148. GRANADA, capital. Sobre la Plaza Nueva, la Real Chancillería.
149. GRANADA, capital. Fachada de la Real Chancillería.
150. GRANADA, capital. Igl. de Sta. Ana.
151. GRANADA, capital. Ante la fachada de la igl. de Sta. Ana.
152. GRANADA, capital. Interior de la igl. de Sta. Ana.
153. GRANADA, capital. Capilla mayor de la igl. de Sta. Ana.
154. GRANADA, capital. Calvario, de Diego de Aranda, en la igl. de Sta. Ana.
155. GRANADA, capital. El Pilar del Toro.
156. GRANADA, capital. La callejuela de los Pisa, con la casa de los Pisa al fondo.
149. GRANADA, capital. Fachada de la Real Chancillería.
150. GRANADA, capital. Igl. de Sta. Ana.
151. GRANADA, capital. Ante la fachada de la igl. de Sta. Ana.
152. GRANADA, capital. Interior de la igl. de Sta. Ana.
153. GRANADA, capital. Capilla mayor de la igl. de Sta. Ana.
154. GRANADA, capital. Calvario, de Diego de Aranda, en la igl. de Sta. Ana.
155. GRANADA, capital. El Pilar del Toro.
156. GRANADA, capital. La callejuela de los Pisa, con la casa de los Pisa al fondo.
GRANADA** (XXVII), capital de la provincia: 29 de enero de 2012.
La Plaza Nueva
Sin duda no existe un lugar mejor que esta carismática plaza para iniciar la visita a Granada. De un modo u otro, hasta ella vienen a confluir las tres poderosas corrientes históricas que andando el tiempo dieron como resultado la ciudad actual: la Granada zirí, que antes fue romana y, acaso, túrdula; la deslumbrante Granada nazarí y la Granada cristiana.
Hoy la Plaza Nueva presenta un aspecto espléndido, ha ganado en belleza y en categoría lo que, posiblemente, perdiera en tipismo, es un espacio abierto, cosmopolita, tan transitado como ayer, bullicioso a ratos, a ratos solemne y a ratos también también silencioso e íntimo, con esta intimidad casi mística que constituye una de las principales características de muchos de los rincones de Granada.
La Real Chancillería
Desaparecidos el Pilar, el hospital de la Encarnación y la iglesia de San Gil, que se encontraba en la esquina de la calle Elvira, la plaza aparece presidida hoy por este monumental edificio construido en el siglo XVI para sede del alto tribunal de apelación, que tenía jurisdicción sobre Andalucía, Murcia, Extremadura, La Mancha y las islas Canarias. Mantuvo su nombre de Real Chancillería hasta 1834, en que pasó a ser Audiencia, con jurisdicción sólo sobre las provincias de Granada, Jaén, Málaga y Almería. En la actualidad es sede del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía.
La fachada, de gran pureza clásica y solemne simetría, es obra de Francisco del Castillo, quien la dio por terminada en 1587. Muestra dos altos cuerpos separados por una leve cornisa y rematado el segundo por una balaustrada. La calle central la ocupa la portada, un medio punto entre sendos pares de columnas corintias que soportan un frontón partido, y una balconada apoyada en robustas ménsulas semejante a la portada, salvo en que el frontón es curvo y lleva inserto el escudo de España y sobre las alas figuran las imágenes de la Justicia y la Fortaleza. El resto del cuerpo bajo lo constituyen dos puertas a dintel y un conjunto de ventanas, notablemente decoradas, lo mismo que los balcones del superior.
La iglesia de Santa Ana
Anexa a la Plaza Nueva, hasta el punto de que hoy día los espacios son indistinguibles, se extiende la plaza de Santa Ana, en cuyo fondo oriental se alza la iglesia del mismo nombre. Su construcción se llevó a cabo entre 1540 y 1560 en el solar de la mezquita Almanzora. Alzada sobre una escalinata y con un compás cerrado con verja de hierro, la estampa medievalizante del templo es bellísima. Dos cipreses en las esquinas de la fachada, más que lúgubre, ponen la nota romántica, que tantas veces va a aparecer en el presente literario. A la derecha, conforme se mira, sube la torre, de ladrillo, como el resto del edificio, lo que testimonia su ascendencia mudéjar, acentuada por el ajimez de las ventanas del primer cuerpo. El segundo cuerpo, abierto en arcos de medio punto con las albanegas decoradas con azulejos blancos y azules, acoge las campanas, encontrándose rematado por un tejadillo con teja vidriada sobre el que figura un chapitel del mismo tipo. Esta torre la construyó Juan Castellar entre 1561 y 1563. El proyecto de la iglesia se debe a Diego de Siloé. Sobre el medio punto de la portada aparecen tres hornacinas con las imágenes de Santa Ana en el centro y las de María Salomé y María Jacobí a los lados.
El interior tiene una sola nave con capillas laterales. Un arco triunfal apuntado separa la nave de la capilla mayor, cubiertas ambas con armaduras mudéjares. El templo guarda muy buenas obras artísticas. El altar mayor, procedente de la iglesia de San Gil, conserva dos buenas tallas, una de José de Mora, San Juan de Dios, y otra de José Risueño, San Jerónimo. En la segunda capilla, desde los pies, del lado del Evangelio, hay un Calvario, de Diego de Aranda; en la cuarta puede verse el San Pantaleón encargado a José de Mora por la Congregación de Médicos y Cirujanos, y en la última hay un Cristo yacente del siglo XVI, cuya urna es de concha y plata. En el lado de la Epístola destacan la Virgen de la Esperanza, de Risueño, y la delicadísima Dolorosa que José de Mora tallara en 1671.
La casa de los Pisa
Haciendo ángulo con la iglesia, junto a la reja del compás, hay una fuente. Se trata del conocido como Pilar del Toro, por el que lleva tallado en el centro, de cuya nariz mana el agua. En otro tiempo se llamó Pilar de los Almizcleros; su traza se debe a Diego de Siloé y hasta 1941 estuvo instalado en la calle Elvira.
Enfrente de este pilar se abre la estrecha callejuela de los Pisa, nombre que recibió por los García Pisa, familia que, procedente de Almagro, se asentó en la ciudad tras su conquista. Su casa se encuentra en el primer quiebro de la calle, siendo visible desde la plaza. En ella murió San Juan de Dios el 8 de marzo de 1550, formando hoy parte de las propiedades de la Orden Hospitalaria por él fundada, cuyos superiores la han convertido en un museo de carácter sacro, aunque no especialmente dedicado al santo.
La fachada del edificio es propia de las casas nobiliarias de carácter renacentista que se construyeron en la ciudad tras el reparto de los bienes que habían sido de los musulmanes.
Hoy la Plaza Nueva presenta un aspecto espléndido, ha ganado en belleza y en categoría lo que, posiblemente, perdiera en tipismo, es un espacio abierto, cosmopolita, tan transitado como ayer, bullicioso a ratos, a ratos solemne y a ratos también también silencioso e íntimo, con esta intimidad casi mística que constituye una de las principales características de muchos de los rincones de Granada.
La Real Chancillería
Desaparecidos el Pilar, el hospital de la Encarnación y la iglesia de San Gil, que se encontraba en la esquina de la calle Elvira, la plaza aparece presidida hoy por este monumental edificio construido en el siglo XVI para sede del alto tribunal de apelación, que tenía jurisdicción sobre Andalucía, Murcia, Extremadura, La Mancha y las islas Canarias. Mantuvo su nombre de Real Chancillería hasta 1834, en que pasó a ser Audiencia, con jurisdicción sólo sobre las provincias de Granada, Jaén, Málaga y Almería. En la actualidad es sede del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía.
La fachada, de gran pureza clásica y solemne simetría, es obra de Francisco del Castillo, quien la dio por terminada en 1587. Muestra dos altos cuerpos separados por una leve cornisa y rematado el segundo por una balaustrada. La calle central la ocupa la portada, un medio punto entre sendos pares de columnas corintias que soportan un frontón partido, y una balconada apoyada en robustas ménsulas semejante a la portada, salvo en que el frontón es curvo y lleva inserto el escudo de España y sobre las alas figuran las imágenes de la Justicia y la Fortaleza. El resto del cuerpo bajo lo constituyen dos puertas a dintel y un conjunto de ventanas, notablemente decoradas, lo mismo que los balcones del superior.
La iglesia de Santa Ana
Anexa a la Plaza Nueva, hasta el punto de que hoy día los espacios son indistinguibles, se extiende la plaza de Santa Ana, en cuyo fondo oriental se alza la iglesia del mismo nombre. Su construcción se llevó a cabo entre 1540 y 1560 en el solar de la mezquita Almanzora. Alzada sobre una escalinata y con un compás cerrado con verja de hierro, la estampa medievalizante del templo es bellísima. Dos cipreses en las esquinas de la fachada, más que lúgubre, ponen la nota romántica, que tantas veces va a aparecer en el presente literario. A la derecha, conforme se mira, sube la torre, de ladrillo, como el resto del edificio, lo que testimonia su ascendencia mudéjar, acentuada por el ajimez de las ventanas del primer cuerpo. El segundo cuerpo, abierto en arcos de medio punto con las albanegas decoradas con azulejos blancos y azules, acoge las campanas, encontrándose rematado por un tejadillo con teja vidriada sobre el que figura un chapitel del mismo tipo. Esta torre la construyó Juan Castellar entre 1561 y 1563. El proyecto de la iglesia se debe a Diego de Siloé. Sobre el medio punto de la portada aparecen tres hornacinas con las imágenes de Santa Ana en el centro y las de María Salomé y María Jacobí a los lados.
El interior tiene una sola nave con capillas laterales. Un arco triunfal apuntado separa la nave de la capilla mayor, cubiertas ambas con armaduras mudéjares. El templo guarda muy buenas obras artísticas. El altar mayor, procedente de la iglesia de San Gil, conserva dos buenas tallas, una de José de Mora, San Juan de Dios, y otra de José Risueño, San Jerónimo. En la segunda capilla, desde los pies, del lado del Evangelio, hay un Calvario, de Diego de Aranda; en la cuarta puede verse el San Pantaleón encargado a José de Mora por la Congregación de Médicos y Cirujanos, y en la última hay un Cristo yacente del siglo XVI, cuya urna es de concha y plata. En el lado de la Epístola destacan la Virgen de la Esperanza, de Risueño, y la delicadísima Dolorosa que José de Mora tallara en 1671.
La casa de los Pisa
Haciendo ángulo con la iglesia, junto a la reja del compás, hay una fuente. Se trata del conocido como Pilar del Toro, por el que lleva tallado en el centro, de cuya nariz mana el agua. En otro tiempo se llamó Pilar de los Almizcleros; su traza se debe a Diego de Siloé y hasta 1941 estuvo instalado en la calle Elvira.
Enfrente de este pilar se abre la estrecha callejuela de los Pisa, nombre que recibió por los García Pisa, familia que, procedente de Almagro, se asentó en la ciudad tras su conquista. Su casa se encuentra en el primer quiebro de la calle, siendo visible desde la plaza. En ella murió San Juan de Dios el 8 de marzo de 1550, formando hoy parte de las propiedades de la Orden Hospitalaria por él fundada, cuyos superiores la han convertido en un museo de carácter sacro, aunque no especialmente dedicado al santo.
La fachada del edificio es propia de las casas nobiliarias de carácter renacentista que se construyeron en la ciudad tras el reparto de los bienes que habían sido de los musulmanes.
Enlace a la Entrada anterior de Granada**:
No hay comentarios:
Publicar un comentario