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domingo, 21 de febrero de 2016

1435. MADRID** (V), capital: 18 de septiembre de 2012.

33. MADRID, capital. Ante la fachada del Palacio Real que da a la plaza de Armas.

34. MADRID, capital. Otra perspectiva del Palacio Real, desde las arcadas del ala oeste de la plaza de Armas.

35. MADRID, capital. Ante la fachada principal de la catedral de la Almudena.

36. MADRID, capital. Ante la catedral de la Almudena.

37. MADRID, capital. El retablo de la virgen de la Almudena, en la catedral homónima.

38. MADRID, capital. La virgen de la Almudena, en su retablo de la catedral homónima.

39. MADRID, capital. Capilla mayor de la catedral de la Almudena.

40. MADRID, capital. Crucificado de Juan de Mesa, en el crucero de la catedral de la Almudena.

41. MADRID, capital. Ante la Casa de la Villa.

42. MADRID, capital. Interior del Mercado de San Miguel.

43. MADRID, capital. Vista de la Plaza Mayor.

44. MADRID, capital. Tomándonos una cervecita en la Plaza Mayor.

42. MADRID, capital. En la plaza de Cibeles.

MADRID** (V), capital de provincia, de la comunidad y de España: 18 de septiembre de 2012.
 Empezamos por el Palacio Real**, que es la primera iniciativa del primer Borbón de la dinastía, Felipe V. El antiguo Alcázar de los Austrias se destruyó en un incendio el 24 de diciembre de 1734, lo que permitió al nuevo rey Felipe, que detestaba el oscuro inmueble de la anterior dinastía, encargar un palacio también nuevo a Felipe Juvara, nombrado para ello arquitecto real. El proyecto de Juvara era demasiado ambicioso para las viejas ruinas del Alcázar y, a su muerte, se le encarga la obra a Juan Bautista Sachetti, que prolonga la construcción hasta 1808, por lo que ni Felipe V ni Fernando VI pudieron vivir el flamante palacio, siendo el primer inquilino real Carlos III, a partir de 1764, quien encargó importantes obras a Sabatini.
   Está construido con granito de Guadarrama y piedra blanca de Colmenar en las columnas, pilastras y balaustradas. Son numerosísimas las estancias y obras de todas las artes las que alberga.
   Enfrente del patio de Armas se alza la catedral de la Almudena, cuyo nombre proviene de Almudayna, denominación que en época árabe tenía este espacio. Fue iniciada su planificación por Francisco Cubas en 1879 y oficialmente terminada en noviembre de 1992 y consagrada por Juan Pablo II en junio de 1993. Madrid nunca tuvo catedral por depender eclesiásticamente de Toledo hasta la creación de la diócesis de Madrid-Alcalá, a fines del siglo XIX.
   El templo provisional fue la iglesia de Santa María la Mayor, que era una vieja mezquita situada en la esquina de Mayor y Bailén que se derribó sin ningún pudor en el año 1870. Posteriormente fue catedral provisional la iglesia de San Isidro, en la calle Toledo, y se comenzaron las obras de esta Almudena que en más de cien años ha sufrido toda clase de vicisitudes arquitectónicas, presupuestarias y artísticas.
   El resultado es un templo de estilo espúreo, sin interés arquitectónico, grandilocuente y que, en un neobarroco debido a los arquitectos Carlos Isidro y Chueca Goitia, desentona queriendo no desentonar con el vecino Palacio Real. En la cripta está la imagen de la Virgen, patrona de Madrid, que según la tradición es anterior a la época cristiana aunque la talla sea del siglo XVI. el siglo XII es la pintura que representa a la Virgen de la Flor de Lis, descubierta en 1624 tras un retablo de la vieja iglesia de Santa María. Y de 2004 son los frescos de la catedral, polémica obra de Kiko Argüello, inaugurada justo un mes antes de que el templo acogiera, el 22 de mayo de ese año, su primera boda real.
   Por la Calle Mayor encontramos la Casa de la Villa, que se terminó en 1692 según los proyectos de Gómez de Mora que incluían Ayuntamiento y cárcel, por lo cual tiene dos portadas de acceso. En el centro de la plaza se yergue la estatua de don Álvaro de Bazán, marqués de Santa Cruz, que mandó la escuadra que venció en Lepanto a los turcos, obra del escultor Mariano Benlliure de 1891. Siguiendo la Calle Mayor se llega a la Plaza Mayor*, antes llamada plaza del Arrabal. Se inició su construcción en 1617 por Gómez de Mora, con el fin de que sirviera para actos oficiales, autos de fe, fiestas populares y corridas de toros, además de viviendas. Los propietarios de éstas tenían el compromiso de alquilar los balcones en los festejos, que variaban el precio según la altura del piso.
   En la parte norte se encuentra la casa de la Panadería y en la sur la de la Carnicería, por dedicarse entonces respectivamente a almacén de estos artículos. En el piso principal de la casa de la Panadería está el Salón Real, desde cuyo balcón los reyes veían los toros y demás espectáculos. La inauguración de la plaza se hizo el año 1620 para celebrar la beatificación de San Isidro. La plaza ha sufrido varios incendios, en 1631, 1672 y el último en el año 1790, que destruyó más de la mitad excepto la casa de la Panadería, que es lo que queda original de la época de los Austrias. Juan de Villanueva la reconstruyó en estilo neoclásico. Durante estos siglos, la fachada de la casa de la Panadería ha sido decorada con pinturas murales en varias ocasiones, ya que el estado del edificio no permite que se conserven mucho tiempo. La última decoración se ha realizado entre 1990 y 1992 por el pintor Carlos Franco. La última corrida de toros se celebró en la plaza en 1847 con ocasión de la boda de Isabel II. En el centro estaba la estatua ecuestre de Felipe III, de Juan de Bolonia y Pedro Tacca, ahora instalada en la Casa de Campo.
   Bajando por la calle de Alcalá, se llega a la fuente de Cibeles, proyectada por Ventura Rodríguez en 1777. La Cibeles se ha convertido en el símbolo de Madrid, su imagen por antonomasia, más aún que el emblema del oso y el madroño. Representa a la diosa de la fecundidad, de la tierra y de las cosechas, entre otros símbolos, que viaja sobre un carro tirado por leones. Diosa y carro son del escultor Francisco Gutiérrez, mientras que los leones son del especialista en estos felinos el francés Robert Michel, autor de los leones del trono del Palacio Real. Unos amorcillos enganchados detrás del carro fueron colocados en el siglo XIX. La plaza de Cibeles surgió más tarde, cuando se levantaron los edificios que la rodean, entre ellos el palacio de Comunicaciones, obra de principios del siglo XX, en estilo historicista, sede del Ayuntamiento.

Enlace a la Entrada anterior de Madrid**:

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