34. AGUILAR DE CAMPÓO, Palencia. Ermita de Sta. Cecilia.
35. AGUILAR DE CAMPÓO, Palencia. Torre de la ermita de Sta. Cecilia con el castillo, al fondo.
36. AGUILAR DE CAMPÓO, Palencia. Ventanal del interior de la ermita de Sta. Cecilia.
37. AGUILAR DE CAMPÓO, Palencia. El famosísimo capitel de la Matanza de los Inocentes, en el interior de la ermita de Sta. Cecilia.
38. AGUILAR DE CAMPÓO, Palencia. El celebérrimo capitel visto desde otra perspectiva.
39. AGUILAR DE CAMPÓO, Palencia. Una última visión del famoso capitel de la ermita de Sta. Cecilia.
40. AGUILAR DE CAMPÓO, Palencia. Otro de los capiteles del interior de la ermita de Sta. Cecilia.
41. AGUILAR DE CAMPÓO, Palencia. Capitel figurativo del interior de la ermita de Sta. Cecilia.
42. AGUILAR DE CAMPÓO, Palencia. Un último capitel del interior de la ermita de Sta. Cecilia.
AGUILAR DE CAMPÓO* (V), provincia de Palencia: 10 de agosto de 2012.
Bajo el castillo, se halla la ermita de Santa Cecilia, de la que se sabe muy poco de su construcción. Su estilo señala los siglos XII y XIII.
Es una edificación de tres naves con tres tramos cada una y con cabecera de tres ábsides rectangulares, mucho más sobresaliente el central al ir precedido por el presbiterio. Sobre el absidiolo septentrional se levanta la torre.
Al exterior sobresale la torre de tres cuerpos cuadrangulares, perforados sus pisos superiores por ventanas simples el segundo y geminadas el tercero. Éstos vanos llevan dos arquivoltas simples de medio punto sobre dos pares de columnas de capiteles figurados en ocasiones. Los ángulos de los dos pisos son achaflanados y recorridos por finas columnas. Una portada sumamente sencilla se abre a mediodía sobre un cuerpo resaltado. Cuatro arquivoltas apuntadas descansan sobre pares de esbeltas columnas. En el muro de poniente se abre un gran ventanal que sigue la tónica común a la iglesia.
El interior destaca por su claridad, limpieza de volúmenes y ligereza de líneas. Dos pares de pilares son semicolumnas adosadas en el sentido axial y apoyan tres arcos formeros apuntados por lado sobre los que descansa una techumbre de madera. El ábside central va cubierto por bóvedas de ojivas, siendo los arcos de ingreso a la cabecera semejantes a los formeros pero arrancando de distinta altura. Los limpios capiteles* son extraordinarios, tanto los fitomórficos (en algunos de ellos es el cimacio el figurado) como los que representan diversas escenas. Sobresalen entre ellos el de la matanza de los Inocentes, magníficamente conservado. Herodes contempla la degollación impasible, mientras los soldados, vestidos con cota de malla de pies a cabeza, cumplen la sangrienta misión; los niños patalean y las madres lloran al fondo.
El interior de Santa Cecilia supone una grata sorpresa por lo conjuntado, ligero y armónico que resulta todo el edificio. Todos sus capiteles merecen un detallado estudio. Su autor es un virtuoso del volumen sobresaliente, obsesionado por la perfección del acabado, con planteamientos nítidos de los temas, minucioso, que tanto domina la temática estrictamente simbólica como la descriptiva. El tema de los Santos Inocentes es un tema frecuente en el románico, sobre todo a partir de mediados del siglo XII Se quiere aludir con él no sólo a la historia conocida, sino también a la necesidad de una muerte previa (la de los niños) para que nazca la verdadera vida (el Niño). Es este misterio de muerte y resurrección el que una vez más atrajo la atención de los compañeros constructores románicos y el que subyace bajo el tremendo patetismo de la escena que tanto acentúa el realismo de la talla de Santa Cecilia.
Enlace a la Entrada anterior de Aguilar de Campóo*:
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