5. CASTAÑEDA, Cantabria. Ante la colegiata de Sta. Cruz.
6. CASTAÑEDA, Cantabria. Portada principal y torre de la colegiata de Sta. Cruz.
7. CASTAÑEDA, Cantabria. Detalle de la torre de la colegiata de Sta. Cruz.
8. CASTAÑEDA, Cantabria. Ábside de la igl. de la colegiata de Sta. Cruz.
9. CASTAÑEDA, Cantabria. Juego de volúmenes en el exterior de la colegiata de Sta. Cruz.
CASTAÑEDA (II), provincia de Cantabria: 10 de agosto de 2012.
Situada en el barrio de Socobio, en la vecindad del río Pisueña, junto a un paraje que antiguamente debió de estar poblado de castaños, la colegiata de Santa Cruz de Castañeda**, de la que se sabe que en las últimas décadas del siglo XI existía a en el lugar una comunidad de monjes. En 1120 el monasterio es entregado a Cluny, pero unas décadas más tarde es convertido en colegiata agustiniana. La construcción de la actual iglesia debió de comenzar poco después, siendo con toda seguridad rápida dada la unidad del conjunto. Las construcciones adosadas a mediodía y a los pies son posteriores. En 1851 pasó a desempeñar funciones parroquiales.
Planta originariamente de tres naves y cabecera triabsidal unidas ambas por un crucero. En la actualidad la nave meridional ha desaparecido al ser sustituida por otra posterior y la nave septentrional queda interrumpida en su estructura románica a nivel del primer tramo, siendo reemplazada por diversos cuerpos construidos en el siglo XIII en estilo gótico.
Al exterior el ábside está seccionado por semicolumnas adosadas que sólo llegan hasta una segunda imposta anular, sin alcanzar la corona de canecillos. Se abren en él tres ventanales rasgados con arquivolta de medio punto sobre par de columnas. El absidiolo está decorado con más sencillez, siempre recorrido por una sola imposta desde la que se abre su única ventana.
Desde la perspectiva de la cabecera resaltan dos cuerpos de construcción. Uno es la gran masa cúbica de la linterna elevada sobre el crucero, con sus dos alturas y achaflanada en el segundo tramo, y la otra es la torre que se yergue esbelta a mediodía, también de sección cuadrada, de dos cuerpos, ambos perforados por matacanes, los superiores geminados.
La portada a poniente es sumamente sobria pues sus ocho arquivoltas no llevan ornamentación alguna. Apean sobre cuatro pares de columnas y codillos. Los capiteles muestran cuadrúpedos, formando sus cimacios impostas corridas.
En Castañeda resulta sencillo eliminar mentalmente los añadidos posteriores y centrarse en la obra románica, dada la unidad de ésta. En las iglesias que responden a este tipo de construcciones levantadas en poco tiempo, siguiendo un plan inicial y sin modificaciones ni titubeos posteriores, se siente algo especial debido a su rotunda unidad. En ellas, la síntesis entre arquitectura y escultura suele se total, potenciándose mutuamente una a otra. El Maestro de Castañeda introduce en un mundo seguro, coherente, sobre el que posa su mirada con cierta ternura, incluso con ironía. Ama a los animales que esculpe y se encuentra a gusto entre los hombres que labra.
Enlace a la Entrada anterior de Castañeda:
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