20. PIASCA, Cantabria. Posibles dependencias monacales, frente a la igl. de Sta. Mª.
21. PIASCA, Cantabria. Ábside de la igl. de Sta. Mª.
22. PIASCA, Cantabria. Ventana del abside central de la igl. de Sta. Mª.
23. PIASCA, Cantabria. Detalle de la misma ventana, de la igl. de Sta. Mª.
24. PIASCA, Cantabria. Canecillos de la igl. de Sta. Mª.
25. PIASCA, Cantabria. Ante la portada principal de la igl. de Sta. Mª.
26. PIASCA, Cantabria. Detalle de la portada principal de la igl. de Sta. Mª.
27. PIASCA, Cantabria. Otro detalle de la portada principal de la igl. de Sta. Mª.
29. PIASCA, Cantabria. Detalle de la decoración de la ventana sobre la portada principal.
32. PIASCA, Cantabria. Capitel de la Adoración de los Magos, en el interior de la igl. de Sta. Mª.
33. PIASCA, Cantabria. Grupo de la Piedad, en el interior de la igl. de Sta. Mª.
27. PIASCA, Cantabria. Otro detalle de la portada principal de la igl. de Sta. Mª.
28. PIASCA, Cantabria. Un detalle más de la portada principal de la igl. de Sta. Mª.
30. PIASCA, Cantabria. Interior de la igl. de Sta. Mª.
31. PIASCA, Cantabria. Imagen de la virgen en el interior de la igl. de Sta. Mª.
33. PIASCA, Cantabria. Grupo de la Piedad, en el interior de la igl. de Sta. Mª.
PIASCA** (II), provincia de Cantabria: 11 de agosto de 2012.
Posiblemente existía ya en el siglo IX un monasterio en el lugar. A mediados del X se sabe que funcionaba como dúplice regido por la abadesa doña Aylo. A mediados del XI aparecen citados abades, aunque más tarde volverían a gobernarlo abadesas. Durante este tiempo las donaciones que recibe el monasterio son muy numerosas, incluyendo realengos donados por el emperador Alfonso VII en 1152. Pero para entonces Piasca parece que es un priorato dependiente del monasterio de Sahagún. Por una inscripción en la portada se sabe que la iglesia fue dedicada en 1172, siendo el maestro de obras Covaterio. Tras el apogeo medieval, Piasca entra en decadencia, constando que sigue como monasterio dúplice hasta el siglo XVI. Sólo queda en pie la iglesia de Santa María**. Es posible que algunas de las casas situadas frente a la iglesia fueran dependencias monásticas.
De la fábrica románica queda la cabecera y las dos portadas, una a mediodía y la otra a los pies. El resto parece obra posterior basada más o menos en la estructura que debió tener la iglesia románica.
Al exterior muestra tres ábsides bien distintos debido a las transformaciones sufridas. El central, seccionado en tres por contrafuertes rematados por columnas. Horizontalmente también en tres por impostas. Tres son, de igual modo, las ventanas que se abren en el mismo, habiendo sido transformadas. El absidiolo septentrional fue rehecho totalmente y el meridional en parte, conservando los canecillos, aunque posiblemente fueron reinstalados. La cabecera ofrece un interesante conjunto escultórico, en los capiteles y en los canecillos y metopas intercaladas entre ellos. Abundantes motivos vegetales (hojas de acanto) y tallas de sirenas, arpías, grullas, ciervos, lechuzas, leones, músicos con rabel y arpa, leones luchando, basiliscos, el sacrificio de Isaac (en uno de los capiteles).
La portada occidental, centrada en el hastial, está formada por cinco arquivoltas apuntadas y abocinadas, adornadas con motivos vegetales y baquetones, a excepción de una de ellas que lleva motivos figurados: leones, cabeza de animal con una flor en la frente, músicos, cabeza de monje, guerrero. Los capiteles en los que se apean las arquivoltas están también magníficamente tallados: animales fabulosos, centauros, dragones, leones, grifos, un guerrero a caballo, la Virgen (muy estropeado y con la columna con San Miguel y el dragón alanceado). Bajo la espadaña y sobre la puerta se dispone una ventana de tres arcos, trilobulados los laterales, con interesantes capiteles y que cobijan tres tallas; la de la Virgen (sustituida en el siglo XVI por una nueva imagen), San Pedro y San Pablo. Los apóstoles son tallas soberbias, de gran potencia y magnífica ejecución. En cuanto a la portada meridional, que debía dar al claustro, es mucho más sencilla y está formada por dos arquivoltas de medio punto. La línea de cimacios presenta interesantes tallas.
El interior es el de una iglesia basilical de tres naves con la central bastante más alta que las colaterales. Los arcos son apuntados y por lo general han sufrido bastantes transformaciones. Lo más puro es la cabecera, destacando en ella los capiteles de ambas arquerías presbiterales: uno de acantos, la Adoración de los Magos (con parte de la policromía original y mostrando el Niño sentado de lado), leones, diablos y animales fabulosos.
La parte fundamental de Piasca (cabecera y portada) puede decirse que es obra de la fraternidad dirigida por el maestro Covaterio. Su talla es magnífica, densa, barroca, imaginativa, con movilidad, llena de detalles, haciendo gala de un bestiario variadísimo al que mima y de unos personajes sueltos. Talla emparentada directamente con la del norte de Palencia (Moarves, Rebolledo, Aguilar de Campóo). Cabe preguntarse si Covaterio y Juan de Piasca, que es quien firma la galería de Rebolledo de la Torre, son el mismo maestro, dado que su estilo es parecidísimo y Piasca data de 1172 y Rebolledo de 1186. ¿Catorce años después el maestro Covaterio firma ya como Juan de Piasca por el renombre que le ha dado su gran obra o es que uno y otro son maestro y discípulo, aplicando Juan de Piasca en Rebolledo lo aprendido en la fraternidad de Covaterio, precisamente en Piasca? Es difícil precisarlo. De lo que no hay duda es de que el pueblecito cántabro, perdido entre montañas impresionantes, posee uno de los conjuntos escultóricos más atrayentes de la segunda mitad del siglo XII.
Enlace a la Entrada anterior de Piasca**:
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