1. CHICHÉN ITZÁ, Tinum. El Juego de Pelota.
2. CHICHÉN ITZÁ, Tinum. Uno de los muros del Juego de Pelota con el aro en la parte baja.
3. CHICHÉN ITZÁ, Tinum. Detalle del aro en uno de los muros del Juego de Pelota.
4. CHICHÉN ITZÁ, Tinum. El templo de los Jaguares y el Juego de Pelota tras él.
5. CHICHÉN ITZÁ, Tinum. Uno de los muros del basamento del Tzompantli.
6. CHICHÉN ITZÁ, Tinum. Esquina del basamento del Tzompantli.
7. CHICHÉN ITZÁ, Tinum. Ante la plataforma de Águilas y Jaguares.
8. CHICHÉN ITZÁ, Tinum. Uno de los muros de la plataforma de Águilas y Jaguares.
9. CHICHÉN ITZÁ, Tinum. Detalle de los relieves de los muros de la plataforma de Águilas y Jaguares.
10. CHICHÉN ITZÁ, Tinum. Ante la pirámide de Kukulcán.
11. CHICHÉN ITZÁ, Tinum. Ante la cara principal del "Castillo".
12. CHICHÉN ITZÁ, Tinum. Lateral de la pirámide de Kukulcán.
13. CHICHÉN ITZÁ, Tinum. Gentío para ver la serpiente descender, pero debido a las nubes, no fue posible.
14. CHICHÉN ITZÁ, Tinum. Ante la plataforma de Venus.
15. CHICHÉN ITZÁ, Tinum. El templo de los Guerreros.
16. CHICHÉN ITZÁ, Tinum. Otra perspectiva del Templo de los Guerreros.
17. CHICHÉN ITZÁ, Tinum. Perspectiva del grupo de las Mil Columnas.
18. CHICHÉN ITZÁ, Tinum. El Mercado.
19. CHICHÉN ITZÁ, Tinum. Ante la Tumba del Gran Sacerdote.
20. CHICHÉN ITZÁ, Tinum. Otra perspectiva de la Tumba del Gran Sacerdote.
21. CHICHÉN ITZÁ, Tinum. En la entrada al enclave arqueológico, con el Caracol al fondo.
22. CHICHÉN ITZÁ, Tinum. El Caracol.
23. CHICHÉN ITZÁ, Tinum. Murallas del recinto.
11. CHICHÉN ITZÁ, Tinum. Ante la cara principal del "Castillo".
12. CHICHÉN ITZÁ, Tinum. Lateral de la pirámide de Kukulcán.
13. CHICHÉN ITZÁ, Tinum. Gentío para ver la serpiente descender, pero debido a las nubes, no fue posible.
14. CHICHÉN ITZÁ, Tinum. Ante la plataforma de Venus.
15. CHICHÉN ITZÁ, Tinum. El templo de los Guerreros.
16. CHICHÉN ITZÁ, Tinum. Otra perspectiva del Templo de los Guerreros.
17. CHICHÉN ITZÁ, Tinum. Perspectiva del grupo de las Mil Columnas.
18. CHICHÉN ITZÁ, Tinum. El Mercado.
19. CHICHÉN ITZÁ, Tinum. Ante la Tumba del Gran Sacerdote.
20. CHICHÉN ITZÁ, Tinum. Otra perspectiva de la Tumba del Gran Sacerdote.
21. CHICHÉN ITZÁ, Tinum. En la entrada al enclave arqueológico, con el Caracol al fondo.
22. CHICHÉN ITZÁ, Tinum. El Caracol.
23. CHICHÉN ITZÁ, Tinum. Murallas del recinto.
CHICHÉN ITZÁ** (I), municipio de Tinum: 21 de septiembre de 2012.
Chichén Itzá se encuentra al norte de la península de Yucatán, en una llanura cubierta de espesos matorrales. Es una de las zonas arqueológicas más visitadas del país, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1988. Factores externos aparte (como la proximidad de Cancún, el paraísco turístico de la costa del Caribe), su éxito se debe a la amplitud y riqueza del sitio y a la monumentalidad y originalidad de su arquitectura.
Aquí se ha producido una insólita fusión artística y cultural entre la refinada y civilización maya y las influencias aportadas por los invasores toltecas que introdujeron elementos constructivos y simbólicos elaborados por las culturas del altiplano mexicano. Fruto de esta mezcla son los edificios de la zona norte que, a diferencia de la tradición urbanística de la región, no presentan una disposición en torno a patios cuadrados, sino directamente a grandes explanadas. En la zona sur la vegetación rodea las ruinas de construcciones anteriores a la conquista tolteca, en las que puede apreciarse la influencia del estilo Puuc.
Juego de Pelota**. Es la primera construcción que se encuentra a mano izquierda, en la gran explanada de la zona norte. Por sus dimensiones de 168 x 70 m es el mayor de toda Mesoamérica. El terreno de juego, con su característica forma en I, está flanqueado por dos monumentales paredes verticales con escalinatas exteriores de acceso y están apoyadas sobre un talud, decorado en el centro y en los extremos con escenas de sacrificios vinculadas al ritual del juego. Uno de los jugadores lleva en la mano un cuchillo y en la otra la cabeza de un enemigo arrodillado, de cuyo cuello salen chorros de sangre en forma de seis serpientes y un ramo de flores; en el centro, dentro de un disco, está representado el dios de la muerte, con volutas saliendo de su boca que simbolizan palabras. En el centro de los paramentos verticales se encuentran los dos aros por los que había que pasar la pelota, con decoración de serpientes emplumadas entrelazadas.
De los edificios porticados que cerraban el Juego de Pelota el mejor conservado es el del norte, con relieves que repiten los símbolos de la serpiente y el dios Chac. La configuración acústica del conjunto permite escucharse de un extremos a otro del Juego de Pelota sin tener que levantar la voz.
En la parte este del Juego de Pelota, en el extremo sur, se levanta el Templo de los Jaguares*, de forma cuadrada, con pórtico de gruesas columnas serpentiformes, de clara ascendencia tolteca, con las fauces en la base y el arquitrabe con la cola emplumada; las pinturas murales del interior representan una batalla en un pueblo maya con guerreros toltecas guiados por serpientes emplumadas En el exterior, al pie del basamento que sostiene el templo, hay un pequeño santuario con pórtico decorado con relieves y un altar en forma de jaguar.
Tzompantli. Se trata de una gran plaza rectangular al este del Juego de Pelota, cuya función estaba vinculada a los sacrificios humanos. En ella se exponían los cráneos empalados de los prisioneros sacrificados, reproducidos en los relieves del basamento junto con representaciones de águilas y guerreros.
Plataforma de Águilas y Jaguares. Está al lado de la construcción anterior, y es una plataforma con escalinatas por los cuatro lados, con alfardas en forma de serpientes emplumadas; los relieves de los tableros reproducen el repertorio simbólico tolteca, con águilas y jaguares que devoran corazones humanos.
Pirámide de Kukulcán**. Llamada también El Castillo, se alza en el centro de la gran explanada y es el mejor exponente de la fusión entre las culturas maya y tolteca. Su grandiosidad no se debe tanto a sus dimensiones (55 m de lado y nueve niveles hasta una altura de 30 m) como a su emplazamiento y a la monumentalidad de las proporciones del basamento. Son muchos los elemetos que ponen de manifiesto el refinamiento maya, como la planta cuadrada con ángulos redondeados, o los pérfiles nítidos de los motivos decorativos lineales que se van reduciendo de tamaño a medida que se asciende, acentuando la esbeltez del edificio. En cambio la influencia del altiplano mexicano se ve en el empleo del talud en plano indicado, los relieves escultóricos con serpientes emplumadas, la decoración del friso superior del templo que sustituye a la típica cresta maya.
Un elemento original de esta construcción es que presenta escaleras por los cuatro lados; la del lado norte tiene alfardas terminadas en la base con grandes esculturas de cabezas de serpientes con las fauces abiertas; la suma de los 91 escalones de cada escalinata da un total de 365, igual que los días del año, lo que ha hecho pensar en algún simbolismo de tipo cosmológico. Esta hipótesis viene avalada por el fenómeno que se repite en los equinoccios, cuando el juego de luces y sombras crea ua ilusión de movimiento sinuoso sobre las alfardas de la fachada norte de forma que en verano parece que la serpiente desciende, mientras que en otoño parece que asciende la pirámide.
En lo alto la fachada principal del templo presenta un pórtico con columnas en forma de serpiente emplumada semejante al del Templo de los Jaguares; en el interior, la sala central está rodeada por un corredor que se abre a las escalinatas de los lados de la pirámide. Hay una galería que da un paso a una pirámide interior (y anterior): el templo interno que conserva una escultura de Chac-Mool y un sorprendente trono del jaguar rojo*, con incrustaciones de conchas y jades.
Plataforma de Venus. Está situada enfrente de la fachada principal de la pirámide de Kukulcán, y es semejante a la de las Águilas y Jaguares. Su nombre se debe a los relieves con el símbolo del planeta Venus, un monstruo con plumas y fauces de felino, acompañado de la serpiente emplumada. De aquí sale una calle al norte en dirección al Cenote de los Sacrificios, otro de los pozos naturales de la geografía yucateca. Tiene un diámetro de 60 m, con paredes retocadas artificialmente que alcanza los 12 m sobre el nivel del agua. Aquí se rendía culto a Chac, dios de la lluvia. En el fondo se han encontrado ofrendas votivas y esqueletos de adultos y niños desde el siglo VII a la llegada de los españoles.
Templo de los Guerreros**. Situado detrás de El Castillo, sobre una pirámide de base cuadrada; este templo tiene un pórtico con cuatro hileras de columnas y bajorrelieves con representaciones de guerreros. Presenta tableros con talud y cuatro niveles, a semejanza de las pirámides de Tula, en particular el templo de Tlahuizcalpantecuhtli; presenta una decoración a base de águilas y jaguares devorando corazones humanos, y columnas al pie de la escalinata central con alfardas terminadas en cabezas de serpiente con las fauces abiertas. En la terraza superior a la entrada del templo hay una estatua de Chac-Mool, un personaje recostado (posiblemente un mensajero de los dioses o una divinidad del agua, la fertilidad o el fuego) con un plato de ofrendas, tal vez corazones humanos. Detrás se alzan dos majestuosas columnas que imitan el cuerpo de la serpiente emplumada, mientras que los muros exteriores presentan máscaras de Chac.
En el interior, el espacio se divide en dos salas cubiertas en su origen por falsa bóveda; al fondo de la segunda sala se ven columnas con representaciones de la Tierra, los guerreros y los bacabs que sostenían la bóveda celeste, motivo este último que se repite en las pequeñas esculturas que servían de soporte al altar.
Grupo de las Mil Columnas. Este gran complejo se componía de una serie de pórticos que delimitaban un espacio cuadrado al sur del Templo de los Guerreros. Quizá sea el resultado más significativo de la búsqueda de integración entre los espacios interiores y exteriores que caracteriza la arquitectura de Yucatán desde finales del periodo clásico. Se resolvió mediante columnas y pilares para sostener las cubiertas (tanto planas, como las mexicanas, como falsas bóvedas mayas) o como en este caso para sustituir a los muros que ceñían los grandes recintos cuadrados. El pórtico de enfrente del Templo de los Guerreros tenía falsa bóveda, mientras que los del norte y el este (con tramos de muro) ponían en comunicación el patio interior con las construcciones del exterior.
Al sur hay un largo pórtico antes del Mercado, una construcción de planta cuadrada abierta a un peristilo con columnas con capiteles.
Para explorar la zona sur del área arqueológica hay que tomar el sendero que hay detrás de la fachada posterior de la pirámide de Kukulcán. El primer edificio a mano derecha es la llamada Tumba del Gran Sacerdote, una pirámide parcialmente en ruinas con escaleras a los cuatro lados. Está construida sobre una cavidad natural, con un pozo excavado en un edificio anterior que da al suelo del templo de la parte superior; en el interior se encontraron siete tumbas con esqueletos y ofrendas funerarias.
Más adelante, en el mismo lado del camino, está la Casa Colorada, tal vez aneja a un Juego de Pelota, con restos de pintura roja en su interior. Se levanta sobre una alta plataforma, con fachada decorada con máscaras de Chac y coronada por una cresta perforada.
Caracol*. Es el edificio más importante de la zona sur; está situado en una terraza de dos niveles y con función de observatorio astronómico. Es el resultado de varias fases constructivas y muestra el cruce entre las culturas maya y tolteca. A la primera se debe la habilidad en el labrado de la piedra, la falsa bóveda y las máscaras de Chac y a la segunda la planta circular (característica del altiplano, pero no de Yucatán), las serpientes emplumadas en las alfardas de las escalinatas y las cabezas de guerreros en los bordes de la plataforma superior. El interior, con cuatro puertas de entrada, presenta falsa bóveda y dos pasillos concéntricos en torno a un círculo central con una escalera de caracol (que da nombre al edificio). La cámara superior está semidestruida y presenta aberturas orientadas para efectuar observaciones astronómicas.
Juego de Pelota**. Es la primera construcción que se encuentra a mano izquierda, en la gran explanada de la zona norte. Por sus dimensiones de 168 x 70 m es el mayor de toda Mesoamérica. El terreno de juego, con su característica forma en I, está flanqueado por dos monumentales paredes verticales con escalinatas exteriores de acceso y están apoyadas sobre un talud, decorado en el centro y en los extremos con escenas de sacrificios vinculadas al ritual del juego. Uno de los jugadores lleva en la mano un cuchillo y en la otra la cabeza de un enemigo arrodillado, de cuyo cuello salen chorros de sangre en forma de seis serpientes y un ramo de flores; en el centro, dentro de un disco, está representado el dios de la muerte, con volutas saliendo de su boca que simbolizan palabras. En el centro de los paramentos verticales se encuentran los dos aros por los que había que pasar la pelota, con decoración de serpientes emplumadas entrelazadas.
De los edificios porticados que cerraban el Juego de Pelota el mejor conservado es el del norte, con relieves que repiten los símbolos de la serpiente y el dios Chac. La configuración acústica del conjunto permite escucharse de un extremos a otro del Juego de Pelota sin tener que levantar la voz.
En la parte este del Juego de Pelota, en el extremo sur, se levanta el Templo de los Jaguares*, de forma cuadrada, con pórtico de gruesas columnas serpentiformes, de clara ascendencia tolteca, con las fauces en la base y el arquitrabe con la cola emplumada; las pinturas murales del interior representan una batalla en un pueblo maya con guerreros toltecas guiados por serpientes emplumadas En el exterior, al pie del basamento que sostiene el templo, hay un pequeño santuario con pórtico decorado con relieves y un altar en forma de jaguar.
Tzompantli. Se trata de una gran plaza rectangular al este del Juego de Pelota, cuya función estaba vinculada a los sacrificios humanos. En ella se exponían los cráneos empalados de los prisioneros sacrificados, reproducidos en los relieves del basamento junto con representaciones de águilas y guerreros.
Plataforma de Águilas y Jaguares. Está al lado de la construcción anterior, y es una plataforma con escalinatas por los cuatro lados, con alfardas en forma de serpientes emplumadas; los relieves de los tableros reproducen el repertorio simbólico tolteca, con águilas y jaguares que devoran corazones humanos.
Pirámide de Kukulcán**. Llamada también El Castillo, se alza en el centro de la gran explanada y es el mejor exponente de la fusión entre las culturas maya y tolteca. Su grandiosidad no se debe tanto a sus dimensiones (55 m de lado y nueve niveles hasta una altura de 30 m) como a su emplazamiento y a la monumentalidad de las proporciones del basamento. Son muchos los elemetos que ponen de manifiesto el refinamiento maya, como la planta cuadrada con ángulos redondeados, o los pérfiles nítidos de los motivos decorativos lineales que se van reduciendo de tamaño a medida que se asciende, acentuando la esbeltez del edificio. En cambio la influencia del altiplano mexicano se ve en el empleo del talud en plano indicado, los relieves escultóricos con serpientes emplumadas, la decoración del friso superior del templo que sustituye a la típica cresta maya.
Un elemento original de esta construcción es que presenta escaleras por los cuatro lados; la del lado norte tiene alfardas terminadas en la base con grandes esculturas de cabezas de serpientes con las fauces abiertas; la suma de los 91 escalones de cada escalinata da un total de 365, igual que los días del año, lo que ha hecho pensar en algún simbolismo de tipo cosmológico. Esta hipótesis viene avalada por el fenómeno que se repite en los equinoccios, cuando el juego de luces y sombras crea ua ilusión de movimiento sinuoso sobre las alfardas de la fachada norte de forma que en verano parece que la serpiente desciende, mientras que en otoño parece que asciende la pirámide.
En lo alto la fachada principal del templo presenta un pórtico con columnas en forma de serpiente emplumada semejante al del Templo de los Jaguares; en el interior, la sala central está rodeada por un corredor que se abre a las escalinatas de los lados de la pirámide. Hay una galería que da un paso a una pirámide interior (y anterior): el templo interno que conserva una escultura de Chac-Mool y un sorprendente trono del jaguar rojo*, con incrustaciones de conchas y jades.
Plataforma de Venus. Está situada enfrente de la fachada principal de la pirámide de Kukulcán, y es semejante a la de las Águilas y Jaguares. Su nombre se debe a los relieves con el símbolo del planeta Venus, un monstruo con plumas y fauces de felino, acompañado de la serpiente emplumada. De aquí sale una calle al norte en dirección al Cenote de los Sacrificios, otro de los pozos naturales de la geografía yucateca. Tiene un diámetro de 60 m, con paredes retocadas artificialmente que alcanza los 12 m sobre el nivel del agua. Aquí se rendía culto a Chac, dios de la lluvia. En el fondo se han encontrado ofrendas votivas y esqueletos de adultos y niños desde el siglo VII a la llegada de los españoles.
Templo de los Guerreros**. Situado detrás de El Castillo, sobre una pirámide de base cuadrada; este templo tiene un pórtico con cuatro hileras de columnas y bajorrelieves con representaciones de guerreros. Presenta tableros con talud y cuatro niveles, a semejanza de las pirámides de Tula, en particular el templo de Tlahuizcalpantecuhtli; presenta una decoración a base de águilas y jaguares devorando corazones humanos, y columnas al pie de la escalinata central con alfardas terminadas en cabezas de serpiente con las fauces abiertas. En la terraza superior a la entrada del templo hay una estatua de Chac-Mool, un personaje recostado (posiblemente un mensajero de los dioses o una divinidad del agua, la fertilidad o el fuego) con un plato de ofrendas, tal vez corazones humanos. Detrás se alzan dos majestuosas columnas que imitan el cuerpo de la serpiente emplumada, mientras que los muros exteriores presentan máscaras de Chac.
En el interior, el espacio se divide en dos salas cubiertas en su origen por falsa bóveda; al fondo de la segunda sala se ven columnas con representaciones de la Tierra, los guerreros y los bacabs que sostenían la bóveda celeste, motivo este último que se repite en las pequeñas esculturas que servían de soporte al altar.
Grupo de las Mil Columnas. Este gran complejo se componía de una serie de pórticos que delimitaban un espacio cuadrado al sur del Templo de los Guerreros. Quizá sea el resultado más significativo de la búsqueda de integración entre los espacios interiores y exteriores que caracteriza la arquitectura de Yucatán desde finales del periodo clásico. Se resolvió mediante columnas y pilares para sostener las cubiertas (tanto planas, como las mexicanas, como falsas bóvedas mayas) o como en este caso para sustituir a los muros que ceñían los grandes recintos cuadrados. El pórtico de enfrente del Templo de los Guerreros tenía falsa bóveda, mientras que los del norte y el este (con tramos de muro) ponían en comunicación el patio interior con las construcciones del exterior.
Al sur hay un largo pórtico antes del Mercado, una construcción de planta cuadrada abierta a un peristilo con columnas con capiteles.
Para explorar la zona sur del área arqueológica hay que tomar el sendero que hay detrás de la fachada posterior de la pirámide de Kukulcán. El primer edificio a mano derecha es la llamada Tumba del Gran Sacerdote, una pirámide parcialmente en ruinas con escaleras a los cuatro lados. Está construida sobre una cavidad natural, con un pozo excavado en un edificio anterior que da al suelo del templo de la parte superior; en el interior se encontraron siete tumbas con esqueletos y ofrendas funerarias.
Más adelante, en el mismo lado del camino, está la Casa Colorada, tal vez aneja a un Juego de Pelota, con restos de pintura roja en su interior. Se levanta sobre una alta plataforma, con fachada decorada con máscaras de Chac y coronada por una cresta perforada.
Caracol*. Es el edificio más importante de la zona sur; está situado en una terraza de dos niveles y con función de observatorio astronómico. Es el resultado de varias fases constructivas y muestra el cruce entre las culturas maya y tolteca. A la primera se debe la habilidad en el labrado de la piedra, la falsa bóveda y las máscaras de Chac y a la segunda la planta circular (característica del altiplano, pero no de Yucatán), las serpientes emplumadas en las alfardas de las escalinatas y las cabezas de guerreros en los bordes de la plataforma superior. El interior, con cuatro puertas de entrada, presenta falsa bóveda y dos pasillos concéntricos en torno a un círculo central con una escalera de caracol (que da nombre al edificio). La cámara superior está semidestruida y presenta aberturas orientadas para efectuar observaciones astronómicas.
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