, La Roja. Portada principal de la igl. de San Bartolomé.
32. LOGROÑO, La Rioja. Detalle de la portada de la igl. de San Bartolomé.
33. LOGROÑO, La Rioja. Torres de la igl. de Sta. Mª del Palacio.
34. LOGROÑO, La Rioja. Fuente de los Peregrinos.
35. LOGROÑO, La Rioja. Portada de la igl. de Santiago.
36. LOGROÑO, La Rioja. Portada del antiguo cvto. de la Merced, actual sede de la Dip. Gen. de La Rioja.
37. LOGROÑO, La Rioja. El Revellín.
38. LOGROÑO, La Rioja. Junto al monumento a los peregrinos, en las inmediaciones de El Revellín.
39. LOGROÑO, La Rioja. El palacio de Espartero.
LOGROÑO* (III), capital de la provincia y de la comunidad: 9 de agosto de 2012.
El céntrico paseo del Espolón, antiguo parque convertido hoy en amplio espacio ajardinado y presidido por la estatua ecuestre del general Espartero, viene a marcar la frontera, aunque sin rupturas, entre la ciudad moderna, surcada por amplias avenidas, y el barrio antiguo, que concentra todo el interés monumental de la capital riojana.
El entorno de la catedral
Hacia la mitad de la contigua calle Muro de F. de la Mata, con su inconfundible aspecto aportalado, arranca Marqués de Vallejo, que, tras atravesar las populares calles de San Juan y Portales, desemboca en la amplia y remozada plaza del Mercado.
Hacia ella abre su fachada principal la concatedral de Santa María de la Redonda*, erigida en el siglo XV, pero muy retocada y ampliada en los siglos XVII y XVIII. Su construcción, en la línea del gótico burgalés tardío, hizo tabla rasa de la iglesia poligonal románica que la precedió y a la cual debe un nombre que ya no responde a su apariencia. Su interior , de tres esbeltas naves, acoge buenas capillas, una importante obra estatuaria y un Calvario* pintado sobre tabla, del que parece compobado que se debe a Miguel Ángel. La parte más destacado es lafachada-retablo*, profusamente esculpida y dispuesta bajo un arco entres dos esbeltas torres casi gemelas, ejmplares prototípicos del barroco riojano, que fueron construidas por Juan Bautista de Arbaiza y Martín de Beratúa a mediados del XVIII.
Muy cercana, en una pequeña plaza se levanta la iglesia de San Bartolomé, templo gótico del XII-XIV, con ábsides románicos, cuadrada torre mudéjar y una portada con relieves escultóricos, no muy bien conservados, pero de muy buena factura. Representan impresionantes escenas del martirio y milagros del santo titular.
Más al norte, entre las calles Marqués de San Nicolás (o Mayor) y Ruavieja, se halla la iglesia de Santa María del Palacio, construida en el siglo XII a partir de una capilla palaciega y ampliada en siglos sucesivos hasta el XVIII. Sobre su crucero se eleva una torre* octogonal rematada por "la flecha más aguda, original y osada de todo el gótico español en sus formas primerizas del siglo XIII", según valoración de Dionisio Ridruejo. El interior alberga un monumental retablo mayor*, debido al artista flamenco Arnaut de Bruselas (siglo XVI) y un claustro, especialmente interesante en su parte gótica y por las obras que contiene, entre ellas una talla románica de la Virgen con el Niño.
El entorno de la catedral
Hacia la mitad de la contigua calle Muro de F. de la Mata, con su inconfundible aspecto aportalado, arranca Marqués de Vallejo, que, tras atravesar las populares calles de San Juan y Portales, desemboca en la amplia y remozada plaza del Mercado.
Hacia ella abre su fachada principal la concatedral de Santa María de la Redonda*, erigida en el siglo XV, pero muy retocada y ampliada en los siglos XVII y XVIII. Su construcción, en la línea del gótico burgalés tardío, hizo tabla rasa de la iglesia poligonal románica que la precedió y a la cual debe un nombre que ya no responde a su apariencia. Su interior , de tres esbeltas naves, acoge buenas capillas, una importante obra estatuaria y un Calvario* pintado sobre tabla, del que parece compobado que se debe a Miguel Ángel. La parte más destacado es lafachada-retablo*, profusamente esculpida y dispuesta bajo un arco entres dos esbeltas torres casi gemelas, ejmplares prototípicos del barroco riojano, que fueron construidas por Juan Bautista de Arbaiza y Martín de Beratúa a mediados del XVIII.
Muy cercana, en una pequeña plaza se levanta la iglesia de San Bartolomé, templo gótico del XII-XIV, con ábsides románicos, cuadrada torre mudéjar y una portada con relieves escultóricos, no muy bien conservados, pero de muy buena factura. Representan impresionantes escenas del martirio y milagros del santo titular.
Más al norte, entre las calles Marqués de San Nicolás (o Mayor) y Ruavieja, se halla la iglesia de Santa María del Palacio, construida en el siglo XII a partir de una capilla palaciega y ampliada en siglos sucesivos hasta el XVIII. Sobre su crucero se eleva una torre* octogonal rematada por "la flecha más aguda, original y osada de todo el gótico español en sus formas primerizas del siglo XIII", según valoración de Dionisio Ridruejo. El interior alberga un monumental retablo mayor*, debido al artista flamenco Arnaut de Bruselas (siglo XVI) y un claustro, especialmente interesante en su parte gótica y por las obras que contiene, entre ellas una talla románica de la Virgen con el Niño.
Itinerario jacobeo
La Ruavieja, y su prolongación, Barriocepo, configuran la antigua vía de peregrinos, que accedían a la ciudad tras cruzar el puente de piedra levantado por San Juan de Ortega en el siglo XI. El actual se alza en el mismo lugar, pero data del siglo XIX. Ésta es la zona que, pese a haber sido muy reformada en algunos tramos, mejor conserva el ambiente de la época en Logroño fue importante lugar de paso de la ruta compostelana.
Así lo evidencian la fuente de los peregrinos y, sobre todo, la iglesia de Santiago, del siglo XVI, con portada barroca de Juan de Raón (siglo XVII) coronada por un arco, a modo de enorme hornacina, que acoge el grupo escultórico de Santiago Matamoros. El espacio que precede y rodea a esta iglesia ha sido recientemente remodelado y el suelo cubierto por un enlosado que compone una especie de juego de la oca ilustrado con referencias al camino jacobeo. Tras el templo existe un mirador sobre el río, desde el que se contemplan el puente de piedra antes aludido, el de hierro y una pasarela peatonal.
La calle Barriocepo, en la que aún es posible observar algunos "caños" de antiguas bodegas y donde están instaladas varias destacadas sociedades gastronómicas de la ciudad, así como algunos centros universitarios en nobles casonas restauradas, conduce hasta el convento de la Merced, edificio de interesante portada clasicista (siglo XVII) y actual sede de la Diputación General de La Rioja, tras haber desempeñado las más variadas funciones a lo largo del tiempo. Muy próximo, en dirección al río, se encuentra El Revellín, único lienzo que se conserva de las murallas de la ciudad. La puerta que en él se abre data de la época de Carlos I y está coronada, en su parte exterior, por el escudo imperial.
Tras penetrar de nuevo en el casco antiguo, es aconsejable visitar el palacio de Espartero, edificio de notable portada neoclásica que se levanta en la plaza de San Agustín. Aquí vivió el general tras el regreso de su exilio londinense hasta su muerte, ocurrida en 1879. En él se encuentra instalado el Museo de La Rioja*.
El agradable callejeo por las vías adyacentes, donde no faltan lugares, sobre todo en la calle Laurel, para aliviar cansancios, nos conduce de nuevo a la plaza del Espolón, desde la cual se ofrecen diversas posibilidades para recorrer las amplias avenidas de la ciudad moderna.
Tras penetrar de nuevo en el casco antiguo, es aconsejable visitar el palacio de Espartero, edificio de notable portada neoclásica que se levanta en la plaza de San Agustín. Aquí vivió el general tras el regreso de su exilio londinense hasta su muerte, ocurrida en 1879. En él se encuentra instalado el Museo de La Rioja*.
El agradable callejeo por las vías adyacentes, donde no faltan lugares, sobre todo en la calle Laurel, para aliviar cansancios, nos conduce de nuevo a la plaza del Espolón, desde la cual se ofrecen diversas posibilidades para recorrer las amplias avenidas de la ciudad moderna.
Enlace a la Entrada anterior de Logroño*:
No hay comentarios:
Publicar un comentario